Max Bearak colabora con The New York Times, cubre temas relacionados con la geopolítica del cambio climático.

La cumbre climática mundial de Naciones Unidas de 2023 (COP28) se realizará en Emiratos Árabes Unidos, uno de los mayores productores de petróleo del mundo. Además, el sultán Al-Jaber, quién es director de la petrolera estatal de Emiratos Árabes Unidos, tendrá un papel central en la cumbre. Tanto Al-Jaber como otros representantes de Emiratos argumentan que tienen un plan para combatir el cambio climático en el que los productores de combustibles fósiles juegan un papel central .

Para los activistas que constantemente han asistido a las cumbres climáticas, la participación de la industria fósil es descabellada, pues consideran que deberían mantenerse fuera de las conversaciones sobre asuntos climáticos (dato crucial 1).

La cumbre se realizará en un contexto en que la inversión en combustibles fósiles vuelve a crecer después de las pequeñas reducciones durante la pandemia de coronavirus. Durante 2022 los principales productores de combustibles fósiles, como Estados Unidos, Noruega, Emiratos Árabes, entre otros, aprobaron docenas de grandes proyectos de perforación (dato crucial 2).

Al-Jaber, quién además de dirigir la petrolera estatal también preside la compañía de energía renovable más grande de Emiratos Árabes Unidos, espera que la COP 28 sirva para comprometerse colectivamente a triplicar la energía renovable para 2030, como parte de una transición hacia un sistema energético libre la constante dependencia de combustibles fósiles.

Buena parte de la discusión y acuerdos climáticos mundiales está imbuida en la palabra -reducción-. El uso constante de la palabra reducción implica que los líderes consideran que, mediante tecnología para capturar las emisiones el combate al cambio climático es compatible con la producción de combustibles fósiles. Para los gobiernos es más fácil imaginar un mundo diseñado con geoingeniería, que el crecimiento de las energías renovables.

Antes de la cumbre climática de 2023, la COP ya se encontraba en una crisis de credibilidad. Muchos de los acuerdos y promesas no se han materializado adecuadamente. Por ejemplo, los países ricos, principales responsables de la debacle ambiental, no han cumplido adecuadamente su compromiso de otorgar recursos suficientes a los países pobres para enfrentar el cambio climático. Las voces de pequeños países insulares de Latinoamérica y África que solicitan eliminar los combustibles fósiles son opacadas por los representantes de grandes productores de petróleo.

La COP 28 amenaza con exacerbar los antagonismos y la polarización entre las empresas de combustibles fósiles y los activistas que solicitan el fin de dicha industria. La desconfianza puede debilitar aún más el proceso de la COP. Es necesario que los países poderosos creen las condiciones adecuadas para el combate al cambio climático, pero lo que hay es un vacío de liderazgo para combatir el cambio climático.