Deep-sea mining. The world needs more battery metals. Time to mine the seabed

Cita: 

The Economist [2023], "Deep-sea mining. The world needs more battery metals. Time to mine the seabed", The Economist, London, 8 de julio, https://www.economist.com/leaders/2023/07/06/the-world-needs-more-batter...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Julio 8, 2023
Tema: 
La minería marina como alternativa a la minería tradicional
Idea principal: 

En esta entrega The Economist explica los principales retos a los que se enfrenta la extracción de níquel del fondo de mar como alternativa menos contaminante a su extracción en la superficie.

Es un hecho que si se pretende detener el aumento de la temperatura mundial, se deben buscar estrategias para reducir el consumo de los principales productores de emisiones, tal es el caso de los automóviles –movidos por el motor de combustión interna– y su reemplazo por vehículos eléctricos (dato crucial 1).

No obstante, la fabricación de vehículos eléctricos a escala masiva requiere de recursos en la misma cuantía, siendo el níquel uno de los metales fundamentales para la fabricación de baterías, un medio necesario para almacenar la energía.

En tal sentido, las reservas actuales de níquel para satisfacer la demanda de baterías sería insuficiente en el largo plazo y crear nuevas reservas (junto con la exploración) del metal llevaría tiempo (dato crucial 2), por lo que se propone extraer níquel de la Zona Clarion-Clipperton (CCZ, por su sigla en inglés), una franja del fondo marino a 4 000 metros de profundidad en el Océano Pacífico con 340 millones de toneladas de níquel contenido en nódulos.

Se llaman nódulos a los grumos que se encuentran en el fondo marino; estos se formaron hace muchísimo tiempo cuando partículas de metales se aglomeraron en el fondo del mar. Los nódulos están compuestos por níquel y cantidades importantes de cobalto, cobre y manganeso (también esenciales para la transición energética). Su extracción requiere de máquinas para aspirar y bombear hacia la superficie.

El problema es que la normatividad respecto a los fondos marinos aun no es clara, dado que el organismo encargado de tal tarea –Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por su sigla en inglés), dependiente de la ONU– se ha visto obstaculizada por la burocracia y las preocupaciones de ecologistas y conservacionistas respecto al impacto ambiental. Es necesaria dicha reglamentación para comenzar con la exploración minera.

Las preocupaciones tienen que ver con la expulsión de carbono hacia la superficie derivado del proceso de extracción, el sistema de recogida y la amenaza que representa a los ecosistemas en que se lleva a cabo la minería. El primero ocasionaría un mayor calentamiento y el segundo y tercero removería sedimentos –grandes en longitud y profundidad– tóxicos para la vida y el ecosistema en CCZ (se dice que alteraría redes tróficas y dañaría las pesquerías).

Sin embargo, existen investigaciones que demuestran que el carbono contenido en CCZ es insignificante, por lo que la cantidad emitida sería intrascendente para la atmósfera. Junto con eso, estudios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés) también revelaron que los sedimentos removidos no se extenderán tanto como se afirma. A estos argumentos también se añade el hecho de que la vida (principalmente microbiana) escasea en CCZ y que el resultado de la extracción serían 270 mil toneladas de biomasa destruidas que no representan peligro para otros ecosistemas ya que CCZ es la parada final de la red trófica oceánica.

Finalmente, ISA ha pedido un cese temporal ya que no se conoce mucho sobre los impactos de la minería en los fondos oceánicos (dato crucial 3). No obstante, The Economist afirma que es suficiente -por el momento- con conocer la afectación de la minera en superficie y las necesidades energéticas y de metales actuales como para no apostar por este tipo de minera, por lo que piden agilizar las regulaciones lo antes posible; ciertamente es necesario ir conociendo el impacto ambiental en CCZ en la medida de que la minera marina comience.

Datos cruciales: 

1) El transporte por vía terrestre produjo cerca de 6 mil millones de toneladas de CO2 en 2021. Esto represente 16% de las emisiones mundiales relacionadas con la energía.

2) La Agencia Internacional de Energía calcula que deberán extraerse 80 millones de toneladas de níquel entre 2023 y 2040 para que el mundo cumpla con los objetivos climáticos; mucho más níquel del que se haya extraído nunca y que se acerca a 100 millones de toneladas de reservas mundiales sin explotar, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos.

3) Indonesia posee 20% de las reservas mundiales de níquel y es el líder mundial en el suministro. Se estima que, si se explotaran todas sus reservas, se destruirían al menos 10 millones de toneladas de organismos vivos (muchos desconocidos por la ciencia). Asimismo, las emisiones asociadas serían 10 veces superiores.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Fiel al argumento liberal, The Economist defiende la posibilidad de minar el fondo marino en tanto estima que sus impactos ambientales son menores que la minería terrestre. Sin embargo, no admite la posibilidad de que en lugar de fabricar tantos autos eléctricos como se proyecta, es posible transformar la movilidad urbana, para lo cual se requiere mucha menor cantidad de materiales, en este caso níquel. Otro problema que enfrentan las transiciones capitalistas reside en la concentración de los recursos en pocos países, como sucede con Indonesia, que da lugar a conflictos geopolíticos y amenazas para las sociedades y ecosistemas afectados por la minería.

En este sentido, el capitalismo nuevamente vuelve a hacer de las suyas y busca la manera de explotar y extraer en los límites antes inimaginables, es este caso el fondo del mar. Además de estudios que no encuentran un punto de acuerdo sobre el impacto ambiental, también convendría analizar el costo de mantenimiento y puesta en marcha de una mina marítima no solo en términos económicos sino también técnicos en el largo plazo porque si en superficie la minera tiene picos de extracción sucedería lo mismo en el fondo del mar, y a partir de ello entonces observar hasta qué punto eso no afectaría el ecosistema marino.