Hard truths about green growth. How misfiring environmentalism risks harming the world's poor

Cita: 

The Economist [2023], "Hard truths about green growth. How misfiring environmentalism risks harming the world's poor", The Economist, London, 1 de julio, https://www.economist.com/leaders/2023/06/29/how-misfiring-environmental...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Julio 1, 2023
Tema: 
Frente a la adaptación climática, qué pesa más: un mundo más pobre o un mañana más caluroso
Idea principal: 

Uno de los efectos del cambio climático es el calentamiento global con consecuencias que implican el agravamiento de fenómenos climáticos extremos (sequías, huracanes, tormentas, etc), lo que hace que muchas zonas comiencen a volverse menos habitables, tal es el caso de las zonas rurales y de la pérdida de cosechas, que de acuerdo con los expertos climáticos obligará a la población más pobre (como los agricultores) a migrar (migración climática). El panorama general indica que en la medida que los recursos escaseen también aumentarán los conflictos en la sociedad. Ante esto, surge la necesidad de formular las políticas de adaptación climáticas adecuadas frente a los intereses económicos de cada país -desde los desarrollados hasta los no desarrollados-, donde la constante es el grado de afectación a la población más vulnerable.

Los pronósticos indican que la migración climática será del campo a la ciudad (dato crucial 1). Este efecto del calentamiento global puede contribuir a que población rural pueda urbanizarse y acceder a mejores condiciones de vida y también contribuir a que el estado se enfoque en ayudar a la gente a desplazarse en lugar de centrarse en la preservación de las tierras.

No obstante, el pensamiento colectivo sobre el clima señala que los países de renta baja y media no contribuyen significativamente a la reducción de emisiones. Dicho argumento indica que no se está haciendo lo suficiente puesto que los bancos de desarrollo de los países no desarrollados están dando más prioridad a otros objetivos. Sin embargo, dicha acusación está hecha desde el punto de vista de países desarrollados que han podido reducir sus emisiones sin dejar de crecer, algo que aún no encuentra solución en el mundo en desarrollo, ya que el crecimiento económico -y mejora del nivel de vida medio de la población- está ligado al aumento de las emisiones (datos cruciales 2 y 3).

En el mundo rico se dice que la financiación de proyectos de desarrollo ecológico pueden encontrar un punto en común entre la reducción de las emisiones y el crecimiento económico; un hecho que no termina de ser verídico puesto que aun lidian con problemas, tal es el caso del uso del carbón y la carencia de una tarificación que obligue al sector privado a transicionar hacia formas más verdes de energía, o bien, la cuantía real del costo de la financiación climática en el largo plazo (dato crucial 4). En el caso de los países en desarrollo -especialmente África- el uso del carbón ha contribuido en parte a la mejoría de la calidad de vida de la población, por lo que una descarbonización además de no influenciar notoriamente en las emisiones mundiales, pondría en peligro los presupuestos nacionales y a los sectores dependientes de estos, como el sector salud y educativo; mismos sectores que peligran cuando se trata de ayuda internacional ya que esta viene condicionada a aplicarse a mejoras ecológicas, por lo que los presupuestos tienen que ajustarse. Tampoco es viable convertir toda la infraestructura eléctrica en ecológica.

En suma, la batalla es entre quienes abogan por una política de recursos energéticos generadores de emisiones y quienes proponen una política de transición energética verde. La [des]carbonización de la economía implica la decisión de un hoy más pobre o un mañana más caluroso.

La virtud de las decisiones difíciles

En términos morales e históricos, el mundo rico debería de pagar las facturas climáticas del mundo en desarrollo por dos razones:

• La temperatura global depende de las reservas de carbono en la atmósfera, no de la tendencia actual de las emisiones.
• En términos per cápita el mundo desarrollado ha aportado más al aumento de la temperatura y tiene más capacidad de responder frente a ello que los países en desarrollo.

Finalmente, el tema del clima y los recursos escasos están vinculados con la política, por lo que pensar en una tarificación de carbón o exigir a Occidente aportar más, es difícil. Al final del día se está tratando de obtener los mayores beneficios económicos posibles ante la escasez paulatina de recursos; quién paga los platos rotos es la población más vulnerable de los países no desarrollados.

Datos cruciales: 

1) Se estima que para 2050, entre 50 y 216 millones de personas podrían desplazarse internamente; muchos de ellos serán habitantes de zonas rurales que se moverán a las ciudades, donde es probable que sus vidas mejoren.

2) De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde 1990, en 72 países en vías de desarrollo, un incremento de 1% del Producto Interno Bruto (PIB) anual se asocia por término medio al incremento de 0.7% de las emisiones.

3) Para 2030, India e Indonesia habrán aumentado sus emisiones anuales equivalentes a más de 800 millones de toneladas de dióxido de carbono, esto equivale a una Alemania más de gases de efecto invernadero (GEI); en otros grandes mercados emergentes, como Brasil, Egipto o Filipinas, las emisiones también están aumentando.

4) El 23 de junio de 2023, en una cumbre de París, los países ricos se comprometieron nuevamente a alcanzar el objetivo de aportar 100 mil millones de dólares (mmd) anuales en financiación climática. No obstante, esto solo es una fracción de los 2.8 billones de dólares (bd) de inversión anual que se cree serán necesarios para 2030, con la finalidad de situar al mundo hacia un crecimiento económico verde (de esta cantidad al menos 1 bd es probable que proceda de países ricos).

Nexo con el tema que estudiamos: 
El argumento liberal sigue encerrado el la lógica del crecimiento. Si se mantiene el supuesto de que las economías deben seguir creciendo y generando beneficios principalmente privados, las alternativas se convierten en círculos viciosos: ni la mitigación del calentamiento del planeta, ni la transición energética son compatibles con el proceso de acumulación de capital. De ahí la falacia del "crecimiento verde".