Adam Satariano es corresponsal en Europa para The New York Times, su principal línea de trabajo son los temas de política digital.

Kashmir Hill es periodista sobre temas tecnológicos, especialmente sobre la forma en que la tecnología está cambiando nuestra privacidad.

El programa de reconocimiento facial Facewatch se está implementando en varias tiendas de Reino Unido para identificar ladrones. Este programa registra el rostro de las personas que roban algo, y si esta persona entra a otra tienda en un radio de 12 km que use este programa se emitirá una alerta. El uso policial de la tecnología de reconocimiento facial ha sido ampliamente estudiado, pero no se ha prestado mucha atención al uso de esta por parte de empresas privadas. Ahora el reconocimiento facial no solo es usado por organismos públicos, y se utiliza cada vez más para identificar ladrones y sujetos problemáticos.

Facewatch es utilizado por minoristas de Reino Unido, la cuota es de 250 dólares mensuales, y ofrece acceso a una lista de vigilancia personalizada que comparten tiendas cercanas entre sí. Cuando el programa detecta un rostro fichado, se envía una alerta al celular de la tienda. Mackenzie, un usuario de dicho programa, señala que simpatiza con las personas que suele fichar pues muchas veces son personas con problemas económicos; pero la cantidad elevada de robos vuelve necesario el uso de dicho programa.

Mientras occidente lidia con los avances de la inteligencia artificial, la tecnología de reconocimiento facial está proliferando. La Unión Europea está creando normas que prohibirán muchos usos del reconocimiento facial; mientras que Eric Adams, alcalde de Nueva York, anima a los comerciantes minoristas a usar esta tecnología para combatir la delincuencia. En occidente, Reino Unido lidera el uso del reconocimiento facial en tiempo real, y tanto tribunales como organismos reguladores aprueban su uso. De hecho, la policía de Londres y Cardiff buscan usar esta tecnología para identificar delincuentes. El uso de esta tecnología por parte de los minoristas ha sido criticando por ser una respuesta desproporcionada para delitos menores. Además, las personas no pueden saber que están en una lista de vigilancia.

No puedes esperar que venga la policía

Facewatch fue fundada en 2010 por Simón Gordon, quien contrató a desarrolladores de software para crear un programa que permitiera compartir grabaciones con las autoridades, con el objetivo de aumentar la eficiencia de la policía. Gordon continuó desarrollando el programa, hasta que en 2018 empezó a comercializarse (Dato Crucial 1). El programa está entrenado con millones de fotos y videos, obtienen los datos biométricos de las personas que entran a las tiendas y los cotejan con la base de datos de las personas marcadas.

Los errores son poco comunes pero sí ocurren

Cuando Facewatch identifica un ladrón, se envía una notificación a una persona con talento especial para recordar rostros para que confirme la coincidencia antes de que se envíe la alerta a la tienda. La empresa procura evitar identificaciones erróneas, pero los errores suceden. Facewatch está normalizando que los controles de seguridad sumamente rigurosos sean aplicados en actividades cotidianas. Gordon señaló que los errores son poco comunes, pero cuando ocurren se piden disculpas, se borran los datos para evitar que el error vuelva a ocurrir, y se ofrece una compensación proporcional.

Aprobado por el departamento de privacidad

Grupos defensores de las libertades civiles señalan que el despliegue de Facewatch podría ser ilegal, pues la legislación británica sobre privacidad exige que el uso de tecnología biométrica tenga interés publico sustancial. La Oficina del Comisionario de Información de Reino Unido señaló que el uso del software era legal, pero la empresa debía modificar su funcionamiento. Por tanto, Facewatch debe colocar más carteles de advertencia en las tiendas, que solo compartiría con éstas la información de los delincuentes graves o violentos, y solo enviaría alertas sobre los reincidentes.

Liam Ardern, gerente de la empresa Lawrence Hunt que tiene 23 tiendas y utilizan Facewatch, señala que el programa le ahorra miles de dólares a la compañía, considera que el reconocimiento facial no conlleva serios riesgos para la privacidad, y que los críticos no consideran que las tiendas operan con bajos márgenes de ganancia.