Systemic Leadership and Energy: The Argument

Cita: 

Thompson, William y Leila Zahirova [2019], "Systemic Leadership and Energy: The Argument", Racing to the Top: How Energy Fuels System Leadership in World Politics, Oxford, Oxford University Press, pp. 3-11, https://academic.oup.com/book/11918

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2019
Tema: 
La relación del liderazgo sistémico con la tecnología y el desarrollo de nuevas fuentes de energía
Idea principal: 
    William R. Thompson se centra en temas relacionados a la teoría de las relaciones internacionales, los procesos de conflicto y la economía política internacional. Profesor de ciencia política en la Universidad de Indiana.

    Leila Zakhirova investiga las transiciones energéticas globales y las implicaciones políticas, económicas. Profesora asistente del Concordia College.


    Existe una dependencia estrecha entre el liderazgo sistémico y la transición energética ya que con cambios en las fuentes de energía se busca generar e impulsar nuevas tecnologías a un bajo costo. El desarrollo tecnológico permite mejorar las capacidades de proyección global de las naciones, al mismo tiempo, brinda nuevas oportunidades a nivel comercial y energético. El consumo de combustibles fósiles tiene un alto costo a nivel de consumidor y para el medio ambiente. Ante esta situación, la energía renovable es una alternativa prometedora y representa una nueva fase en el liderazgo energético. Sin embargo, de acuerdo a pronósticos gubernamentales, la energía renovable no será la fuente de energía predominante al menos en los próximos 50 años. En ausencia de transición energética, se prevé que no haya cambios en el liderazgo sistémico.

    Es difícil esperar el surgimiento de una nueva y poderosa economía líder si ninguna economía toma la iniciativa de desarrollar nuevas tecnologías impulsadas por nuevas fuentes de energía. Esto también significa que la transición a las energías renovables será muy lenta. Si las economías líderes actuales continúan con sus altas emisiones y continúa una dependencia hacia el carbón y el petróleo hasta 2050, podrían presentarse déficit energéticos, crisis económicas mundiales, el fracaso de un nuevo liderazgo sistémico y un deterioro ambiental más severo.

    A pesar de que los líderes del sistema no siempre han estado presentes, representan la base de la innovación tecnológica. Además, tienen un papel importante en la gestión de la economía política a nivel mundial.

    Haciendo un recuento histórico, hay diferentes países que podrían considerarse como líderes del sistema. En el siglo XVII, Países Bajos eran un líder, Reino Unido se consideró un líder sistémico durante el siglo XIX, mientras que actualmente, el principal líder a nivel mundial es Estados Unidos. Estos tres países tienen en común el haberse liberado de las limitaciones agrarias y las limitaciones de trabajo del hombre, además disminuir la dependencia de la radiación solar para el crecimiento de las plantas. Aunque estos países no fueron los primeros en intentar el proceso de industrialización, si fueron los primeros países en lograrlo con éxito. China fue el primer país en intentar procesos de industrialización, pero no lo lograron. Sin embargo, su investigación poco a poco fue llegando a Europa, que dominó nuevas rutas comerciales por medio del aprovechamiento de la tecnología marítima.

    En el siglo XVII el panorama de Europa comenzó a cambiar cuando Países Bajos alcanzó el liderazgo tecnológico con una amplia variedad de industrias que se basaban en la energía de turba y molinos de viento. Reino Unido avanzó con el desarrollo de industrias basadas en el carbón, pero fue superado por Estados Unidos en el siglo XX cuando se impulsaron las industrias basadas en el petróleo. Estas 3 naciones combinaron su liderazgo en 3 áreas fundamentales, el comercio, la tecnología y la energía (dato crucial 1).

    Las tendencias en los líderes sistémicos no son estáticas. Aunque Estados Unidos se ha mantenido como líder mundial, otras naciones han avanzado en el liderazgo tecnológico. La economía europea es la que más ha avanzado, seguida por Japón. China también es una nación que muestra avances. Sin embargo, aunque se han ido disminuyendo las diferencias, la brecha entre Estados Unidos y otros países aún es grande (dato crucial 2).

    Otro factor para considerar el liderazgo sistémico en un estado es la capacidad de proyectar fuerza en todo el sistema con la finalidad de proteger su predominio en la economía mundial. Anteriormente era el alcance a nivel naval, pero cambió hacia el aire y el espacio en el siglo XX. El alcance global debe ajustarse al cambio tecnológico.

    Estados Unidos no siempre fue un líder a nivel mundial. Fue después de la segunda guerra mundial que comenzó a surgir como una nación líder; esta tendencia se mantuvo hasta 1960. A partir de este año, otras naciones como Unión Soviética (ahora Federación Rusa) e incluso China, poco a poco comenzaron a disminuir la brecha (dato crucial 3). Estados Unidos alcanzó un alto poder a nivel tecnológico y militar, por esta razón, el declive en el liderazgo es lento, sobre todo a nivel militar. Otras economías han disminuido la brecha a nivel tecnológico, pero han dejado un poco de lado el aspecto militar.

    Uno de los países que se considera que podría desplazar a Estados Unidos es China, porque se espera que la economía de China se convierta en la más grande a nivel mundial. Sin embargo, se considera un argumento poco objetivo, ya que si bien tener una economía grande es una ventaja, no necesariamente se tiene un avance tecnológico, que es lo que se necesita para ser un líder mundial. Es indispensable obtener un liderazgo tecnológico porque a su vez, conlleva al desarrollo de nuevas tecnologías que van a permitir innovaciones en la generación de energía y con esto, tener una ventaja sobre otras naciones. Es decir, el nuevo líder sistémico mundial debe fundarse sobre una base energética nueva y que sea relativamente barata. Además, debe buscar nuevas fuentes de energía que no dependan del petróleo y el carbón, ya que estos tienen un costo ambiental muy alto y podrían enfrentarse problemáticas de suministro y aumento de precios. Con este panorama surgen interrogantes respecto a qué naciones tienen posibilidades de avanzar hacia el desarrollo de energías provenientes de fuentes diferentes a los combustibles fósiles y si ya hay países que están avanzando lo suficientemente rápido en el terreno de la transición energética.

    Los autores consideran que una transición a gran escala puede ser complicada, por lo que se espera que se dé en primera instancia una transición en el transporte y en la generación de energía a través de energías renovables. De igual forma, se mantiene una preocupación latente sobre si la transición energética se va a dar lo suficientemente rápido para hacer frente al cambio climático. También, se mantiene la interrogante sobre si las energías limpias son verdaderamente una base para un nuevo liderazgo sistémico ya que las innovaciones podrían ser imitadas por otros países. Por lo que si hay ventajas que ya no son alcanzables para una única nación, será necesario que se desarrollen nuevos patrones de liderazgo político.

    Ante los escenarios planteados, es posible que, en el siglo XXI, haya poco avance a una transición de liderazgo tecno-energético. Además, con la sobreestimación de las reservas de carbón y de petróleo, es posible que se presenten déficit de energía a mitad de siglo y un aumento de las problemáticas ambientales. De esta manera, es necesario lograr una transición energética inmediata. La nación que logre dicha transición, podría obtener el nuevo liderazgo sistémico si el tipo de gobernanza política global actual continúa.

Datos cruciales: 
    1.Atributos de los sucesivos líderes del sistema

    2. Participación mundial en el desarrollo del conocimiento en industrias tecnológicamente intensivas como indicador de liderazgo tecnológico

    3. Proyecciones del poder global (militar): Estados Unidos, Rusia y China

Nexo con el tema que estudiamos: 
    Las naciones disputan en permanencia el control global. Los líderes sistémicos van cambiando a lo largo del tiempo dependiendo de qué país sea capaz de sobrepasar a sus rivales en los desarrollos tecnológicos. Ahora, el principal impulso para situarse como líder sistémico se basa en quien es capaz de desarrollar tecnologías que permitan nuevas fuentes de energía. Estas tecnologías podrían expandirse fácilmente a otros países, provocando que ninguna nación sea considerada como líder. Esto tal vez podría llevar a una nueva forma de liderazgo o cooperación en la que se busque un beneficio común o por lo menos buscar disminuir los impactos en el planeta.

    Es relevante considerar el desarrollo del sector militar que no solo representa una fuente de poder sino que desarrolla tecnologías relevantes para el liderazgo global.