Three institutional pathways to envision the future of the IPCC

Cita: 

Asayama, Shinichiro et al. [2023], "Three institutional pathways to envision the future of the IPCC", Nature Climate Change, 13: 877-880, 4 de septiembre, https://doi.org/10.1038/s41558-023-01780-8

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Septiembre 4, 2023
Tema: 
Posibles modificaciones en la estructura del IPCC.
Idea principal: 
Shinichiro Asayama es investigador principal de la División de Sistemas Sociales del Instituto Nacional de Estudios Ambientales de Japón. Su línea de investigación se centra en la política del conocimiento científico y los imaginarios tecnológicos en la interfaz ciencia-políticas del cambio climático.

La finalización del Sexto Informe de Evaluación (AR6, por su sigla en inglés) en marzo de 2023 del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) da paso para comenzar con el Séptimo Informe de Evaluación al mismo tiempo que se replantea el quehacer de la institución. Por ejemplo, en 2015, cuando se inició AR6, Hoesung Lee, el presidente entrante, comentó el cambio de enfoque del IPCC, es decir, pasar del algo meramente informador y científico sobre el cambio climático hacia la proposición de soluciones políticas.

Se han presentado diversas propuestas para reformar el IPCC, sin embargo, estas se han dejado de lado por las problemáticas internas que existen dentro de la institución, principalmente por la propia estructura y por la asimetría de poder del IPCC. Sin embargo, este es un momento oportuno para modificar el enfoque de la institución, de manera que siga siendo útil para responder a las necesidades de las decisiones políticas y el cambio social. Los cambios en el IPCC tienen que englobar el actuar científico y mantener una relevancia política.

Cinco pilares institucionales

El IPCC se creó en 1988, a pesar de que ha estado envuelto en diferentes controversias, es una institución que ha sabido adaptarse a las condiciones cambiantes de política y del medio ambiente. El IPCC se ha consolidado como una institución fundamental para el cambio climático ya que ha sido capaz de adaptarse a las necesidades políticas y al contexto científico cambiante. En 2012 fue una referencia para la creación de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por su sigla en inglés).

La autoridad del IPCC se basa en cinco pilares institucionales: 1) evaluación integral, 2) neutralidad política, 3) participación diversa, 4) procedimiento riguroso y 5) propiedad gubernamental. La evaluación integral se refiere a la base científica sobre cambio climático que utiliza para la elaboración de sus evaluaciones a partir de los reportes de evaluación, reportes especiales y la credibilidad científica. La neutralidad política es fundamental para mantener la credibilidad, legitimidad y confianza ante la opinión pública. La participación diversa consiste en la inclusión de países en desarrollo en la institución, además, se busca apoyar a nuevos investigadores. El procedimiento riguroso es la base fundamental de la credibilidad del IPCC, para esto, sus informes son revisados por expertos ajenos al IPCC y por representantes gubernamentales, para asegurar una transparencia y veracidad en sus informes. La propiedad gubernamental es la contribución de los miembros del IPCC en las decisiones respecto al esquema de los reportes, autores y aprobaciones.

El IPCC se considera como una organización que aprende, ya que tiene la capacidad de adaptarse al medio, sin embargo, no ha logrado cambios que representen una verdadera transformación. Tal es el caso de lo ocurrido en 2010, cuando el IPCC enfrentó críticas por los errores en AR4 (dato crucial 1). Esta crisis en la institución dio lugar a que se estableciera una estandarización en sus procesos, sin embargo, también representaba una oportunidad para la modificación de la institución, no solo de sus procedimientos.

Una de las razones por la que no hay cambios notorios en la estructura de la institución es porque para lograrlo debe existir un acuerdo por parte de todos los gobiernos que son miembros del IPCC, un factor que dificulta la transición porque muchos miembros prefieren continuar bajo una estructura que aparentemente funciona de manera adecuada. De manera que para que se lleve a cabo una reestructuración, es indispensable que haya fuerzas que impulsen los cambios desde dentro y fuera de la institución.

Las ciencias sociales y las humanidades en el IPCC

Una de las principales críticas del IPCC es la jerarquización del conocimiento, en la que ha colocado a las ciencias físicas como el conocimiento más valioso, ignorando una gran parte de las ciencias sociales y las humanidades. Los grupos de trabajo del IPCC, impactos, adaptación y vulnerabilidad, y mitigación, se basan en las ciencias físicas. La importancia de las ciencias sociales y humanidades radican en la visualización de las dimensiones éticas, culturales y políticas del cambio climático. Para reconocer la importancia de estas disciplinas se ha propuesto integrar un nuevo grupo de trabajo enfocado a los contextos históricos, culturales y sociales, sin embargo, la incorporación de este grupo podría continuar fortaleciendo de división entre los grupos de trabajo, por lo que es necesario incorporar las ciencias sociales y humanidades desde una aceptación de las problemáticas de desigualdad entre las regiones y cosmovisiones enfocadas a estos conocimientos.

Tres caminos futuros

En los años siguientes, el IPCC se enfrenta a presiones políticas para la obtención de soluciones climáticas. Ante estas presiones, el autor plantea tres posibles escenarios para el futuro del IPCC.

El escenario de construyendo sobre el éxito es de cierta forma continuar con la estructura del IPCC, es decir, que se adapte al entorno cambiante, pero sin modificar de manera significativa su estructura. Los grupos de trabajo ya existentes se mantendrían en la institución, la cual comunicaría decisiones consensuales y universales. No habría cambios en la revisión de procesos ni en las aprobaciones por parte de los representantes gubernamentales. En este panorama, se continuaría con el esquema tradicional de la institución, de manera que se apremiaría continuar con la participación desigual y la jerarquía del conocimiento, dejando de lado las ciencias sociales y las humanidades. Este escenario tendría un enfoque de primero la ciencia, es decir, el IPCC tendría un papel de árbitro científico que solo responde a unas cuantas preguntas específicas de la política, pero no es totalmente útil para ayudar a la formulación de políticas para la acción climática.

El escenario, diversificar los puntos de vista, toma en cuenta los diferentes valores sociales y conocimientos de las partes interesadas. Aquí, la diversidad, equidad e inclusión son fundamentales para la credibilidad, además, de ser un nuevo principio junto con la neutralidad política. Hay una mayor diversidad de expertos con diferentes orígenes, edades, géneros, razas, religiones y niveles socioeconómicos, además, existe una incorporación de las ciencias sociales y las humanidades, conocimientos indígenas, sociedad civil y actores privados, ambos puntos permitirían la incorporación de diferentes cosmovisiones y valores en la aprobación de reportes de la institución. El IPCC actúa como un intermediario capaz de respetar la diversidad de valores. Existen cambios en los procesos para mejorar la literatura consultada y que las aprobaciones de los reportes no estén en función de algunos gobiernos estatales y de actores con mayor poder que otros.

El último escenario, abogar por el cambio, busca una transformación institucional para impulsar un cambio real en las políticas y en la sociedad. En este panorama se les da una mayor importancia a los reportes especiales de temas específicos para la implementación efectiva de políticas. También, se busca establecer nuevos grupos de trabajo más eficientes y oportunos. La participación política con responsabilidad social es un nuevo principio de la institución. Los procedimientos de revisión se someten a cambios, en los que diferentes actores, tanto gubernamentales como no gubernamentales, tengan una misma participación.

De los escenarios presentados, los dos últimos son difíciles de volverse reales por las propias dinámicas rígidas de la institución. Sin embargo, cada uno de los escenarios toma en cuenta diferentes factores para mantener la credibilidad y legitimidad del IPCC, y la importancia de las ciencias sociales y humanidades, mismas que se han dejado de lado en la jerarquía del conocimiento del IPCC. Sin embargo, considerarlas en las evaluaciones de la institución permitiría conocer dimensiones éticas, culturales y políticas del cambio climático.

Ningún escenario es mejor que otro, cada uno toma en cuenta diferentes factores para lograr un equilibrio entre el aspecto científico y político del IPCC.

Una bifurcación en el camino

Desde la creación del IPCC, la institución se ha tenido que enfrentar a cambios impulsados por la dinámica cambiante de la cultura y la política en las sociedades. Debe adaptarse para poder responder a las necesidades del contexto social. Si bien, la institución no va cumplir nunca con las exigencias de todos los actores existentes por los recursos humanos, la capacidad limitada del IPCC y la diferente interpretación que las personas le dan a la institución, es necesario que el IPCC tome en cuenta los diferentes puntos de vistas existentes.

Datos cruciales: 

1. En 2010, hubo críticas públicas por los errores de AR4, ante esta situación, el Consejo Interacadémico hizo una evaluación externa sobre los procedimientos del IPCC, el cual realizó modificaciones en sus reglas de procedimientos al mejorar la estandarización del lenguaje de incertidumbre y siguiendo una política de conflicto de intereses.

Nexo con el tema que estudiamos: 
El IPCC es una institución de referencia que brinda información sobre el cambio climático a la sociedad. Sus reportes juegan un papel fundamental para la toma de decisiones de diferentes actores, sin embargo, es necesario cuestionar la estructura de este tipo de instituciones. La reestructuración de esta institución podría permitir tomar mejores acciones de adaptación y mitigación del cambio climáticos, que se basen en englobar diferentes cosmovisiones de diferentes actores, como sociedad civil, gobiernos y grupos privados.