Hacia una transición energética justa y sustentable

Cita: 

Massera, Omar y Luca Ferrari [2023], "Hacia una transición energética justa y sustentable", Ciencias y Humanidades, (7): 22-33, junio, CDMX, Conahcyt, https://conahcyt.mx/wp-content/uploads/publicaciones_conacyt/ciencias_y_...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Martes, Junio 20, 2023
Tema: 
Propuestas para el camino hacia una verdadera sustentabilidad en México
Idea principal: 

    Omar Masera es un físico argentino e investigador del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad en la Universidad Autónoma de México (UNAM). Colabora en diferentes espacios de Naciones Unidas y es presidente de la Red Mexicana de Bioenergía. Sus líneas de investigación versan sobre cambio climático, energía e innovación tecnológica rural.

    Luca Ferrari es un geólogo italiano e investigador titular en el Centro de Geociencias de la UNAM. Sus líneas de investigación versan sobre la tectónica regional de México, además de la producción de hidrocarburos y sus implicaciones en la economía y energía.


    Hemos sido rebasados por la crisis ecológica. Es por esto, que buscar la transición a un modelo energético justo resulta una tarea imperante para nuestros tiempos. En este texto, los autores exponen dos de los principales caminos que el paradigma científico recomienda para este problema. El primero de ellos llamado “crecimiento verde” es inviable, ya que establece que las energías renovables reemplazarán a los combustibles fósiles; además, conserva la idea de impulsar el crecimiento económico capitalista.

    El segundo planteamiento ofrece un panorama más profundo, en el que se deconstruyen los ideales capitalistas para brindar una transición civilizatoria, y por lo tanto, energética. El texto sostiene que este proyecto societal no está dirigido para satisfacer los intereses del mercado, sino para crear una sociedad justa, equitativa, sustentable y solidaria donde obtener energía no sería un privilegio, sino un derecho.

    Un nuevo imaginario energético para México

    Para seguir el camino de la sustentabilidad, los autores sugieren que México debe desentenderse de la demanda energética que el mercado global le exige y centrarse en el consumo social y en las necesidades locales, buscando su uso sustentable para lograr la soberanía energética del país. La primera estrategia que tiene que desplegar el país es hacer una arriesgada política de ahorro de energía a la par de derribar la cultura del consumismo, ambos esfuerzos para no seguir utilizando más energía de la necesaria.

    Asimismo, el país debe aprovechar la oferta de energías renovables que se encuentran en su territorio, entre las cuales están: la biomasa, eólica, solar, geotérmica e hidráulica. Éstas servirán para cumplir con la demanda nacional, además de hacer proyectos a menor escala pero gestionados por locales. Los autores resaltan la poca o nula participación de empresas, siendo entonces una colaboración entre Estado y población, dando como resultado recursos accesibles y empleos dignos.

    Estos esfuerzos van a disminuirían la dependencia de gas natural que se tiene con Estados Unidos, además de la intromisión de las empresas transnacionales ya que el sector energético sería administrado por el Estado. Otro objetivo importante sería corregir las consecuencias de la Reforma Energética de 2013 (sobre todo las concernientes a los grandes generadores de privados y los problemas para gestionar la transmisión y distribución de la electricidad). A partir de estas propuestas se produciría energía, pero a través de otros medios y actores.

    Movilidad sustentable

    Entre las políticas de ahorro se encuentra prescindir de la gasolina y diésel importados. El sector transporte consume 43% de la energía final en México; mientras 90% del consumo energético corresponde a el transporte carretero e individual. Frente a esto, una de las recomendaciones destacables de los autores es mejorar el transporte público, desde su electrificación hasta implementar estructuras de movilidad como ciclovías y zonas peatonales.

    Reconversión productiva y calor verde en la industria

    Uno de los sectores más dependientes del gas natural importado es el sector industrial que consume 33% del total de la energía en México (dato crucial 2). Se desconoce si el uso energético de ese sector es eficiente debido a que no tiene una normatividad clara. Los autores aconsejan emplear las normas mexicanas oficiales de eficiencia energética (NOM-ENER), tanto a empresas pequeñas como grandes. De igual manera, se recomienda utilizar energía solar térmica y biomasa para la generación de calor verde, además de fabricar productos con mayor vida útil.

    Energía eficiente y asequible para todos

    El sector público, comercial y residencial son consumidores del 20% de energía; también es dependiente del gas licuado del petróleo (GLP), en su mayoría importado (dato crucial 3). Existe la necesidad de crear más plantas de generación eléctrica dado el alto consumo de electrodoméstico. Ante esto se sugiere etiquetar electrodomésticos y seguir con la certificación NOM-ENER; implementar programas tales como: calentadores solares de agua; aislamiento térmico con diseño bioclimático; techos solares a través de cooperativas.

    Una nueva ruralidad

    El sector agropecuario y rural residencial consume 10% del total de la energía final de México; mientras que 75% de las comunidades se encuentra en pobreza energética en tanto que carece de energía para el uso electrodoméstico y sanitario (dato crucial 5).

    Como parte del plan para dotar de energía y servicios dignos al campo, se sugiere implementar sistemas energéticos rurales sustentables (SERS) a través de proyectos comunitarios. Los SERS serían la alternativa para abastecer escuelas, clínicas y casas, así como realizar actividades con mayor valor agregado. Éstas medidas ayudarían a mitigar la migración e influencia del narcotráfico. De igual manera, existe la propuesta de crear un programa para el uso de estufas ecológicas de leña, mismo que beneficiaría a 28 millones de mexicanos.

    Las acciones dentro del sector agropecuario serán llevar a cabo buenas prácticas de riego a través de otras energías como bombas solares para ayudar a las granjas pecuarias y agroindustrias con biodigestores y gasificadores de biomasa. Y por último, con base en especies locales, se crearían microrefinerías de biodiésel para la producción en la maquinaria agrícola.

    Acciones transversales

    Para lograr una verdadera transición, es necesario analizar profundamente temas transversales como la equidad de género para derribar el modelo patriarcal de producción y uso de energía.

    A partir del nexo energía-agua-alimentos, se busca que el camino a la sustentabilidad sea a partir de sinergias con el sector alimentario y transporte, aludiendo a implementar cambios respecto a las cadenas de producción en beneficio de los locales; desde su creación hasta los traslados, esto con el objetivo de recuperar la soberanía energética del país y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

    El último nexo es entre la energía y mitigación del cambio climático, donde los planteamientos de los autores pueden ayudar a México en los compromisos de internacionales, además de servir como ejemplo frente a la comunidad internacional, especialmente en el Sur.

    El camino a seguir

    Dos factores importantes para alcanzar los cambios estructurales son la ciencia y tecnología. A partir de este entendimiento, se deben de realizar los procesos de aprendizaje desde lo colectivo orientados a generar innovaciones sociales, sistémicas, disruptivas y transformadoras que nos lleven a un proyecto más sustentable y justo respecto a la energía y su uso.

Datos cruciales: 

    1. 43% de la energía de México es consumida por el sector transporte, con una gran dependencia a la gasolina y diésel importados.

    2. El sector industrial utiliza 33% del total de la energía del país, dependiente al gas natural importado. Dentro de su demanda, 60% es térmica y 49% a temperaturas medias y bajas.

    3. 20% de la energía es consumida por el sector público, comercial y residencial, dependientes del gas licuado de petróleo (GLP) en su mayoría importado.

    4. Existe la inequidad energética: 40% de la población del país está en situación de pobreza energética.

    5. El restante 10% de uso de energía se distribuye entre el sector agropecuario y rural residencial, sin embargo, dentro de éste último, 75% se encuentra en pobreza energética traduciéndose en 96 500 localidades en condiciones de marginación.

Nexo con el tema que estudiamos: 
    El texto nos arroja propuestas que son necesarias adoptar en este tiempo de crisis impostergable, muy puntuales para el caso mexicano en su relación estrecha con la dependencia hacia Estados Unidos y el consumo de productos exportados. El planteamiento aquí desarrollado resulta viable para la adaptación contra de la destrucción del ambiente; dejando de lado la competencia interestatal y empresarial, para construir un esfuerzo desde la justicia y lo común.