The Roaring 2020s: Four Tipping Points Are Converging

Cita: 

Rockström, Johan y Owen Gaffney [2021], "18. The Roaring 2020s: Four Tipping Points Are Converging", Breaking Boundaries. The Science of Our Planet, New York, Dorling Kindersley Limited DK, pp. 204-218.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2021
Tema: 
Prospectiva del Antropoceno en la década de los años 20 del siglo XXI, a partir de 4 puntos de inflexión correlacionados: social, político, económico y tecnológico
Idea principal: 

    Johan Rockström es un académico sueco, dedicado a investigar temas como la sustentabilidad global, el desarrollo sostenible, las políticas públicas, los recursos hídricos, la resiliencia y los límites planetarios. Trabaja como profesor en la Potsdam University y en en el Stockholm Resilience Centre de la Stockholm University. También es director del Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK). Algunos de sus libros más recientes son: Earth for All. A Survival Guide for Humanity (2022), Big World, Small Planet. Abundance within Planetary Boundaries (2015) y Water Resilience for Human Prosperity (2014).

    Owen Gaffney es un ingeniero astronáutico y aeronáutico, cineasta y escritor, además de académico. Sus investigaciones giran en torno al Antropoceno, la sostenibilidad global y los límites planetarios. Desempeñó labores en el Potsdam Institute for Climate Impact Research y en el Stockholm Resilience Centre. Fue co-fundador del sitio web Future Earth Media Lab. Entre sus artículos publicados se encuentran: “Quiet green revolution starts to make some noise”, “How does equality link to global sustainability?” y “Welcome to the Anthropocene”.


    En este artículo, los autores desglosan su perspectiva acerca de 4 puntos de inflexión de suma relevancia para el desarrollo de la actual década y del curso de la historia en general. El punto de partida es la noción de Antropoceno, una nueva era geológica profundamente interconectada, lo que facilita las escaladas exponenciales de procesos que catalogan como puntos de inflexión poderosos y disruptivos: sociales, políticos, económicos y tecnológicos. Una ilustración de la convergencia entre dichos puntos se presenta a continuación:

    1. El punto de inflexión social

    Este aspecto se refiere los movimientos sociales, que en esta época se vuelven rápidamente masivos con ayuda de las redes sociales. Asimismo, se mencionan los efectos que esto plantea para las convenciones y los cambios sociales que se detonan en consecuencia, especialmente refiriéndose al movimiento ambientalista. Por ejemplo: activismo, huelgas, gran presencia en los medios de comunicación, cambios en los patrones de consumo, diferentes preferencias en la movilidad (pasando de aviones a trenes, por mencionar una), nuevas dinámicas en los centros de trabajo, preocupaciones colectivas sobre el clima, etc.

    Se analizan dos movimientos específicos: Fridays For Future y Extinction Rebellion (ER, por sus siglas en inglés). Para el primero, se subraya que comenzó como una protesta individual en Suecia, en 2018, y que para 2019 ya se había convertido en la huelga climática internacional más grande de la historia (Dato crucial 1).

    Al respecto de Extinction Rebellion, se trae a colación que su origen es también del 2018, pero localizado en Reino Unido. Este movimiento es de acción directa pacífica. Hasta el momento, ha logrado dos de sus tres objetivos: que el gobierno inglés declarara una emergencia climática y que se comprometiera a reducir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) a “cero neto” para 2050.

    Por las razones anteriores, es que los autores argumentan “que los movimientos y redes sociales se están construyendo en torno a la emergencia planetaria […] [y que] [e]stán surgiendo nuevas visiones del mundo y normas” (p. 209). Es así como notan mayor consciencia sobre los impactos del cambio climático en el imaginario social e, incluso, en el de líderes de negocios (Dato crucial 2).

    Finalmente, se reconoce que suele relacionarse a la sostenibilidad con el sacrificio, hecho que impide acciones ambientalistas todavía más grandes. En contraste, Rockström y Gaffney recomiendan tomar en cuenta que la sostenibilidad trae consigo beneficios personales y colectivos, tanto presentes como futuros, en términos económicos, sanitarios y de seguridad.

    2. El punto de inflexión político

    Este ámbito se refiere a las nuevas configuraciones políticas que emanan de la coyuntura ambientalista. Un proceso que se revisa es el del Parlamento inglés, que en 2019 aprobó modificar su Ley de Cambio Climático (2008), con el propósito de establecer en ella el objetivo de las alcanzar emisiones netas cero para 2050; un evento antecedido por fuertes huelgas climáticas y el activismo de Extinction Rebellion del año previo.

    “La conversación política había cambiado rápidamente, de ser ‘imposible’ llegar a las cero emisiones netas para 2050 a ser ‘inevitable’” (p. 212) en muy poco tiempo (Dato crucial 3). Aparte del Pacto Verde Europeo de la Unión Europea, otros países como China y Estados Unidos han desplegado medidas para descarbonizar sus economías. Un caso destacado en Oceanía es el de Nueva Zelanda, que aprobó en 2019 “un presupuesto para el bienestar”; lo que se alinea con los fines de la alianza de los Gobiernos de la Economía del Bienestar (WEGo, por sus siglas en inglés), formada por Nueva Zelanda, Islandia, Escocia y Gales, la cual busca establecer al bienestar social y ecológico como eje de sus economías.

    3. El punto de inflexión económico

    Sobre este factor, se enfatiza el abaratamiento de las tecnologías “verdes”, como estímulo para abandonar el uso de combustibles fósiles en tanto sustento de la economía mundial. Se recalca el estrepitoso crecimiento de las energías “renovables”, particularmente solar y eólica, en recientes años (Dato crucial 4). Los autores pronostican que este punto de inflexión será “imparable” cuando este tipo de energías sean más baratas que los hidrocarburos.

    En paralelo, se menciona que las dinámicas económicas están atravesando cambios notables que reflejan lo anterior, por ejemplo, en la bolsa de valores (Dato crucial 5). Se advierte que se están desincentivando las inversiones hacia los combustibles fósiles (Dato crucial 6).

    4. El punto de inflexión tecnológico

    Este aspecto gira en torno a la llamada Cuarta Revolución Industrial y los impactos de sus múltiples innovaciones ambientales. Aunque se acepta el gran trabajo que realizan grandes empresas para desarrollar energías innovadoras en las próximas décadas, los autores instan a centrarse en el corto plazo. Un caso destacado es representado por el aumento de la popularidad de los automóviles eléctricos (Dato crucial 7), impulsado por políticas públicas que subsidian su compra y recarga, aparte de otras que han anunciado prohibiciones futuras sobre vehículos nuevos y alimentados por hidrocarburos.

    Al mismo tiempo, se pone énfasis en los procesos de digitalización sobre la economía, que se está transformando en una economía “colaborativa”. Rockström y Gaffney sostienen que el comercio digital está cambiando los negocios, favoreciendo a la educación virtual, a la agricultura y a la telemedicina, aparte de encaminarse hacia una economía “circular”.

    Igualmente se considera importante revisar el estado de las finanzas virtuales, en las que participa una cantidad colosal de personas de todo el mundo (Dato crucial 8). No obstante, se advierte que la generalidad de las corporaciones de tecnología están emprendiendo una competencia voraz entre sí, motivo por el cual es posible notar que, pese a que desde los años 90 del siglo XX no ha faltado innovación tecnológica “verde”, las emisiones de CO2 continúan aumentando. Esto les permite decir que, así como las tecnologías pueden contribuir a estabilizar el Sistema-Tierra, también pueden hacerlo para acelerar su desestabilización (Dato crucial 9). “En última instancia, esto significa [la necesidad de] abandonar la idea de que la tecnología es neutral y, en cambio, utilizarla activamente para apoyar objetivos sociales, no para socavarlos” (p. 217).

    Por último, se enfatiza la necesidad de crear un nuevo contrato social entre plataformas tecnológicas y el público consumidor, con el fin de alcanzar los objetivos climáticos internacionales. “Los puntos de inflexión social, política, económica y tecnológica son nuestros superpoderes […] [Resulta imperativo] aumentar sustancialmente nuestras posibilidades de reestabilizar la Tierra. Nuestra mejor oportunidad […] es si se combinan” (p. 218).

Datos cruciales: 

    1. En septiembre de 2019, entre 6 y 8 millones de personas formaron parte de las huelgas escolares por el clima. Se llevaron a cabo alrededor de todo el mundo, en 4 500 puntos de 150 países. Debido al alcance del movimiento, Fridays For Future se equipara con el movimiento estudiantil parisino de 1968 y las protestas contra la Guerra de Vietnam y contra la invasión estadounidense de Irak.

    2. Encuestas nacionales de varios países exhiben que gran parte de la ciudanía considera que el cambio climático representa una amenaza para su vida cotidiana. Por ejemplo, en el caso de Australia, es 68% de la población; en el de Estados Unidos, 60%. En 2020, el Foro Económico Mundial realizó una encuesta que demostró que casi 25% de los directores ejecutivos (CEOs, por sus siglas en inglés) se encuentra “extremadamente preocupado” por las cuestiones climáticas.

    3. En la actualidad, más de 120 países contemplan el objetivo de reducir sus emisiones a “cero neto” para 2050. Aunque pocos países lo han incorporado a sus legislaciones internas, se están haciendo avances. Dinamarca, Francia, Nueva Zelanda y Suecia ya emitieron leyes al respecto de este objetivo climático. Los pronósticos de fecha también varían por el contexto de cada país. Suecia espera alcanzar las emisiones “netas cero” para 2045; Uruguay y Noruega, para 2030; Finlandia para 2035; e Islandia para 2040.

    4. La energía solar y eólica se está duplicando cada cuatro o cinco años, aproximadamente. Si este ritmo se mantiene, para 2030 la mitad del suministro energético mundial provendrá de estas fuentes “renovables”. Entre 1975 y 2016, el precio de los paneles solares disminuyó 99.5%. Cada vez que se duplicó la capacidad instalada, los precios cayeron 20%. Entre 2010 y 2020, la infraestructura solar creció 38%, por año. En septiembre de 2019, el precio de las energías eólica y solar fue menor que el del carbón, en la mayor parte del mundo. Ahora, en India, la energía solar cuesta cerca de la mitad del precio del carbón. En China, la energía eólica y solar ya son más baratas que el gas y podrían ser todavía más baratas que el carbón en 2026.

    5. En 2011, los combustibles fósiles representaron el 12% del índice bursátil Standard and Poor's 500 (S&P 500, por sus siglas en inglés). En 2021, el 4%. The Wall Street Journal calificó al sector energético (excepto las energías “renovables”) como el de peor desempeño de S&P 500 en 2014, 2015, 2018 y 2019.

    6. Las desinversiones a los combustibles fósiles ya han superado los 14 billones de dólares. Investigaciones basadas en el Principio de Pareto 80/20 - según el cual, 80% de un efecto proviene del 20% de las causas- estiman que entre 10-20% de los inversores pueden iniciar una reacción en cadena que detone la burbuja del carbono. Otro estudio, realizado por Ilona Otto y colegas, sugiere que la cifra podría ser aún menor: 9%.

    7. La venta de automóviles eléctricos e híbridos tiene un crecimiento anual de 50%, en todo el mundo. En Noruega, la mitad de los coches nuevos son eléctricos o híbridos. Si el resto de los países siguieran ese ejemplo y las ventas de vehículos eléctricos aumentaran 33% cada año, para 2028 la mitad de los automóviles serían eléctricos y para 2030 la cifra estaría casi en 100%. Empresas de logística, como Amazon y UPS, se están comprometiendo a cambiar su flotilla por una eléctrica. En 2020, UPS compró 10 000 vagonetas eléctricas, además de una parte de la empresa inglesa Arrival, productora de vehículos eléctricos.

    8. Ant Financial -propiedad de Alibaba- es un banco de consumo online y tiene 800 millones de clientes. Es responsable de más del 50% del mercado de pagos en línea de China, el cual tiene un valor de 13 billones de dólares. En su sistema bancario en línea, Ant Forest, se han registrado más de 300 millones de personas; en él se premian comportamientos bajos en emisiones de carbono. Otro ejemplo es la nueva empresa sueca Trine, la cual ofrece una forma sencilla de invertir en energías renovables en África, ya sea en grandes o pequeñas cantidades.

    9. Apple se ha comprometido a implementar una economía circular al 100%, dentro de su cadena de suministro. Otras empresas que no se comprometen voluntariamente, han debido hacerlo luego de recibir presiones de sus trabajadores y trabajadoras. Este último fue el caso de Amazon, que debió anunciar medidas al interior de la empresa, además de ofrecer un “fondo filantrópico” de 10 000 millones de dólares.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    La metodología de los estudios del Sistema-Tierra nos brinda una perspectiva profunda y compleja sobre la permanente interconexión y co-producción entre las y los integrantes de la trama de la vida, tanto humanos como extrahumanos. El aporte de los límites planetarios, además, nos permite enunciar con contundencia los límites socioecológicos que el proyecto civilizatorio del sistema hegemónico ha configurado y transgredido, desde sus comienzos y hasta la fecha.

    Sin embargo, todavía nos hace falta apelar a análisis interdisciplinarios, en primer lugar, y transdisciplinarios, óptimamente, para no perpetuar visiones reduccionistas al “orden y progreso” de los sistemas de dominación. Si a la “economía global” o ecología-mundo no se le añaden los “adjetivos” patriarcal, moderno-capitalista y especista, no se está hablando de la realidad objetiva e histórica en la cual aquella se inscribe. No podemos resolver problemas que no son nombrados. Este es otro campo de batalla existencial: el epistémico, que es, ante todo, cosmogónico.