Límites y contradicciones del capital en la naturaleza

Cita: 

Pineda, César [2021], "Límites y contradicciones del capital en la naturaleza", Problemas del Desarrollo, 52(207): 157-178, IIEc, México, https://www.probdes.iiec.unam.mx/index.php/pde/article/view/69780

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Enero, 2022
Tema: 
Balance crítico de la Economía ecológica, el eco-marxismo y la ecología-mundo frente al debate contradicción capital-naturaleza y los límites del capitalismo
Idea principal: 
    Enrique Pineda es sociólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana. Obtuvo el Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales y la Maestría en Estudios Latinoamericanos, ambos con mención honorífica en la UNAM. Realizó dos estancias posdoctorales en el Instituto de Investigaciones Económicas asesorado por el Dr. Raúl Ornelas Bernal. Su investigación se centra en la contradicción del capital en la naturaleza, los movimientos sociales, la autonomía y la comunidad.

    1. Introducción

    En este artículo Pineda presenta un estado del arte sobre el debate de la sostenibilidad del capitalismo en lo específico a la discusión de la relación capital-naturaleza en tres corrientes teóricas contemporáneas: la economía ecológica, el eco-marxismo y la ecología-mundo.

    El trabajo del marxista ecológico de James O´Connor (2001) es reconocido por haber sido pionero en los años ochenta del siglo xx en plantear la relación capital-naturaleza como “segunda contradicción de capitalismo” (p. 158). La cual postulaba el socavamiento de las bases de reproducción del capitalismo al depredar el medio ambiente y al encarecer las materias primas y otros insumos que conducirían a la crisis. Es mediante la noción capital-naturaleza que el autor se cuestiona la existencia de una contradicción inherente entre la acumulación de capital y la sostenibilidad ambiental, sugiriendo la existencia de límites en el capitalismo.

    Sobre las tres corrientes, el autor nos comenta que lo que tienen en común es “el cuestionamiento al pensamiento hegemónico, así como una perspectiva que problematiza el crecimiento, el capital y su relación con la llamada naturaleza” (p. 159).

    Es en esta temática general sobre la insustentabilidad y límites del sistema que el autor construye un diálogo analítico para discutir el consumo, la producción y los tiempos de la acumulación capitalista. Finalmente, la propuesta plantea concebir la contradicción capital-naturaleza en tres niveles teóricos:

    1) en la lógica de acumulación-apropiación del capital;
    2) en la forma y estructura de los flujos materiales de mercado en su forma capitalista, y
    3) en el desacoplamiento entre tiempos de acumulación económica y tiempos geoquímicos y bióticos de renovación, asimilación y adaptación.

    2. Límites consuntivos

    La economía ecológica es una corriente que emerge como crítica al enfoque de economía neoclásica para abordar las problemáticas ambientales. Entre sus precursores en los años sesenta se menciona a N. Georgescu Roegen y Herman Daly, posteriormente aparecen Joan Martínez Alier y José Manuel Naredo como pensadores destacados provenientes de la península ibérica. Pineda aclara que la economía ecológica retoma la noción de “medio ambiente”, categoría afín a las ciencias ambientales y el ambientalismo, y heredera del dualismo cartesiano que concibe de manera disociada lo físico-natural y lo físico-humano. Para esta corriente la producción está constituida por “flujos materiales y energéticos” en cuyo proceso material de transformar los recursos para la producción de bienes y servicios ocurre una “conversión en calor y posterior disipación” (p. 160) que implica transitar de un equilibrio térmico de baja a alta entropía. El curso creciente y acelerado de este comportamiento plantea un primer problema: un déficit entrópico (desorden físico y pérdida de potencial productivo), lo que a su vez marca “límites en relación con la utilización de energía/materia”, “límites entrópicos del consumo”, o bien, “límites absolutos” por una escasez por degradación y agotamiento.

    Esto no aplica por igual a todos los tipos de energías. La economía ecológica señala que para las energías de flujo no existen límites claros, como en el caso de la energía solar; mientras que las energías de stock son agotables y limitadas, como los combustibles fósiles. Aproximarse a los niveles de agotamiento trae aparejado el encarecimiento progresivo de los recursos con rendimientos decrecientes y una baja tendencial en la calidad de sus yacimientos con mayores exigencias de inversión. En suma, a la posibilidad material de un agotamiento absoluto (límites entrópicos de consumo) se añaden los límites relativos establecidos por la competencia, el consumo, “condiciones jurídico-estatales, el rechazo o resistencia social al extractivismo, la especulación financiera y las condiciones tecnoproductivas” (p. 161). De aquí que el autor enfatiza la importancia de hablar de recursos socionaturales retomando a Sacher (2014), que sirvan para contemplar “variables sociales, históricas y multidimensionales” al plantear los límites de los recursos.

    A su vez un estudio de las dimensiones sociales, cambiantes e históricas incrustadas en lo ambiental necesita contemplar las asimetrías de poder en el capitalismo. Para esto Daly (1999) señaló la polarización entre el consumo de países pobres y ricos, mientras que Martínez Alier propuso la noción de comercio ecológicamente desigual con el fin de evidenciar la exclusión de los costos ambientales en los costos económicos del comercio internacional. Se trata de un comercio desigual en las transferencias de plusvalor y la distribución “de los impactos ecológicos y sus costos en los países productores” (p. 161), siendo la base de una deuda ecológica existente entre los países del Norte global con respecto los del Sur global. Esto marca una relación de dependencia de dos caras entre el Norte con el Sur: la primera por los bajos costos de materia-energía para enviar recursos estratégicos y alimentos al Norte; y la segunda por ser el Sur el receptor de los desechos materiales del Norte. Adicionalmente el problema de las emisiones de carbono “ocultas” en las inversiones refiere al desplazamiento de la capacidad productiva del norte al sur para reducir costos de producción y exportar productos finales para consumirlos en el Norte, lo que significa un incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero generadas en los países emergentes para satisfacer las demandas de los países desarrollados (translimitación de consumo de sociorecursos o sobregiro ambiental). Sin olvidar que estas desigualdades de comercio y consumo son también desigualdades de ingresos (dato crucial 1). Por su parte, el eco-marxismo destaca los mecanismos extra-económicos para esta transferencia de recursos del Sur al Norte al argumentar la existencia de un imperialismo ecológico (Clark y Foster, 2009). Para Pineda ambos temas, tanto el imperialismo ecológico como el intercambio desigual, implican “escasez por acaparamiento”, vía coerción.

    En el capitalismo contemporáneo la asimetría se re-ordena con el despegue de las economías emergentes y su “derroche energético” sin precedentes. Esto tiene un efecto de intensificar la competencia intercapitalista e interestatal frente a recursos cada vez más escasos y al mismo tiempo incrementar la conflictividad por la distribución de los “costos distributivo-ecológicos” con el impulso de regulaciones ambientales a nivel mundial, las luchas contra las empresas extractivas y los movimientos contra el cambio climático. En general estas tensiones tranzan una “crisis de escasez relativa vía mercado, coerción y luchas socioambientales” (p. 164).

    El apartado concluye en que a pesar de los aportes de la economía ecológica, ésta “no problematiza ni teoriza el origen de la hipertrofia de la demanda de energía y materia” (p. 165). Su estudio vislumbrar únicamente los problemas ecológicos relacionados con la “ideología del crecimiento o la omisión teórica de la naturaleza como factores que determinan la insostenibilidad de las economías de mercado”. De este modo su propuesta final consiste en decrecer, esto es, reducir el crecimiento a una escala de tipo economía estacionaria en armonía con el ambiente, de tal modo que desde esta visión no hay una contradicción entre capital-naturaleza, sino un problema de escala, planteando que hipotéticamente es posible una relación de mutua co-existencia. De lo cual, difiere Pineda, quién citando a Schumpeter, señala que el capitalismo ni es ni puede ser nunca estacionario.

    3. Contradicciones de las fuerzas productivas: la acumulación infinita

    El marxismo ecológico pone en el centro de su interpretación una contradicción entre la acumulación de capital y la naturaleza. En la segunda mitad del siglo xix destacaran autores como Serge Podolinski y William Morris; de acuerdo con el autor, posteriormente en el siglo XX estuvieron figuras como Walter Benjamin y Alfred Schmidt de la Escuela de Frankfurt. En la segunda mitad emergieron los movimientos ambientalistas con autores como André Gorz o Manuel Sacristán. Finalmente, a finales del siglo y comienzos del nuevo milenio se consolida propiamente un ecomarxismo en torno a los nombres de James O´Connor, John Bellamy Foster, Paul Burkett y Kohei Saito.

    En términos conceptuales esta corriente retoma la “dialéctica sociohistórica hombre-naturaleza, presente en Marx” (p. 165) y la crítica a las categorías económicas responsables de la ilusión de recursos ilimitados para un crecimiento infinito. Es la propia dinámica del capital con su pretensión de acumulación sin fin y sus categorías abstractas la que nublan las implicaciones concretas de sus procesos. Marx fue crítico en evidenciar que, en las abstracciones de mercancía, dinero y valor, operan relaciones sociales de explotación y despojo; tratándose de abstracciones reales (Gunn, 2005) que determinan y configuran practicas reales. De aquí que Marx argumenta la existencia de un “sujeto automático” con la auto valorización del valor que fuerza a sus agentes a seguir compitiendo y reinvirtiendo. Y en tanto el trabajo humano abstracto es la única fuente de valor queda excluida la naturaleza, permitiendo la ilusión de una disponibilidad de su existencia, garantizada e infinita. “Para Marx, el punto de vista teórico que omite la naturaleza como fuente de la riqueza material –critica dirigida a Smith y Ricardo– es un punto de vista ideológico” (p. 166).

    Adicionalmente el ecomarxismo abrió una segunda línea del debate en la tesis marxista clásica de la tendencia a la crisis con el avence en el desarrollo de las fuerzas productivas. Es la perfección de la técnica como sustituto del trabajador en los procesos productivos lo que conduce a la crisis del sistema al desechar al único generador de valor: la fuerza de trabajo. Frente a este punto, el ecomarxismo propone una interpretación inversa: “la ley de tendencia decreciente de la ganancia, no [es][…] un camino inevitable al colapso del capitalismo, sino más bien como el potencial elástico del capital para salir airoso de sus múltiples crisis, revolucionando aspectos materiales del proceso productivo-consuntivo con estrategias tanto extensivas como intensivas” (p. 167). En momentos de menores ganancias, el capital puede externalizar costos en la naturaleza, ampliar nuevas formas de apropiación de materia-energía (sin afectar en gran medida sus costos) al igual que su escala y ritmo de rotación de capital. Esto implica la translimitación de las fronteras constantemente, en una intervención creciente para rehacer la naturaleza (O´Connor, 2001) o producir naturaleza (Smith, 2006).

    En suma a lo anterior, la lectura de Jason Moore hace un trabajo de articular los ciclos del capital con oleadas de agotamiento socio-ecológicos, recurrentes expansiones geográficas y excedentes ecológicos que tienden a la baja con el desarrollo de cada ciclo. Esto abre otra contradicción en la medida en que el incremento de las capacidades productivas pasa a depender de una mayor apropiación de energías naturales. En palabras de Pineda esto es una translimitación natural con un excedente ecológico a la baja.

    En conclusión, el marxismo ecológico concibe una contradicción inherente en la relación capital-naturaleza que se configura en diferentes formas de la acumulación. No obstante, las nuevas configuraciones (o producciones de nueva naturaleza) tiende a su vez a “socavar y desordenar las relaciones bióticas” de la naturaleza.

    4. Contradicción de los tiempos del capital y los tiempos de la naturaleza

    La lectura de Moore inaugura el enfoque de la Ecología-Mundo que aunque inicialmente inspirado por el propio marxismo ecológico termina por distanciarse al criticar su noción de fractura metabólica por considerarla de corte dualista-cartesiana. Dicho concepto desarrollado por Foster (2000) retoma la concepción de metabolismo en la visión marxista para denominar la dinámica dialéctica de flujos e intercambios en la relación hombre-naturaleza y su coevolución de manera histórica. La fractura metabólica enfatiza el desgarramiento insanable del metabolismo social por el desarrollo del capitalismo. Esto produce una escisión entre los ciclos naturales y la sociedad, quedada expresada en la división campo-ciudad. Este es un punto de encuentro con el enfoque de la Economía Ecológica que subraya la separación de los ciclos energéticos naturales por ciclos de combustión fósil. “En ambas perspectivas se abre una brecha entre las condiciones productivas o la base energética industrial y la naturaleza” (p. 170).

    Jason Moore es crítico con la noción de ruptura por tratarse de una visión atrapada en entender a una naturaleza supuestamente externa a las actividades humanas. En enfoque de la Ecología-mundo tiene una visión dialéctica para argumentar la idea de que todas las especies son productos y productoras del medio ambiente de manera recíproca; donde el capitalismo no solo es un modo de producción sino un modo histórico de organizar la naturaleza en regímenes ecológicos mundiales. “El capitalismo mismo es una ecología que produce naturaleza, y a su vez, es coproducido por la naturaleza misma. Moore argumenta que el problema básicamente está en que el consumo/demanda de naturaleza barata por el capital aumenta más rápido que la capacidad para regenerarla. Esto nos lleva a un proceso de desface en tiempos de apropiación y expansión (sustituyendo la idea de la ruptura).

    En síntesis, en el trabajo de Moore existen dos dimensiones de la contradicción entre capital y naturaleza: la primera es el agotamiento de la naturaleza barata (contradicción interna del capital por encontrar nuevas fronteras), y la segunda refiere a la no coincidencia entre los tiempos económicos y de renovación ecológica. Esto debido a que las tasas de extracción-recolección de materia-biomasa son mayores a las de renovación; y que la acumulación dineraria y financiera se desacopla de la producción material.

    En el debate sobre la viabilidad de esta dinámica en el provenir, Pinera trae a coalición la noción de los límites planetarios* desarrollado desde las geociencias, biología y otras disciplinas, que a su vez retoma la economía ecológica para plantear la idea de un límite material, finito pero a la vez externo de la dinámica insaciable del capitalismo.

    De nueva cuenta, Harvey al igual que Moore, critica la tesis de la separación sociedad-naturaleza y sus límites externos, al hablar de que “el ecosistema está construido a partir de la unidad contradictoria de capital y naturaleza” (Harvey, 2014). Cabe ahora preguntarse, señala Pineda, si la crisis con sus manifestaciones ahora más radicales producto de las contradicciones entre capitalismo-naturaleza, terminarán también con la noción de la naturaleza como exterior y la ceguera del proceso de valorización.

    Se habría llegado a una crisis doble: interna “del modo histórico de apropiación y reorganización de la naturaleza en su forma capitalista”; y externa “a los ecosistemas coproducidos por el capital, alterando la vida misma en toda la biosfera” (p. 173).

    5. Conclusiones

    El artículo de Pineda concluye con un breve balance entre las tres corrientes análisis en el trabajo. Las tres tienes desencuentros en los modos de aproximación teórico-epistémico, pero comparten ser enfoques críticos ante la economía ambiental derivada de la economía neoclásica. En lo particular Pineda sintetiza tres ejes teóricos-abstractos para pensar las diferencias y coincidencias entre las corrientes:

    1. El cruce entre el eco-marxismo y la ecología mundo para argumentar una contradicción del capital en la naturaleza como inherente a la lógica y dinámica histórica del capital.
    2. Hay una complementariedad entre las tres escuelas para estudiar la economía capitalista y sus consecuencias biofísicas.
    3. Las tres coinciden, por diferentes caminos, en la disyunción de los tiempos ecosistémicos y la lógica de la economía capitalista.

    Enrique Pineda concluye que la “contradicción capital-naturaleza puede sintetizarse como un concepto teórico, con densidad analítica explicada por la lógica de acumulación incesante del capital”. Se trata de una “contradicción viva” que requiere una investigación profunda de nuestra vida moderna.

    Notas:
    Los límites planetarios establecen los umbrales de estabilidad de nueve subsistemas terrestres que pueden ser afectados por distintos procesos de actividad humana.

Datos cruciales: 
    1. Las estimaciones de emisiones de carbono en el decil más alto de la población mundial oscila entre 49 y 75% del total de las emisiones; mientras que el 50% más pobre del mundo produce sólo 10% del CO2 total (p. 162).
Trabajo de Fuentes: 

Clark, Brett y Foster, John Bellamy [2009], Ecological Imperialism and the Global Metabolic Rift: Unequal Exchange and the Guano/Nitrates Trade, International Journal of Comparative Sociology, 50. https://doi.org/10.1177%2F0020715209105144

Daly, Herman [1999], Ecological economics and the ecology of economics: Essays in Criticism. Edward Elgar Publishing.

O’Connor, James [2001], Causas naturales. Ensayos de marxismo ecológico, Siglo XXI.

Sacher, William [2014], “Recursos socionaturales: la importancia de la dimensión social de los yacimientos”, Revista Nueva Sociedad (252), https://nuso.org/articulo/recursos-socionaturales-la-importancia-de-la-d...

Gunn, R. [2005], “En contra de materialismo histórico: el marxismo como un discurso de primer orden”, en W. Bonefeld, A. Bonnet, J. Holloway y S. Tischler (comps.), Marxismo abierto. Una visión europea y latinoamericana (vol. I), BUAP, Herramienta.

Smith, Neil [2006], La producción de la naturaleza. La producción del espacio, FFyL-UNAM

Foster, John Bellamy [2000], La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza, El Viejo Topo.

Harvey, David [2014], Diecisiete contradicciones del capital y el fin del neoliberalismo, Traficantes de Sueños.

Nexo con el tema que estudiamos: 
    El artículo de Pineda es una síntesis de las principales categorías y conceptos que aporta la economía ecológica, el eco-marxismo y la ecología-mundo para nuestro estudio de la destrucción ambiental.