'Huachicol', refinerías y gasolineras, 'bomba' tóxica de enfermedades terminales

Cita: 

Flores, Nancy [2023], "'Huachicol', refinerías y gasolineras, 'bomba' tóxica de enfermedades terminales", Contralínea, 10 de octubre, https://contralinea.com.mx/interno/semana/huachicol-refinerias-y-gasolin...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Martes, Octubre 10, 2023
Tema: 
El 'huachicol' expide contaminantes altamente tóxicos para las personas y el planeta
Idea principal: 

    Nancy Flores es una investigadora, periodista, editora y profesora en México. Su investigación se centra en periodismo de investigación, corrupción, narcotráfico, lavado de dinero, delitos de cuello blanco y derechos humanos. Es autora del libro La farsa. Detrás de la guerra contra el narco.


    El huachicol –robo ilegal de hidrocarburos– representa una grave amenaza tanto para el medio ambiente como para familias de bajos recursos que ven en esta actividad una forma de obtener ingresos. Quienes participan en este robo no sólo enfrentan riesgos por ser arrestados por las autoridades, o sufrir accidentes mortales durante la extracción y almacenamiento clandestino de combustibles, sino además corren peligro debido a la exposición constante a vapores y gases tóxicos, que aumenta el riesgo de enfermedades terminales, especialmente cáncer.

    El doctor Andrés Barreda Marín advierte que los hidrocarburos, incluida la gasolina, contienen sustancias cancerígenas, lo que pone en peligro tanto a quienes trabajan en gasolineras (en especial los despachadores) como a quienes participan en el robo de combustibles. La detección temprana es crucial, ya que el cáncer puede ser mortal, si no se trata a tiempo.

    Las áreas con altos índices de tomas clandestinas, como el corredor Tlaxcala-Puebla, son consideradas regiones de emergencia sanitaria y ambiental (RESAS) debido a la toxicidad de los hidrocarburos. Investigadores del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt) han identificado estas regiones como focos de derrames que afectan el suelo y los mantos freáticos. Además, se suman a estas zonas aquellas donde se encuentran instalaciones vinculadas a la industria petrolera, como refinerías y petroquímicas en Tula, Hidalgo, y el norte del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

    El doctor Barreda Marín subraya que el huachicol es una de las formas más graves de contaminación, dado que la gasolina robada es altamente tóxica y quienes la manejan la manejan cerca de niños y familias. En lugares donde se lleva a cabo el robo de ductos de Petróleos Mexicanos, también se registran frecuentes derrames, accidentes y explosiones que generan una gran carga de contaminación. Por ejemplo, la región entre Tlaxcala y Puebla es la segunda más afectada por el huachicol y sufre una extraordinaria contaminación debido a la industria, agroquímicos y sustancias tóxicas, siendo la cuarta área urbana más contaminada del país.

    De la misma forma, el investigador destaca la importancia de entender socialmente la gravedad de este problema, que no se trata únicamente de cuestiones ecológicas, sino de desafíos vinculados a la modernización, desarrollo industrial y económico. También advierte que se ha generado una deuda considerable con la salud de los trabajadores en fábricas, campos agrícolas y gasolineras debido a la exposición a sustancias cancerígenas presentes en el combustible.

    Además, en esas regiones, la falta de información y conciencia de los derechos ciudadanos contribuye al problema, y sugiere que los científicos también tienen una responsabilidad en devolver a la sociedad el conocimiento adquirido en universidades públicas.

    Los infiernos ambientales

    El investigador del Conahcyt, con formación en economía, sociología y estudios latinoamericanos, destaca que las áreas conocidas como RESAS, concentran diversas fuentes de contaminación altamente tóxica, resultado de la desregulación laboral y ambiental durante el periodo neoliberal.

    El grupo multidisciplinario del Conahcyt (dedicado a investigar la relación entre la actividad industrial altamente contaminante y las enfermedades terminales) ha categorizado cuatro tipos de procesos altamente contaminantes para definir las RESAS y otras regiones con contaminación menos tóxica:

    1) Los procesos industriales con múltiples tipos de contaminación.

    2) Las dinámicas agroindustriales que emplean pesticidas extremadamente peligrosos en muchas zonas de agroexportación e, incluso, en la producción de alimentos para consumo interno.

    3) La contaminación derivada de actividades extractivas como la minería a cielo abierto que sobreexplota y contamina el aire y el agua.

    4) La contaminación generada por megaciudades, como la Ciudad de México, que concentra una masiva cantidad de desechos y contaminantes atmosféricos.

    Otros proceso contaminantes

    El doctor Barreda Marín destaca dos zonas con graves problemas de contaminación tóxica: la frontera industrial entre Tlaxcala y Puebla; y el norte del Istmo de Tehuantepec. La presencia de la industria petroquímica en esta última región sufrió deterioros relevantes durante el periodo neoliberal (dejando de ser una de las industrias más importantes en América Latina), que incluye problemas de seguridad y explosiones de ductos, además de haber sido objeto de huachicoleo.

    El investigador señala que, además de la industria petrolera y la combustión de vehículos, las fábricas de automóviles son generadoras significativas de toxinas. Cita el caso de Volkswagen, corporación que tiene un depósito de sustancias tóxicas bajo su planta, cerca del río Atoyac, lo cual representa una amenaza para los acuíferos locales.

    Barreda Marín plantea la preocupación sobre la existencia de entierros clandestinos de basura en México, un tema que carece de documentación a pesar de décadas de industrialización, especialmente en el contexto de libre comercio de los últimos 30 años.

    En cuanto a la Ciudad de México, el doctor Barreda Marín señala que no la considera una RESA. Aunque reconoce la contaminación de aguas subterráneas por estaciones de gasolina, la emisión de contaminantes atmosféricos por vehículos y la presencia de aguas negras, no está incluida en las 30 RESAS de atención menos urgente. Además, menciona la existencia de corredores industriales que también contribuyen a la contaminación. Resalta que las empresas altamente contaminantes suelen buscar ganancias rápidas sin considerar los impactos ambientales.

Datos cruciales: 

    1. En México hay 60 regiones de emergencia sanitaria y ambiental (RESAS), de las cuales en 30 se vive una verdadera emergencia humanitaria por el número de personas que sufren enfermedades terminales y el número de muertes asociadas a la contaminación industrial.

    2. En los procesos industriales no se genera un sólo tipo de contaminación, sino pueden ser 10 o más tipos dependiendo del número de fábricas, corredores o parques industriales asentados en la misma región.

    3. México tiene muchas ciudades de más de 1 millón de habitantes. En la Ciudad de México, toda la mancha urbana es un área de 22 millones de habitantes.

    4. El Doctor Andrés Barreda Marín menciona que, además de las 60 RESAS, existen cientos o incluso miles de zonas contaminadas en México que no se encuentran en una situación de emergencia humanitaria.

    5. Estados Unidos reconoce el problema de los infiernos industriales, llamando a sus peores sitios superfund. En dicho país existen casi 2 mil.

    6. Las autoridades estadounidenses reconocen a las estaciones de gasolina como brownfields, por la manera en la que se tira la gasolina y los aceites en el suelo, tóxicos que tienden a irse al subsuelo y que, al acumularse por largos periodos de tiempo, forman un bulbo de suelo contaminado en un área de 1 kilómetro a la redonda.

    7. En México, de acuerdo con datos de la Comisión Reguladora de Energía, hay 13 mil 662 gasolineras.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Analizar a profundidad el tema de la contaminación industrial y ambiental, como el huachicol, es fundamental pues la exposición a sustancias tóxicas provenientes de actividades industriales puede tener impactos devastadores en los ecosistemas y además efectos adversos en la salud de las personas, en el aumento de las desigualdades sociales y económicas e, incluso, un importante develamiento de la poca efectividad de las políticas y regulaciones hacia las empresas productoras de estos tóxicos que contaminan.