Paul Gilding es un ambientalista, consultor y autor australiano, director ejecutivo de Greenpeace International y socio en el Instituto para el Liderazgo Sustentable de la Universidad de Cambridge. Es autor del libro The Great Disruption: Why the Climate Crisis Will Bring On the End of Shoppping and the Birth of a New World.

A raíz de las manifestaciones de la crisis climática en mega-incendios, inundaciones, olas de calor y sequías que batieron récords mundiales, el autor sostiene que hemos alcanzado “la gran perturbación”, definida como una inflexión multisistémica que desencadenará efectos en cascada en la economía, la política y la seguridad mundial. Aunque algunos de sus pronósticos apuntan a un espiral de caos y transformaciones, no se trata de un evento apocalíptico, sino de una ola que puede impulsar el cambio positivo.

¿Fue 2023 el año en que todo cambió?

Los cambios drásticos en el clima y sus consecuencias (dato crucial 1), en forma de inundaciones masivas y mega-incendios forestales alrededor del mundo, han llevado a considerar al año 2023 como el inicio de “la gran perturbación” de Paul Gilding. Aunque algunos apuntan que las condiciones meteorológicas de los últimos meses fueron predichas con El Niño y disminuirán en los próximos años, Gilding menciona que se trata de un cambio sistémico más que de un fenómeno aislado.

El autor desarrolla en diversos puntos cómo el aumento de la temperatura y los niveles del mar ocasionarán por un lado inundaciones en el norte de Europa y Estados Unidos, y por el otro, sequías extremas en India, América del Sur y el sudeste de África. De la misma manera, el deshielo del glaciar, el reverdecimiento del Sahara y la deforestación del Amazonas desencadenarán puntos de inflexión en cascada, que perturbarán lo ambiental, lo social y lo económico a escala mundial.

Todo, en todas partes, al mismo tiempo

Las implicaciones que la interacción de puntos de inflexión climáticos tiene en la sociedad, la economía y la geopolítica han sido invisibilizadas por el costo de los desastres naturales o el valor de la industria de los combustibles fósiles. No obstante, el calentamiento global tendrá como consecuencias “el aumento de los costos de infraestructuras, la interrupción de las cadenas de suministros, la inflación, el encarecimiento de la seguridad social, el aumento de deudas soberanas, la inestabilidad geopolítica, el surgimiento de estados fallidos y de conflictos militares”, entre otros.

En un sistema interconectado e interdependiente, la principal preocupación a corto plazo será la crisis alimentaria global, agravada por el cambio climático, la desaparición de suministros de agua, la desigualdad, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad. Los primeros indicios ya se han dado en Asia, donde se prohibió el comercio de granos básicos (arroz, trigo, maíz), para que los países exportadores tengan reservas con que alimentar a su población.

El cambio climático es la principal amenaza de la seguridad mundial, pues lo que comienza con la degradación ambiental desencadena la crisis alimentaria, el aumento de los flujos migratorios y la escalada de conflictos. Mismos que ya empiezan a vislumbrarse en India, Pakistán, China, Irán y Ucrania. La sensación de urgencia se une con las diferentes estrategias de grupos de poder, como los dirigentes políticos, los inversores y la opinión pública. Según Gilding, el destino inminente será el desplome de las industrias fósiles y el aumento de los riesgos financieros.

La transición energética también tendrá repercusiones económicas y geopolíticas mundiales, como la inestabilidad de los países dependientes del petróleo, el fracaso de las negociaciones internacionales, el activismo disruptivo así como la desobediencia civil por los "crímenes contra la humanidad" y el ecocidio; finalmente, la presión jurídica para responsabilizar a las empresas. La necesidad de reducir las emisiones de carbono terminará por socavar a los combustibles fósiles como fuentes de energía, así como a la industria cárnica y de lácteos.

Según Gilding, estos puntos de inflexión para La Gran Perturbación alcanzarán su auge en la próxima década.

¿El futuro es aterrador? ¿O emocionante?

Pese a los escenarios catastróficos, autores como RethinkX, Kingsmill Bond y Sam Butler-Sloss, sostienen que el cambio puede ser positivo a través de la acción colectiva y la revolución tecnológica. Tales como los sistemas de energía, alimentación y transporte, así como su distribución sostenible, justa y de calidad. La transformación sólo será posible a través de acciones de “dolor a beneficio” o de “plan de guerra de un grado”, que refiere a resistir el umbral de la catástrofe y detener el calentamiento global y sus consecuencias.