Is green growth happening? An empirical analysis of achieved versus Paris-compliant CO2–GDP decoupling in high-income countries

Cita: 

Vogel, Jefim y Jason Hickel [2023], "Is green growth happening? An empirical analysis ofachieved versus Paris-compliant CO2–GDP decoupling inhigh-income countries", The Lancet. Planetary Health, (7): e759-769, septiembre, https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S2542-5196%2823%2900174-2

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Septiembre, 2023
Tema: 
Evaluación del “crecimiento verde” en países ricos, frente al emergente enfoque del poscrecimiento
Idea principal: 

    Jefim Vogel es un físico del Sistema-Tierra formado en la Universidad de Kiel. Realizó estudios de maestría en Dinámica Climática, en la Universidad de Bergen. Se interesa por la sustentabilidad, la mitigación climática, la descarbonización, el bienestar humano, los límites planetarios, la resiliencia y el decrecimiento.

    Jason Hickel es antropólogo economista y académico. Tiene experiencia como profesor en la Escuela de Economía de Londres (LSE, por su sigla en inglés), la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Oslo. Se dedica a los temas de economía política global, economía ecológica, desigualdad, colonialismo, movimientos obreros y decrecimiento.


    Introducción

    Partiendo de que todo “incremento en la producción y el consumo agregados implica una mayor demanda de energía y, en consecuencia, mayores emisiones de CO2” (p. 759), el presente artículo se cuestiona la posibilidad de que los países de altos ingresos sean capaces de cumplir con sus obligaciones del Acuerdo de París (2015) -tratado internacional que busca limitar el aumento de la temperatura media global a 1.5°C, o menos de 2°C, sobre el nivel pre-industrial-, al mismo tiempo que persiguen el crecimiento económico.

    Con base en lo anterior, se investiga si los países de altos ingresos alcanzan el presunto “crecimiento verde” ahora y en el futuro; resaltando que no basta con que reduzcan sus emisiones en cualquier cantidad, sino que es imprescindible que las reduzcan a cero neto. Más aún, se apunta que la reducción debe lograrse de manera rápida; porque una “reducción insuficiente de las emisiones resultará en un calentamiento global peligroso y posiblemente catastrófico, además de que exacerbará la injusticia climática. Un escenario como tal no puede ser considerado verde” (p. 760).

    En ese sentido, el aporte del estudio consiste en que, en contraste con previas investigaciones -que comparaban las tasas de desacoplamiento nacional alcanzadas con las tasas globales promedio-, parte de los requisitos específicos de cada país y de acuerdo con los compromisos de equidad del Acuerdo de París. Otros aspectos innovadores de la investigación son que, a diferencia de anteriores estudios sobre desacoplamiento absoluto o sobre las reducciones de emisiones en el contexto del desacoplamiento, excluye periodos de recesión (puesto que la reducción de las emisiones en dichos casos no puede atribuirse solo a la labor del desacoplamiento) y no enlista a países cuyo desacoplamiento absoluto ya no sea vigente (situación en donde las emisiones nacionales han disminuido con anterioridad, pero recientemente se han estabilizado o incluso aumentado).

    Métodos

    1. Identificando países de altos ingresos que han alcanzado el desacoplamiento absoluto, recientemente

    El desacoplamiento absoluto es la propensión hacia la reducción sostenida de las emisiones de bióxido de carbono (CO2) basadas en el consumo junto con una aumento del Producto Interno Bruto (PIB) real. Algunas precisiones metodológicas en función de las cuales se desarrolló el estudio son las siguientes: se consideró el promedio móvil simétrico de 5 años de los datos de las emisiones anuales; se tomaron en cuenta principalmente a las emisiones de CO2 basadas en el consumo (en lugar de las emisiones territoriales); y se consideraron continuos aumentos interanuales del PIB, ya que ese es el eje del “crecimiento verde”.

    La investigación se concentra en examinar el desacoplamiento absoluto en 36 países de altos ingresos, recopilando datos de sus PIB del Banco Mundial y datos de sus emisiones de CO2 del Global Carbon Project. Al analizar “éxitos” recientes de desacoplamiento absoluto, se pudieron evaluar los requisitos de mitigación y desacoplamiento a corto plazo necesarios para alcanzar el “crecimiento verde”, frente a dichos precedentes. Se eligió revisar el periodo de 2013-2019, luego de las consecuencias de crisis del 2008 (para la cual algunos países se recuperaron hasta 2012 o hasta después) y antes de la crisis por la pandemia de la COVID-19.

    2. Objetivos climáticos globales

    Se realizaron dos análisis. El principal se centró en una probabilidad de 50% para limitar el aumento de la temperatura media global a 1.5°C. El secundario se basó en una probabilidad de 50 % para permanecer por debajo de un incremento de 1.7 °C. “Sin embargo, se apunta que el calentamiento global de 1.7°C es extremadamente dañino y peligroso y no debe ser aceptado” (p. 761).

    3. Estimación de presupuestos nacionales de carbono equitativos

    Se operacionalizaron los objetivos climáticos nacionales, de acuerdo con las partes justas de los presupuestos globales de carbono restantes de 2020, para cada país y en términos del Acuerdo de París. De esta manera, se obtuvieron las partes justas, en proporción a la fracción que ocupa cada país en el total de la población mundial.

    Sobre esto último, se enfatiza que dicha “operacionalización del compromiso del Acuerdo de París de reducir las emisiones, en línea con las responsabilidades comunes pero diferenciadas, debe verse como una interpretación mínima de equidad con respecto a la mitigación futura, considerando la deuda histórica de carbono como un tema aparte, que debe compensarse de otras maneras” (p. 761).

    Por último, se menciona que los presupuestos nacionales de carbono de participación justa se establecen desde 2020 y hasta el momento en que se alcance el cero neto global, en cada caso modelado.

    4. Rutas de emisiones, tasas de mitigación y tasas de desacoplamiento consistentes con presupuestos nacionales de carbono de participación justa

    Se calcularon las trayectorias nacionales de emisiones de CO2 conforme a los presupuestos nacionales de carbono. Para cada país, la ruta empieza con sus emisiones actuales, haciendo una transición suave desde la tasa de mitigación promedio del periodo 2013-2019 y hacia una tasa de mitigación asintótica, con un aumento gradual a partir de 2023.

    Lo anterior se fundamenta en reconocer que existe un nivel limitado de implementación de tecnologías de emisiones negativas, para nivelar las emisiones residuales de CO2 imposibles de eliminar y con el fin de reducir las emisiones totales de CO2 hasta cero neto. A causa de los riesgos y retos asociados con el despliegue a gran escala de tecnologías de emisiones negativas, en la investigación no se consideran las emisiones netas de CO2 negativas.

    Las tasas de mitigación requeridas por país, se estimaron como tasas de reducción de emisiones relativas, año con año. Las tasas de desacoplamiento nacional requeridas se calcularon como tasas interanuales de reducción relativa de la intensidad de carbón en el PIB, implícita en la combinación entre la ruta de emisiones equitativas y la ruta del PIB en crecimiento continuo (según la tasa de crecimiento promedio del periodo 2013-2019).

    5. Rutas de emisiones “bussines-as-usual”

    A fin de obtener una comparación, se cuantificaron las rutas de emisiones si “los negocios siguen como siempre”, para cada país, suponiendo que las tasas de crecimiento del PIB y las tasas de desacoplamiento permanecen en el ritmo promedio del periodo 2013-2019.

    Resultados

    1. Acciones justas para limitar el aumento del calentamiento global a 1.5° Celsius

    Aparte de que no todos los países de altos ingresos analizados lograron un desacoplamiento absoluto, se halló una discrepancia “extremadamente grande” entre las tendencias actuales de la reducción de emisiones y las tendencias necesarias, según lo establecido en el Acuerdo de Paris (Dato crucial 1). Encima, de los países que sí alcanzaron un desacoplamiento absoluto, difieren mucho entre sí al respecto de qué tanto están por debajo de las tasas de mitigación requeridas (Dato crucial 2).

    Además, en la investigación se resalta que los ritmos de mitigación tendrían que ser mucho más rápidos y mayores cada año, hasta llegar a las cero emisiones netas globales para 2050 (Dato crucial 3). A causa del ritmo e intensidad de las tasas de desacoplamiento absoluto de los países de altos ingresos que se analizaron, su crecimiento económico no puede considerarse verde (Dato crucial 4).

    2. Acciones justas para limitar el aumento del calentamiento global a 1.7°C

    “Para este objetivo climático global menos ambicioso (y más peligroso), la disyunción entre las tasas de mitigación y desacoplamiento logradas y requeridas es menos extrema, pero continúa siendo muy grande en la mayoría de los casos” (p. 763).

    Pese a que en este otro escenario las tasas de desacoplamiento requeridas estarían más al alcance de los países con altos ingresos de mejor rendimiento, sus tasas de desacoplamiento todavía tendrían que multiplicarse varias veces para 2025 y 2030 (Dato crucial 5).

    Discusión

    En general, los resultados apuntaron que incluso para los países de altos ingresos con las mejores tasas en desacoplamiento, el incremento requerido por el Acuerdo de Paris en las tasas de desacoplamiento nacional queda fuera de su alcance. La investigación, en consecuencia, “sugiere que los enfoques de crecimiento verde, entendidos aquí como la búsqueda de la mitigación climática junto con el crecimiento económico continuo, son inadecuados para que los países de altos ingresos cumplan con sus obligaciones de[l Acuerdo de] París […] Por lo tanto, las narrativas que celebran los logros del desacoplamiento en los países de altos ingresos como crecimiento verde son engañosas y representan una forma de [greenwashing o] lavado verde” (p. 764).

    Más aún, se debe advertir que, si los países de altos ingresos exceden los presupuestos de carbono compartidos equitativamente a escala internacional, “o exacerban el colapso climático o se apropian de las partes del presupuesto de carbono de los países de bajos ingresos, o muy probablemente harán ambas cosas” (p. 764). De esta manera, se concluye que el “crecimiento verde” no ayudará a evitar la catástrofe climática ni facilitará el acceso a la justicia climática.

    Encima, se defiende que el “crecimiento verde” en realidad no ha sido alcanzado en países de altos ingresos y es muy improbable que puedan alcanzarlo en el futuro. Esto, tomando en cuenta que el presente estudio es “conservador” o no tan estricto; por ejemplo, en la interpretación mínima de lo equitativo, parte de presupuestos de carbono generosos (que otros estudios apuntan que podrían ser menores), se basa en tasas del crecimiento del PIB durante un periodo cerrado y ya transcurrido (2013-2019), supone que el despliegue de mecanismos de mitigación adecuada comienza en 2023; además de que acepta que los datos empleados en las emisiones de CO2 basadas en el consumo son limitados (porque no incluyen las emisiones de la agricultura, silvicultura, el uso del suelo ni la aviación y transporte internacionales).

    Aunque el desacoplamiento podría continuar acelerándose, existen límites físicos para la escala y rapidez en que podría llevarse a cabo, si es que se parte de un enfoque de crecimiento económico constante. Este tipo de desacoplamiento dependería de reemplazar la infraestructura existente y de desarrollar tecnologías impulsadas con poco carbono o poca energía. Por ello, un incremento en la rapidez del desacoplamiento, aún en países de altos ingresos, es improbablemente factible.

    En el artículo se enlistan propuestas para alcanzar una reducción más rápida de las emisiones nacionales de CO2. La principal es el cese de la persecución del crecimiento económico y, en cambio, basarse en un enfoque de poscrecimiento (Dato crucial 6). En ese sentido, tareas que se tienen pendientes, específicamente mediante el despliegue de políticas públicas correspondientes, son: reducir la desigualdad de ingresos y riqueza (con impuestos sobre el patrimonio y límites de ingresos máximos); reutilizar edificios, para evitar nuevas construcciones; reducir el desperdicio de alimentos; transitar hacia técnicas de siembra agroecológica y favorecer las dietas basadas en plantas; desarrollar mecanismos legales y tecnológicos que prohíban la obsolescencia programada; mejorar el transporte público, los sistemas de bicicletas y la accesibilidad para peatones; facilitar el aprovisionamiento desmercantilizado, sin fines de lucro, social y ecológicamente beneficioso; mejorar las condiciones laborales (reduciendo y redistribuyendo las horas de empleo, salarios mínimos y dignos, pensiones); garantizar un acceso universal (accesible) a la vivienda; ofrecer servicios públicos de buena calidad; entre muchas otras más.

    Estudios computacionales sugieren que estrategias de ese tipo podrían disminuir las emisiones mundiales de CO2 lo suficientemente rápido para limitar el calentamiento promedio global a 1.5°C (Dato crucial 7). Sin embargo, es necesario reconocer que varios países con altas emisiones per capita ya han superado su presupuesto de carbono, desde hace años (Dato crucial 8).

    Por el contrario, países de bajos ingresos tienen emisiones de CO2 per capita mucho más reducidas, de tal forma que sus tasas de mitigación y desacoplamiento son más alcanzables, respecto a sus partes justas del presupuesto de carbono internacional. No obstante, todavía es necesario garantizarles financiamiento y tecnologías, con el fin de que sean capaces de desplegar políticas públicas industriales y estrategias de desarrollo humano que les permitan mantener sus presupuestos de carbono. Debido a esto, “las transiciones al poscrecimiento en los países de altos ingresos son cruciales para permitir y crear espacio para el desarrollo soberano de los países de bajos ingresos” (p. 767). De igual manera, por apropiarse de las partes justas de los países más pobres y por exacerbar el colapso climático, los países de altos ingresos deben hacer compensaciones y reparaciones a los de bajos ingresos.

    En resumidas cuentas, los enfoques de mitigación centrados en el crecimiento económico se basan en supuestos irrealistas acerca de: las tasas de desacoplamiento, la eficiencia energética, la rapidez del despliegue de energías renovables, tecnologías de emisiones negativas que todavía no existen, un reparto muy desigual de las tareas mundiales (entre países de bajas y altas emisiones per capita) y la indiferencia ante socavar el uso de la energía y el desarrollo de los países de ingresos bajos y medios.

    Por su lado, los enfoques de mitigación centrados en el poscrecimiento se basan en las políticas de suficiencia y eficiencia, así como en inversión pública para acelerar la descarbonización. Aunque es posible que el PIB mundial disminuya en un escenario de poscrecimiento, las políticas laborales y de bienestar del poscrecimiento podrían asegurar los medios de vida, al mismo tiempo que mejora el bienestar social y ecológico en general.

    “Las políticas de mitigación del climática no deben verse de forma aislada sino en el contexto de una crisis ecológica más amplia. La economía global también está transgrediendo otros seis límites planetarios, y los países de altos ingresos son abrumadoramente responsables de ello” (p. 767). Así, la investigación termina afirmando que “si los países de altos ingresos quieren reducir las emisiones de acuerdo con el Acuerdo de París, deberán abandonar la búsqueda del crecimiento económico agregado y, en cambio, adoptar políticas de poscrecimiento equitativas y orientadas a la suficiencia. La evidencia es clara” (p. 767).

Datos cruciales: 

    1. De los 36 países de altos ingresos que se estudiaron, solamente 11 de ellos alcanzaron el desacoplamiento absoluto (entre sus emisiones de bióxido de carbono (CO2) basadas en el consumo y su Producto Interno Bruto [PIB]), en el periodo 2013-2019. Sin embargo, ninguno de estos ha logrado una reducción de sus emisiones suficientemente rápida para tener 50% de probabilidad de mantener el aumento de la temperatura media global a menos de 1.5°C, en función de los principios de equidad. Dicho grupo de 11 se conforma por: Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Suecia y Reino Unido.

    En la Gráfica 1 se observa que de 2013 a 2050 la reducción de emisiones de CO2 mediante el desacoplamiento absoluto en países de altos ingresos es altamente insuficiente para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.

    2. Cada país de altos ingresos analizado tiene emisiones de CO2 per capita distintas. Por ello, se presentan diferencias entre las tasas de mitigación alcanzadas y la rapidez que cada uno requiere, de acuerdo con sus respectivas partes justas en el presupuesto mundial de carbono. Si sus tasas de mitigación de emisiones prevalecen al mismo ritmo que durante el periodo 2013-2019, los 11 países que alcanzan el desacoplamiento absoluto no serán capaces de llegar a las cero emisiones netas para 2050: tardarán entre 73 y 369 años (223 años, en promedio) para reducir 95% sus emisiones de 2022, mientras queman entre 5 y 162 veces (27 veces, en promedio) su respectiva parte justa nacional restante (luego de 2022), en el proceso.

    En la Gráfica 2 se presentan los pronósticos de desacoplamiento absoluto para economías de renta alta, en el periodo 2013-2050. Se observa que pese a que algunos países llegan al desacoplamiento absoluto, están muy lejos de cumplir con sus compromisos equitativos del Acuerdo de Paris.

    3. Las tasas de mitigación en los 11 países que lograron el desacoplamiento absoluto rondaron entre 0.8% y 4% (1.6%, en promedio), al año. En contraste, las rutas de emisiones por partes justas requerirían, en promedio, de tasas de mitigación de 30% anual para 2025 y de 38% anual para 2030. Aunque Reino Unido es el país de altos ingresos que más se acerca a cumplir con sus tasas de mitigación por partes justas; la nación tendría que multiplicar sus tasas de mitigación anual por 5 y 7 veces para 2025 y 2030, en el orden dado. Los otros 10 países que lograron el desacoplamiento absoluto tendrían que acelerar más de diez veces sus tasas de mitigación para 2027; a la par que los países con más bajo rendimiento de descoplamiento (Bélgica, Australia, Austria, Canadá y Alemania) tendrían que multiplicar sus tasas de mitigación anual por más de treinta veces en 2027.

    En la Gráfica 3 puede verse que las tasas de reducción de emisiones requeridas (en color azul oscuro y azul claro, para 2050 y 2030, respectivamente) para los países de altos ingresos son varias veces más rápidas que las tasas realmente alcanzadas (en color rojo).

    4. En promedio, los 11 países que alcanzan el desacoplamiento absoluto deberían acelerar sus tasas de desacoplamiento por diez veces para 2025 y por doce veces para 2030.

    En la Gráfica 4 se presentan las tasas de desacoplamiento alcanzadas por los países de renta alta junto con un pronóstico hacia 2050, del que se exhibe que las tasas de desacoplamiento entre 2013 y 2019 se quedan muy por debajo de las tasas del presunto “crecimiento verde”.

    5. Para un escenario mundial de limitación del aumento de la temperatura media global a 1.7°C, las tasas de mitigación en países de altos ingresos tendrán que multiplicarse por ocho, para 2025, y por doce, para 2030. En el caso particular de Reino Unido -el país estudiado de mejor desempeño, en cuanto a su nivel y ritmo de desacoplamiento absoluto-, las tasas de mitigación tendrán que triplicarse para 2025 y quintuplicarse para 2030. En promedio, los países de mejor rendimiento en desacoplamiento deberán cuadriplicar sus tasas de desacoplamiento para 2025 y quintuplicarlas para 2030.

    En la Gráfica 5 pueden verse (del lado izquierdo) las tasas de reducción de emisiones y (del lado derecho) las tasas de desacoplamiento en países de altos ingresos, para los escenarios de un incremento de la temperatura media mundial en 1.5° y 1.7°C.

    6. Los ejes de poscrecimiento son la suficiencia, la equidad y el bienestar. Implica la reducción equitativa de producción y consumo intensivos en carbón o energía; mejorar los sistemas de provisión; además de emplear alternativas bajas en carbón o energía para los servicios y bienes necesarios. Busca reducir la actividad económica agregada y la demanda de energía, para bajar las emisiones de CO2 y facilitar la descarbonización. Plantea que el ahorro de capacidades productivas (por ejemplo,fábricas, materiales y trabajo) podría utilizarse para para acelerar todavía más la descarbonización de la economía.

    7. Según el estudio Climate neutrality, energy security, and sustainability: a pathway to bridge the gap through sufficiency, efficiency and renewables de la asociación civil francesa négaWatt, para 2050, la demanda total de energía de 30 países europeos podría reducirse en 55%, restringiendo sus emisiones de CO2 acumuladas (combinadas) a su correspondiente presupuesto de partes justas de carbono (combinado), con 50% de probabilidad de limitar el calentamiento global a 1.5°C, si se adoptara una estrategia de mitigación climática basada en la suficiencia. Sin embargo, este estudio no toma en cuenta a las emisiones netas importadas de dichos países y supone que la mitigación ya ha comenzado.

    8. Desde 2020, algunos países de altas emisiones de CO2 per capita, como Estados Unidos, Arabia Saudita y Bélgica, ya agotaron casi la totalidad de sus partes justas del presupuesto de carbono mundial.

Trabajo de Fuentes: 

Organización de las Naciones Unidas, Acuerdo de París, Nueva York, ONU, 2015, 29 pp, https://unfccc.int/sites/default/files/spanish_paris_agreement.pdf

Bourgeois, Stephane et al. [2023], Climate neutrality, energy security, and sustainability: a pathway to bridge the gap through sufficiency, efficiency and renewables. CLEVER final report: Executive summary, Alixan, négaWatt Association-CLEVER, 8 pp., https://clever-energy-scenario.eu/wp-content/uploads/2023/11/clever_fina...

Hickel, Jason et al. [2022], “Degrowth can work—here’s how science can help”, Nature, Londres, Nature Portfolio, 612: 400-403, 12 de diciembre, https://www.nature.com/articles/d41586-022-04412-x

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Hickel, Jason [2022], Less is more: How degrowth will save the world, Londres, Penguin Books, 336 pp.

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Jackson, Tim [2021], Post Growth: Life after Capitalism, Cambridge, Polity Press, 256 pp.

Rockström, Johan et al. [2023], “Safe and just Earth system boundaries”, Nature, Londres, Nature Portfolio, 619: 102-111, 31 de mayo, https://www.nature.com/articles/s41586-023-06083-8

Slameršak, Aljoša, Giorgos Kallis y Daniel W. O’Neill [2022], “Energy requirements and carbon emissions for a low-carbon energy transition”, Nature Communications, Londres, Nature Portfolio, 13: 15 pp, 14 de noviembre, https://www.nature.com/articles/s41467-022-33976-5

Nexo con el tema que estudiamos: 

    El capital se autoexplica con su propia existencia. No es capaz de ver personas o a un planeta vivo; sino que ve mera fuerza de trabajo (“capital humano”) y canastas de “recursos” o, de plano, espacios expropiables y vaciables (“capital natural”). Por eso el logocentrismo positivista de la modernidad ha sido de sus mejores aliados, pues con él pudo fácilmente imponer su ley del valor como ley universal.

    Sin embargo, incluso la ciencia ha podido encontrar resquicios de desobediencia y exigencia; porque se lo exige el mismo contexto de agravamiento de las problemáticas socioecológicas, a lo largo y ancho de la Tierra. Pese a que, desde el comienzo de su violenta imposición en el mundo, se ha rechazado al capitalismo por incontables grupos sociales, en la actualidad algunos frentes científicos se han visto en la necesidad de comprobar lo que ya se denunciaba desde entonces: que el capital representa una guerra contra la vida. El capital es su propia frontera, su propia condena; pero arrastra al resto de los seres vivos y las seres vivas con él.