Héctor Guerrero Flores es un delincuente originario de Venezuela, mejor conocido como “Niño Guerrero”, quien formó en 2011 la pandilla “Tren de Aragua” cuando el gobierno venezolano optó por ceder la vigilancia de los centros penitenciarios a los reclusos como medida para reducir la violencia.

Cuando el Niño Guerrero tomó a su mando el Centro Penitenciario de Aragua (también conocido como “la prisión de Tocorón”) hizo cobros a prisioneros (un impuesto conocido como La causa)y una vez que eran liberados continuaban operando ilícitamente con extorsiones y robos de automóvil. En 2018 tomó el control de cruces ilegales en las fronteras con Colombia, lo que generó una oportunidad de negocio ilícito de tráfico de personas con inmigrantes venezolanos. Esto aconteció en un contexto de hiperinflación y dictadura, haciendo que dicha práctica ilegítima sea la principal labor del grupo delictivo (datos cruciales 1-3).

En un principio la organización solo cobraba tarifas a los contrabandistas por sacar a la gente de Venezuela, pero en 2021 –ante la crisis sanitaria por Covid-19 y el cierre de actividades económicas y fronterizas– Tren de Aragua emprendió sus propias operaciones de tráfico de personas con la renta de transportes, alimentos y alojamiento. Hecho que posteriormente influyó en que tuvieran los ingresos suficientes para adquirir empresas de transporte y hospedaje y así ofrecer viajes a otros países de América Latina con la ayuda de sobornos y tomas de ciudades fronterizas (dato crucial 4).

Al tener las facilidades y el poder que habían adquirido por el tráfico de personas, dio pie a que incursionaran en la trata de personas, porque es un negocio ilícito que genera más ganancia a futuro que el simple transporte fronterizo. Así que optaron por ganar la autoridad de ciudades y acaparar el negocio de la prostitución mediante el uso de represalias a quienes laboraban en este ámbito y que se negaran a trabajar para Tren de Aragua. Así fue como encontraron una fuente de ganancia en los inmigrantes mediante la prostitución forzada sobre todo en ciudades como Bogotá (Colombia), Lima (Perú) y Santiago (Chile), mediante engaños y manipulación.

Así fue como Niño Guerrero integró de forma vertical ^[1] las actividades de su grupo con acciones como reclutamiento, transporte y explotación sexual, además de ampliar el negocio con contrabandeo de drogas en Bolivia y en Brasil, en donde formaron una alianza con la pandilla más importante de dicho país llamada First Capital Command (Primer Comando Capital).

Mediante la expansión del negocio, más delincuentes se fueron enlistando a Tren de Aragua, lo que permitió más acciones delictivas como estafas en cobro excesivo de intereses en préstamos y extorsión telefónica (dato crucial 5).

Ante todos estos hechos, el ejército venezolano ingresó en la prisión de Tocorón donde el Niño Guerrero mantenía sus operaciones. Aunque no existe una razón evidente para la incursión del ejército, se dice que detrás está el interés del gobierno venezolano por retomar las prisiones lideradas por los presos, la mala reputación que genera sobre Nicolás Maduro, altamente relacionado con el interés por reducir las sanciones económicas hechas por Estados Unidos. Sin embargo, no encontraron al líder criminal porque se dio a la fuga (y por ende no pudieron contenerlo). Esto ha generado dudas sobre la confidencialidad de la operación del ejército (dato crucial 6).

En 2023, el Niño Guerrero sigue siendo buscado por todas las autoridades de la región de Sudamérica. Aunque se tiene el panorama de que una cuarta parte de la población venezolana ya salió del país, lo que se traduce en que el futuro del negocio se centralice en una población más pequeña y que en su mayoría busca llegar a Estados Unidos, una región que no ha alcanzado el grupo Tren de Aragua.

Notas

[1] La integración vertical se refiere a cuando una empresa se ocupa de actividades que hasta ese momento había delegado a terceros, ocasionando una sola cede para el desarrollo de actividades.