Nadja Popovich es reportera de datos y gráficos climáticos para The New York Times. Su trabajo se centra en la ciencia del clima, la política energética y los impactos del calentamiento global.

En las últimas dos décadas las energías limpias se han desplegado más rápido de lo que los expertos esperaban; pero no es suficiente para detener el aumento de la producción de energía proveniente de combustibles fósiles. Esto sucede por que la demanda mundial de energía aumenta más rápido que la energía limpia. Dicha dinámica aumenta las emisiones de carbono del sector energético en un momento en el que deberían disminuir drásticamente para evitar las peores consecuencias del calentamiento global (Dato Crucial 1).

Buena parte del crecimiento de la demanda proviene de países con un acelerado desarrollo económico, como China e India. En estos países operan al mismo tiempo grandes plantas de carbón, parques eólicos y solares que impulsan la economía. Pero muchas de las antiguas potencias económicas tampoco están reduciendo lo suficientemente rápido el uso de combustibles fósiles.

A pesar de todo, muchos expertos creen que la energía proveniente de combustibles fósiles alcanzará su punto máximo pronto. De hecho, este tipo de energía ya está disminuyendo en Estados Unidos y Europa. Además, se espera que China comenzará a reducir la generación de energía con carbón.

Los expertos consideran que para evitar un calentamiento que supere los 2°C por encima de niveles preindustriales será necesario reducir rápidamente el uso de combustibles fósiles sustituyéndola con energías limpias como la solar y la eólica (Dato Crucial 1). La cuestión es si los países pueden acelerar el despliegue de las energías limpias para empezar a reducir sustancialmente las emisiones totales de dióxido de carbono.

El sector energético es la principal fuente de gases de efecto invernadero. Además, la descarbonización de la economía, que incluye el transporte, la vivienda, entre otros, también depende del aumento de las energías limpias.

Para comprender de mejor forma el panorama energético actual y los desafíos climáticos es útil visualizar la trayectoria de producción energética durante las últimas décadas en los países que más energía generan (Dato Crucial 2).

En Estados Unidos y Europa el uso de combustibles fósiles está disminuyendo, en Australia, que depende del carbón también, aunque con un ritmo considerablemente menor. Para esto, ha sido central el crecimiento de las energías limpias y la reducción de sus costos (Dato Crucial 3).

Así mismo, la reducción de la demanda general de electricidad ha contribuido para disminuir la energía basada en combustibles fósiles. Durante el siglo XX los países con economías desarrolladas como Estados Unidos incrementaron drásticamente el uso de electricidad; pero este comenzó a estabilizarse e incluso disminuir a partir de la década de 2000 debido al incremento de la eficiencia energética y a la deslocalización de industrias pesadas.

A pesar de todo esto ni Estados Unidos ni los países que conforman Unión Europea se encaminan al objetivo de limitar el calentamiento global a un máximo de 1.5°C por encima de niveles preindustriales. Además, el contexto económico adverso, y múltiples desafíos amenazan con desacelerar el ritmo de la transición (Dato Crucial 4).

Entre tanto, China se ha consolidado como el mayor generador de energía en el mundo (Dato Crucial 5). Por décadas buena parte de la demanda de electricidad en China se cubrió con carbón. De hecho, aunque China ha expandido sus energías limpias, como la eólica y la solar, la generación mediante carbón sigue aumentando. Aunque los expertos consideran que la energía libre de carbono crecerá lo suficiente en los próximos años, por lo que empezará a desplazar al carbón y China comenzará a reducir el uso de este combustible fósil.

A finales de 2023 en un acuerdo con Estados Unidos, China señaló que aceleraría el despliegue de energías renovables para sustituir la generación a partir de carbón, petróleo y gas. Así mismo, aceptó disminuir significativamente las emisiones del sector energético durante los próximos diez años.

En muchos países en desarrollo, a parte de China, como India e Indonesia el carbón domina la generación de electricidad. De hecho, Indonesia ha declarado que para dejar de usar el carbón para 2040 tendría que obtener ayuda financiera de los países más ricos.

Financiar parques eólicos y solares es muy complicado para las economías en desarrollo; pues aunque a largo plazo son más competitivas que la energía proveniente de combustibles fósiles el costo inicial es muy elevado. Mientras tanto, millones de personas en todo el mundo no cuentan con acceso a electricidad.