¿Pueden los grandes contaminadores salvar el planeta?

Cita: 

Feffer, John y Edgardo Lander [2023], "¿Pueden los grandes contaminadores salvar el planeta?", Miriam Lang, Breno Bringel y Mary Ann Manahan (editores), Más allá del colonialismo verde. Justicia global y geopolítica de las transiciones ecosociales, Buenos Aires, CLACSO, octubre, pp. 103-120, https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/bitstream/CLACSO/249068/1/M...

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2023
Tema: 
Evaluación crítica de la transición energética en Estados Unidos, China y Unión Europea
Idea principal: 

    John Feffer es director de Foreign Policy In Focus en el Institute for Policy Studies. Es autor de Aftershock: A Journey into Eastern Eastern's Broken Dreams. También es el autor de la novela distópica Splinterlands.

    Edgardo Lander es un sociólogo venezolano, profesor en la Universidad Central de Venezuela e investigador asociado del Transnational Institute. Compiló el libro La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas.


    Introducción

    Estados Unidos, Unión Europea y China son los principales emisores de dióxido de carbono en el mundo (Dato Crucial 1 y 2). Pero es necesario centrarse en lo que ha ocurrido en las décadas recientes. Desde la década de 1990 se comenzó a debatir la importancia de reducir las emisiones de carbono; pero estas continúan aumentando (Dato Crucial 3).

    Unión Europea (UE) ha empezado a reducir sustancialmente sus emisiones de carbono, Estados Unidos las ha reducido de forma insignificante, mientras que China las ha aumentado exponencialmente argumentando su derecho al desarrollo (Dato Crucial 4).

    En 2023 esos tres actores aparentemente han aceptado la necesidad de reducir las emisiones de carbono como parte de una histórica transformación económica. Estados Unidos y UE se comprometieron a alcanzar la neutralidad en carbono para 2050, mientras que China se comprometió a que antes de 2030 llegaría al pico máximo de sus emisiones y en 2060 lograría la neutralidad en carbono.

    Los planteamientos de estos sujetos sobre la descarbonización reflejan sus políticas económicas. El Pacto Verde de UE implica un compromiso de sus miembros en el que se combina una estrategia industrial limpia con múltiples mecanismos de mercado, reflejando una combinación de socialdemocracia con neoliberalismo.

    Por su parte, Estados Unidos adoptó una estrategia fragmentada en la que se brindan incentivos para el desarrollo de energías limpias mediante diversas políticas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por su sigla en inglés), Ley Bipartidista de Infraestructuras, Ley CHIPS, y la Ley de Ciencia. Algunos estados como California y ciudades como New York han adoptado medidas más estrictas. Aunque los intereses de la industria de combustibles fósiles han ejercido presión política para impedir la creación de un enfoque federal más efectivo.

    Mientras que China sigue priorizando su desarrollo económico y planea comenzar la reducción de sus emisiones de carbono después de 2030. El crecimiento económico de este país depende de los combustibles fósiles, especialmente del carbón que es el combustible fósil más contaminante. Aunque, al mismo tiempo China ha desplegado con rapidez energías renovables, especialmente la eólica y la solar, y tiene la mayor capacidad mundial en este tipo de energías. Asímismo algunas provincias chinas están impulsando una veloz transición energética por lo que el pico de emisiones de China podría adelantarse.

    Este capítulo evalúa las estrategias verdes de Estados Unidos, UE y China. El objetivo es ver si las estrategias corresponden con su propia retórica y qué tan cortos se quedan respecto a reducir las emisiones necesarias para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5° Celsius en relación con los niveles preindustriales. Además, se busca analizar la forma en que las estrategias verdes de estas potencias se basan en la externalización colonial de las emisiones pues trasladan las actividades más destructivas y contaminantes hacia los países del Sur Global evadiendo el consumo excesivo como la raíz del cambio climático.

    El Pacto Verde Europeo

    Basándose en acuerdos escritos pareciera que los países europeos buscan combatir seriamente el cambio climático. Se han creado diversas leyes y varios países miembro se han comprometido a lograr las cero emisiones netas antes de 2050 (Dato Crucial 5). El compromiso de Europa es crucial pues varios de sus países tienen las más altas huellas de carbono (Dato Crucial 6).

    Las promesas europeas de neutralidad en carbono son realizables pues estos países han emprendido acciones relevantes al respecto. En diciembre de 2019 se presentó el Pacto Verde Europeo, y con su actualización mediante el plan Objetivo 55 se pretende reducir las emisiones de carbono, aumentar las energías renovables, renovar múltiples infraestructuras para aumentar su eficiencia energética, crear miles de empleos verdes, e impulsar la agricultura ecológica (Dato Crucial 7 y 8).

    Dicho plan será costoso. De hecho, UE anunció que pretende gastar buena parte de su presupuesto en la lucha contra el cambio climático (Dato Crucial 9). Para lograrlo, UE propuso un Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono [MAFC], el cual es un arancel a los productos con altos niveles de emisiones de carbono que lleguen a UE. Además, mediante el Mecanismo para una Transición Justa se distribuirán recursos a los países miembros más pobres para que cumplan los objetivos del plan (Dato Crucial 10). A su vez, dentro del mecanismo está el Instrumento de Préstamo al Sector Público que combina subvenciones de UE con financiación del Banco Europeo de Inversiones. Así mismo, se emitió el primer bono verde para recaudar fondos (Dato Crucial 11).

    Buena parte del financiamiento del Pacto Verde depende del sector privado y de la reforma del régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE). El RCDE se creó en 2005, es el mercado de carbono más grande del mundo y aplica a fábricas, centrales eléctricas, y compañías de aviación. El plan Objetivo 55 propone incluir las emisiones de transporte terrestre, marítimo y del sector de la construcción.

    La cuestión es que el Pacto Verde Europeo es insuficiente. Ciertamente concretar los acuerdos del pacto pondría a UE muy por delante de China y Estados Unidos respecto a la lucha climática; pero realmente no se trata de un proyecto muy ecológico. La creación de empleos verdes es insignificante respecto a la cantidad de trabajadores en UE implicados en el sector de los combustibles fósiles (Dato Crucial 12).

    Puede parecer que Europa está recolectando recursos considerables para su Pacto Verde. La cuestión es que buena parte de los recursos que se están obteniendo provienen de fondos preexistentes que solo cambian de nombre (Dato Crucial 13). Por ejemplo, el fondo de garantía Invest EU para estimular inversiones públicas y privadas solo es la continuación del antiguo Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas. Al mismo tiempo, UE consume buena parte del presupuesto mundial de carbono mediante compensaciones en los mercados de carbono, además continúa invirtiendo miles de millones de dólares en subvenciones a combustibles fósiles y ampliando las infraestructuras de estos en Europa y África tras la invasión rusa a Ucrania.

    UE habla de crear un fondo para combatir la desigualdad dentro de Europa; pero es indiferente ante la desigualdad mundial. Varios países europeos prometieron 100 mil millones de dólares anuales a los países más pobres para ayudarlos a combatir y adaptarse al cambio climático; pero en total solo han otorgado 83 mil millones y buena parte ha sido en forma de préstamos y seguros.

    El Green New Deal de Estados Unidos

    En noviembre de 2018 el Green New Deal se volvió la consigna unificadora de los activistas climáticos en Estados Unidos. Poco después, en el Congreso la diputada Alexandria Ocasio Cortez y el senador Ed Markey presentaron su resolución Green New Deal. Esta última se trató, no de una legislación vinculante sino, de un manifiesto sobre una visión para la transición energética limpia y equitativa de Estados Unidos.

    Los activistas del Green New Deal se inspiraron en el New Deal de Franklin Roosvelt, pretendían articular dos frentes del progresismo, la ecología y la justicia económica. La idea era reducir la huella de carbono al tiempo que se creaban empleos bien pagados, especialmente para los trabajadores que se vieran afectados por el abandono de los combustibles fósiles. Del Green New Deal han surgido múltiples proyectos de ley que abordan educación, vivienda y ciudades. Así mismo, se han establecido proyectos a nivel municipal y muchas organizaciones defienden el Green New Deal como una visión radical para la sociedad estadounidense.

    En 2022 varias de las disposiciones climáticas anteriores aparecieron en el paquete legislativo de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA por su sigla en inglés). Dicho paquete pretende contener el aumento de precios, reducir la deuda federal, y brindar ayuda económica al tiempo que crea un marco de acción climática basado en impulsar las energías limpias mediante subvenciones e incentivos económicos. De hecho, IRA representa la mayor inversión en energías limpias y cuestiones climáticas de Estados Unidos (Dato Crucial 14).

    IRA ofrece una política industrial para incentivar la inversión en la producción de energías limpias (Dato Crucial 15). Además, la ley CHIPS también ha generado importantes inversiones en industrias de cero emisiones de carbono (Dato Crucial 16). Por otra parte, la administración de Biden mediante el proyecto Justice40 planteó que 40% del gasto climático debía destinarse a comunidades vulnerables; por lo que se han destinado recursos para la electrificación de hogares con bajos ingresos, la electrificación del transporte, entre otros. También se están destinando recursos para que los agricultores implementen prácticas sostenibles (Dato Crucial 17). Todos los programas climáticos de Estados Unidos serán sostenidos por un aumento de impuestos (Dato Crucial 18).

    Uno de los problemas es que también se hacen concesiones a los combustibles fósiles, se amplían los permisos de minería y perforación, y hay una desgravación fiscal que puede beneficiar a las centrales de carbón. Por otra parte, todo el impulso a las energías limpias forma parte de una estrategia geopolítica contra China. Además, los estados de Estados Unidos están divididos respecto a la cuestión medioambiental y algunos como Texas siguen apostando por los combustibles fósiles; por tanto, se complica tanto articular una política federal más coordinada como cumplir compromisos internacionales.

    Finalmente, la postura de Estados Unidos es sumamente cambiante. Con Obama hubo cooperación, con Trump hostilidad y con Biden regresa la cooperación. Estos cambios constantes limitan los esfuerzos climáticos de dicho país.

    La revolución verde de China

    China es, por mucho, el mayor emisor de CO2 en el mundo; aunque el número 4 en términos de emisiones per cápita. Al mismo tiempo, China está liderando el incremento en la capacidad de energías renovables muy por encima de Estados Unidos (Dato Crucial 19).

    El crecimiento económico de China continúa al tiempo que incrementan sus necesidades energéticas. En poco tiempo China se volvió una gigantesca potencia económica, por lo que sus problemas también han aumentado exponencialmente. Para liderar el mundo China deberá ecologizar su enorme economía. De hecho, por su tamaño, la velocidad con que esta potencia se descarbonice impactará directamente en que el mundo pueda evitar un calentamiento global por encima de 1.5°C por encima de niveles preindustriales.

    La cuestión es que aún con el enorme despliegue de energías renovables China sigue siendo el principal consumidor de combustibles fósiles del mundo, incluso consume bastante carbón que es más contaminante que el petróleo y el gas (Dato Crucial 20). El gobierno chino prometió llegar a su pico máximo de emisiones de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad de emisiones en 2060, lo cual es un reto complicado por el reducido espacio de tiempo y la alta dependencia de China al carbón (Dato Crucial 21).

    Estados Unidos y China han procurado elevar la sustentabilidad de sus proyectos en desarrollo. La potencia occidental promovió la Blue Dot Network, la cual promueve inversiones en infraestructuras que cumplen con los compromisos del Acuerdo de París pues son sostenibles tanto en lo financiero como en lo social y lo medioambiental. Por su parte, China desarrollo un sistema para garantizar que los proyectos de la Belt and Road Initative (también conocida como la nueva ruta de la seda) disminuyan sus riesgos medioambientales y contribuyan a una transformación ecológica positiva.

    Puede que China no esté trabajando lo suficiente para una rápida transición energética; pero ha establecido objetivos y se encamina a cumplirlos. Además, sus actuales dirigentes están determinados a lograr la seguridad energética reduciendo la dependencia de proveedores externos de combustibles fósiles. También el apoyo de la sociedad por un planeta más limpio juega un papel importante pues por estas cuestiones China ha enfrentado protestas que atentaron contra la estabilidad del régimen. Finalmente, ante la posición oscilante de Estados Unidos y la legitimidad que tiene ante el Sur Global como país con un desarrollo tardío, China busca aprovechar la oportunidad de posicionarse como líder climático mundial.

    El nuevo colonialismo verde

    El Norte Global se ha apresurado en desarrollar tecnologías aparentemente limpias; pero estas solo han servido para aumentar su capacidad energética pues no se ha reducido el uso de combustibles fósiles ni el consumo energético. El excesivo consumo del Norte refuerza las relaciones neocoloniales con el Sur.

    Los ejes de la transición energética son soluciones tecnológicas supuestamente limpias como los autos eléctricos. Los pactos e iniciativas verdes de los países metropolitanos mantienen la lógica del crecimiento económico y mantienen una lógica de consumo excesivo que refuerza las relaciones neocoloniales con los países periféricos. Además, las innovaciones tecnológicas -limpias- están diseñadas para mantener estilos de vida con altos niveles de consumo. A su vez, estas tecnologías dependen de la extracción de recursos, como los minerales críticos, en el Sur Global. Finalmente, estas tecnologías muestran un sesgo individualista, como los autos eléctricos de uso personal, y se elude la necesidad de una transformación estructural.

    Si para las propuestas de transición energética de los países metropolitanos se analizase el costo de contaminación de la tierra, del agua y del aire en todos los procesos productivos de las nuevas tecnologías -renovables-, se vería que la transición y su tecnología no es ni rentable ni sostenible.

    Otro de los encuadres cognitivos de la lucha climática se centra en la descarbonización. Este encuadre empieza con la huella de carbono, la cual centra la responsabilidad en el consumidor individual y no en las instituciones y empresas que contribuyen al cambio climático. El marco de la descarbonización se extiende al Acuerdo de París, el cual dirige la acción colectiva para reducir las emisiones; pero que con mercados de carbono se permite la continuidad de las emisiones.

    La descarbonización es crucial; pero el planeta enfrenta múltiples crisis medioambientales como la deforestación, la perdida de biodiversidad, disminución de la fertilidad del suelo, crisis hídrica, entre otras. Estas crisis suelen afectar más al Sur Global; reforzando el argumento de que los países metropolitanos se centran en la descarbonización pues solo les interesa protegerse de la forma en que el cambio climático afectará sus intereses económicos. Por ejemplo, las tecnologías de energías limpias requieren exacerbar la destrucción medioambiental del Sur Global, dañar sus cuencas hídricas, ampliar la devastación minera, entre otros fenómenos destructivos.

    Las transiciones energéticas de Estados Unidos, China y UE deben evaluarse considerando todos los costos medioambientales y sociales de todos los insumos y procesos productivos que se requieren, incluyendo los elementos extraídos del Sur Global. El colonialismo se basa en el despojo de la riqueza de las periferias en nombre de la opulencia y seguridad de las metrópolis. En el nuevo colonialismo verde el Norte Global asume que la naturaleza y el trabajo barato del Sur está a su disposición y lo usa para sostener el estilo de vida insostenible e imperial de sus habitantes.

    Cualquier nuevo pacto verde debería ser realmente global, equitativo y trascender el sacrosanto consumo y crecimiento económico.

Datos cruciales: 
    1.- Estados Unidos, Unión Europea y China concentran 52% del total mundial de emisiones de dióxido de carbono, y de ese porcentaje China es responsable de más de la mitad.

    2.- A lo largo de la historia Estados Unidos y Unión Europea han emitido 47% de las emisiones de dióxido de carbono, y China alrededor de 13%.

    3.- De 1990 a 2017 las emisiones de dióxido de carbono aumentaron 63%.

    4.- Entre 1990 y 2017 Unión Europea redujo 20% sus emisiones de carbono, Estados Unidos 0.4%; mientras que China las aumentó 350%.

    5.- Finlandia se comprometió a ser neutra en emisiones de carbono para 2035; Austria para 2040; Alemania y Suecia para 2045.

    6.- En términos de emisiones de carbono per cápita Alemania tiene el segundo indíce más alto con 10.4 toneladas métricas por persona; y Francia está en el puesto 14 con 6.6 toneladas.

    7.- En julio de 2021 Unión Europea anunció, como parte del Pacto Verde, su plan Objetivo 55 con el que los países miembros procurarán reducir 55% sus emisiones colectivas de carbono para 2030.

    8.- El Pacto Verde Europeo pretende aumentar la participación de energías renovables hasta 40% del total; renovar 35 millones de edificios para mejorar su eficiencia energética; crear 165 000 nuevos empleos verdes en el sector de la construcción.

    9.- UE se comprometió a destinar 30% de su presupuesto a largo plazo para la lucha contra el cambio climático.

    10.- El Mecanismo para una Transición Justa de UE contempla 85 mil millones de dólares para que los países miembros más pobres logren las metas climáticas regionales.

    11.- UE emitió su primer bono verde para recaudar 14 mil millones de dólares para el presupuesto del Pacto Verde Europeo.

    12.- El Pacto Verde Europeo pretende crear 160 mil vacantes para empleos verdes en infraestructura; pero hay 400 mil trabajadores de UE directamente implicados en el sector del petróleo, gas y carbón.

    13.- El Plan de Inversiones para una Europa Sostenible busca movilizar un billón de dólares de 2022 a 2030. La mitad de ese dinero provendrá del presupuesto de UE, que a su vez creará una cofinanciación nacional de ciento catorce mil millones de dólares de 2021 a 2027. El fondo de garantía Invest EU estimulará inversiones públicas y privadas por valor de doscientos setenta y nueve mil millones.

    14.- Las disposiciones climáticas de la Ley para la Reducción de la Inflación suman alrededor de 369 mil millones de dólares.

    15.- La Ley para la Reducción de la Inflación busca canalizar 60 mil millones de dólares para la fabricación de energías limpias y la creación de empleos relacionados con la transición.

    16.- La Ley CHIPS ha generado inversiones por 67 mil millones de dólares en industrias de cero emisiones de carbono e investigación climática.

    17.- Se contempla destinar 20 mil millones de dólares para que los agricultores estadounidenses implementen prácticas sustentables como la rotación de cultivos.

    18.- Para implementar los proyectos climáticos estadounidenses se contempla un impuesto mínimo de 15% para las empresas con ingresos superiores a 1 000 millones de dólares y otro impuesto de 1% sobre la recompra de acciones por parte de las empresas.

    19.- Para finales de 2022 China estaba por instalar 156 gigavatios de capacidad eléctrica adicional proporcionada por energía solar y eólica. En contraste, se espera que en 2023 Estados Unidos instale 30 gigavatios de energía solar y eólica.

    20.- China consume el doble de combustibles fósiles que Estados Unidos. Además, 56% del consumo energético de China proviene del carbón.

    21.- China se comprometió a que en 2060, 80% de su consumo energético total provendría de fuentes limpias.

Nexo con el tema que estudiamos: 
    Es necesario estudiar de forma crítica la forma dominante en que se está abordando la lucha contra el cambio climático. En este sentido este tipo de textos aportan dimensiones que no se abordan en las narrativas más difundidas sobre la transición energética. Como señalan los autores, las energías limpias realmente no son sostenibles, solo están sirviendo para escalar el consumo excesivo, y su expansión conlleva la exacerbación del extractivismo en los países periféricos.