Una grave sequía causa estragos en la Amazonía

Cita: 

Ionova, Ana y Manuela Andreoni [2023], "Una grave sequía causa estragos en la Amazonía", The New York Times, New York, 17 de octubre, https://www.nytimes.com/es/2023/10/17/espanol/sequia-amazonia.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Martes, Octubre 17, 2023
Tema: 
Se multiplican los problemas ecológicos y sociales por la sequía, la deforestación y el cambio climático en la selva Amazonas
Idea principal: 

    Ana Ionova es una periodista, dedicada a cubrir temas de política, cultura, justicia social y la situación de la selva Amazonas. Realizó sus estudios en la Universidad Metropolitana de Toronto y en la Universidad de Columbia. Ha trabajado con medios como The New York Times, BBC, The Guardian y Mongabay.

    Manuela Andreoni es una periodista brasileña, formada en la Universidad Federal de Río de Janeiro y en la Universidad de Columbia. Se desempeña como una escritora del boletin climático de The New York Times. Anteriormente, trabajó con la Red de Investigación de la Selva Tropical.


    La selva Amazonas contiene una enorme cantidad de agua dulce (Dato crucial 1). No obstante, dicha sustancia y el ecosistema en su conjunto se encuentran en grave peligro. Esto, porque una sequía inusitada y fuertes incendios forestales han azotado la zona, acelerando la destrucción de la selva. Se considera, entonces, “un doble golpe a la lucha global contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”.

    Luciana Vanni Gatti -científica del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil- al respecto menciona que, además, lo anterior trae consecuencias a largo plazo. Una de ellas es el debilitamiento de la resiliencia de la Amazonía. A esto, deben sumarse las afectaciones a las poblaciones locales, por ejemplo, que han quedado incomunicadas (Dato crucial 2).

    Por lo tanto, Ayan Fleischmann -hidrólogo del Instituto Mamirauá- considera que la selva Amazonas está experimentando “desastres simultáneos”. A la par de la escasez de lluvia, el calor y el aumento de la temperatura del agua (que ha dejado 153 delfines rosados muertos, por mencionar un caso); los ríos secos han impedido que las personas puedan navegar para abastecerse de alimentos, agua potable y medicinas o que las niñas y los niños puedan transportarse a la escuela; aparte de que el estancamiento de charcos de agua sobrecalentada puede favorecer el incremento de la población de mosquitos portadores de malaria y dengue. Por ello, Fleischmann la cataloga como una “crisis humanitaria, ambiental y de salud”.

    Por otro lado, se menciona que una selva más seca es más vulnerable a los incendios. En la selva Amazonas, muchos de los incendios han sido artificiales (para la agricultura, principalmente de soya, y para el ganado) y cada vez consumen mayor parte de la selva (Dato crucial 3). Encima, esto también ha dejado un aire muy contaminado en la región.

    Dos patrones climáticos explican la ausencia de lluvia en la Amazonía: El Niño, que calienta las aguas del Océano Pacífico, y el aumento de la temperatura en el norte del Océano Atlántico. Debido al cambio climático, se espera que las sequías y los incendios se vuelvan todavía más frecuentes.

    Al final, en el artículo se esboza que la sequía ha perjudicado la economía de la zona (Dato crucial 4), así como también el abasto energético que facilitaban sus cuerpos de agua (Dato crucial 5). Vanni Gatti advierte que esto apenas empieza.

Datos cruciales: 

    1. En la selva Amazonas fluye 20% del agua dulce del planeta.

    2. En el noroeste de la Amazonía han quedado aisladas 158 aldeas, porque los ríos que las conectaban con aldeas más grandes se han secado. Las autoridades han debido entregar canastas de alimentos a miles de familias.

    3. Desde inicios de 2023 y hasta octubre del mismo año, 46 000 kilómetros cuadrados de la selva Amazonas han sido consumidos por incendios forestales. Dicha cifra duplica el tamaño de Vermont, Estados Unidos.

    4. A causa del descenso del nivel de un río importante, las exportaciones de maíz han requerido disminuir su cargamento a la mitad para poder atravesarlo.

    5. Cerca de 10% de la electricidad de Brasil es producida por plantas de energía impulsadas con los ríos de la Amazonía.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    No tenemos derecho a acostumbrarnos a la catástrofe, pero sí que tenemos que aprender a vivir en ella. La Amazonía no es un ecosistema aislado del resto del mundo ni el resto del mundo es ajeno a ella. Las ciencias del Sistema-Tierra nos indican que la pérdida de la selva es una grave e irreparable pérdida para el planeta entero. Por ende, las poblaciones locales no son las únicas que tendrán que adaptarse a su rápida desaparición.

    No obstante, tampoco se debe continuar permitiendo la expansión del agronegocio y de las industrias cárnicas de exportación que han monopolizado la zona (y su correspondiente plaga de incendios). Pero los países dependientes tampoco estarían orillados a mutilar sus territorios sin países centrales que los hubieran despojado, empobrecido y (sobre)explotado previamente. La justicia ambiental es una deuda histórica.