El capitalismo es un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción, incentiva la inversión y el uso productivo de capital, además de que la mano de obra se paga mediante salarios. Sin embargo, no debe de olvidarse de la tecnología y energía, dos elementos fundamentales para el desarrollo del capitalismo y aunque representan sus mayores fortalezas, también son sus mayores debilidades.

Por ende, es necesario hacer un recorrido sobre la historia del capitalismo, donde sus orígenes radican desde la colonización de América y sus factores políticos; que conllevaron el sometimiento y genocidio de las poblaciones indígenas, así como también el flujo de metales preciosos como el oro y otras mercancías que permitieron la transformación de las sociedades europeas y el origen del capitalismo.

Por otro lado, para el origen y desarrollo del capitalismo es necesario hablar sobre la estrecha relación con la tecnología, sobre todo para el caso de América por los sistemas de navegación que permitieron la exploración marítima. Tales como la brújula, el reloj de arena, entre otros. Además, el desarrollo del sistema feudal permite visualizar que la transición hacia el capitalismo sucedió sin premeditación.

En sentido contrario con lo que sucedió en sociedades más igualitarias (como la Polinesia), nunca se convirtió en una civilización despótica que controlara el comercio global, porque utilizaban tecnologías más democráticas, como los pequeños catamaranes. Estos pequeños barcos podían ser construidos y operados por pocas personas, sin necesidad de sociedades jerárquicas o confiscación de recursos. Esta democratización natural de las tecnologías requería una estructura más igualitaria, a diferencia de los estados autocráticos que utilizaban la opresión y la guerra para mantener su base tecnológica.

Ell conjunto de sucesos mencionados permitió a estados autoritarios el ascenso del capitalismo. Diversos factores fomentaron las actividades económicas. La ambigüedad en los derechos de propiedad permitió la propiedad privada para las empresas, el flujo de metales preciosos y materias primas en Europa dieron lugar a los mercados cambiarios y finalmente, la sociedad en busca de obtención de ganancias, comenzó a invertir brindando oportunidades a nuevos negocios y al sistema de préstamos bancarios.

Sin embargo, el auge de dichas actividades económicas no fue posible sin la esencia del capitalismo en el despojo violento de bienes y riquezas, aunado a la violencia contra la sociedad sometida, tales como las joyas y las plantaciones con el robo de productos de sus áreas naturales para llevarlas a tierra externa, como la caña de azúcar. Así es como el desprecio hacia la naturaleza se ha convertido en un círculo repetitivo e infinito de reproducción con elementos de matar, destruir, reemplazar y cosechar. Pese a que el despojo durante la colonización fue varios años atrás, en el presente la dinámica encaminada a la violencia y al saqueo sigue vigente en recursos como tierra, carbón, aceite, cobre y litio.

Desde otro punto, si se analizan las tecnologías renovables no han cambiado dichas dinámicas, al contrario. Porque recursos como el cobre, plata, níquel, cadmio, arena de alta pureza y acero, requieren grandes cantidades y necesitan acelerar las actividades extractivistas en la minería y destrucción de la naturaleza si se quiere hacer frente de manera real a los combustibles fósiles. Esto refleja que la revolución o transición verde es un último intento en mantener el equilibrio entre el poder y los intereses corporativos, dejando claro que la crisis ecológica actual es responsabilidad de las economías industrializadas y sus corporaciones (datos cruciales 1 y 2).

La aparición del capitalismo puede entenderse como una respuesta natural a la utilización de la tecnología y la abundancia temporal de recursos naturales. Se vio favorecido por su eficacia en la explotación del planeta y prevaleció constantemente sobre sus competidores, que se basaban en principios similares. Aunque la distribución de la riqueza y la propiedad de activos productivos pueden variar, la naturaleza fundamental de los sistemas industriales a gran escala ha sido autocrática. Mientras los recursos necesarios para los avances tecnológicos sean continuamente expropiados y agotados, el sistema se seguirá reproduciendo sin cambios.

Sin embargo, en la medida en que los recursos escasean más, el sistema capitalista ha hecho más clara su autocracia. Las democracias modernas en todo el mundo están experimentando un cambio hacia una autocracia, donde las corporaciones ejercen un poder sutil pero sustancial sobre el sistema político. Sobre todo, en una economía que se basa en el retorno de inversión y no le interesa el bienestar de la sociedad pese a la ilusión de libertad como un mejoramiento en la vida por el progreso en salud, atención a jóvenes y ancianos, además de defender los derechos de las minorías.

No obstante, la autocracia de las corporaciones puede llegar a su fin cuando vuelvan a suceder crisis financieras y las autoridades gubernamentales tengan que tomar el control del sistema monetario y así gestionar la economía y contribuir a una vida con bajos consumo en energía. Aunque, para la clase dominante los privilegios que goza los considera derechos ilegítimos y hace que no están interesados en un sistema económico sostenible.

Siendo así, el objetivo principal de la clase dominante es mantenerse en el poder, y utilizarán la crisis actual para concentrar el poder y eliminar a sus oponentes políticos. Sin embargo, depender de tecnologías autocráticas como los sistemas digitales se vuelve cada vez más difícil a medida que disminuye el suministro de energía. Así que, será un gran desafío llevar a cabo tareas cotidianas como compras o acceder a servicios gubernamentales en línea. Por lo tanto, avanzar hacia un mundo más digitalizado no es una forma sostenible de mantener el poder.

Finalmente, el sistema capitalista centralizado actual desaparecerá pronto y el poder político se descentralizará a nivel mundial. La gente dependerá cada vez más del trabajo manual y se verá obligada a utilizar tecnologías improvisadas de baja tecnología. Esto sentará las bases para la construcción de un mundo nuevo y más igualitario. Aunque no se sabe con certeza cuánto tiempo llevará esto o qué tecnologías serán viables en el futuro.