Combat in orbit. War in space is no longer science fiction

Cita: 

The Economist [2024], "Combat in orbit. War in space is no longer science fiction", The Economist, London, 3 de febrero, https://www.economist.com/international/2024/01/31/america-china-and-rus...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Febrero 3, 2024
Tema: 
La luna y espacio como objetivo de las tecnologías militares
Idea principal: 

    El espacio se ha vuelto un factor importante para el dominio por parte de las potencias económicas -sobre todo Estados Unidos, Rusia y China-, en la misma medida que el interés de poder en tierra, mar y aire. Esto ha generado que la supremacía tecnológica en el ámbito espacial fortalezca notablemente las fuerzas militares en otros campos y que el espacio se vuelva un lugar para la competencia. En caso de perder dominio en el espacio, existe la posibilidad de sufrir derrotas en conflictos armados en la Tierra. Así que Estados Unidos está buscando intensificar sus esfuerzos para mantener su ventaja espacial frente al resto del mundo (dato crucial 1).

    Se vaticina que la próxima guerra entre las grandes potencias del mundo se podría desarrollar en el espacio. Por ejemplo, Irán ha anunciado el lanzamiento de tres satélites, lo cual ha despertado preocupaciones en países occidentales -en específico de Estados Unidos- sobre su posible uso en su programa de misiles balísticos. Además, las preocupaciones de Estados Unidos por China, puesto que los segundos buscan igualar o incluso superar a los estadounidenses en el espacio.

    Por ende, los llamados Guardians (guardianes), que son un grupo de generales estadounidenses del Comando Espacial de Colorado Springs, monitorean el peligro de lanzamientos diarios de misiles, despliegue de satélites y basura espacial en Ucrania, Irak y Corea del Norte (dato crucial 2). Esta vigilancia, detectó el 14 de noviembre de 2021 un misil como arma para inhibir satélites lanzado desde Rusia, lo que significó una advertencia a Estados Unidos para no entrometerse en el conflicto ucraniano o arriesgarse a un conflicto espacial.

    Por otro lado, la capacidad de los aviones espaciales para emprender misiones largas, cambiar de órbita y regresar a Tierra para recargar combustible son armas con un gran potencial. Tal como Estados Unidos, tiene el X37-B y China al China’s Shenlong ( Dragón divino), que son parte de misiones secretas.

    Ponte el casco

    Previo al despliegue de tanques rusos en Ucrania en 2022, un malware - conocido como virus cibernético que daña sistemas informáticos- dañó a la empresa estadounidense Viasat, inhabilitando el internet satelital que en su mayoría brindaba servicio a Europa y en específico a Ucrania (dato crucial 3). Aunque, gracias a satélites de banda ancha como Starlink, lanzado por la empresa de tecnología estadounidense SpaceX, la armada ucraniana pudo recuperar su conexión a internet. Sin embargo, Rusia sigue intentando interferir en las señales satelitales, lo que abre la posibilidad de volverse un blanco para futuros ataques.

    Las Fuerzas Espaciales están siendo fortalecidas por varios países, incluyendo a Estados Unidos. Aunque la creación de la Fuerza Espacial parecía ser un capricho del ex presidente Donald Trump (2017-2021), en realidad la idea ha estado presente desde el año 2001. La Fuerza Espacial de Estados Unidos está separada de la Fuerza Aérea y es el servicio militar más pequeño del país, pero está experimentando un rápido crecimiento (dato crucial 4).

    Aunque la industria espacial no ha madurado, existe una ventaja sobre la predicción en el movimiento de órbitas y el ataques directos. Según agencias de inteligencia estadounidenses, afirman que China ha desplegado armamento para dañar y destruir satélites, además de estar desarrollando armas orbitales, lo que convierte a China como el segundo mayor poseedor de satélites.

    Según el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967 se prohíben las reclamaciones territoriales sobre cuerpos celestes y el estacionamiento de armas nucleares en el espacio, pero ignora el tema de las armas convencionales. Además, no ha evitado los efectos de la Guerra Fría y las anteriores apropiaciones imperiales de tierras.

    Tu circuito está muerto

    En el espacio, las regiones orbitales fungen como "terreno clave". La órbita terrestre baja, que se encuentra a una altura de 2 000 km, es utilizada por la mayoría de los satélites en funcionamiento. Sin embargo, debido a que pasan por encima rápidamente, se requieren grandes constelaciones de satélites para garantizar una cobertura continua. Por otro lado, la órbita geoestacionaria se encuentra a una distancia de aproximadamente 36 000 km y es una banda vital pero cada vez más concurrida. Esto es beneficioso para la transmisión de datos, alerta de misiles y otras funciones. Sin embargo, las armas orbitales pueden tardar días en acercarse a sus objetivos (datos cruciales 5 y 6).

    Por otro lado, la misión del Comando Espacial consiste en asegurar que nunca se deje de vigilar al espacio, por lo que se debe detectar amenazas, disuadir ataques y derrotar a los enemigos. Sin embargo, existen limitaciones en la observación de objetos espaciales porque los radares no pueden monitorear constantemente todos los objetos en condiciones climáticas adversas o cuando los objetos están en la sombra de la Tierra, y hay pocos telescopios en el espacio. Estas situaciones que afectan la observación brindan a los enemigos la oportunidad de llevar a cabo acciones sin ser detectados (dato crucial 7).

    Las estrellas lucen muy diferente hoy

    Los principales sistemas de vigilancia espacial –históricamente hablando– de Estados Unidos, se han enfocado en el Hemisferio norte, pero ahora están expandiendo su cobertura al Hemisferio sur. Además, están trabajando con aliados y empresas comerciales para compartir datos y compensar la falta de sensores de alta calidad con una distribución global. Algunas empresas privadas han reportado acciones realizadas por Rusia y China, lo que genera preocupación sobre posibles ataques en el espacio. Sin embargo, en última instancia, cualquier objeto que pueda maniobrar puede ser desviado hacia otro para destruirlo.

    Por ende, la importancia de la disuasión es tal que destaca la necesidad de incrementar la resistencia y acción para reducir el daño de un ataque. La pérdida de satélites puede ser reemplazada rápidamente, por lo que se propone tener satélites en órbitas diferentes. Estados Unidos tiene la ventaja de poder reemplazar capacidades perdidas rápidamente, principalmente gracias a SpaceX. Sin embargo, esta dependencia de un único proveedor genera preocupaciones.

    De tal modo que las naves espaciales necesitarán ser capaces de maniobrar y transportar más combustible, o ser reparadas y reabastecidas en órbita. Además, los satélites requerirán una mejor protección, incluso mediante la implementación de satélites que funjan como "guardaespaldas" para detectar y contrarrestar amenazas enemigas.

    Sin experiencia real de una guerra, los guardianes deben aprender a través de ejercicios y simulaciones. Los ensayos de guerra del Pentágono están clasificados, pero también se han llevado a cabo ensayos no clasificados para evaluar diferentes escenarios. Uno de ellos predijo un posible ataque de Corea del Norte con una bomba nuclear en el espacio, lo que resaltó la importancia de proteger los satélites. Otro ensayo planteó la posibilidad de terroristas paquistaníes utilizando satélites comerciales para atacar a India con drones, lo que reveló la confusión en las regulaciones y el potencial de un conflicto en el espacio entre Estados Unidos y China.

    En caso de que estalle un conflicto entre Estados Unidos y China, el destino de los satélites será solo una de las preocupaciones. El mayor peligro sería el error de cálculo porque la guerra espacial es nueva y ambigua. Además las reglas de tránsito en el espacio están mal definidas o son inexistentes, y existe poca perspectiva de control de armas.

    Por lo tanto, un ataque en la "zona gris" sin llegar a una guerra podría ser tentador. Desactivar satélites no suele causar muertes de forma directa, pero si un satélite de alerta temprana de Estados Unidos en el Pacífico fuera atacado, podría generar una peligrosa escalada, ya que Washington podría interpretarlo como parte de un ataque nuclear inminente. Durante la Guerra Fría, la interferencia con los satélites de alerta se consideraba una señal de un ataque nuclear inminente, y se teme que esta interpretación se repita en la actualidad.

Datos cruciales: 

    1) La gráfica 1, muestra la cantidad de satélites activos desde 1980 hasta 2023. En ella se puede apreciar que el proyecto Starlink, de la empresa estadounidense de tecnología SpaceX ha tenido un fuerte incremento desde 2023. Aunque India y rusia mantienen el liderato. A su vez, puede notarse que existe una gran cantidad de satélites inertes.

    2) El grupo de generales estadounidense Guardians, monitorea alrededor de 15 lanzamientos diarios de misiles.

    3) El malware, que daño a la empresa estadounidense de internet satelital Viasat, inhabilitó a 50 000 usuarios europeos, entre ellos muchas unidades militares ucranianas.

    4) La Fuerza Aérea Espacial, cuenta con 8 600 activos, en comparación con los 322 000 de la fuerza aérea, pero es probable que crezca 9% este en 2024. Su presupuesto de 26 000 millones de dólares de 2023, en comparación con los 180 000 millones de dólares de la fuerza aérea, crecerá 15%. Esto ha generado dos bandos, por un lado, algunos se preocupan por la duplicación innecesaria. Por otro, algunos se preguntan el éxito de adquisiciones lentas y costosas.

    5) El mapa 1, representa las órbitas satelitales del planeta Tierra, donde puede apreciarse que el proceso de movimiento en ellas es tardado, pero un misil tarda minutos en impactar desde que es lanzado.

    6) Starlink, un proyecto de la empresa de tecnología estadounidense SpaceX, tiene más de 5 000 satélites, con planes de crecer hasta 12 000.

    7) El Mando Espacial rastrea el movimiento de 45 000 objetos de diez centímetros de diámetro o más, de los cuales sólo 9 400 son satélites activos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Las empresas transnacionales y las corporaciones militares están trabajando en conjunto para desarrollar sus actividades y posibles conflictos fuera del planeta Tierra, donde el capital privado está tomando el papel de proveedor de las fuerzas armadas nacionales, tal como lo está haciando Estados Unidos con SpaceX. Sin embargo, dichas situaciones plantean debilidades sobre el suministro y la ambiguedad.