Transnational corporations and the challenge of biosphere stewardship

Cita: 

Folke, Carl et al. [2019], "Transnational corporations and the challenge of biosphere stewardship", Nature Ecology & Evolution, (3): 1396–1403, 16 de septiembre, https://rdcu.be/dvZhd

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Septiembre 16, 2019
Tema: 
Análisis del poder de las corporaciones transnacionales en el ámbito de la destrucción del ambiente
Idea principal: 

    De acuerdo con las y los autores, la consolidación entre corporaciones, donde un pequeño número de empresas controla una gran parte del mercado en la producción o ventas de un producto o tipo de producto en particular (es decir, oligopolio o, en el extremo, monopolio), es una característica bien conocida y predecible del desarrollo económico que se puede confirmar con distintos datos (dato crucial 1, 2 y 3). La dominación de las corporaciones transnacionales (CT), se explica de diversas maneras, incluyendo el aumento de la participación de los rendimientos del crecimiento destinados al capital en lugar del trabajo, su capacidad para navegar oportunísticamente a través de sistemas regulatorios en múltiples jurisdicciones, y su eficacia al crear barreras de entrada para empresas más pequeñas.

    De hecho, la escala en la que operan las CT y la rapidez y conectividad que galvanizan en todo el mundo, es sin precedentes en la historia. Las CT se han convertido en una característica definitoria del planeta interconectado de personas y naturaleza, con los humanos como una especie hiperdominante en la biosfera que afecta los patrones globales de cambio ecológico. Aunque se han planteado preocupaciones sobre la dominancia de la industria en relación con el medio ambiente, otros argumentan que la inclusión de las corporaciones en acuerdos internacionales, como los Objetivos de Biodiversidad de Aichi [http://inabio.biodiversidad.gob.ec/metas-aichi/], podría ser beneficiosa para todos.

    Los compromisos voluntarios de sostenibilidad por parte de las CT son esenciales y pueden traducirse en mejoras, pero hasta ahora, muchas iniciativas de cadenas de suministro del sector privado para la sostenibilidad se quedan cortas en varios aspectos. En general, los esfuerzos de las últimas dos décadas para aprovechar el poder de la cadena de suministro de las principales CT no han cumplido las expectativas de una mejora en la sostenibilidad. Por otro lado, las regulaciones gubernamentales y los acuerdos internacionales no han podido satisfacer la creciente necesidad de regular la compleja dinámica de un planeta interconectado con la dominación humana como una fuerza principal que lo moldea. Comprender y actuar sobre las nuevas dinámicas del Antropoceno es fundamental para el bienestar humano, y las CT claramente forman parte de él.

    En este texto, las y los autores se enfocan en la relación entre las CT dominantes y la biosfera, explorando si tal dominancia puede ser utilizada como un medio para promover la sostenibilidad. Si bien son importantes las pequeñas y medianas empresas, muchas de estas empresas forman parte de las cadenas de suministro globales de las CT o sirven solo a un mercado doméstico. Basándose en observaciones empíricas, identifican seis características que impulsan cambios hacia la sostenibilidad en la interacción entre ciencia, negocios y sociedad. Estas características, junto con políticas y regulaciones efectivas, podrían ser clave para cambiar el enfoque hacia el cuidado de la biosfera y crear un entorno seguro para la humanidad.

    Moldeando la biosfera

    Un pequeño grupo de CT ejerce una influencia directa o indirecta significativa sobre el océano mundial, la atmósfera global y los biomas terrestres, componentes del sistema que cumplen funciones críticas en la dinámica de la Tierra. Estas corporaciones dominan la explotación de los stocks de peces más grandes y valiosos, así como la capacidad forestal mundial para regular el clima terrestre. Además, las emisiones de gases de efecto invernadero que producen son enormes (dato crucial 4).

    Las CT también desempeñan un papel central en el desarrollo del sistema alimentario global, provocando cambios ambientales a través de la simplificación de paisajes, la pérdida de biodiversidad, la emisión de gases de efecto invernadero y la alteración de ciclos biogeoquímicos y de agua dulce. Estas corporaciones también dominan diversos mercados, como los fertilizantes, agroquímicos, semillas comerciales y productos farmacéuticos animales, así como en la producción de productos agrícolas específicos. Las tendencias de mega fusiones continúan impulsando la consolidación tanto vertical como horizontalmente dentro y entre sectores, fronteras, sistemas y la interfaz tierra-océano. Las CT son actores centrales en el mundo dominado por el ser humano y poseen la capacidad de influir en funciones críticas de la biosfera. Esta dimensión de actores clave a nivel global de las CT, ya sean productores, proveedores o actores financieros, debe ser reconocida, considerada y regulada en los esfuerzos hacia la sostenibilidad dentro de los límites planetarios.

    Figura 1

    La figura ilustra los niveles estimados de concentración de las industrias que modelan la biosfera. La concentración se mide, por ejemplo, como proporción de beneficios o ventas, cuota de mercado, exportaciones, producción, volúmenes comerciales o acceso a reservas de recursos. Las y los autores utilizaron estas medidas, en lugar de un porcentaje económico coherente de dominio del sector, para ilustrar la capacidad desproporcionada de las CT para influir en los flujos y procesos materiales a gran escala.

    CT y la sostenibilidad

    En un escenario donde la “dominancia” (dominance) es una realidad y el tiempo para transformar las acciones humanas hacia la sostenibilidad está disminuyendo, surge la pregunta sobre si el poder de las CT dominantes puede ser utilizado para impulsar cambios sistémicos a gran escala, acelerar transformaciones positivas hacia la sostenibilidad y contribuir a un espacio ambiental seguro para la humanidad.

    Sin embargo, la “dominancia” representa una amenaza para la sostenibilidad ante la falta de acuerdos y regulaciones ambientales suficientes. Las empresas capaces de establecer barreras de entrada en un sector pueden sofocar prácticas sostenibles e innovación tecnológica en general. Además, las CT a menudo presionan a los reguladores para debilitar estándares ambientales y sociales en beneficio de sus propios negocios.

    A pesar de esto, si las CT dominantes imponen estándares efectivos de sostenibilidad en toda su cadena de suministro, esto podría influir tanto en los actores del mercado aguas arriba como aguas abajo, incluidas las pequeñas y medianas empresas. La gestión del riesgo reputacional, esencial para las grandes marcas, puede ayudar también a volcar a las CT hacia la sostenibilidad, ayudando a impulsar cambios positivos como lo ocurrido con la moratoria de la soja corporativa para reducir la deforestación en la Amazonía, o lo que ha hecho el Fondo Mundial para la Naturaleza para influir en empresas con los mayores impactos en la demanda de productos básicos, con el objetivo de orientar mercados enteros hacia la gestión corporativa de la biodiversidad, el agua y el clima, y reducir el impacto de la producción de productos básicos en áreas clave para la conservación global.

    Sin embargo, el liderazgo de las CT no será suficiente sin regulaciones gubernamentales que protejan valores ecológicos y sociales. Las leyes antimonopolio son importantes, por ejemplo, pero insuficientes para abordar preocupaciones sobre la sostenibilidad ambiental y el poder corporativo. Las CT están ejerciendo un creciente control sobre la regulación en sectores relacionados con la biosfera, lo que plantea preocupaciones sobre la rendición de cuentas y la equidad global. Es necesario que estas empresas cambien sus prácticas para promover un uso sostenible de la biosfera.

    Hacia una gestión empresarial de la biosfera

    La acción es urgente para estabilizar el sistema terrestre en condiciones favorables para la humanidad. Actualmente, el aumento de la conciencia sobre la dependencia de la economía mundial de la base de la biosfera está generando incentivos para una rápida innovación en estrategias y prácticas empresariales. Aunque el objetivo principal de las CT no es producir para el bien común, diferentes incentivos han llevado a algunas empresas progresistas a participar cada vez más en esfuerzos sustanciales de sostenibilidad. El texto destaca seis características observadas y emergentes de cambio sistémico en la interfaz de políticas públicas-privadas hacia la gestión de la biosfera. Estas características reflejan la participación de grandes CT en importantes procesos de cambio e ilustran cómo los regímenes de gobernanza ambiental públicos y privados podrían complementar CT activas en sectores relacionados con la biosfera (Figura 1), así como en otros sectores de los cuales se podría extraer inspiración.

    Alineación de visiones. La sociedad está experimentando un cambio en sus valores y mentalidades, reconociendo la importancia del cambio ambiental global para el futuro de la humanidad. Las grandes marcas están adoptando prácticas más sostenibles y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero (dato crucial 5). Los CEOs más progresistas sirven como modelos a seguir y promueven nuevas visiones para la sostenibilidad. La presión de organizaciones no gubernamentales, consumidores e inversores está impulsando a las empresas hacia prácticas más responsables social y ambientalmente. Las grandes CT están ampliando sus valores más allá del beneficio económico hacia la responsabilidad y la ética, aspirando a convertirse en fuerzas positivas para la sostenibilidad. Iniciativas como el Pacto Global de Naciones Unidas (una iniciativa voluntaria de compromisos de CEOs para implementar principios universales de sostenibilidad y tomar medidas para apoyar los objetivos de la ONU) y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, proporcionan espacios de aprendizaje y orientación hacia la sostenibilidad.

    Integración de la sostenibilidad. La sociedad requiere marcos normativos para definir problemas y fomentar la innovación. Acuerdos políticos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o la Convención sobre la Diversidad Biológica, son ejemplos de marcos normativos definidos por la ciencia y que pueden potenciarse al involucrar a las corporaciones. La creación de incentivos (por ejemplo, a través de regulaciones e iniciativas de mercado) para que las empresas faciliten dicho cambio transformador representa un enfoque prometedor para ampliar rápidamente los éxitos en sostenibilidad. La sostenibilidad ya no se percibe como una opción para empresas progresistas; se ha institucionalizado y se reconoce cada vez más como una necesidad.

    Licencia para operar. El cambio hacia una gestión de la biosfera más responsable puede ser facilitado si las empresas cuentan con una licencia global que les exija operar de manera ética y sostenible. Los gobiernos están intensificando la regulación de las CT en este sentido, con leyes como la Ley de esclavitud moderna del Reino Unido y la Ley francesa de deber de vigilancia corporativa. Estas leyes establecen que las empresas tomen medidas para prevenir abusos contra los derechos humanos y el medio ambiente en toda su cadena de suministro. Las grandes CT tienen su sede principalmente en Estados Unidos, China, Reino Unido, Japón, Francia y Alemania. La alineación de regulaciones nacionales de transparencia directa de estos países podría equipararse efectivamente a una "licencia global corporativa para operar" y estimular aún más a las CT a asumir un papel de liderazgo incluso antes de que se implementen las regulaciones.

    Financiamiento para transformaciones. El sector financiero está prestando más atención a la sostenibilidad, con fondos de pensiones e inversores institucionales redirigiendo capital hacia prácticas más sostenibles. Iniciativas como la Plataforma de Acción del Pacto Global de las Naciones Unidas para el Océano y el Proyecto de Gestión de Impacto involucran a grandes actores financieros en el desarrollo de prácticas más responsables. Además, los Principios del Ecuador y los Principios para la Inversión Responsable ofrecen orientación para la inversión sostenible. Aunque estos esfuerzos están en sus inicios y sus impactos aún no están claros, son pasos importantes hacia una mayor integración de la sostenibilidad en las prácticas financieras tradicionales.

    Transparencia radical. Las nuevas tecnologías están permitiendo una mayor transparencia en las operaciones de las CT y sus cadenas de suministro. Por ejemplo, el monitoreo global de pesquerías ha mejorado gracias a plataformas de acceso abierto que rastrean barcos pesqueros. Programas como el de Cadena de Suministro de CDP (Carbon Disclosure Project) evalúan los impactos ambientales y sociales de grandes compradores corporativos (dato crucial 7). Las CT líderes pueden utilizar su influencia para promover prácticas sostenibles en toda la cadena de suministro. Al adoptar la transparencia radical, las empresas pueden minimizar riesgos y contribuir a normas de gestión responsable. Algunas empresas también han adoptado la certificación B Corps para demostrar su compromiso con la rendición de cuentas y la transparencia (www.bcorporation.net).

    Conocimiento basado en evidencia para la acción. Los científicos actúan como facilitadores del cambio transformador al conectar el conocimiento basado en evidencia con la acción mediante la colaboración con las CT. Esta colaboración asegura que las soluciones desarrolladas aborden problemas alineados con los ODS y sean viables comercialmente. Estos esfuerzos promueven una mayor responsabilidad corporativa y liderazgo en sostenibilidad, como ejemplifica Seafood Business for Ocean Stewardship (SeaBOS), una iniciativa colaborativa entre científicos y empresas pesqueras. En el futuro, esta colaboración será clave para garantizar que las agendas de sostenibilidad empresarial estén respaldadas por la ciencia.

    Conclusión

    El desarrollo económico global ha traído tanto prosperidad como desigualdad, afectando al medio ambiente. Sin embargo, la creciente conciencia sobre los límites del planeta abre perspectivas para el cambio. La dominancia de las CT es una realidad en el Antropoceno, donde se requiere un cambio transformador urgente. Empresas pioneras están innovando para adaptarse al futuro.

    Se propone ampliar el enfoque desde la 'responsabilidad social corporativa' hacia la 'administración de la biosfera corporativa'. Esto implica cuidar el medio ambiente y cambiar hacia una economía más sostenible. La administración de la biosfera reconoce la interconexión entre personas, naciones y la biosfera, ofreciendo nuevas oportunidades para innovaciones sociales.

    La administración de la biosfera corporativa busca proteger la resiliencia del planeta y el bienestar humano, con el apoyo de políticas públicas y regulaciones mejoradas. Queda por ver si las CT dominantes jugarán un papel importante en esta transformación.


    Autorxs

    Carl Folke es un científico medioambiental transdisciplinar especialista en economía, resiliencia, ciencias de la sostenibilidad y sistemas socioecológicos.

    Henrik Österblom es catedrático de la Real Academia Sueca de Ciencias y de la Universidad de Estocolmo con formación en zoología del comportamiento y ecología marina.

    Jean-Baptiste Jouffray es un investigador postdoctoral que explora lo que el Antropoceno significa para el océano, lo que implica para la forma en que estudiamos los sistemas socioecológicos marinos y, esencialmente, lo que se puede hacer para mejorar la sostenibilidad.

    Eric F. Lambin es geógrafo y científico medioambiental, profesor en la Université Ceatholique de Louvain y en la Universidad de Stanford. Sus investigaciones tratan de comprender mejor las causas y repercusiones de los cambios en el uso del suelo en distintas partes del mundo.

    W. Neil Adger es un economista, ambientalista y geógrafo británico. Investiga en las áreas de geografía medioambiental, economía ecológica e institucional y cambio medioambiental global.

    Marten Scheffer es un ecologista holandés, biólogo matemático y profesor en la Universidad y el Centro de Investigación de Wageningen.

    Beatrice I. Crona es ecologista, profesora de la Universidad de Estocolmo y directora ejecutiva del Programa sobre Dinámica Económica Global y la Biosfera de la Real Academia Sueca de Ciencias.

    Magnus Nyström tiene formación en ecología de sistemas y ecología marina y de arrecifes de coral, y es doctor en ecotoxicología marina por la Universidad de Estocolmo. Su investigación explora la resiliencia y las dinámicas de escala cruzada en ecosistemas marinos y sistemas socioecológicos acoplados a escala local y global.

    Simon A. Levin es un ecologista estadounidense y profesor universitario distinguido James S. McDonnell en Ecología y Biología Evolutiva y director del Centro de BioComplejidad de la Universidad de Princeton.

    Stephen R. Carpenter es un experto en ecología de lagos de nacionalidad estadounidense especializado en el fenómeno de la eutrofización lacustre. Este proceso consiste en el excesivo enriquecimiento de los ecosistemas lacustres, lo que provoca la proliferación nociva de microorganismos y la mortalidad de peces.

    John M. Anderies es catedrático de la Escuela de Evolución Humana y Cambio Social, la Escuela de Sostenibilidad y la Escuela de Sistemas Adaptativos Complejos. Sus intereses de investigación actuales se centran en la gestión robusta y el diseño institucional robusto de sistemas socioecológicos acoplados.

    F. Stuart Chapin III ocupa el cargo de profesor de Ecología en el Departamento de Biología y Vida Silvestre del Instituto de Biología Ártica de la Universidad de Alaska.

    Anne-Sophie Crépin es subdirectora del Instituto Beijer de Economía Ecológica, donde tiene su principal afiliación. Su investigación se centra en la interacción entre los incentivos económicos, los cambios de régimen de los ecosistemas, la política y el comportamiento humano.

    Alice Dauriach es parte del Programa sobre Dinámica Económica Global y la Biosfera de la Real Academia Sueca de Ciencias.

    Victor Galaz es profesor asociado de Ciencias Políticas en el Centro de Resiliencia de Estocolmo y director del programa de Gobernanza, Tecnología y Complejidad del Instituto Beijer. Su investigación se centra en los sistemas financieros y su conexión con el cambio medioambiental a gran escala, con repercusiones climáticas globales no lineales.

    Line J. Gordon es la directora del Centro de Resiliencia de Estocolmo. Es una científica reconocida internacionalmente en sostenibilidad del agua, los alimentos y la biosfera.

    Nils Kautsky es profesor de ecotoxicología marina en la Agencia Sueca de Cooperación para la Investigación con los Países en Desarrollo (SAREC, por sus siglas en inglés).

    Brian H.Walker es un científico especializado en sostenibilidad ecológica y resiliencia en sistemas socioecológicos. En la actualidad es Miembro Honorario del CSIRO, Profesor Visitante de la Universidad Nacional Australiana y Miembro del Instituto Internacional Beijer de Economía Ecológica.

    James R. Watson es parte del Programa sobre Dinámica Económica Global y la Biosfera de la Real Academia Sueca de Ciencias y de la Facultad de Ciencias de la Tierra, el Océano y la Atmósfera en la Universidad Estatal de Oregón, Estados Unidos.

    James E. Wilen es Catedrático Emérito de Economía Agrícola y de los Recursos en la Universidad de California, Davis. Su investigación se centra en general en la economía de los recursos naturales y, en concreto, en el impacto de las opciones políticas sobre la salud económica y ecológica de la pesca.

    Aart De Zeeuw es miembro del Instituto Beijer, profesor del CentER y del TSC de la Universidad de Tilburg. Sus intereses de investigación actuales se centran en los acuerdos medioambientales internacionales y la economía de los sistemas ecológicos dinámicos.

Datos cruciales: 
    1. Alrededor del 10% de las corporaciones del mundo generan 80% de todas las ganancias a nivel global.

    2. Un puñado de compañías transnacionales (CT) en el sector de la tecnología de la información controlan 90% o más del mercado global de motores de búsqueda, sistemas operativos y redes sociales.

    3. Tres empresas de inversión manejan más de 90% de todos los activos bajo gestión en fondos de renta variable pasivos, y los minoristas, que forman la interfaz entre los consumidores y las cadenas de suministro globales, también muestran altos niveles de concentración.

    4. Cerca de 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero son atribuidas a 100 empresas, incluyendo tanto CT como monopolios estatales que producen carbón, petróleo y gas, lo que influye desproporcionadamente en el cambio climático y la acidificación del océano.

    5. 52% de una muestra de alrededor de 450 empresas en los sectores de alimentos, productos de madera y textiles que cotizan en las 12 bolsas de valores más grandes de la OCDE, utilizan al menos una práctica de abastecimiento sostenible.

    6. En 2017, 4 de 10 de las mayores compañías del mundo se involucraron con los ODS en sus informes corporativos; en una muestra de 2018, más de 70% de unas 730 compañías globales mencionaron los ODS y 27% los incluyeron en su estrategia comercial.

    7. El programa de Cadena de Suministro de CDP, que evalúa los impactos climáticos, hídricos y de deforestación de las cadenas de suministro de grandes compradores corporativos, ha crecido en 10 años a 115 organizaciones principales con más de 5 500 proveedores globales de primer nivel involucrados.

Nexo con el tema que estudiamos: 
    Es innegable el poder que ejercen las corporaciones transnacionales actualmente. El enfoque de una transición hacia la administración de la biosfera corporativa, que busca conciliar el éxito económico con la protección del medio ambiente y el bienestar humano es cuestionable sobre todo si parte de dar por sentado la continuación del sistema productivo capitalista en el que se encuentra inserto y ayuda a perpetuar. Este texto abre un interesante análisis para discutir las fronteras del capital en el combate a la degradación ambiental.

    El cuestionamiento central es que la degradación social y ambiental no es un error o falla de la economía capitalista, si no una condición esencial de la rentabilidad corporativa. Ese es el freno principal de las medidas que apelan a la responsabilidad social de las empresas: se traten de iniciativas reales de mejoramiento o de meros lavados de reputación, el problema es que no se pueden globalizar, pues ello socavaría las bases de la acumulación de capital.