Demand. The end of oil, then and now

Cita: 

The Economist [2024], "Demand. The end of oil, then and now", The Economist, London, 16 de marzo, https://www.economist.com/special-report/2024/03/11/the-end-of-oil-then-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Marzo 16, 2024
Tema: 
Las experiencias del pasado sugieren que cerrar el grifo a la demanda de petróleo si es posible aunque con muchas limitantes
Idea principal: 

    Las políticas aplicadas en Estados Unidos durante los años setenta del siglo XX ante la crisis energética (que tuvo como consecuencia importaciones de petróleo caras), sirven como pauta para trazar las opciones que se tienen en la actualidad ante el llamado “principio del fin del petróleo”. Si la crisis de entonces marcó un antes y un después a nivel mundial en la manera de consumir este combustible y pasar a formas de energía alternativas como la nuclear y la del carbón, entonces es posible pensar que la crisis actual impulsada por la alarma climática servirá para marcar nuevamente una tendencia a seguir.

    Las políticas buscaban reducir la dependencia cambiando de fuente de energía, o bien, mejorar la eficiencia con la que se utilizaba el combustible. Hoy en día, aunque las reservas de petróleo no se han agotado, y por supuesto tampoco la demanda, la nota sugiere que es mejor prevenir que lamentar (datos cruciales 1 y 2).

    Suficiencia de la eficiencia

    La crisis energética antes citada fue producto del incremento de los precios del petróleo impulsado por los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Ante las políticas implementadas para paliar los efectos negativos a nivel mundial (que encabezo Estados Unidos), los miembros de la OPEP decidieron deshacerse de los límites a la producción del combustible, puesto que no coincidían con sus intereses en el corto plazo. La respuesta inmediata fue una caída abrupta en los precios del hidrocarburo.

    Dicho de otro modo, si los precios del petróleo seguían subiendo, el negocio terminaría por destruirse en algún punto. No obstante, a partir de 1990 las políticas para reducir la dependencia y aumentar la eficiencia de este combustible se volvieron más laxas (para 2005 los estándares permanecían igual que en 1985). De aquí que esta experiencia deja algo importante para el presente: a precios bajos y sin un estímulo activo, las políticas de eficiencia del energético también disminuyen su intensidad.

    Aunque eso no resultó del todo negativo. La crisis de los años setenta fomentó nuevas maneras de producción más eficientes, lo que resultó en menores precios de producción y un uso más eficaz del petróleo. Para The Economist, esto demuestra que el crecimiento económico no tiene un vínculo tan estrecho con el uso del petróleo, un punto importante a tener en cuenta para la transición energética (dato crucial 4).

    Sin intervenciones después de la crisis energética de los setenta, hubo una actualización en los métodos para producir petróleo. Así, es posible pensar que políticas adecuadas harán plausible la transición energética desde el punto de vista económico. En ese sentido, tanto las cumbres energéticas que organiza la Agencia Internacional de Energía (AIE) como la famosa Conferencia de las partes (COP), tienen un voto a favor en el tema de mejorar la eficiencia energética. Asimismo, existe un atisbo de esperanza ante el incremento de las ventas de vehículos eléctricos (EV, por su sigla en inglés) impulsado por la disminución de los precios; y sobre esa línea, el uso de la electricidad como sustituto del petróleo (datos cruciales 5-8).

    No obstante, muchos países y empresas productoras del hidrocarburo consideran que la demanda está lejos de terminar, puesto que resulta temerario creer que los EV serán la solución a la descarbonización cuando su participación aún es limitada (2%). Sin intervenciones políticas, los vehículos que utilizan el motor de combustión interna serán llevados a los países pobres en lugar de ser desechados. Asimismo, otros medios de transporte todavía no cuentan con la capacidad para modificar los patrones de movilizad e impulsar la transición energética.

    Ante esto, la revista londinense se cuestiona si la intensificación del cambio climático es suficiente prueba para impulsar medidas más radicales; o bien, si la demanda de nuevas soluciones impulsará u obligará al abandono del petróleo.

    Va a demostrar que nunca puedes decirlo

    La nota indica que la incertidumbre en el mercado de petróleo está lejos de terminar y que incluso puede intensificarse. Esto es el resultado de poder planificar la oferta, pero nunca encontrar la manera de predecir la demanda. Los pronósticos que se realizan presentan sesgos y la experiencia lo constata. Considere además que los centros de gravedad del petróleo están cambiando: si antes se localizaban en los países desarrollados, en el largo plazo se moverán hacia las economías en vías de desarrollo (dato crucial 9). Tomando en cuenta esto, cabe preguntarse si las políticas que se implementen para la transición energética jugarán a favor o en contra (o ambas) en la oferta y demanda de los energéticos.

Datos cruciales: 
    1) El aumento de la producción de petróleo en Estados Unidos fue gracias al sistema de oleoductos en Alaska, un proyecto que fue aprobado luego de la crisis energética estadounidense de 1973. De la misma manera, en 1997 el Departamento de Energía de Colorado demostró la viabilidad de utilizar la fracturación hidráulica masiva como una forma de liberar hidrocarburos en los esquistos.

    2) El Congreso de Estados Unidos aprobó en 1975 la Economía de combustible promedio corporativa (CAFE, por su sigla en inglés), la cual básicamente buscaba ahorrar combustible. Puesta en vigor en 1978, requería una eficiencia de combustible promedio de 18 millas por galón en las líneas de los productos de los fabricantes de automóviles; para 1985, esa cantidad aumentó a 27.5 millas por galón.

    3) De 1977 a 1985, el consumo total de petróleo estadounidense cayó 17%. Por el contrario, el PIB incrementó 27 puntos porcentuales.

    4) La gráfica 1 muestra los barriles de petróleo que se consumieron por cada 1 000 dólares del Producto Interno Bruto (PIB) de 1965 a 2022. La tendencia es clara, se puede producir más con menos. De 1984 a 2019 la fracción de un barril de petróleo necesario para producir 1 000 dólares de ingresos (a precios de 2015) cayó 1% anualmente.

    5) En el verano de 2023, durante la cumbre sobre eficiencia energética organizada por la Agencia Internacional de Energía (AIE) se instó a la adopción de medidas de eficiencia energética. En ese sentido, los países que representan cerca de 70% de la economía mundial introdujeron políticas de eficiencia en 2022; la tasa de mejora de ese año resultó ser mucho más alta que el promedio histórico.

    6) En 2023, muchas de las naciones que asistieron a la COP 28 en Dubái, firmaron un compromiso sobre energías renovables y eficiencia energética que los comprometía a duplicar la tasa promedio de mejoras en la eficiencia de los combustibles durante el resto de la década (pasar del actual 2% anual a más del 4% anual).

    7) En 2016, las ventas anuales mundiales de vehículos eléctricos (EV, por su sigla en inglés) todavía estaban por debajo del millón. Para 2022 las ventas ascendieron a 10 millones. En 2023, las ventas de vehículos eléctricos e híbridos enchufables alcanzaron casi 14 millones. En este sentido, los vehículos eléctricos representan más de 10% de las ventas de automóviles nuevos en todo el mundo.

    8) Durante la pandemia por COVID-19 se creyó que el pico de la demanda del petróleo nunca volvería a recuperarse luego de la caída de 20 millones de barriles de petróleo. Su recuperación pudo parecer un retroceso en la des-utilización de este combustible, pero de acuerdo con el informe Net Zero by 2050 (https://www.iea.org/reports/net-zero-by-2050) que la AIE publicó en 2021, los pronósticos indican que con acciones radicales la demanda de petróleo caerá 25% para 2030 y 75% para 2050. Es decir, el pico de demanda máximo será alcanzado en esta década. La gráfica número 2 respalda este argumento.

    9) El informe World Energy Outlooks (https://www.bp.com/en/global/corporate/energy-economics/energy-outlook.html), que produce la petrolera BP, pronostica que la demanda mundial de los países en desarrollo incrementará a 70% en 2050 (en 2022 se situó en 55%). Asimismo, se indica que China en el largo plazo se volverá un comprador marginal menos importante, debido a la electrificación agresiva que se está promoviendo en su territorio. Por el contrario, India, África y el Sudeste Asiático, serán los mayores demandantes de petróleo en 2030 (en el orden dado).

Nexo con el tema que estudiamos: 
    The Economist relaciona el principio del fin de la era del petróleo con la idea de que es posible desacoplar el crecimiento económico del consumo de combustibles fósiles. Detrás de ello está el proceso secular de crecimiento de la productividad que, en términos generales, permite usar menos insumos por unidad de producto. No obstante, el problema ambiental y los estrechos horizontes temporales con que se cuenta antes de que se desencadenen las rupturas ambientales, levantan serias dudas acerca de la posibilidad de una transición energética articulada, que permita la continuidad de la economía capitalista.