Si nuestra supervivencia fuera importante

Cita: 

Turiel, Antonio [2024], "Si nuestra supervivencia fuera importante", The Oil Crash, 16 de febrero, https://crashoil.blogspot.com/2024/02/si-nuestra-supervivencia-fuera.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Viernes, Febrero 16, 2024
Tema: 
La preocupación por el colapso potencial de la Corriente de Lazo Meridional (AMOC) y la urgente necesidad de tomar medidas significativas para abordar el cambio climático
Idea principal: 

    Antonio Turiel es un científico reconocido por su labor divulgativa sobre los desafíos de sostenibilidad que enfrenta la sociedad. Posee una licenciatura en Física y Matemáticas, así como un doctorado en Física Teórica. Actualmente, trabaja como investigador en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (CSIC), donde se enfoca en el estudio de la turbulencia y la oceanografía por satélite.


    De acuerdo con Turiel, el reciente estudio publicado sobre un posible colapso del brazo atlántico de la Corriente de Lazo Meridional (AMOC) ha causado un gran impacto, ya que cierra un frente de debate abierto durante décadas. Este estudio se suma a una creciente cantidad de evidencia que sugiere que el Cambio Climático podría desencadenar dicho colapso. Investigaciones anteriores ya habían advertido sobre esta posibilidad, incluso señalando que podría ocurrir en cualquier momento de este siglo. El nuevo estudio, realizado por Westen, Kliphuis y Dijkstra, marca un hito importante en este campo de estudio.

    El estudio de Westen y sus colegas es crucial ya que logra simular por primera vez el colapso de la AMOC en un modelo de simulación climática utilizado por el IPCC. En el experimento, se incrementa gradualmente el flujo de agua dulce proveniente del derretimiento de hielo en Groenlandia y Canadá, mientras se mantienen constantes la concentración de gases de efecto invernadero y la temperatura preindustrial. El propósito no es reflejar la situación actual del mundo real, sino determinar si, con ciertas condiciones, el colapso de la AMOC podría ocurrir, cuán rápido sería y si hay indicadores tempranos. Aunque el umbral para el colapso es alto, el colapso es rápido, con la mayor parte ocurriendo en menos de 50 años. Además, se encuentra que el flujo de agua dulce a través del paralelo 34º S es un indicador confiable de la cercanía al colapso. El análisis de datos del mundo real sugiere que estamos muy cerca o incluso ya en camino hacia el colapso de la AMOC, especialmente si no se toman medidas preventivas, coincidiendo con estudios anteriores.

    En otras palabras, algunas críticas subestiman el estudio de Westen (et. al.) argumentando que el flujo de agua dulce requerido para provocar el colapso de la AMOC es demasiado alto y, por lo tanto, poco realista, lo que sugeriría que el riesgo de colapso es insignificante. Sin embargo, estas críticas no captan la esencia del estudio. Westen y su equipo investigan si un modelo puede reproducir el colapso de la AMOC, su velocidad y si hay señales tempranas independientes del forzamiento. La respuesta es positiva. Además, señalan que diversos factores, como el deshielo y la disminución del viento en la superficie del mar, están afectando a la AMOC, siendo este último posiblemente más relevante debido a su impacto en una área más extensa.

    Es complejo calcular todos los factores que influyen en la AMOC y muchos de ellos tienen un alcance más amplio que los modelos conceptuales convencionales. Por lo tanto, resulta más sensato observar indicadores tempranos como el analizado por Westen (et. al.), que aunque no es nuevo, ha sido utilizado durante mucho tiempo como un indicador de la estabilidad de la AMOC.

    El estudio de Westen (et. al.) destaca las consecuencias devastadoras del colapso de la AMOC. Sin esta corriente, Europa Central experimentaría un clima similar al de Canadá o Siberia, con una caída significativa de las temperaturas y condiciones más secas. Sin embargo, el sur de Europa mantendría temperaturas más moderadas, aunque podría enfrentar la escasez de lluvias según la debilitación de la corriente del Golfo. En otras regiones, como Mesoamérica y el sur del Mediterráneo, las temperaturas aumentarían debido a la falta de disipación del calor atlántico. Además, se esperan efectos graves en el nivel del mar y en los patrones de precipitación en todo el Atlántico Norte. Las consecuencias más devastadoras se verían en el Ecuador, que desplazaría la Zona de Convergencia Intertropical, afectando gravemente al monzón sudamericano, africano e indio, con impactos devastadores en la selva amazónica, la selva africana y las cosechas en India.

    Así, el autor se pregunta qué podemos hacer para evitar (si es evitable) o adaptarnos a la catástrofe.

    Algunos políticos, con poca visión y motivados por intereses particulares, han intentado utilizar estos estudios para promover su agenda industrialista, mientras que otros, aún más deshonestos, han optado por negar la crisis climática, desestimando los estudios como exagerados y promoviendo teorías conspirativas. Mientras tanto, el poder económico está plenamente consciente de la situación y comienza a preocuparse seriamente por las implicaciones. Discursivamente, la solución lógica es la geoingeniería, ya que no requiere un cambio fundamental en el sistema económico actual y presenta nuevas oportunidades de negocio. Sin embargo, la geoingeniería plantea serios problemas, ya que sus efectos secundarios son impredecibles y la escala requerida para su implementación es prácticamente inalcanzable. En resumen, aunque se están considerando soluciones, ninguna parece ser suficiente para abordar la magnitud del problema climático.

    Un plan sencillo

    A pesar de la inmensidad del desafío, el autor resalta que todavía hay esperanza de abordarlo a nivel material y técnico, a menos que hayamos alcanzado un punto de irreversibilidad. Para ello, se sugiere realizar un exhaustivo trabajo científico y técnico para evaluar la magnitud del problema y sus riesgos potenciales, seguido de una conferencia planetaria interdisciplinaria de muchos meses para generar medidas concretas y técnicas.

    Entre las medidas propuestas, la más urgente sería reducir las emisiones de CO2 en 90% de manera inmediata (en un año) y luego de forma gradual reducir 10% restante. Esto podría comenzar a tener efectos positivos en un par de décadas y evitar el peor escenario. Sin embargo, se reconoce que esto no sería un decrecimiento gradual, sino una acción drástica y radical que afectaría la vida de todos, sobre todo en los países más desarrollados; Turiel lo aborda como una “economía de guerra” con todo racionado.

    A pesar de la dureza de estas medidas, se argumenta que son la única manera de enfrentar la magnitud del problema. La alternativa de no hacer nada sería aún más catastrófica y llevaría a millones de personas a enfrentar una tragedia inminente.

    “No es el futuro que querríamos, es el futuro que podríamos tener. El único realmente viable.”

    Aunque esta propuesta puede ser considerada impracticable desde el punto de vista político, se insta a considerar las graves consecuencias que la inacción tendría para el planeta y sus habitantes. Se concluye reflexionando sobre la necesidad de un cambio en la perspectiva económica, reconociendo la importancia de la supervivencia tanto para los seres humanos como para el resto de la vida en la Tierra.

Nexo con el tema que estudiamos: 

    Los estudios recientes sobre el colapso potencial de la Corriente de Lazo Meridional (AMOC) destacan la urgente necesidad de abordar la destrucción del medio ambiente con medidas significativas y efectivas. Aunque enfrentamos desafíos políticos e ideológicos, es crucial reconocer la gravedad del problema y tomar medidas drásticas para evitar consecuencias catastróficas para el planeta y la vida en él. La propuesta de reducir las emisiones de CO2 de manera radical y rápida puede parecer extrema, pero es la única forma realista de evitar un futuro desolador. La supervivencia de la humanidad y la salud del planeta dependen de nuestra capacidad (sobre todo la de las elites) para actuar con determinación y urgencia frente a esta crisis climática.