Lisa Friedman es reportera del New York Times en temas de política climática y ambiental.

El 6 de septiembre de 2023, el gobierno de Biden anunció su intención de prohibir las perforaciones petroleras en la Reserva nacional petrolera de Alaska y la cancelación de las concesiones en el Refugio nacional ártico de vida silvestre, protegiendo más de 5 millones de hectáreas. Estas protecciones no afectan al megaproyecto petrolero Willow que fue autorizado con anterioridad.

La decisión gubernamental busca hacer frente a las protestas sociales por la aprobación de Willow e incluyen salvaguardas para otro millón de hectáreas. En ese territorio, la Oficina de gestión de tierras debe mostrar que cualquier explotación tenga "efectos mínimos" en la vida silvestre.

Al mismo tiempo, las protecciones federales abren otro frente de críticas por parte de empresarios y políticos que afirman que restringir la producción petrolera afecta la independencia energética de Estados Unidos en un momento en que los precios del petróleo aumentaban, así como protestas de comunidades locales que están ligadas a la explotación petrolera y piden que se permita su actividad.

La región gozó de protección durante 60 años, y fue abierta a la explotación petrolera bajo la presidencia Trump, cuenta con una importante biodiversidad y es el territorio intocado más grande del país. Se estima que contiene más de 11 mil millones de barriles de petróleo, lo que explica el interés de empresas y ciertas comunidades para que se permita la explotación en esas regiones.

Entre las razones para prohibir la explotación petrolera se invoca la destrucción del ambiente, que constituye la "mayor crisis contemporánea", y los eventuales impactos sobre la región ártica. El Ártico se considera una de las zonas cero del cambio climático, debido al acelerado aumento de las temperaturas, el derretimiento de los glaciares y del permafrost.