El descubrimiento del planeta orbitando la estrella más cercana al sol, Proxima Centaura, puso en el centro del interés empresarial la exploración espacial.

Desde que se lanzó el primer satélite, Sputnik, hace 60 años, la investigación en la exploración espacial ha avanzado de forma importante: el sistema de posicionamiento global (GPS), las sondas que recorren Marte y flotan alrededor de los anillos de Saturno, telescopios de enorme alcance, como el Hubble. Todos estos avances, tienen en común su promoción desde los gobiernos estatales.

The Economist señala que los nuevos impulsores de la exploración espacial son los empresarios. Aprovechando el internet y la reducción en los costos y el tamaño de los dispositivos tecnológicos, las empresas están haciendo más ganancias.

El primer negocio es la información. Empresas como Planet, BlackSky y Spire venden información global constantemente actualizada para los programas de minería de datos y de aprendizaje profundo (deep learning). La información sobre cultivos, tráfico, compras, medio ambiente y vida animal, puede ser usada por ecologistas, pero también por empresas financieras. Este negocio se potencia con la enorme red creada por pequeños satélites conectados a teléfonos inteligentes y a los dispositivos del “internet de las cosas”.

Otros avances se dibujan en el horizonte cercano: Elon Musk, el fundador de Tesla y SpaceX, pretende construir una colonia en Marte y está construyendo una nave espacial para llegar al planeta rojo. Jeff Bezos, dueño de Amazon, también trabaja en la exploración del espacio. Yuri Milner, de Facebook, ha gastado 100 millones de dólares en la exploración de civilizaciones en otros planetas y trabaja en una sonda miniatura que viaja a un quinto de la velocidad de la luz para explorar el universo.

The Economist concluye el artículo señalando que la histórica jurisdicción estatal sobre los satélites puestos en órbita puede ser sustituida por la de los empresarios, gracias a sus innovaciones.