The superstar company. A giant problem. The rise of the corporate colossus threatens both competition and the legitimacy of business
The Economist [2016], "The superstar company. A giant problem. The rise of the corporate colossus threatens both competition and the legitimacy of business", The Economist, London, 17 de septiembre, http://www.economist.com/news/leaders/21707210-rise-corporate-colossus-t...
El artículo destaca la importancia de las "empresas superestrellas" como creadoras de riqueza, al tiempo que señala dos "grandes faltas" de tales empresas: limitar la competencia y usar las "artes oscuras de gestión" para conservar su liderazgo.
Un rasgo dominante de la competencia es la concentración, ilustrada por la importancia creciente de las fusiones y adquisiciones. Entre los recursos dudosos de las empresas están: los paraísos fiscales (30% de la inversión extranjera directa mundial fluye por esa vía), los precios de transferencia que permiten manipular las transacciones intrafirma, los lobbies, la evasión de impuestos.
Frente a estos procesos se requieren estrategias cuidadosas y detalladas. Se han realizado avances en la regulación internacional de los impuestos y es preciso poner en cuestión el papel de las grandes empresas de suerte que no sean las únicas beneficiadas del crecimiento económico: "políticos prudentes deben reinventar la regulación anti-monopolios para la era digital. Eso significa estar más atentos a las consecuencias de largo plazo de que las grandes firmas adquieran a las nuevas firmas prometedoras. Significa facilitar a los consumidores para que transfieran sus datos de una compañía a otra, y que se impida a las empresas de tecnología privilegiar sus propios servicios en las plataforas que controlan".
En el periodo 1860-1917 se consolidan oligopolios duraderos en torno a industrias gigantes como la siderurgia y la explotación petrolera, y a tecnologías como la electricidad y el motor de combustión interna, mismos que juegan un importante papel en la destrucción del orden liberal en Europa. Esta experiencia señala la necesidad de mantener la vigilancia sobre las grandes corporaciones actuales y garantizar la competencia que permita el crecimiento de otras empresas.
El número anual de fusiones y adquisiciones se ha duplicado respecto de los años noventa del siglo pasado.
La cuota del PIB generada por las 100 primeras empresas pasó de 33% en 1994 a 46% en 2013.
Los cinco bancos más grandes concentran 45% de los activos bancarios, por encima del 25% en 2000.
Mueren más empresas de las que nacen, el número de nuevas empresas es el más bajo desde los años setenta del siglo pasado, y los nuevos empresarios prefieren vender sus firmas a las corporaciones gigantes antes que intentar crecer por su cuenta.
Las grandes empresas manejan mayores inversiones pero crean menos puestos de trabajo: en 1990 los 3 mayores fabricantes de autos en Detroit tenían una capitalización de mercado de 36 mil millones de dólares y 1.2 millones de empleados. En 2014 las tres mayores empresas de Sillicon Valley tenían una capitalización superior a un billón de dólares y 137 mil empleados.
El argumento liberal no puede evadir la centralidad de las grandes corporaciones. Se habla ya de ellas como nuevos oligopolios y se señalan las consecuencias polarizantes de su concentración de poder. Sin embargo, la única vía que se concibe es la de favorecer la competencia. Desde nuestra perspectiva, competencia y monopolio son momentos de la acumulación de capital. Entre los elementos del poderío de las grandes corporaciones se destacan las tecnologías y las formas de "torcer" las regulaciones.