Desde hace más de 40 años, la cuestión climática nos lleva a reflexionar sobre nuestros modelos de desarrollo

Cita: 

Krausz, Nicolas y Julien Woessner [2015], “Desde hace más de 40 años, la cuestión climática nos lleva a reflexionar sobre nuestros modelos de desarrollo”, Pasarelle, Ritimo, (13):13-16.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2015
Tema: 
Las negociaciones intergubernamentales y las acciones sociales frente al cambio climático
Idea principal: 

Nicolas Krausz es responsable de los programas de transición ecológica y social, bienes comunes y gobernanza mundial, en la Fondation pour le Progrès de l‘Homme, con sede en Suiza. Tambiés es co-presidente de EDGE Funders Alliance, una organización filantrópica que promueve la equidad y la justicia.

Julien Woessner es responsable de los programas de territorios urbanos, redes de ciudadanos, gobernanza del territorio y sistemas alimentarios urbanos en la Fondation pour le Progrès de l‘Homme.


Ante la cercanía de la COP21 en París, los autores señalan que, desde el reconocimiento del aumento de la temperatura en la superficie terrestre como consecuencia de la actividad humana en el último cuarto del siglo XX, pocos han sido los acuerdos tomados y menos las acciones que los gobiernos han llevado a cabo para hacer frente al fenómeno climático (p. 13).

Detrás de la falta de acuerdos se encuentra una concepción de desarrollo basada en el crecimiento económico a corto plazo, cuyo motor es la energía fósil. El desarrollo se ha hecho equivalente a la industrialización y al consumo en masa, sin que se hayan cuestionado las consecuencias ambientales de tal modelo. De hecho, el ritmo de crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero se ha acelerado en la última década. No sólo no se implementan medidas para transitar a una sociedad post-carbono, sino que se buscan métodos de extracción más sofisticados para garantizar el acceso a las riquezas naturales a mayores profundidades.

Los gobiernos se vuelven cómplices cuando apoyan proyectos para continuar extrayendo petróleo y gas al mismo tiempo que se comprometen en cumbres internacionales a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (p. 14).

Sin embargo, a nivel estatal se han logrado algunos avances:

- Numerosos gobiernos han reconocido el problema y han anunciado planes de acción y leyes sobre el clima, aunque sus resultados son insuficientes.

- Se ha adoptado el principio de la responsabilidad común pero diferenciada de los estados.

- Se creó un fondo con recursos internacionales para apoyar a los países con dificultades a implementar los acuerdos.

- El protocolo de medición y seguimiento de las emisiones de carbono se ha hecho más preciso (p. 15).

En contraste, los autores señalan que las acciones que han tenido mayor impacto se han dado en una escala local, con los gobiernos locales y las organizaciones sociales al frente. Las medidas van desde los reportes de las emisiones de carbono de una localidad a sus autoridades hasta los procesos judiciales en contra de las políticas públicas tomadas frente al cambio climático.

La existencia de tal diversidad de luchas es un signo claro de que el problema no puede subordinarse a la agenda de las instituciones y gobiernos nacionales. Algunos movimientos van más allá y saben que el problema no se reduce al clima, sino que se trata de cambiar un sistema que no respeta los equilibrios sociales y medioambientales. Teniendo esto en mente, el objetivo de la publicación es promover el diálogo entre las diferentes posturas que tienen en común la preocupación por una sociedad más sostenible y justa (p. 16).

Datos cruciales: 

Entre 1975 y 1995, las emisiones de gases de efecto invernadero han pasado de menos de 30 gigatoneladas a casi 40 gigatoneladas, y entre 1995 y 2010, se han acercado a las 50 gt (p. 14).

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, sería necesaria una reducción del 40 al 70 % de las emisiones globales de CO2 de aquí al 2050 para lograr la meta de respetar el tope de un calentamiento global por debajo de los 2°C (p. 14).

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto pone en el centro la preocupación por el cambio climático y la amenaza civilizatoria que implica. Es relevante porque pone de manifiesto las respuestas de dos grandes actores confrontados: los gobiernos y las corporaciones transnacionales por un lado, y las organizaciones y movimientos sociales, por el otro. De este modo, nos permite analizar los mecanismos que ambos actores utilizan para retrasar, en un caso, o modificar, en el otro, la trayectoria de la crisis ambiental. Por ejemplo, como extensión de las corporaciones transnacionales, los gobiernos y las organizaciones internacionales gestionan la crisis ambiental a través de los acuerdos y las cumbres, al mismo tiempo que financian los mercados de carbono y megaproyectos.

A través de estas lecturas notamos el clivaje entre las posturas ecologistas y el argumento liberal sobre la crisis climática: la cuestión esencial es la centralidad del paradigma energético y la necesidad de superarlo.