Élisée Reclus, une très large conception de la géographicité et une bienveillante géopolitique

Cita: 

Lacoste, Yves [2005], “Élisée Reclus, une très large conception de la géographicité et une bienveillante géopolitique”, Hérodote, Paris, La Découverte, 2(117): 29-52.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
2005
Tema: 
Principales aportes teóricos de Élisée Reclus a la geografía
Idea principal: 

Yves Lacoste es un geográfo francés fundador de la revista Hérodote, que aborda temas de geografía y geopolítica. Actualmente es profesor emérito en la Universidad Paris VIII, enseña en el Instituto Francés de Geopolítica (http://www.geopolitique.net/fr/), fundado por él y hoy dirigido por Béatrice Giblin.


El texto desarrolla en tres ideas principales: la separación entre la obra de Reclus y la escuela francesa de geografía, los conceptos teóricos de su obra y la divergencia entre la obra de Reclus y algunos fenómenos contemporáneos.

El primer eje de la exposición de Lacoste es la diferencia radical entre la geografía de Élisée Reclus y la geografía que se enseñaba en las universidades francesas en la primera mitad del siglo XX. La obra de Reclus, prolífica en la segunda mitad del siglo XIX, no se limitaba a la descripción de los fenómenos y factores naturales (geología, clima, relieve, vegetación), sino que tomaba en cuenta “todas las formas de actividades humanas, clasificadas como económicas, sociales, culturales, políticas, de guerra, religiosas, etc.”, su relación con el territorio y en su evolución histórica (p. 29). En contraste, la enseñanza de la materia, por lo menos hasta finalizada la segunda guerra mundial, se enfocó en el estudio de los fenómenos físicos o humanos, catalogados como “verdaderamente geográficos”, pero omitiendo cualquier aspecto relacionado con otras disciplinas (pp. 29-30).

Si entendemos la geograficidad, a decir de Lacoste, como “la gama, grande o limitada, de categorías de fenómenos que, en una cierta época o en ciertas circunstancias históricas, es considerada, por uno o varios geógrafos de renombre, como dignas de atención científica”, veremos que mientras una noción muy amplia del término es característica en la obra de Reclus, la escuela francesa de geografía tuvo una constricción a inicios del siglo XX al abandonar y rechazar cualquier relación de la geografía con los fenómenos políticos (p. 30).

Para Lacoste, el enfoque limitado de la geografía en la enseñanza universitaria no se debía a la tardía aparición de otras aproximaciones teóricas, sino a un verdadero retroceso. No sólo la obra de Reclus era conocida a inicios del siglo XX, sino que otros enfoques cercanos a lo que hoy se conoce como geopolítica, ya existían desde finales del siglo XVIII (p. 31). Fue cincuenta años después de aparecida la obra de Reclus, que las universidades francesas ampliaron su concepción de geografía (p. 31-32).

Breve regreso autocrítico a Vidal de La Blache

En este apartado, Lacoste señala dos elementos clave de la crítica a la geografía universitaria francesa: 1) la concepción limitada de geografía y 2) los intereses detrás de esa decisión epistemológica.

Ambos puntos los ilustra su tratamiento de la obra de Vidal de La Blache, el “padre fundador” de la escuela francesa de geografía. El posicionamiento más crítico lo hace a su obra titulada Tableau de la géographie de la France, escrito en 1903. Este libro, utilizado como la principal referencia de la escuela de geografía, es cuestionado por Lacoste debido al divorcio manifiesto entre la geografía y los acontecimientos políticos, en particular la anexión de la región de Alsacia y Lorena en 1871, un tema de interés nacional cuyo silenciamiento solamente convenía a las clases dominantes (pp
. 33-34).

Sin embargo, como señala Lacoste, no era suficiente la crítica a un autor, sino al sistema que imponía el enfoque de la geografía, pues el mismo Vidal de La Blanche “había sido víctima de la exclusión de las cuestiones políticas que hacían los geógrafos”. En efecto, su libro La France de l’Est (Lorraine-Alsace), publicado en 1917, que hacía un análisis geopolítico y de las relaciones de clase de la región en plena guerra, fue completamente ignorado (p. 35).

L’Homme et la Terre, síntesis de la obra de Reclus

Un segundo argumento central del texto es la importancia de los planteamientos teóricos de Reclus. Según Lacoste, en L’Homme et la Terre se encuentra la “síntesis final” de la obra de Reclus, a saber la explicación del progreso y la evolución de los hombres sobre la tierra. Este planeamiento dará lugar a la geografía social que para Reclus revela tres órdenes, o leyes, que se muestran constantes en la sociedad: la lucha de clases, la búsqueda del equilibrio y la decisión soberana del individuo (p. 36).

Lacoste resalta la rigurosidad del trabajo de Reclus. A pesar de la amplitud del enfoque de la geografía social, “Reclus es un geógrafo completo”, pues no abandona el tratamiento de las características físicas del entorno que estudia, sino que lo considera como una “combinación dinámica de diferentes factores”. A las características físicas, Reclus añade el tiempo y su influencia en el espacio: cómo evoluciona con la transformación de la sociedad y, al mismo tiempo, condiciona su acción.

Otro aporte de Reclus es su preocupación por la naturaleza y sus “leyes”, las únicas a las que reconoce como legítimas. Hay una fuerte crítica de Reclus a la relación entre el hombre y la naturaleza que supone una especie de victoria del primero sobre la segunda, pues desconoce el verdadero sentido de la vida (pp. 37-38).

Lacoste señala la profundidad y vigencia del análisis de Reclus en el campo de la geografía humana. Sus análisis de los fenómenos urbanos parten de considerar a la ciudad como “un organismo que funciona por sí mismo” y siempre en relación con otras ciudades, con rigurosidad cartográfica y conceptual (p. 38).

Una contribución más de la obra de Reclus es la lectura histórica de larga duración de la geografía. En su concepción, las condiciones geográficas no pueden verse como una fotografía, sino como un proceso que acompaña “en el espacio” a la historia, cuyas condiciones se actualizan permanentemente: “la geografía no es una cosa inmutable, se hace, se rehace todos los días; a cada instante, se modifica por la acción del hombre” (p. 39). En este largo proceso, la aparición de la industria moderna, y el desarrollo científico que la acompaña, constituye un momento crucial pues es la condición material del progreso y el avance de la ciencia. No obstante, Reclus reconoce el carácter desigual del progreso, en términos interestatales y de “relaciones de clase” (p. 39-41).

Élisée Reclus, la geografía alemana y la cuestión del darwinismo

En este apartado y los siguientes, Lacoste desarrolla el tercer eje de su trabajo, la distancia entre el posicionamiento teórico de Reclus del predominante, frente a algunos temas contemporáneos. Como primer ejemplo, Lacoste toma la obra de Friedrich Ratzel, geográfo alemán contemporáneo de Reclus, que aborda la materia desde una mirada geopolítica para justificar el expansionismo y colonialismo alemán. Ratzel retoma la tesis darwiniana de la selección natural y la aplica a los estados, a los que considera como “formas de vida”, es decir, “como una realidad biogeográfica cuyas leyes pertenecen más a la biología y la ecología, que a las relaciones fuerzas históricas entre los grupos humanos” (p. 43). Por el contrario, para Reclus no existe una lucha entre las especies y menos como ley natural; pues existe un tipo de solidaridad entre las especies (43-45).

Las ideas geopolíticas de Reclus: benévolas y lúcidas, pero en un caso singular de una miopía

Como segunda ilustración, Lacoste recupera el tema del colonialismo. En primer lugar, aclara que a pesar de que el término se consolidó después de la muerte de Reclus en 1905, los análisis del geógrafo para explicar las relaciones de poder entre estados o actores no estatales, son geopolíticos, en el sentido moderno del término. Entre las potencias de la época, Reclus distingue una tendencia de “desplazamiento industrial” debido a los ritmos de crecimiento desigual, así como un desarrollo militar diferenciado (p. 45).

Reclus critica “las diversas formas de dominación que ejercen los estados sobre las naciones que no han alcanzado su independencia”. Aunque señala y localiza los conflictos entre poblaciones y estados, Lacoste califica su análisis de “benévolo”, pues no toma partido por ninguna de los actores involucrados y reduce su análisis de las consecuencias a los males que suscitan los conflictos (p. 46).

Aunque la expansión colonial no escapa a la mirada de Reclus, el tratamiento que da al colonialismo francés en Argelia no deja de ser sorprendente. En la obra de Reclus Nouvelle Géographie Universelle, Lacoste encuentra una justificación para la colonización, al describir la importancia geopolítica que tiene el territorio para Francia -así lo denota el nombre que Reclus le da: la África minera- y al considerar como normal, el vínculo del norte de África con el mediterráneo europeo por su historia común: “actualmente, la cohesión natural se ha rehecho, aunque de una manera brutal por la conquista militar” (p. 46-47).

Para Lacoste, la postura pro colonialista de Reclus en el caso de Argelia se explica por la diferencia entre conquista y colonia. Según su visión, los verdaderos colonos son quienes acuden por su voluntad, trabajan la tierra y crían a sus hijos en el suelo argelino, por lo que se trata de un fenómeno positivo, una “conquista libre”. En contraste, los militares realizaron la tarea detestable de la conquista y mancharon la colonización. De tal suerte que los colonos y los militares son enemigos.

Veinte cinco años más tarde, Reclus reconoció las complejas diferencias en Argelia, entre la población europea y la nativa. En un pequeño texto en L'homme et la Terre, Reclus habla con pesar de las diferencias lingüísticas, raciales, y de culto, que separarán eventualmente al territorio argelino de Europa, aunque dicha separación no será por diferencias religiosas sino para romper la cadena de la dominación.

El texto de Lacoste es amplio y aborda los aportes teóricos de Reclus, a los que contrapone con su postura política. Sin caer en dogmatismos, Lacoste reconoce que no hubo correspondencia absoluta, sin embargo, eso no significa que su contribución teórica a la geografía y las ciencias sociales deba ser desestimada.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La revisión crítica de la obra de Élisée Reclus es útil porque aporta elementos metodológicos para el estudio de fenómenos complejos que no se circunscriben a una única discplina de estudio. La geograficidad y la larga duración son herramientas útiles para pensar a las corporaciones. No se trata sólo de estudios de caso, sino de entender la lógica espacial e histórica de un sujeto crucial en el capitalismo. En este sentido, el trabajo que realizó Immanuel Wallerstein y Terence K. Hopkins sobre las commodity chains (http://let.iiec.unam.mx/node/774), es un ejemplo de que las dimensiones geografica e histórica delinean el funcionamiento del capitalismo a nivel mundial. Este razonamiento lleva a pensar los fenómenos también en su dimensión geopolítica, es decir, desde las relaciones de poder.