Desde el año pasado, debido a la sequía, la mayor parte del agua potable consumida en Beijing recorre 1 432 km, desde el centro de China, en el embalse de Danjiangkou. El agua fluye hacia el norte por el canal y la tubería, cruza el río Amarillo y llega, 15 días después, a las plantas de tratamiento de agua de Beijing. Dos tercios del agua del grifo de la ciudad y un tercio de su suministro total ahora provienen de Danjiangkou.

El proyecto que riega Beijing se construyó a un gran costo y teniendo cierta oposición. El Proyecto de Desvío de Agua de Sur a Norte es la iniciativa de infraestructura más cara del mundo, es la mayor transferencia de agua entre las cuencas fluviales en la historia y la principal respuesta de China a su peor amenaza ambiental, que es la falta de agua. Cuatro quintos del agua del país se encuentran en el sur, donde vive la mitad de la población. Pero en el norte, 11 provincias tienen menos de 1000 metros cúbicos por persona por año, que es la medida de estrés hídrico aceptada internacionalmente, 8 provincias tiene solo la mitad de esa cantidad. Las regiones áridas incluyen cuatro de las cinco provincias agrícolas más grandes de China, producen 45% del PIB del país y generan la mitad de su potencia eléctrica.

El proyecto une el río Yangzi en el Sur con las regiones del norte. La ruta entre Beijing y Danjiangkou se inauguró en 2014, además, una ruta oriental se abrió en 2013 utilizando el antiguo Gran Canal entre Hangzhou y la capital. Todo el proyecto, si se completa, transferirá hasta 45 mil millones de metros cúbicos de agua al año, o 7% del consumo de agua de China. Hasta el momento, el proyecto ha costado 48 mil millones de dólares, más del doble de su presupuesto inicial.

Según el Ministerio de Agua, 50 millones de personas han sido abastecidas a través del sistema. El nivel freático de Beijing había estado disminuyendo a una velocidad alarmante de entre uno y tres metros por año debido al bombeo de pozos, pero gracias al proyecto esto se ha desacelerado. El proyecto también promete impulsar el PIB en 0.1-0.3 puntos porcentuales, ya que las actividades económicas una vez restringidas por la escasez de agua ahora pueden correr normalmente. Sin embargo, el proyecto no ha resuelto la escasez de agua en Beijing.

La capital utiliza alrededor de 3.6 mil millones de metros cúbicos de agua al año. La ciudad tiene 2.1 mil millones en reservas y ríos locales, y el esquema de desviación proporciona 1.1 mil millones. Entonces, el proyecto no cubre el déficit actual, que es cubierto por agua subterránea. A medida que crezca la población y la economía de la capital, su consumo de agua podría aumentar a más de 4 mil millones de metros cúbicos por año para 2020. Si eso sucede, y suponiendo que el plan funcione, éste cubriría solo dos tercios de la brecha. En el Norte de China en general, el gobierno prevé que la demanda de agua alcanzará 200 mil millones de metros cúbicos para el año 2050. Las dos partes del proyecto de agua construidas hasta ahora cubrirían solo una octava parte de ese monto. Por lo cual, el proyecto no resolvería la escasez de agua en el Norte de China, incluso si llega a funcionar como está previsto.

Se supone que 9.5 mil millones de metros cúbicos de agua al año fluyen a través de la ruta intermedia, pero menos de la mitad de la extracción planificada se sacó del embalse en 2017. Esto es en parte al precio del agua de embalse que es alto, por lo tanto, la demanda ha sido menor a la esperada. Pero también porque el depósito es relativamente pequeño, su capacidad es de 29 mil millones de metros cúbicos. La capital recibe toda el agua que se prometió, pero las provincias que la rodean apenas alcanzan un tercio, por lo cual, en la práctica, el proyecto ha servido para entregar agua a la capital, no a todo el norte de China.

Se le está quitando agua a los pobres para dársela a los ricos, de hecho, más de 380 000 personas tuvieron que ser trasladadas para dejar paso a las crecientes aguas. Debido a que los planificadores estaban preocupados por la contaminación, cerraron muchas de las industrias que bordean los canales y los embalses. Estos incluyen los pilares de la economía de Danjiangkou, la piscicultura y el procesamiento de cúrcuma.

Otro problema es la contaminación, el proyecto ha hecho que el río sea más lento, se ha vuelto menos capaz de eliminar contaminantes y no puede mantener los humedales, que actúan como esponjas y reducen inundaciones. Para compensar el agua extraída de sus ríos, los gobiernos locales también están construyendo represas, afectando aún más los ríos. El proyecto no solo desvía agua, sino el dinero y la atención del problema real del agua en China: desperdicio y contaminación. Se estima que el problema se solucionaría si se ahorrara agua en montos suficientes.

El gobierno ha comenzado a aumentar los precios del agua para desalentar el desperdicio, el agua del proyecto de desviación es más costosa que la proveniente de fuentes locales, lo que en teoría debería significar que fomentará la conservación. El problema es que el costo del agua desviada no recae en los consumidores sino en los gobiernos locales, por lo que no tiene un efecto directo en el uso.