Cui Yongyuan, un presentador de televisión quien se hizo famoso en 1990 y que ahora es un famoso bloguer, y que de acuerdo a Cao Cong de la universidad de Nottingham ha sido el crítico más influyente la tecnología, aparte de ser uno de los activistas de más alto perfil contra los alimentos transgénicos. Publicó en mayo de 2018 a sus millones de seguidores un escándalo que no tenía nada que ver con los alimentos, era más bien referente a uno de los actores mas conocidos en China (Fan BingBing) quien había declarado mal sus ingresos a las autoridades fiscales, hecho que le ha hecho ganar mayor protagonismo y admiración pública. Generando que las tensiones sobre el tema de la soya especialmente de los alimentos Geneticamente Modificados (GM) continúen en el público chino, especialmente por la reciente guerra comercial que el país enfrenta con Estados Unidos.

Recientemente el líder chino Xi Jinping ha declarado que, a pesar de estar en medio de una guerra comercial con Estados Unidos, el pueblo debe sentirse tranquilo, pues está seguro de que China puede sortear la guerra mediante la supremacía tecnológica. Pero en el ámbito tecnológico, China no parece estar dispuesta a superar a Estados Unidos en el desarrollo de cultivos alimenticios GM. A pesar de que en el pasado China fue líder mundial en el tema. Y que se rezagaría debido a la negativa de la opinión pública que la dejaría en una muy mala posición. De hecho, actualmente China sigue restringiendo fuertemente el uso comercial de las cepas GM a la agricultura no a alimentaria, a diferencia de Estados Unidos.

Algo que parecía que iba a terminar en 2016 cuando el gobierno chino, tenía la idea de permitir la introducción de cultivos transgénicos. Ese año públicó un documento de planes por cinco años, en los que planeaba introducir algunas variedades de maíz y soya GM para 2020 y que serían expresamente de uso comercial. Pero no sucedió pues tenia que convencer al pueblo chino. Lo que resulta muy difícil, pues de acuerdo a un estudio publicado en 2018 por la revista británica Nature, solo uno de cada diez encuestados en China opinaba positivamente sobre los alimentos transgénicos. Casi la mitad de la población se oponía, y solo 12% confiaba en la información que proporcionaba el gobierno sobre el tema. Menos de una cuarta parte dijo tener fe en las opiniones de los científicos y casi uno de cada siete consideraba que la tecnología GM era ¨una forma de bioterrorismo dirigido a China¨.

Lamentablemente la ansiedad y desconfianza del pueblo chino a los alimentos GM no disminuyen, no solo por la popularidad que ganó el activista mencionado anteriormente Cui Yongyuan, sino también por los grupos maoístas y neolizistas que se oponen a los alimentos transgénicos, debido a la preocupación por la seguridad alimentaria, y por el gran temor que tienen a que los estadounidenses, utilicen su poder en ingeniería genética para obtener el control del suministro de alimentos en China. Algo que es respaldado con la reciente guerra comercial que declaró el presidente Trump a China.

A pesar de que los científicos afirman que las personas están a salvo, no solo porque las técnicas de GM ayudan a aumentar la producción agrícola, disminuir el uso de pesticidas, y porque muchas personas en el mundo han estado consumiendo por muchos años ese tipo de cultivos. No ha sido suficiente para aminorar la desconfianza pública, de que el gobierno es capaz de regular adecuadamente estos temas. Pues se han suscitado muchos escándalos que a pesar de no tener relación alguna con las técnicas de GM han hecho crecer las tensiones públicas y del gobierno; haciéndolo sentir presionado, pues continuamente los ciudadanos marchan en las calles pidiendo una supervisión estricta de la seguridad alimentaria.

Esta situación, también ha sido contraproducente para las empresas agrícolas chinas como Orgin Agritech, quien cuenta con una semilla de maíz GM y que hace tiempo obtuvo la aprobación oficial de seguridad. Y debido a las tensiones y desconfianza pública, deberá esperar más tiempo para poder ver la luz. Lamentablemente, a la empresa no le ha quedado otra opción que cubrirse mediante el desarrollo de otras tecnologías agrícolas, pues a diferencia del gobierno, las empresas no pueden esperar por mucho tiempo.

Continuamente los científicos del gobierno chino tratan de defender los cultivos de alimentos transgénicos. Pero a veces el gobierno no se mantiene firme. En el mes de octubre de 2018 estalló una pelea entre dos importantes periódicos estatales. Uno, el periódico oficial del Ministerio de Ciencia y Tecnología quien refutó un informe publicado por un periódico provincial, que citaba a un cabildero de la industria de la soya, que decía que los principales investigadores del país chino habían concluido que la soya GM no era segura. A lo que el periódico de ciencia y tecnología dijo: que el informe ¨era engañoso¨ y que había cruzado una ¨línea roja moral y legal¨.

Normalmente los funcionarios ocultan la dependencia que tiene China de la soya GM, y lo importante que es para la alimentación de sus animales y la producción de aceite alimenticio. Lo que es lamentable con la reciente guerra comercial con Estados Unidos. Aunque las importaciones con ese país se reducirán, China piensa compensarlas con importaciones de soya en su mayoría transgénica de países como de Brasil. Algo que los científicos lamentan mucho, pues si las cosas se hubieran hecho diferentes desde 1992, fecha en que China no solo permitió el comercio de producción de cualquier tipo de cultivo GM sino que fue el primero en hacerlo. No se tendría que depender de suministros extranjeros. Cabe recordar que China alguna vez propuso cultivar la mayoría del arroz, trigo y maíz del país utilizando cepas GM para 2010. Ahora cualquier plan de corto plazo esta en duda. Si quisiera comenzar el cultivo de alimentos GM para 2020, tendría que tener un plan y semillas suficientes para comenzar en 2019.