El Proyecto de geoingeniería: Ice 911, impulsado desde Silicon Valley, Estados Unidos, se presenta como un experimento para preservar el hielo marino del ártico. Utilizando una capa de micro burbujas hechas a base de óxido de silicio, se pretende cubrir al mar ártico; este material servirá como reflejante de los rayos solares, evitará el derretimiento del hielo y el crecimiento del nivel del mar.

Leslie Field, directora del proyecto, está bastante convencida de la eficacia de su iniciativa. Sin embargo, el avance de este experimento a nivel global significaría cubrir todo el ártico de burbujas de vidrio, situación que podría alterar los ecosistemas marinos y terrestres de múltiples zonas.

De esta manera también se presentan oposiciones, así aparece Adrianne Titus, ambientalista y líder social, quien se opone al Ice 911, asegurando que estos experimentos de geoingeniería dañan la calidad ecológica de su comunidad: Fairbanks, Alaska. Ella dice que por muchos años el gobierno de su ciudad –sin ni siquiera consultar a la ciudadanía- ha otorgado permisos a organizaciones estadounidenses para realizar experimentos de geoingeniería que contaminan el ambiente de sus tierras.

Expandir burbujas de óxido de silicio por todo el mar y el hielo del Ártico, representaría problemas vitales para la flora y fauna que se han adaptado al ambiente de esa zona. Adrianne Titus asegura que tal vez las intenciones del proyecto Ice 911 podrían ser buenas, pero recalca que las reacciones secundarias de sus acciones pueden ser devastadoras.