Breaking up is hard to do. Dismembering Big Tech. It would please investors, but is unlikely to happen.

Cita: 

The Economist [2019], "Breaking up is hard to do. Dismembering Big Tech. It would please investors, but is unlikely to happen", The Economist, London, 26 de octubre, https://www.economist.com/business/2019/10/24/dismembering-big-tech

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Octubre 24, 2019
Tema: 
Elizabeth Warren propone romper el monopolio de las 4 empresas tecnológicas más grandes del mundo.
Idea principal: 

El artículo habla sobre un posible rompimiento de los monopolios de compañías digitales muy poderosas en la actualidad. Así como sucedió con Standard Oil de John D. Rockefeller cuando el gobierno estadounidense dividió la empresa en 34 compañías pequeñas. El patrimonio neto de Rockefeller, que poseía más de 25% de cada una de las empresas en que se dividió la Standard Oil original, creció de unos 300 millones en 1911 a 900 millones en 1913 (equivalentes a alrededor de 23 mil millones en dólares actuales).

Una ruptura de los titanes tecnológicos de hoy en día (Google, Amazon, Facebook y Apple) también podría desbloquear un gran valor comercial, mencionan algunos expertos en la industria. Si el plan más radical, propuesto por Elizabeth Warren, contendiente demócrata para la presidencia de Estados Unidos, fuera totalmente implementado, según cálculos, las partes por sí solas podrían valer más de 2 billones de dólares, aproximadamente la mitad del valor de las cuatro empresas completas en la actualidad.

El plan de Warren tiene la intención de deshacer las fusiones tecnológicas consideradas "anticompetitivas" porque se llevaron a cabo para neutralizar a los competidores potenciales. Esto está dirigido principalmente a Facebook que compró a algunos potenciales competidores de redes sociales, argumentan expertos de la industria. Pero Warren también tiene como objetivo deshacer otros acuerdos, como DoubleClick, una plataforma de publicidad comprada por Google, y Whole Foods, una cadena de supermercados adquirida por Amazon.

Por otra parte, el plan de Warren busca hacer frente a las ventajas de estas empresas, que no solo operan un mercado sino que también compiten en él. Por ejemplo, Amazon posee el mercado de comercio electrónico más grande del mundo y también vende productos ahí bajo sus etiquetas privadas y esto ocasiona que las empresas pueden privilegiar sus propios productos en los motores de búsqueda que controlan sobre los de otras empresas que venden los mismos productos, lo cual no promueve la competencia económica.

Warren quiere que los operadores de cualquier mercado en línea que generen ingresos globales anuales de más de 25 mil millones de dólares sean declarados "servicios públicos de plataforma" [platform utilities] y se les prohíba tanto poseer una plataforma como hacer negocios en ella. Esto significaría, por ejemplo, que Amazon tendría que renunciar a sus marcas privadas, en particular a Amazon Basics. Apple tendría que deshacerse de aplicaciones como Correo y Mapas. En junio, Bloomberg Intelligence calculó que Instagram obtendría 100 mil millones por esa ruptura hipotética (aunque algunos en Silicon Valley elevaron el número mucho más, alrededor de 200 mil millones, debido a su rápido crecimiento). Brent Thill del banco Jefferies, valora el negocio minorista en línea de Amazon (incluidos Amazon Basics, pero sin su mercado) en casi 200 mil millones de dólares y las tiendas físicas de la empresa (principalmente Whole Foods) en hasta 6 mil millones de dólares.

La confusión que causa el plan de Warren también hace que estimar un valor de ruptura total sea difícil, por lo que The Economist lanza los siguientes cuestionamientos. Si Facebook tiene que separarse de WhatsApp, ¿por qué debería mantener Messenger, su otro servicio de mensajería instantánea? ¿O por qué Apple debería mantener iMessage? Ambos podrían considerarse como servicios que van más allá de la "plataforma de servicios públicos". Tampoco está claro qué sucedería con las tiendas de aplicaciones de Apple y Google o los brazos de computación en la nube de Amazon y Google (y de Microsoft, para el caso, un rival de Amazon).

Aunque la mayoría de los analistas suponen que las partes separadas valen más que el todo, ¿podría suceder también lo contrario? Las rupturas podrían destruir el valor de las empresas. Amit Daryanani de Evercore ISI, una firma financiera señala que es posible que Apple ya no pueda ofrecer un paquete estrechamente integrado de hardware, software y servicios, que es su principal ventaja competitiva. Si Amazon no tuviera su brazo de computación en la nube, perdería su negocio más rentable, haciendo que lo que quede sea una inversión menos atractiva.

Los que piensan que pueden beneficiarse de las rupturas no deben tener demasiadas esperanzas. Abundan las barreras políticas y legales. Incluso si Warren gana las elecciones del próximo año, el Senado probablemente permanecerá bajo el control republicano y podría no estar dispuesto a respaldar a un ruptura radical. El otro camino, a través de las agencias reguladoras, parece igualmente difícil. La Sra. Warren tiene la intención de nombrar reguladores "comprometidos a revertir las fusiones tecnológicas ilegales y anticompetitivas" pero el establishment en la Suprema Corte es escéptico sobre las políticas antimonopólicas. En otras industrias, las prohibiciones de "línea de negocio", del tipo que Warren quiere imponer a Amazon y Apple, se han utilizado para evitar el abuso de una posición dominante. Se prohibió a los ferrocarriles estadounidenses transportar productos que ellos mismos produjeron y los bancos de participar en el comercio. En el mundo digital, estas fronteras son más arbitrarias y fluidas.

Finalmente el artículo cuestiona que separar las plataformas de los servicios que se ejecutan en ellas suena elegante. Pero, ¿cómo se podrían repartir todos los datos que los gigantes tecnológicos han recopilado? ¿Qué es parte de la plataforma y qué no? ¿Qué pasa si las líneas entre ellos se mueven? Segundo, el plan de Elizabeth Warren se inspiró en parte en un artículo de Lina Khan publicado en 2017 titulado "La paradoja antimonopolio de Amazon" y ahora asesora del subcomité antimonopolio de la Cámara de Representantes. En un artículo más reciente, enumera varios inconvenientes a la regulación pesada. La tecnología que evoluciona rápidamente puede hacer que las rupturas sean obsoletas. Debido a que introducen fricción, podrían conducir a precios más altos. Si ellos están limitados en lo que pueden hacer, las plataformas pueden reducir la inversión, lo que ralentizaría la innovación.

Harold Feld, de Public Knowledge, un think tank de izquierda, observa el "problema de la estrella de mar". Algunas estrellas tienen poderes increíbles de regeneración: desgarralas y las piezas crecerán rápidamente hasta que se formen nuevos entes. Eso ocurriría con las empresas, serían igualmente poderosas gracias a la diversificación. Las rupturas, continúa, deben complementarse con una regulación que debilite este efecto, por ejemplo, con los requisitos de que un usuario de un servicio de mensajería instantánea pueda intercambiar textos con otro. Una prohibición de línea de negocio parece relativamente fácil vender políticamente. El objetivo, según las firmas como, Facebook que posee Messenger y WhatsApp, es facilitar la vida de los usuarios. Los críticos argumentan que el objetivo es hacer que la desinversión sea más difícil.

Datos cruciales: 

1. Facebook, en 2012 compró Instagram por 1 mil millones de dólares y en 2014 pagó 19 mil millones de dólares por WhatsApp.

2. El banco Jefferies estima que el valor del negocio de publicidad de Google en su conjunto es de 539 mil millones de dólares.

3. Gráfica. Pronóstico de ingresos y capitalización de mercado en 2019.
El cuadro muestra gráficas que, en primer lugar, ejemplifican los ingresos de Google, Amazon, Facebook y Apple derivados de sus diversificaciones de mercado y servicios. En segundo lugar se muestra el valor de mercado de cada empresa listada anteriormente, siendo Apple la más valiosa de las 4.

Nexo con el tema que estudiamos: 

En términos de competencia económica, las 4 empresas tecnológicas más grandes del mundo claramente poseen un monopolio en algunos de los servicios que ofrecen y se han dedicado a eliminar a la competencia comprando empresas más pequeñas; la idea de Elizabeth Warren para dividir estas empresas parece muy pertinente, sin embargo la velocidad a la que se mueve la tecnología y cómo han cambiado las formas de hacer negocio con estos servicios puede poner algunas barreras a esta iniciativa.