Un tribunal administrativo superior de Berlín rechazó las súplicas de activistas ambientales que habían logrado detener el trabajo en el sitio con una orden judicial el 18 de febrero de 2019, y le permitió a Tesla seguir talando el bosque Grünheide, de 92 hectáreas, para su fábrica llamada Gigafactory.

Las organizaciones locales Liga Verde de Brandeburgo y Asociación para la Gestión del Paisaje y la Protección de Especies en Baviera, argumentaron que la Gigafactory, que producirá baterías y automóviles eléctricos, afectaría la vida silvestre local y el suministro de agua.

Elon Musk, fundador y director ejecutivo de Tesla, argumentó que en su fábrica se usaría menos agua de lo que afirman las organizaciones y que el bosque que se está talando no era natural y que sólo parte se usará para su fábrica.

Tesla planea talar 92 hectáreas de bosque para su Gigafactory, que abrirá en 2021 y empleará a más de 10 000 personas y producirá al menos 500 000 autos eléctricos cada año. Estos planes han dividido al movimiento ambiental en Alemania: Ramona Pop, una importante política local del Partido Verde en Berlín, criticó el mandato de la Liga Verde declarando que no hay que oponerse a todo, y que igualar una plantación de pinos a un bosque es absurdo. También afirmó que la inversión de Tesla debería permitirse para incentivar la movilidad limpia y la protección del clima.