En guerra con la vida
Herrero, Yayo [2020], “En guerra con la vida”, CTXT: Contexto y Acción, España, 3 de marzo, https://ctxt.es/es/20200302/Politica/31220/coronavirus-decrecimiento-cri...
Yayo Herrero es antropóloga, ingeniera técnica agrícola, profesora, investigadora y activista ecofeminista. Su trabajo se centra en la crisis ecológica actual derivada del modelo de desarrollo y producción capitalista.
La crisis del coronavirus ha destapado, además de cuestiones sanitarias, interesantes perspectivas desde el ecologismo social. De acuerdo con un informe de Carbon Brief, en las últimas dos semanas se han reducido hasta en un 25% las emisiones de CO2 en China, el país más contaminante del mundo, además de que industrias pesadas como la del acero y el petróleo han presentado una significativa caída. El descenso de las emisiones de CO2, también ha desencadenado un descenso considerable de otros contaminantes atmosféricos como el dióxido de nitrógeno.
A pesar de que se tiene claro que esta situación, en dónde parece que el planeta por fin respira aliviado, es transitoria y desaparecerá en cuanto la crisis sanitaria ocasionada a raíz de la emergencia de la nueva cepa de coronavirus se resuelva, pone en manifiesto el dilema crucial de la actual crisis civilizatoria: la economía convencional está en guerra con la vida, o expresado de otra forma cuanto de forma más veloz se destruyen y se ponen en riesgo las bases materiales que sostienen la vida, más sanas están las economías.
Por otro lado, el médico español Javier Padilla en su libro ¿A quién estamos dejando morir? (2020) hace una sorpresiva afirmación: son las épocas expansivas más que las recesivas las que tienden a tener efectos nocivos sobre la salud. Aunque pareciera un sinsentido, este fenómeno se ha comprobado en países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tales como Estados Unidos, Alemania, México y Corea del Sur.
La forma en la que el capital logra repuntar la economía después de los períodos de crisis es a través del empobrecimiento de la gente y la expoliación de los territorios. En la era del neoliberalismo es frecuente que se violenten los derechos sociales y laborales de las y los trabajadores: a menudo se encuentran con dificultades para conseguir una vivienda digna o conservar la que tienen, se enfrentan a la pobreza energética y al endeudamiento.
Lo anterior es consecuencia del problema civilizatorio actual, en donde se priorizó la construcción de la organización material de las sociedades por encima de la naturaleza y en contra de los vínculos y relaciones que sostienen la vida.
El crecimiento económico y su racionalidad se basan en el extractivismo de recursos finitos como eje fundamental de su expansión, la privatización de los bienes comunes y subsecuente generación de escasez para la gente, así como la ruptura de los ciclos de la naturaleza a consecuencia de la emisión de residuos tóxicos son algunos de los resultados que trae consigo el vigente modo de producción.
Es preciso señalar que los intereses económicos crecen a costa del miedo y la inseguridad, ya sea que las personas migrantes sean convertidas en amenaza para la seguridad y con ello brote un negocio para “proteger” la seguridad nacional o por otro lado, que a través de las industrias culturales se nos convenza de nuestra insuficiencia por cumplir estándares de belleza creando inseguridades y nichos de negocio bastante lucrativos.
En la actualidad existe una sacralización del crecimiento económico como la única vía posible, un dogma poco cuestionable que crece y se mantiene sacrificando todo, hasta lo esencial. Si bien se ha logrado implantar la idea de que los empresarios y las personas persiguen un interés en común, esto es desafiado por los pueblos originarios en resistencia y movimientos antisistémicos como el ecologista. En este sentido se ha incorporado una parte importante de la comunidad científica a esta visión crítica vertida por la economía ecológica y feminista.
A razón de lo anterior científicos del Instituto de Ciencia y Tecnología (ICTA-UAB) y de la Goldsmiths University of London, encontraron que las políticas de crecimiento verde que proponen el Banco Mundial, la OCDE y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente no son sostenibles ni alcanzables para todas las personas. Califican estas políticas de crecimiento verde como una apuesta por las falsas soluciones y añaden que si se quiere afrontar adecuadamente el problema al que nos enfrentamos, son necesarias estrategias de decrecimiento. Es importante señalar que a menudo estudios de este tipo son ocultados y negados por el poder económico, para seguir manteniendo sus negocios a costa de la vida de todo el mundo.
Es necesario construir horizontes coherentes con las condiciones materiales que las posibiliten, es preciso imaginar y soñar utopías viables para el mundo en el que vivimos. Esto por supuesto que no será fácil y en el camino saldrán muchas dudas de cómo hacerlo. Es importante aprender a vivir con menos bienes de la tierra y con menos energía, es importante también aprender a compartirlos.
Es necesaria una reorganización de las sociedades que tenga como pilar fundamental la reproducción de la vida. El neoliberalismo nos ha quitado la capacidad de relacionarnos en comunidad, por lo tanto debemos re-aprender a relacionarnos como los seres sociales que somos y vivir estos procesos con alegría y amor, porque en el fondo la motivación básica es el amor.
1. La emergencia del coronavirus ha reducido las emisiones globales de CO2 en 100 millones de toneladas. En China, el país más contaminante del mundo, las emisiones de CO2 se han reducido en un 25% en las últimas dos semanas.
Myllyvirta, Lauri, [2020], Coronavirus has temporarily reduced China’s CO2 emissions by a quarter, Reino Unido, Carbon Brief, https://www.carbonbrief.org/analysis-coronavirus-has-temporarily-reduced..., 19 de febrero de 2020
Padilla, Javier [2019], ¿A quién vamos a dejar morir?, Madrid, Capitán Swing, 176 pp.
La emergencia del coronavirus ha puesto en manifiesto la fragilidad del sistema capitalista para continuar reproduciéndose en la forma en la que lo hace. Al destaparse que las emisiones de CO2 a nivel mundial se han reducido a causa el mencionado virus, se ilustra tajantemente que la vía de desarrollo propuesta por el capitalismo neoliberal de acumulación infinita con recursos finitos es insostenible en la medida que la naturaleza y la vida se reproducen.
El decrecimiento del consumo y explotación de recursos es indispensable si se quiere mitigar en la medida de lo posible los efectos de la crisis civilizatoria en la que nos encontramos, por eso resulta indispensable el cuestionamiento constante hacia las corporaciones y los Estados responsables pero también las propuestas de acción que brotan desde otros espacios que apuestan por una transformación radical.