The conservation industry’s ‘New Deal for Nature’ is a disaster for people and planet

Cita: 

Corry, Stephen [2020], “The conservation industry’s ‘New Deal for Nature’ is a disaster for people and planet”, Ecologise, India, 2 de marzo, https://www.ecologise.in/2020/03/02/the-conservation-industrys-new-deal-...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Marzo 2, 2020
Tema: 
La agenda conservacionista impulsada por grandes ONG es un desastre para los pueblos originarios, la naturaleza y el planeta mismo
Idea principal: 

Stephen Corry ha trabajado con pueblos indígenas en India, África y Sudamérica. Fue director de proyectos de Survival International hasta 1972 y desde 1984 es su director general. Su trabajo se centra en la construcción de un movimiento social de largo alcance en apoyo a los pueblos indígenas de todo el mundo y su derecho sobre las tierras que habitan. En la actualidad radica en Inglaterra.

Las grandes ONG conservacionistas han llamado a incrementar 50% las áreas protegidas, cubriendo así 30% de la superficie de la tierra. Aunque esto pareciera ser una medida por demás positiva a la crisis climática y a la pérdida de biodiversidad, en realidad podría resultar contraproducente. La situación ambiental no se resolverá alejando a la naturaleza de la intervención humana.

Si bien es necesario reducir los niveles de contaminantes que se arrojan a la atmósfera y detener la expoliación de áreas vírgenes es esencial para preservar la flora y fauna del lugar, así como la salud de los habitantes de estas zonas, lo cierto es que “el nuevo acuerdo para la naturaleza” es un truco de marketing diseñado para seguir canalizando dinero a aquellos que han demostrado su fracaso para realmente mitigar los efectos del colapso climático y la pérdida de la biodiversidad.

La idea de aumentar las áreas protegida va de disminuir la intervención humana en el mayor territorio posible y aunque esto se pudiera, realmente no traería ninguna reducción del colapso climático simplemente porque no afectaría al 70% restante, donde se origina la mayor parte de la contaminación. Si hay tanta contaminación fuera de las áreas protegidas, no importa lo que este sucediendo dentro de ellas, ya que también dependen del clima del mundo y el viento no puede cercarse. Sin reducir las emisiones contaminantes de las industrias en todo el mundo, dejar un bosque intacto o plantar muchos árboles no es suficiente para frenar y resolver el problema.

¿Se necesitan más áreas protegidas para garantizar la protección de la biodiversidad?
Parece natural que la respuesta sea afirmativa, cuanto más diverso sea un ecosistema es más probable que se adapte y sobreviva. “Biodiversidad” significa enorme variedad de vida y las formas de vida están interconectadas: dependen unas de otras. Si se reducen unas pocas especies de flora y fauna, hay un efecto dominó que reduce aún más el número. Cuando la metáfora del dominó se convierte en una bola de nieve, los ecosistemas se vuelven desiertos incluso si son visiblemente verdes. Un ejemplo de estos “desiertos
verdes” son las plantaciones de palma aceitera excavadas en los bosques tropicales, aunque se plantan una gran cantidad de árboles, la biodiversidad se ha reducido a unas cuantas especies.

La biodiversidad no se encuentra en áreas donde está prohibida la interferencia humana, al contrario se encuentra en lugares donde las comunidades indígenas y originarias han logrado mantenerse. No es cierto que todas y todos comparten la responsabilidad de la pérdida de la biodiversidad. Diversos estudios como el elaborado por Luciana Porter-Bolland, Edward A. Ellis, Manuel R. Guariguata, Isabel Ruiz-Mallén, Simoneta Negrete-Yankelevich y Victoria Reyes García titulado "Community managed forests and forest protected areas: An assessment of their conservation effectiveness across the tropics" (2012), publicado en la revista científica Forest Ecology and Management han demostrado que los bosques gestionados por las comunidades tienen menos deforestación que las áreas protegidas. A la naturaleza le está yendo mejor en áreas manejadas por indígenas que en otros lugares, en este sentido queda clara la estrecha relación entre diversidad biológica y humana.

La gestión ambiental que los pueblos indígenas desempeñan, los pone en un grave peligro ante las ONG conservacionistas ante el calculo de que administran las zonas donde se concentra más del 85% de la diversidad global de especies. Estas ONG llaman a reexaminar las reservas indígenas, a pesar de que se ha demostrado una y otra vez su efectividad en la administración.

Proteger a la naturaleza aislándola de las y los lugareños simplemente no es una medida efectiva. A menudo las áreas protegidas no están protegidas en lo absoluto e incluso permiten prácticas de explotación industrial como la minería, tala, plantaciones, concesiones de caza de trofeos o una gran infraestructura turística. Cuando una u otra industria se apodera de la tierra en asociación con una u otra ONG de conservación, los locales son expulsados, emergiendo una dinámica parecida al colonialismo de principios del siglo XX.

El robo de tierras es un problema de todas y todos, no solo de los indígenas. El saqueo que padecen a menudo les conduce a desafiar prohibiciones legales instauradas por estas ONG conservacionistas como World Wildlife Fund (WWF) https://www.worldwildlife.org/ convirtiéndoles por ejemplo en cazadores furtivos por tratar de alimentar a sus familias. El asedio del que son blancos los pueblos indígenas de África es tal que se les mantiene a la fuerza fuera de sus tierras ancestrales, aterrorizados, golpeados y se les arresta si regresan a sus lugares de origen.

Lo anterior mencionado es lo que busca el “nuevo acuerdo por la naturaleza”: que el 30% del mundo sea robado con fines de lucro. Es una nueva forma de colonialismo, el mayor robo de tierras del mundo, supuestamente verde y supuestamente para salvar al mundo, una completa mentira.

Las respuestas reales a la crisis climáticas radican en la inversión del enfoque actual y un rechazo al “nuevo acuerdo por la naturaleza”. Debemos rechazar el hiperconsumismo de los ricos y situar los conflictos militares y tecnológicos en el lugar que les corresponde como los mayores contaminadores que son. Las soluciones reales a la crisis climática se encuentran de la mano de los pueblos indígenas que han estado creando y gestionando con éxito la biodiversidad del mundo desde la prehistoria. Expulsarles de sus tierras significa su destrucción, pero también el de la naturaleza, es por ello que la idea de las áreas protegidas es además de una manifestación de arrogancia de los conservacionistas una carencia de perspectiva a la crisis climática y de pérdida de biodiversidad a las cuales nos enfrentamos.

Datos cruciales: 

1. Las grandes ONG conservacionistas han llamado a incrementar 50% las áreas protegidas, cubriendo así 30% de la superficie de la tierra.

2. Los pueblos indígenas gestionan las áreas donde se concentra más del 85% de la diversidad global de especies.

Trabajo de Fuentes: 

Ellis, Edward, Guariguata, Manuel, Negrete-Yankelevich, Simoneta, Porter-Bolland,Ruiz-Mallén, Isabel; [2012], Community managed forests and forest protected areas: An assessment of their conservation effectiveness across the tropics, Amsterdam, Forest Ecology and Management, 6-17 pp.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las grandes corporaciones conservacionistas libran una batalla contra la naturaleza y contra la humanidad en una nueva dimensión de la crisis civilizatoria a causa del cambio climático y pérdida de la biodiversidad. A pesar de que históricamente los pueblos indígenas han cuidado de la naturaleza, el ciclo del capital ha interferido en esta labor y la lógica del mercado de la mano de grandes corporaciones se ha apropiado del movimiento ecologista, vaciándole de contenido al mismo tiempo que peligra la existencia de la vida en el planeta.