The State Behind the iPhone

Cita: 

Mazzucato, Mariana [2014], "The State Behind the iPhone", The Entrepreneurial State. Debunking Public vs. Private Sector Myths, Anthem Press, Londres.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2014
Tema: 
La importancia del gobierno y los militares estadounidenses para la invención e implementación de las tecnologías incorporadas en los productos de Apple.
Idea principal: 

Mariana Mazzucato es una economista especializada en economía de la innovación. Es directora del Instituto para Innovación y Propósito Público en la University College London y ocupa la cátedra de Economía de la innovación en la Universidad de Sussex.


En un famoso discurso pronunciado en la Universidad de Stanford en 2005, Steve Jobs –director ejecutivo de Apple– arengó a los estudiantes diciéndoles: stay hungry, stay foolish [“manténganse hambrientos, manténganse ingenuos” o “curiosos”]. Al hacer esta sugerencia, Jobs se refería a la cultura de innovación característica de Silicon Valley y de Apple: el éxito no depende únicamente de la experticia técnica, sino de la capacidad de cambiar las reglas del juego, de ser un poco “locos”, de aventurarse a hacer cosas sin precedentes.

Aunque el discurso de Jobs puede resultar inspirador, resulta engañoso y ha contribuido a crear un mito sobre el origen del éxito de Apple. Ciertamente, afirma Mazzucato, Jobs era un “genio” visionario, un pionero que creó productos que revolucionaron la industria electrónica. No obstante, sin la inversión pública masiva detrás de las revoluciones de la computación y del internet la genialidad de Jobs no hubiese sido suficiente para crear productos como el iPhone. En realidad, lo que Apple hizo fue aprovechar las tecnologías revolucionarias resultantes de inversiones masivas por parte del Estado (como internet, el GPS, las pantallas táctiles, entre otras) e incorporarlas en sus productos. Sin esas tecnologías financiadas públicamente, el iPhone y el iPad no existirían y Apple no sería una empresa tan exitosa en la actualidad.

El “estado” de la innovación de Apple

Apple es una de las empresas con mayor valuación bursátil en el mundo y ha sido pionera en la revolución digital y en la fabricación de productos de electrónica de consumo. Mazzucato enfatiza que a pesar de lo conocidos que son los productos de esta empresa, el consumidor promedio no sabe que las tecnologías incorporadas en estos son resultados de décadas de apoyo del gobierno federal estadounidense a la innovación. El “hermoso diseño” de los productos de Apple se debe al talento de Jobs y su equipo, pero prácticamente todas las tecnologías de vanguardia incorporadas en sus productos son “un logro comúnmente ignorado de los esfuerzos de investigación y del financiamiento del gobierno y los militares”.

Apple Computer, Inc., fue fundada en 1976 como una empresa de diseño y producción de computadoras. Durante tres décadas, la empresa se dedicó principalmente a la producción de computadoras personales. En enero de 2007, la empresa anunció que quitaría la palabra “Computer” de su nombre. Este cambio reflejaba un viraje del enfoque de la empresa desde las computadoras personales hacia la electrónica de consumo. Ese mismo año, Apple lanzó el iPhone y el iPod Touch (productos que llegaron a revolucionar la industria del entretenimiento móvil), al igual que su sistema operativo iOS.

Para Mazzucato, “la nueva generación de iPods, iPhones y iPads fue creada bajo el supuesto de que pueden inventarse nuevas necesidades y preferencias del consumidor al hibridar tecnologías existentes desarrolladas durante décadas de apoyo gubernamental”. El éxito de Apple en la revolución de los teléfonos inteligentes consistió en ser pionera en integrar las comunicaciones celulares, la computación móvil y las tecnologías de entretenimiento digital en un solo dispositivo. El surgimiento del iPhone modificó por completo la idea de lo que un teléfono es y lo que puede hacer. La invención del iPad, por su parte, transformó la industria de la computación al ofrecer un dispositivo portátil, ligero, con pantalla táctil, teclado virtual, acceso a internet y diversas funciones multimedia.

Aunque Apple ya era una empresa grande antes de 2007, el lanzamiento de estos nuevos productos la llevó a otro nivel de éxito y popularidad. En los 5 años que siguieron al lanzamiento del iPhone y el iPod Touch, las ventas netas de la empresa aumentaron 460%. En 2011, los ingresos de Apple (76.4 mil millones de dólares) superaron el balance operativo del gobierno de Estados Unidos (73.7 mil millones de dólares).

Aunque los ingresos de la empresa aumentaban de manera acelerada y sus productos eran cada vez más exitosos en ventas, Mazzucato llama la atención sobre una caída sostenida a lo largo del tiempo en la inversión en investigación y desarrollo (en adelante, I&D) respecto de las ventas mundiales de la empresa. Adicionalmente, el cociente inversión en I&D / ventas de Apple es bajo respecto al de sus principales competidores. Algunos analistas sostenían que la elevada productividad marginal de la I&D de Apple se debía a la eficiencia con que la empresa implementaba sus programas de innovación. En contraste, Mazzucato sostiene que al intentar explicar estas inusuales cifras se omite un hecho crucial: “que Apple concentra su ingenio no en desarrollar nuevas tecnologías y componentes, sino en integrarlas en una arquitectura innovadora”. Dicho de otro modo, lo que Apple hace es utilizar diseños innovadores a partir de tecnologías que han sido inventadas en otra parte, comúnmente con fondos públicos.

Surfeando en las olas de los avances tecnológicos

Desde sus inicios, Apple ha incorporado en sus productos tecnologías que fueron desarrolladas y financiadas por el gobierno o los militares estadounidenses. En ese sentido, según Mazzucato, lo que ha permitido a Apple convertirse en líder de la industria de las tecnologías de la información y la comunicación ha sido: a) reconocer tecnologías emergentes con un gran potencial; b) integrar esas tecnologías emergentes en sus productos; c) mantener una visión corporativa en la que se prioriza el diseño del producto para la satisfacción del usuario final.

Antes del lanzamiento de los productos que utilizan el iOS, Apple recibió apoyo gubernamental directo o indirecto en tres áreas: 1) inversión directa en acciones [direct equity investment] en sus primeras etapas de crecimiento; 2) acceso a tecnologías resultantes de grandes programas de investigación gubernamental o iniciativas militares; 3) creación de políticas fiscales, comerciales o tecnológicas que favorecían a las empresas estadounidenses con el objetivo de consolidar su posición en los mercados mundiales.

De la Apple I al iPad: la mano muy visible del Estado

Desde que fundaron Apple, Steve Wozniak y Steve Jobs buscaron fuentes de financiamiento público para hacer crecer a la empresa. Antes de su oferta pública inicial en 1980, Apple obtuvo 500 mil dólares de financiamiento de CIVC, una empresa de inversión autorizada por la agencia federal Small Business Administration, creada en 1953 para invertir en empresas pequeñas.

Además, los fundadores de la empresa compartían la idea de que al usar tecnologías que eran resultado de esfuerzos previos del Estado podían generar mucho valor. El primer producto de Apple, la computadora personal Apple I, preludió lo que se convertiría en la forma de operar de la empresa: las tecnologías clave que incorporaba eran resultado de investigaciones con financiamiento público. Mazzucato recuerda que la emergencia de la computación personal fue posible por las investigaciones e inventos generados principalmente por agencias gubernamentales y militares en Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970 (en los laboratorios de DARPA, AT&T Bell Labs, Xerox PARC, entre otros).

Según la autora, hay 12 tecnologías desarrolladas por el gobierno y los militares integradas en el iPhone, iPod y iPad: 1) los microprocesadores o unidades centrales de procesamiento (CPUs); 2) la memoria dinámica de acceso aleatorio (DRAM); 3) los discos duros; 4) las pantallas de cristal líquido (LCD); 5) las baterías de polímerios de litio y de iones de litio; 6) el procesamiento de señales digitales; 7) el internet; 8) el protocolo HTTP y el lenguaje HTML; 9) las tecnologías y redes celulares; 10) los sistemas de posicionamiento global (GPS); 11) las pantallas táctiles, y 12) los programas de interfaz voz-usuario con inteligencia artificial (el asistente de voz conocido como Siri). Tras enlistar estas tecnologías, la autora hace una revisión sobre su origen y financiamiento.

Discos duros. La invención de los discos duros ilustra la importancia del financiamiento gubernamental a la investigación en ciencia básica y aplicada. Los discos duros son una aplicación de un efecto de la mecánica cuántica conocido como magnetorresistencia gigante, que se observa en estructuras de capas muy delgadas. Las investigaciones sobre magnetorresistencia gigante llevaron a que los científicos Albert Fert y Peter Grünberg recibieran el Premio Nobel de Física en 2007. Las investigaciones de Fert y Grünberg fueron financiadas por los gobiernos francés, alemán y estadounidense. Al aplicar los descubrimientos de esos científicos europeos, investigadores de empresas como IBM y Seagate consiguieron ampliar la capacidad de almacenamiento de los discos duros en las décadas de 1980 y 1990 y utilizarlos para fines comerciales. También la Agencia de proyectos de investigación avanzados de defensa de Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés) financió tecnologías –como la “espintrónica”– que condujeron a un aumento en la capacidad de almacenamiento de los discos duros. Las investigaciones de DARPA, que durante la guerra fría tuvieron por objetivo producir la superioridad tecnológica militar de Estados Unidos, fueron reorientadas en tiempos de paz para apoyar la competitividad económica y elevar las capacidades tecnológicas de ese país. El financiamiento de DARPA a la electrónica y la computación fue clave para que empresas como IBM pudieran hacer frente a sus competidoras japonesas durante la década de 1990.

CPUs y semiconductores. Una tecnología clave que hace posibles al iPod, iPhone y iPad son los microchips donde se procesan grandes cantidades de información de manera acelerada. Las unidades centrales de procesamiento (CPUs) actuales dependen de diminutos circuitos integrados de silicio. “Al ser los únicos consumidores de las primeras unidades de procesamiento basadas en este nuevo diseño de circuitos, los contratistas de defensa [especialmente, la NASA y la Fuerza aérea estadounidense] ayudaron a financiar el desarrollo de la naciente industria de los microprocesadores y del equipo y dispositivos electrónicos complementarios que eran simplemente inaccesibles para los mercados comerciales regulares”. Las investigaciones financiadas por las agencias gubernamentales estadounidenses ayudaron a reducir los costos de los circuitos integrados en cuestión de años. Debido a la importancia de los semiconductores para las tecnologías de defensa, el Departamento de defensa estadounidense consideró que esa industria era crucial para sus capacidades militares y para la seguridad nacional. Así, ante el temor de quedar rezagados tecnológicamente y de tener que importar de países como Japón tecnologías vitales para la seguridad nacional, el Departamento de defensa impulsó iniciativas que financiaban con miles de millones de dólares la capacidad interna para manufacturar tecnologías electrónicas avanzadas. La superioridad tecnológica y económica de Estados Unidos en la industria de los microprocesadores es resultado de estos esfuerzos.

Click-wheels. Con los productos portátiles iOS, Apple dio inicio a una nueva era de la relación consumidores-computadora, en la cual las computadoras de escritorio fueron paulatinamente sustituidas por dispositivos portátiles de bolsillo. Una de las principales dificultades a las que Steve Jobs y su equipo se enfrentaron en este proceso consistió en desarrollar nuevos sistemas de navegación que permitieran sustituir los botones y teclados de los dispositivos. Un paso importante en ese camino –que llevaría con posterioridad a las pantallas multitáctiles– fue la incorporación en el iPod del componente click-wheel, una rueda táctil que permitía desplazarse rápidamente con los dedos en la música almacenada en el dispositivo. Esta característica diferenció a los iPod de otros reproductores portátiles disponibles en aquel momento. Aunque la incorporación en el iPod de esa rueda táctil fue novedosa, la tecnología subyacente fue inventada entre las décadas de 1960 y 1970 en el Royal Radar Establishment del gobierno británico y la Organización europea de investigación nuclear.

Pantallas multitáctiles. La incorporación de las pantallas multitáctiles en el iPhone y iPad fue uno de los mayores logros de integración de sistemas de Apple. Esta tecnología permite la interacción entre el humano y la máquina mediante una interfaz en la cual los dedos navegan sobre una pantalla de cristal líquido (LCD). Esta tecnología también es resultado de décadas de investigación básica y aplicada financiada por el Estado. Las pantallas multitáctiles (es decir, que reconocen simultáneamente múltiples puntos de contacto) fueron desarrolladas a finales de la década de 1990 por Wayne Westerman y John Elias en la Universidad de Delaware en un programa de becas postdoctorales financiado por la CIA y la Fundación nacional de ciencias. “Westerman y Elias produjeron con financiamiento de las agencias gubernamentales una tecnología que ha revolucionado la industria multimillonaria de los dispositivos móviles electrónicos”. Estos investigadores fundaron la empresa FingerWorks con el objetivo de aplicar su investigación a productos comerciales. En 2005, dos años antes del lanzamiento de la primera generación de iPhone, Apple adquirió FingerWorks, pues Jobs quería incorporar en los dispositivos de la empresa la navegación multitáctil sobre una pantalla de cristal. Una vez más, Apple incorporó en su portafolio de propiedad intelectual una tecnología que fue ideada y financiada por el Estado.

Internet. El gobierno estadounidense tuvo un papel central en el proceso de planeación, invención y desarrollo de las tecnologías celulares, internet y los satélites. Durante la guerra fría, ante la preocupación de un ataque nuclear soviético que anulara la capacidad de respuesta estadounidense, el investigador Paul Baran de RAND propuso como solución la creación de una red distribuida de estaciones de comunicación. “Con un sistema de comunicaciones descentralizado, el sistema de mando sobreviviría durante y después de un ataque nuclear”. El diseño y construcción de esa red de transmisión de información estuvo a cargo de varios equipos creados por DARPA. En las décadas de 1970, 1980 y 1990, DARPA creó los protocolos de comunicaciones, sistemas operativos y programas de correo electrónico que precedieron lo que hoy es internet.

HTML y http. En la década de 1980, con financiamiento de la Organización europea de investigación nuclear, el científico británico Tim Berners Lee desarrolló el lenguaje de marcado de hipertexto (HTML), el localizador de recursos uniforme (URL) y el protocolo de transferencia de hipertexto (http), estándares internacionales para que las computadoras del mundo se conecten. Desde su concepción hasta su despliegue mundial, el financiamiento público ha sido clave para el desarrollo de internet.

GPS. El sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés) surgió como un intento del Departamento de defensa estadounidense para digitalizar la ubicación geográfica con el objetivo de fortalecer la coordinación y precisión de los activos militares desplegados en el mundo. En la década de 1970, esta tecnología fue de uso exclusivamente militar; actualmente, se ha convertido en una tecnología civil de uso masivo y variado. El GPS, al igual que la infraestructura que lo hace posible, hubiese sido imposible sin la planeación y financiamiento gubernamental.

Siri. Después de reemplazar los teclados por las pantallas multitáctiles, Siri es el intento más reciente de Apple por transformar y redefinir la manera en que interactúan los humanos y las máquinas. Siri es un sistema de inteligencia artificial que integra aprendizaje automático, procesamiento del lenguaje natural y un algoritmo de búsquedas en internet. En 2000, DARPA encargó al Stanford Research Institute (SRI) que desarrollara un asistente virtual para apoyar al personal militar. El proyecto se llamó “Asistente cognitivo que aprende y organiza” (CALO, por sus siglas en inglés); en él colaboraron 20 universidades. En 2007, el SRI creó una startup llamada Siri para comercializar a CALO. En 2010, Apple adquirió Siri por una suma de dinero no revelada.

Pantallas de cristal líquido (LCD). Estas pantallas, al igual que los discos duros, los microprocesadores y las memorias, son una herencia de los esfuerzos militares estadounidenses durante la guerra fría para fortalecer las capacidades tecnológicas de su país. Las investigaciones más importantes para la invención de las pantallas LCD se llevaron a cabo en la empresa Westinghouse bajo la dirección de Peter Brody en la década de 1970; fueron financiadas en su totalidad por el Ejército estadounidense. A inicios de la década de 1980, Wetinghouse decidió no continuar con las investigaciones sobre pantallas LCD. De acuerdo con Mazzucato, el abandono de las investigaciones por parte de esta empresa da cuenta de la falta de visión y persistencia de las empresas estadounidenses para la creación de nuevos productos comerciales, pues priorizan las ganancias en el corto plazo. Tras salir de esa empresa, Brody recibió un financiamiento millonario de DARPA para crear su propia empresa y seguir desarrollando estas tecnologías. Esto se explica por el temor de los militares estadounidenses ante la posibilidad de tener que depender de las empresas japonesas para abastecerse de esas tecnologías, lo que consideraban una amenaza para la seguridad nacional.

Baterías de iones de litio. Los dispositivos electrónicos cada vez más potentes exigían una mayor capacidad de almacenamiento de energía. La tecnología de iones de litio hizo posibles dispositivos portátiles con baterías más delgadas y ligeras. Las investigaciones pioneras de John B. Goodenough sobre baterías de iones de litio fueron financiadas por el Departamento de energía y por la Fundación nacional de ciencias en la década de 1980. Aunque la invención de estas baterías tuvo lugar en Estados Unidos, la primera empresa en comercializarlas con éxito fue la japonesa Sony en 1991. Al igual que con las pantallas LCD, las empresas estadounidenses estaban fracasando en manufacturar en gran escala y de manera rentable tecnologías inventadas con financiamiento de su gobierno. Mazzucato insiste en que –a diferencia de sus competidoras japonesas, que se enfocaban en maximizar su cuota de mercado en el largo plazo– las empresas estadounidenses son poco visionarias, poco persistentes y priorizan un enfoque cortoplacista.

Tecnologías de comunicación celular. Las tecnologías de comunicación celular y de procesamiento de señales recibieron abundante financiamiento y decidido apoyo por parte de las fuerzas armadas estadounidenses para facilitar las comunicaciones militares fluidas y confiables.

Promoviendo un sector interno

Además de tener un papel central en el fomento a la innovación, el gobierno estadounidense ha defendido la propiedad intelectual de empresas como Apple, ha garantizado su acceso a los mercados nacionales, les ha otorgado incentivos fiscales, las ha subsidiado y ha impulsado su competitividad global. El resultado de estos apoyos ha sido que las empresas puedan seguir innovando. Aunque las corporaciones con sede en Estados Unidos se definen como entidades transnacionales cuyas operaciones no se limitan a las fronteras de su país de origen, “Washington es el primer lugar al cual recurren cuando surgen conflictos en el mercado global”.

En suma, ser “hambrientos” y “curiosos”, como sugería Steve Jobs en su discurso, es sencillo en un país donde el Estado se hace cargo del desarrollo de tecnologías de alto riesgo, hace las inversiones más abundantes y ambiciosas, y las sostiene hasta el momento en que las empresas privadas pueden comercializarlas y lucrar con ellas.

A diferencia de los defensores del libre mercado, quienes sostienen que la innovación corresponde exclusivamente a las empresas privadas, Mazzucato afirma que las industrias de alta tecnología más dinámicas de la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI no se hubieran desarrollado de manera tan acelerada sin la inversión, planeación e intervención del gobierno estadounidense. En consecuencia, tampoco las empresas como Apple serían tan exitosas. La autora considera que no debe dejarse de lado la capacidad de Apple para integrar tecnologías complejas en dispositivos con diseño atractivo y orientados al consumidor. No obstante, es indiscutible que la mayoría de las tecnologías que Apple ha incorporado a sus productos no existirían sin el impulso y financiamiento estatal encaminado a garantizar la seguridad nacional y la competitividad económica.

Datos cruciales: 

La tabla 3 presenta las cifras de ventas, ingresos e inversión en investigación y desarrollo de Apple entre 1999 y 2011 en millones de dólares estadounidenses. Se observa que las ventas mundiales de la empresa pasaron de 6 mil millones de dólares a 108 mil millones de dólares entre los años mencionados. El producto que genera mayores ventas para la empresa es el iPhone; en 2011, las ventas del iPhone ascendieron a 47 mil millones de dólares.

La figura 12 ofrece un comparativo de cuánto invierte Apple en I&D frente a otras empresas. Presenta el promedio de 5 años del cociente (inversión en I&D/ventas) de 14 empresas tecnológicas: Microsoft (13.8%), Nokia (12.9%), Google (12.8%), Sony Ericsson (12.2%), Nokia (dispositivos y servicios) (9.3%), Samsung Electronics (8.3%), Blackberry (6.7%), Sony (6.1%), Amazon (5.5%), HTC (5.1%), HP (2.9%), Apple (2.8%), Dell (1.1%), Hacer (0.1%). Se observa que Apple dista de ser la empresa que más invierta en I&D.

Según Mazzucato, desde 1996, Apple ha solicitado 412 millones de dólares en créditos fiscales para la investigación y desarrollo.

Figura 13. Origen de los productos populares de Apple.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El libro de Mariana Mazzucato ilustra con suma claridad que, a diferencia de lo que plantean las lecturas propias de la economía convencional sobre la innovación, el Estado tiene un papel central en la innovación tecnológica al definir planes estratégicos, crear agencias de investigación, realizar inversiones de gran envergadura para la instalación de grandes infraestructuras, otorgar financiamiento a empresas, entre otras. En particular, resulta relevante la participación de las agencias de defensa, como DARPA, para la invención e implementación de muchas de las tecnologías más dinámicas y rentables de la segunda mitad del siglo XX.

A partir de la documentada argumentación de Mazzucato se puede afirmar que los Estados sirven como palanca y soporte de las condiciones para la acumulación de los capitales que tienen su sede en ellos. En general, no existen intereses contrapuestos entre corporaciones y Estados. Por el contrario, en la disputa por la hegemonía mundial, Estados y corporaciones funcionan como un sujeto bicéfalo, con dos cabezas claramente diferenciables pero que actúan de manera unitaria.