China & US Power

Cita: 

Norfield, Tony [2020], "China & US Power", Economics of imperialism, 14 de julio, https://economicsofimperialism.blogspot.com/2020/07/china-us-power.html

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Lunes, Julio 14, 2008
Tema: 
El poder de Estados Unidos en la economía mundial y la forma en que el ascenso de China está transformando el mundo y ofreciendo una alternativa de desarrollo.
Idea principal: 

Sobre el autor

Tony Norfield tiene formación académica en economía y matemáticas. En 2014, la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres le otorgó un doctorado en Economía. Ha sido consultor económico y Director Ejecutivo a cargo del análisis de los mercados de divisas para un banco europeo durante veinte años y actualmente trabaja temas relacionados con el imperialismo y la economía mundial.


En este artículo Norfield comienza por preguntarse si China puede luchar contra el poder que Estados Unidos ejerce sobre la economía mundial. Para el autor, si bien, el grueso de la economía mundial pasa a través del dólar, tanto la posición hegemónica como las medidas de fuerza contra China dependen de que el mundo conserve la forma que le ha dado Estados Unidos desde 1945. Sin embargo, las respuestas de China frente a los ataques estadounidenses podrían fomentar una división en la economía mundial.

Primero, Norfield aborda el poder de Estados Unidos en el mundo, enfocándose en sus aspectos económicos, comerciales y financieros, para después tratar sobre cómo el ascenso de China está transformando la economía mundial y representando para muchos países una alternativa frente a Estados Unidos.

Economía y comercio en la balanza Estados Unidos-China

Para el autor, las políticas anti-China que la administración Trump ha implementado en los últimos años podrían continuar incluso después de un triunfo demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre. Sin embargo, la importancia de China en la economía mundial hace que dichas tácticas de exclusión no sean fáciles de extender. Estados Unidos es la economía más grande del mundo, tiene una población de 328 millones de personas y su PIB en 2019 fue de 21,439 mil millones de dólares. Por su parte, China tiene una población de 1,400 millones de personas pero un PIB estimado en 14,140 millones de dólares, sin contar los 373 mil millones de dólares de Hong Kong. Ambas potencias cuentan con grandes mercados internos, muy atractivos para empresas extranjeras, y un volumen de comercio internacional relativamente pequeño respecto a sus PIB, lo que las aísla de los caprichos del mercado mundial. Además, China y Estados Unidos son los más grandes exportadores e importadores mundiales de bienes, pero China lleva la ventaja en exportaciones, mientras que Estados Unidos lidera las importaciones.

Según un reporte del Banco de Inglaterra, en 2018 China tuvo un mayor intercambio comercial con Asia, Sudamérica y África que el que tuvo Estados Unidos, mientras que este último tuvo un mayor intercambio comercial con América del Norte y Europa.

Para el autor, estos datos muestran que ambas potencias presentan ya distintas fortalezas relativas con relación al resto del mundo. Si bien, la geografía explica una parte de estas diferencias, se tiene que tomar en cuenta que muchas empresas estadounidenses exportan desde fuera de Estados Unidos, y que muchos productos chinos contienen componentes de Estados Unidos. Además, el volumen de inversión extranjera directa de China, así como su propiedad de empresas extranjeras, es mucho menor que el de Estados Unidos, por lo que su papel en el comercio mundial está sobrestimado al compararse con el de Estados Unidos.

Juegos de poder en el intercambio de divisas

En el mercado de divisas se hace patente el poderío económico de Estados Unidos en el mundo. La mayoría de los productos comercializados internacionalmente tienen precio en dólares, adicionalmente, muchos países han ligado sus monedas al dólar. Además, casi todos los bancos centrales poseen reservas en dólares y las empresas internacionales tienen cuentas bancarias en dólares. Es así que el dólar participa en el 88% de todos los cambios de divisas en el mercado internacional, lo que obliga a que cualquier transacción internacional tenga que pasar por el sistema bancario estadounidense, aunque sea de forma indirecta, lo que le otorga la capacidad al gobierno de Estados Unidos de excluir a quien desee de su sistema bancario, lo cual automáticamente lo excluirá de los canales del comercio mundial y las transacciones comerciales internacionales. Y aunque se podrían utilizar otras transacciones, es más probable que estas sean más costosas y se correría el riesgo de que el gobierno de Estados Unidos utilice otros medios de intimidación como la implementación de sanciones comerciales.

El centro de gravedad

Adicionalmente, Estados Unidos tiene los más grandes mercados de valores financieros; estos mercados son el centro de gravedad del capitalismo mundial. Si bien, la mayoría de las transacciones en estos mercados se realizan dentro de Estados Unidos, los vínculos del sistema hacen que se filtren rápidamente a otros países. La bolsa de valores de Nueva York es la más grande, con una capitalización de casi 23 billones de dólares a fines de 2019, seguida de Nasdaq, con casi 11 billones. Muy por detrás queda la bolsa de Tokio con casi 6 billones y la de Londres con menos de 5 billones. Es solo cuando se consideran las bolsas de China de forma conjunta, Hong Kong, Shanghai y Shenzhen, que se acercan a las bolsas norteamericanas. Para fines de 2019, sus capitalizaciones ascendían a cerca de 10 y medio billones de dólares. Sin embargo, las bolsas chinas cuentan con un mayor número de empresas listadas, casi 6 mil, en comparación con las 5,300 de las bolsas estadounidenses.

Es importante considerar estas cosas debido a que exceden lo estrictamente financiero. Es decir, la capitalización de mercado de una empresa, el valor total de sus acciones, indican el apalancamiento potencial de dicha empresa en un mercado más amplio. Mayor capitalización se traduce en mayor facilidad de conseguir préstamos bancarios, mayor capacidad para emitir bonos para obtener fondos o para utilizar estas acciones para pagar la adquisición de otras empresas y desarrollar una posición monopólica. Aunque la mayoría de las empresas mejor capitalizadas son norteamericanas, particularmente el Big Tech en los últimos años, las únicas dos empresas no estadounidenses que figuran en esta lista son Alibaba y Tencent, pero con una valoración de la mitad que las más grandes de Estados Unidos.

Sin embargo, los mercados financieros magnifican el poder económico de Estados Unidos, pues no solo sus bolsas de valores presentan a sus empresas con un gran valor de mercado, sino que ese valor se presenta en dólares, una moneda aceptable en todo el mundo. Así, el atractivo de cotizar en el mercado de valores estadounidense se explica por su liquidez, tamaño y fácil acceso a fondos.

China y el dólar estadounidense

Si China es el rival más peligroso de Estados Unidos y las autoridades estadounidenses controlan el acceso al dólar ¿por qué China ha dejado que su economía sea dominada por el dólar? Según Norfield, en primer lugar, hace 30 o 40 años China no tenía otra opción más que aceptar las estructuras comerciales existentes. Además, las economías de Asia han estado históricamente ligadas al dólar a través de vínculos con sus monedas, flujos de comercio, inversión y crédito. Por su parte, China ha seguido la política de mantener su moneda estable frente al dólar, lo que aunado a controles de capital le ayudó a mantener su moneda creciendo de forma constante, frenando una fuente potencial de inestabilidad.

En segundo lugar, se acumularon reservas en divisas como una manera de limitar los impactos de una posible fuga de capitales. En el caso de que los inversores extranjeros vendieran sus activos en China, el banco central chino podría vender dólares para contrarrestar estos flujos, evitando la escasez de fondos y el colapso de la moneda. Según Norfield, esta fue una de las razones del aumento de las reservas oficiales de divisas, de solo 5 mil millones en 1994 a más de 3 mil billones en 2014. Parte de estas reservas se usaron para la compra de activos extranjero, otra parte para cubrir los préstamos de los bancos nacionales y otra para compensar la presión a la baja de la moneda china en el mercado de divisas. Sin embargo, las reservas siguen permaneciendo en volúmenes extravagantemente altos, 3.1 trillones de dólares para junio de 2020. Estos fondos se han requerido como medida de seguridad, pues hay que considerar que China ha recibido un gran volumen de inversión extranjera, el monto acumulado a finales de 2018 fue de 2.8 billones de dólares de inversión directa en China, 0.7 billones en acciones y 0.4 billones en títulos de deuda de China. Además, China cuenta con activos externos propios que podría vender de ser necesario, aproximadamente 0.5 billones de dólares en acciones y títulos de deuda extranjeros.

¿Están en riesgo las tenencias de dólares de China?

Ya que la mitad de la reserva de divisas de China están en dólares, se pregunta Norfield: ¿Podría el gobierno de Estados Unidos apoderarse de estos activos o limitar el acceso de China a ellos? Aunque el gobierno norteamericano podría declarar los certificados de valores de propiedad inválidos o no reconocerlos, esta medida podría socavar la capacidad de la potencia norteamericana de atraer inversiones y más fondos, por lo que sería un escenario poco probable. Por lo general, estas medidas sólo se aplican a países pequeños, como Venezuela o Irán, aunque no deja de ser un riesgo que China debe considerar.

Según el autor, aunque ha habido cierta especulación al respecto, la venta de bonos del Tesoro y otros valores estadounidenses por parte de China para reducir su riesgo, de hacerse rápidamente y a gran escala podría hacer caer los precios de los valores y eliminaría el fácil acceso a los fondos en dólares que China tiene y seguirá necesitando, dado el dominio del dólar en el sistema financiero global. En cambio, la estrategia China ha consistido en reducir la nueva exposición al dólar y silenciosamente inyectar dólares en el mercado. Sin embargo, para Norfield, la exposición al riesgo de sanciones estadounidenses podría reducirse de forma más efectiva construyendo una red económica, comercial y financiera, que es precisamente lo que China ha estado haciendo.

Su dinero no es bienvenido aquí

El poderío económico de Estados Unidos depende de un sistema basado en el dólar, desde el mercado cambiario global, los enormes valores de capitalización de sus corporaciones y la escala e influencia de sus mercados financieros. Pero, se pregunta el autor, ¿Qué pasaría si el sistema global toma una forma diferente? Si bien, China ha experimentado un ascenso evidente en sus cifras de producción y comercio, el desarrollo chino en la esfera financiera ha sido limitado.

Como ya se dijo, el dólar gobierna el sistema de divisas. De los 6.6 billones de dólares que se facturan diariamente en el sistema, 88% involucra al dólar en un lado de la transacción, 32% al euro, y sólo 4% al renminbi. Sin embargo, 38% del volumen total de las operaciones de divisas se realiza entre los propios bancos, y 55% es entre bancos y otras instituciones financieras, incluido 9% con fondos de cobertura y otros especuladores. Tan solo 7% del comercio de divisas se realiza con empresas no financieras. Si las transacciones financieras internacionales perdieran importancia la preeminencia del dólar en los mercados de divisas y en el mundo perdería solidez.En el mismo sentido, el poder financiero de las grandes corporaciones estadounidenses podría colapsar si estas empresas encuentran sus mercados cortados y no pueden operar como quieren y sus perspectivas no se ven tan optimistas.

Si bien, hasta ahora estas cuestiones no han afectado a las grandes empresas norteamericanas, tampoco han podido operar como les gustaría en el mercado interno de China y competir con Alibaba, Baidu y Tencent. En realidad, son las empresas chinas las que han sido expulsadas de Estados Unidos y enfrentan una serie de restricciones en otros mercados aliados a los estadunidenses. Sin embargo, de cambiar la estructura de los mercados mundiales dominada por Estados Unidos, la situación podría cambiar. Este proceso, según el autor, ya ha comenzado y se encuentra bastante avanzado.

Mundo en cambio

Durante años China ha estado preparándose contra la hostilidad de los Estados Unidos. Aquí 3 proyectos han sido clave: El proyecto llamado “Una franja, una ruta” lanzado en 2013, ahora llamado “Iniciativa de la Franja y la Ruta” (BRI, por sus siglas en inglés), el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) lanzado en 2013-14 y el Banco de Desarrollo BRICS, ahora llamado Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), anunciado en 2013-14 pero iniciado en 2015.

El NDB tiene su sede en Shanghai y aunque inicialmente contó con el apoyo entusiasta de sus miembros, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que representan el 20% del PIB mundial, en los últimos años ha tenido poca actividad, aunque se han realizado importantes acuerdos bilaterales entre China y Rusia y entre China e Irán. En parte, esto se debe a las tensiones por cuestiones fronterizas entre China e India, y al veto indio a 59 aplicaciones chinas para teléfonos inteligentes, entre ellas TikTok. Otro factor es la elección de Bolsonaro en Brasil, quien ha criticado las inversiones chinas en el país sudamericano y se ha alineado a Estados Unidos, al igual que India.

Por su parte, el AIIB ha extendido su membresía a cerca de 100 países, dentro de los cuales no figura Estados Unidos, pero sí algunos de sus aliados como Reino Unido y Australia. China representa cerca del 30% del capital de AIIB, de 100 mil millones, y el 26% de su poder de voto. Desde 2016, el AIIB ha financiado proyectos de energía y comunicaciones en Filipinas, Bangladesh, Pakistán, India, Indonesia, Egipto y Turquía, entre otros.

La Franja y la Ruta

Para Norfield, la Iniciativa de la Franja y la Ruta es un plan mucho más serio que los anteriormente descritos. Hasta ahora, ha involucrado a más de 130 países y a unas 30 organizaciones internacionales. El plan consiste en desarrollar en los próximos 30 años una amplia red de infraestructura, desde puertos y rutas marítimas, hasta carreteras y redes de alta tensión. La extensión del plan abarca Asia, Europa e incluso se extiende por África Oriental. Aunque podría considerarse el comienzo de una amplia zona de mercado único, aun no llega a tanto. Pues, si bien, se han realizado acuerdos de comercio, inversión y tránsito con muchos países a lo largo de estas rutas, muchos de ellos se muestran cautelosos respecto a China, en particular Europa, que ha estado bajo la esfera de influencia norteamericana. Sin embargo, ahora, dado el enfoque unilateralista de Trump que ha impuesto aranceles también sobre los productos europeos, los líderes europeos parecen dubitativos sobre qué rumbo tomar. Sin embargo, el proceso aún está en una etapa inicial y tomará tiempo para desarrollarse, y con el Reino Unido fuera de la Unión Europea, podrían estar en una posición que les permita jugar un papel más independiente en la economía mundial. Por otro lado, el Reino Unido es mucho menos independiente de los Estados Unidos.

Los detractores de China y el proyecto suelen presentarlo como una burda herramienta de China para asegurar rutas seguras para sus exportaciones e importaciones y ha recibido una cobertura mediática negativa que señala acuerdos desiguales para los países huéspedes, créditos leoninos e impagables o la supuesta intención de China de construir bases militares en Sri Lanka. Sin embargo, el autor considera estas acusaciones como propaganda y considera que el proyecto conlleva muchos beneficios para los países receptores, como la construcción de escuelas, hospitales, mejoramiento de la infraestructura energética y otros desarrollos. En ese sentido, considera que la intención de China no es la de hacerse de estados vasallos, sino la de integrar áreas aisladas a la economía mundial, acelerar la logística, los viajes y el transportes, y ayudar a estas regiones a crecer.

El paso de Xinjian

Muchas de las rutas de la BRI atraviesan áreas, como Kazajstan, Uzbekistan, Turkmenistan, Georgia y Rusia, en las que el imperialismo estadounidense ha buscado ganar influencia durante mucho tiempo. Además, la región china de Xinjiang, en el noroeste de China, también atravesada por la ruta, ha sido motivo de una cobertura mediática negativa para China en los medios occidentales. Esta región productora de gas es hogar de 25 millones de personas, de las cuales cerca del 45% son de la etnia Uygur, que son en su mayoría musulmanes. Desde los noventas esta región ha sido objeto de ataques por parte de separatistas islámicos, según el autor. En parte ha sido el resultado colateral de la formación por parte del estado chino de guerrillas islámicas para combatir a Rusia en Afganistán. Estos grupos separatistas han recibido apoyo por parte de Estados Unidos y en la prensa occidental se han publicado historias sobre “campos de concentración” donde esta etnia recibe “lavados de cerebro”.

Sin embargo, para el autor, aunque China no ha reprimido duramente a las fuerzas separatistas en Xinjiang y ha alentado a los chinos Han a desplazarse a poblar esa región, no hay evidencia de que se esté realizando un genocidio contra los uigurs, considera que muchas de las publicaciones al respecto han tenido mucho de propaganda occidental contra China, pues la región ha mantenido cierta autonomía respecto de las estrictas regulaciones sobre la población y la familia impuestas en otras partes del país.

Hong Kong ya no es tan importante para China

Para Norfield, a medida que ha aumentado la paranoia respecto a China por parte de Estados Unidos, las protestas en Hong Kong han servido como pretexto para hacer propaganda y acciones anti-China. Las alarmas chinas se encendieron cuando algunos manifestantes levantaron banderas estadounidenses y pidieron al gobierno de Trump imponer sanciones sobre China para obligarle a abandonar sus reformas en la isla. También cuando uno de los líderes estudiantiles empezó a coquetear con el reaccionario senador republicano Marco Rubio, mientras el National Endowment Center, respaldado por la CIA, apoyaba las protestas. El autor considera que, si bien, el sistema chino es autoritario, no se debe creer en la en las potencias occidentales que levantan la bandera de la democracia para Hong Kong, pues durante el control inglés de la Isla no hubo señales de democracia, sino hasta la víspera de su traspaso a China.

Por otra parte, cuando era una colonia británica, Hong Kong funcionaba como un gran centro comercial en Asia, con una gran operación portuaria y un importante centro financiero. A medida que China se convirtió en la fábrica del mundo, Hong Kong también prosperó como la puerta occidental a China. A su vez China utilizó a la isla para ganar experiencia en los mercados internacionales, desde la gestión portuaria a la bancaria y financiera. Ahora, Hong Kong es menos importante para China de lo que parece, su PIB no llega a representar el 3% del de China continental y sus habitantes, 7.5 millones, no son significativos con respecto a la población total del gigante asiático. Sin embargo, no parece concebible que China permita la independencia de la isla. De continuar las protestas, probablemente la política de China consista en reducir paulatinamente su dependencia económica respecto a la isla.


* volumen en millones de TEU (Unidad equivalente a veinte pies)

La capacidad de China para hacer esto se puede juzgar al observar la importancia del puerto de Hong Kong. China continental tiene seis puertos en el top 10 de los principales puertos de contenedores del mundo. Aunque el puerto de Hong Kong es grande, ocupa el puesto número siete y es tan sólo de la mitad del tamaño del de Shanghai, el número uno. Además, Shenzhen, en el número tres, está a solo unos 15 kilómetros de Hong Kong.

Fuera de control

Para el autor, resultados inesperados pueden salir de las rivalidades de la economía mundial, especialmente cuando el que solía perder puede ahora resistir proactivamente. Sin embargo, aún está por verse si China es capaz de construir alianzas estables para un área económica que limitaría la influencia de Estados Unidos, o hasta qué punto el poder ganado por China se vuelve opresivo. Por el momento, está ofreciendo a muchos países una alternativa de desarrollo, concluye Norfield.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La disputa hegemónica entre Estados Unidos y China será una disputa prolongada. Por el momento, la estrategia china para desafiar el poder de influencia norteamericano en la economía a través de proyectos de infraestructura ha tenido cierto éxito, sobre todo en áreas periféricas como Asia y África. Sin embargo, aún está por verse si consigue la aceptación necesaria en áreas tradicionalmente alineadas con Estados Unidos como Europa. Por otro lado, uno de los riesgos de un plan tan ambicioso es que no llegue a materializarse.