Shannon Stirone “es una escritora residente en el Área de la Bahía. Ha colaborado en The New York Times, The Atlantic, Longreads, The Rolling Stones Magazine”, entre otros.

Kenneth Chang “es colaborador del The New York Times desde el año 2000, sus temas de trabajo e interés se centran en química, geología, física del estado sólido y nanotecnología”.

Dennis Overbye “es un escritor centrado en temas científicos, ha escrito sobre temas relacionados con la gravedad cero y el destino del universo”.

Los astrónomos de la Tierra han descubierto una serie de indicios que podrían tratarse de existencia de vida en Venus. La información aún debe confirmarse “con observaciones telescópicas y futuras misiones espaciales, asimismo, los científicos aún no han recabado especímenes de microbios venusinos, ni han tomado foto de ninguno de ellos”, no obstante, han logrado detectar fosfina en la atmósfera de Venus, un químico que representa un indicio de vida en tal planeta.

A pesar de las afirmaciones anteriores, “algunos investigadores cuestionan esta teoría y sugieren que el gas podría ser producto de un proceso geológico o atmosférico inexplicable en un planeta que sigue siendo misterioso", no obstante, Venus es un planeta que presentó en algún momento semejanzas con la Tierra. De acuerdo con la científica Sarah Stewart Jonhson afirmó que “el hallazgo de la fosfina se ha convertido en una firma biológica de los exoplanetas”.

Jane Greaves, astrónoma de la Universidad de Cardiff en Gales, decidió comenzar a buscar una capa de nubes de Venus, la cual puede alcanzar bajas temperaturas que permitan realizar investigaciones en dicho planeta y con ello verificar si era posible la existencia de vida, cuestión que llevó a cabo haciendo uso del Telescopio James Clerk Maxwell, con la finalidad de encontrar moléculas en Venus. A través de estas investigaciones halló fosfina, químico cuya estructura tiene semejanzas con la forma de una pirámide, conformado por "un átomo de fósforo encima de una base de tres átomos de hidrógeno".

Aunado a lo anterior, como resultado de una serie de investigaciones se descubrió que la fosfina se produce en un entorno de vida anaeróbica, "es decir, los organismos microbianos que no necesitan ni usan oxígeno". En el caso del planeta Tierra, la fosfina se produce en los intestinos de los seres humanos así como en los desechos de tejones, pingüinos, gusanos marinos de aguas profundas, así como en entornos ligados con organismos anaeróbicos, no obstante, aun no hay conocimiento de la fosfina creada por microbios en el planeta Tierra.

Las semejanzas entre Venus y la Tierra radican en la cantidad de masa entre ambos; diversas investigaciones arrojaron que en algún momento Venus fue un planeta repleto de agua e incluso se anunció la posibilidad de la existencia de forrmas de vida similares a las de la Tierra.

Las futuras investigaciones representan un reto debido a las hostiles condiciones actuales de Venus, como las altas temperaturas de su superficie que derrite en segundos cualquier nave espacial, sin embargo cuenta con áreas no tan difíciles de acceder como la capa de nubes “ubicada a sólo 50 kilómetros por debajo de la parte más alta de su atmósfera que puede alcanzar temperaturas mínimas de hasta 30° grados Celsius y tiene una presión similar a la del nivel del suelo en la Tierra”, cuestión que podría permitir investigar más a fondo este planeta y averiguar si la fosfina se debe a la existencia de vida en Venus o a otras condiciones.