Ciudadanos reemplazados por algoritmos
García Canclini, Néstor [2020], Ciudadanos reemplazados por algoritmos, Bielefeld, Calas, transcript, 174 pp.
Néstor García Canclini es antropólogo, trata temas sobre la posmodernidad y la cultura latinoamericana. Actualmente es profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana.
¿Cuál es el lugar de los ciudadanos en el capitalismo global y digital? En la videopolítica la televisión canaliza las quejas de la sociedad; las redes suponen horizontalidad y participación, generan movimientos efímeros de alta intensidad y proporcionan información suficiente para codificar individualidades en algoritmos manejados por las corporaciones globales; el espacio público parece ajeno. La desciudadanización avanza paralela a nuevas reivindicaciones y luchas. La desigualdad crece exacerbada por la dirección neoliberal de la tecnología. Entonces ¿Qué alternativas tenemos? ¿Cuál es el papel del voto cuando la tecnología y el mercado reprograman la relación entre Estado y sociedad?
Desglobalización
Al poco tiempo de la apertura de las economías nacionales hacia los mercados globales, emergieron los anhelos de desglobalizar. Se desprestigió la globalización al acusarla de impulsar la precariedad, la pérdida de derechos y garantías ciudadanas, las fake news, la invasión a la intimidad. A la vez, se reconocieron logros vinculados a la globalización socioeconómica y cultural, promovidos por las tecnologías digitales: más información y entretenimiento diversificado, espacios de debate y participación, acceso a bienes y servicios no disponibles en la propia nación.
La globalización no se detiene, aunque en ella no participe Estados Unidos o Inglaterra. Algunos analistas sugieren la posibilidad de que esté comenzando una nueva era de la globalización. Mientras los desastres de la globalización persisten - guerras comerciales y competencia, persecución a inmigrantes y transgresiones a derechos humanos en el ámbito internacional- en los últimos años se han firmado nuevos tratados de libre comercio, a manera de integraciones regionales -en 2019 la Unión Europea firmó un tratado comercial con MERCOSUR, 55 países africanos iniciaron un tratado de libre comercio, en 2018 se firma el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP)-. Los problemas contraídos de los convenios comerciales firmados anteriormente provocan la duda acerca de las consecuencias de estos nuevos tratados para los ciudadanos, el empleo, los migrantes, los derechos, el cambio climático, ¿traerá más precariedad, desalojos, pueblos fantasmas, hipervigilancia?
La participación de América Latina en la reconfiguración mundial no ha podido conformarse regionalmente. Prueba de ello son los fracasos de los organismos regionales impulsados a finales del siglo XX y principios del siglo XXI y la incapacidad de los organismos más antiguos para consolidar una gestión no regresiva de los intercambios económicos; para impulsar la democracia, el empleo, de detener los éxodos migrantes.
El rostro cultural de la despolitización
Para Canclini el concepto de desciudadanización refiere a la pérdida de algunas concepciones clásico de “ciudadano”, más no a la desaparición de sus ejercicios. Por lo que es necesario estudiar las transformaciones socioculturales y comunicacionales de la democracia y la ciudadanía a raíz de la masificación neoliberal del uso de las redes digitales de comunicación.
El trabajo discute la sobrevivencia de lo político partidario y las prácticas tecnocráticas que ceden la organización de la sociedad a una “neutral” articulación algorítmica. Se asume que la reconfiguración del poder económico-político, dirigida por los GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon), redefine el sentido social y coloca a la sociedad en una fragmentación multicultural, en una pérdida del sentido liberal de vivir juntos.
El objeto de este trabajo es ubicar “dilemas críticos de las acciones ciudadanas“ y los cambios de sentido civilizatorio. El trabajo centra la atención en el determinismo biotecnológico y la “historia crítica de las mediaciones y apropiaciones sociotecnológicas, de los medios masivos a las redes digitales.”
Autosabotajes
Para entender la masiva aceptación de figuras autoritarias alrededor del mundo, es necesario observar a los jóvenes, quienes sin grandes pérdidas, ya experimentaron el derrumbe de los relatos de sus padres y su consumo no se satisface con el paupérrimo salario ofrecido por el Estado, ni capacitándose para una empresa que no le ofrece prestaciones ni estabilidad laboral. Millones de jóvenes transitan entre lo legal y lo ilegal, deciden migrar o sumarse a las filas de la mafia.
Los jóvenes son el centro de este texto porque a pesar de ser los que menos han perdido son quienes experimentan las formas más extendidas de precariedad. La paradoja, sólo anuncia el futuro capitalista: inseguridad, desempleo, sumisión a formas de gubernamentalidad algorítmica y desgobernabilidad criminal. Así, la precariedad y la inseguridad son fallas en el sistema socioeconómico susceptibles de volverse mecanismos de poder dentro del Estado y las empresas y reconfigurar a los sujetos. Así resultan poblaciones definidas por la búsqueda de una mínima seguridad, cediendo a formas de policía y control estatal.
Liberales pasmados ante los efectos del neoliberalismo
Los defensores del liberalismo siguen promoviendo los mecanismos fundamentales de la democracia representativa, los derechos “universales”, la autonomía de las instituciones y la pluralidad de la esfera pública. Sin embargo, desde la irrupción de la industria cultural, poco se han puesto a analizar los retos inéditos de la democracia. Los vínculos entre comunicación y política se rediseñaron, ambos sometidos a la tecnología y a las empresas. Este libro analiza las trabas del liberalismo para comprender las transformaciones de la ciudadanía en medio de la crisis de partidos y la configuración de las comunicaciones.
La doctrina liberal lleva dos siglos ordenando la democracia moderna, pero ahora no tiene autoridad ni convicción ante las expectativas frustradas de las masas, ignoradas por sus gobernantes presos de los tratados internacionales, van disolviendo la democracia representativa en la medida que se someten a organismos internacionales y agencias calificadoras. “La democracia monitorizada” del siglo XXI, reduce aún más la competencia de los gobiernos y partidos nacionales al intervenir como elemento clave el poder decisorio que llegan a jugar las redes deslocalizadas de empresas informáticas como Facebook y Google.
¿Qué es lo que importa saber para ser ciudadano o ciudadana? En el laberinto de la (des)información los focos de debate se nublan; mínimamente se pretende discernir por aquello que mantenga o mejore la realización del cotidiano. En el actual sistema político y económico es difícil preocuparse por el papel que se cumple como ciudadano. ¿Cómo demostrar que la realización del cotidiano tiene algo que ver con la ciudadanía, y aún si se demuestra a quién reclamar?
Aún se vota
Las redes sociales constituyen la fuente de información de las mayorías. Los algoritmos de esas redes, en vez de mostrar opiniones divergentes como en los medios tradicionales, agrupan información acorde a las preferencias de los individuos. Esta homogeneidad programada puede engendrar saltos de una pertenencia a otra, cambios sorpresivos de votación.
La mayoría de los logros obtenidos en la defensa de la diversidad, la crítica y las instituciones donde se comparte el poder, nacieron de experiencias socioculturales que conciben la democracia como forma de vida y de tomar decisiones. Ello hace pensar que es posible que la democracia se democratice a sí misma. Sin embargo, aún donde estos contraejemplos se configuran como acción política, trasciende las formas partidarias. Por otra parte, líderes políticos y élites partidistas rechazan la autocrítica, pues ya sean de izquierda o de derecha, atribuyen los cambios preferenciales a fenómenos populistas mientras culpan a las élites o a los caudillos de la descomposición del régimen; nadie se encarga de preguntar por los ciudadanos.
Para entender la persistencia de forma partidistas, y la reticencia de éstas a la autocrítica, es preciso estudiar las formas socioculturales y comunicacionales de los ciudadanos y de la democracia. Resulta interesante que la democracia intente democratizarse a sí misma sin indagar qué piensan los ciudadanos.
Reinventar las conexiones
Después de asistir al fracaso de las últimas narrativas totalizantes - marxismo, liberalismo, neoliberalismo- científicos sociales y filósofos no presentaron narrativas convincentes, durables. Por eso, el trabajo se presenta como un ensayo y un montaje. Ensayo porque se cuenta con pocas estructuras funcionales y hay partes que no se pueden explicar, tan solo exponer para mostrar su complejidad. Montaje porque “no logramos construir una interpretación segura de cómo actuar”.
Los conceptos desciudadanización, despolitización y desglobalización, refieren a la pérdida de vigencia de las nociones clásicos de globalización, ciudadano y política y es necesario, más que prescribir el significado del concepto, prestar atención a cómo los actores lo van utilizando para situarse en conflictos. Este uso de conceptos tiene dos riesgos: el primero es que dentro de la dinámica social, disputa hegemónica de tendencias puede definir los significados y su autoridad; el segundo es que el rigor en el conocimiento sistemático y justificado no evade la posibilidad de prestar atención a las reelaboraciones conceptuales surgidas de prácticas ordinarias.
Ahora, para evitar el eclecticismo en este trabajo, se parte del pluralismo, que es un esfuerzo por ver el mismo problema desde diferentes ángulos. Bajo la imposibilidad de dar con una sola respuesta construye una ‘una zona de ambigüedad enfocada’ desde la que se pueden hacer preguntas. Este camino de conocer busca ser democrático, se trata de recoger las voces y prácticas quienes dejaron de ser representados.
El libro introducido desarrolla un análisis de las transformaciones socioculturales y comunicacionales de la democracia provocadas por la reconfiguración de la relación Estado-sociedad. Esta reconfiguración fue dirigida, en parte, por el uso neoliberal de las redes sociales y nuevas tecnologías de la comunicación. Así, en el trabajo expuesto, se estudia cómo la globalización neoliberal y sobre todo la concentración monopólica de las redes sociales no solo transforma la relación entre sociedad-estado, sino va configurando un nuevo sujeto, conducido bajo nuevas significaciones, nuevos sentidos. Explora la incidencia de los usos de las nuevas tecnologías dentro del sentido mismo que damos a la