Alan Beattie, editor que aborda temas sobre comercio internacional y globalización.

El deshielo del Ártico, ocasionado por el calentamiento global aparentemente no es tan negativo como se supone, ya que, gracias a ello, se ha abierto una nueva ruta comercial que conectará a China con Europa.

El Ártico se está convirtiendo en un escenario de lucha geopolítica sobre todo para Estados Unidos, Rusia y China, pues además de su riqueza mineral, está abriendo un camino estratégico que puede acortar los viajes marítimos de China a Europa, así como también evitar los cuellos de botella del Estrecho de Malaca y el Canal de Suez.

Beijing, por su parte, lo considera parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y no duda en invertir en infraestructura y transporte.

En un informe emitido por Friends of Europe, grupo de expertos en el análisis y debate de políticas públicas de la Unión Europea, se expuso que esta vía de transporte de contenedores a través del Ártico implica una ruta peligrosa, incierta y ambientalmente polémica. También resulta interesante la nueva demanda por crear rutas comerciales más rápidas.

En términos de explotación y transporte de nuevos recursos minerales, el Ártico puede representar grandes beneficios sobre todo para Rusia. No obstante, se considera que la apertura no podrá ser aprovechada para el transporte de grandes contenedores pues además de tener un impacto ambiental negativo, no es comercialmente sostenible, según la compañía naviera más grande del mundo, Maersk, que en 2018 realizó una prueba. Otra preocupación es la poca seguridad que implica navegar por esta área ya que se encuentra lejos de los servicios de búsqueda y rescate en caso de que sucediera algún percance.

La empresa naviera china, COSCO, declaró que tiene la intención de explotar la ruta. A lo que Friends of Europe reaccionó mencionando que aunque la ruta es más corta, es más incierta y puede ser contraproducente en términos de costos debido a que romper los bloques de hielo es costoso y puede ocasionar retrasos. El grupo de expertos concluye con su hipótesis sobre que la intención de China es ampliar sus rutas, más allá de ahorrar costos.

¿Qué tiene que ver esto con el cambio de globalización, entonces? En la actualidad, el comercio de mercancías en contenedores es más complejo que sólo pensar en un país pobre que fabrica cosas y las envía a un país rico, sino que, los buques portacontenedores de China hacen un número considerable de negocios en su trayecto hacia su destino, dejan y recogen productos terminados y semiterminados en Asia.

Sorprendentemente, el transporte de contenedores ha sobrevivido durante la pandemia. En las últimas décadas han adquirido mayor relevancia las rutas intrarregionales que las rutas transpacíficos. El problema con la ruta del Ártico no es sólo que es más costosa e incierta, sino que no hay ningún lugar interesante donde detenerse a recoger o entregar mercancía.

No hay duda de que la Ruta del Mar del Norte se volverá cada vez más popular; no obstante, es poco probable que revolucione el transporte mundial de mercancías.

Finalmente, la pandemia y el estímulo fiscal mundial resultó de manera positiva para China, quien se ha beneficiado por la alta demanda de productos para el trabajo desde casa y el consumo de aparatos electrónicos. Las cifras revelan que es una demanda que se ha mantenido constante, contrario a lo que sucedió con los suministros médicos, que tuvieron su pico en junio.