Steve Lohr ha sido reportero en The New York Times por más de 20 años. Su trabajo se enfoca en temas de tecnología, negocios y economía. En 2013, fue parte del equipo que ganó el Premio Pulitzer por Reportaje Explicativo.

Por décadas, las leyes antimonopolio en Estados Unidos han sido llamadas “la Carta Magna de la libre empresa” y han demostrado tener durabilidad y adaptabilidad. No obstante, a partir de la reciente demanda que el Departamento de Justicia impuso a Google por mantener un monopolio sobre los buscadores y la publicidad de búsqueda, expertos han comenzado a cuestionar si las leyes antimonopolio podrán ser útiles en un caso contra las gigantes digitales.

Usualmente, los casos antritrust son procesos que se extienden por años; a razón de ello, las empresas acusadas –Google, Amazon, Facebook y Apple- podrían tener el camino libre para seguir extendiendo su poder y dominar aún más el mercado. Como consecuencia de lo mencionado, los expertos han señalado que se requieren nuevas y rápidas medidas para lidiar con casos de este tipo, han propuesto la creación de un nuevo regulador que se enfoque exclusivamente en las grandes compañías tecnológicas.

Como parte de la propuesta, se ha mencionado el hecho de que el nuevo regulador debe establecer y reforzar reglas básicas de conducta para las empresas que no les permitan incurrir en prácticas monopólicas de exclusión, adquisición ni favoritismo a sus aliadas; asimismo, se plantea el acceso de la competencia a plataformas y bases de datos en términos razonables.

El gobierno Británico declaró que iniciará la creación de una unidad digital de mercados que englobe a la Unión Europea y a Australia, se prevé que dicha unidad contará con reguladores de BigTech. Por su parte, en Estados Unidos se ha comenzado a pedir una regulación similar desde el Congreso, dando la opción a la creación de una agencia especializada o a una división digital dentro de la Comisión Federal de Comercio. Los principales impulsores de la creación de esta nueva regulación en Estados Unidos, son populares expertos en antimonopolio: desde profesores de universidades de alto nivel, hasta asesores presidenciales, principalmente de la administración de Barack Obama. Estos expertos, apoyan la idea de nuevas reglas en contra de los monopolios ya que el seguimiento de la ley tradicional podría llevar a la disolución de las empresas y eso tendría consecuencias sobre los consumidores.

Existen precedentes de la creación de reguladores que se encargan de sectores específicos de la economía, como son la Comisión de Bolsa y Valores o la Administración Federal de Aviación. También, hay pruebas de empresas que se han visto bajo un escrutinio especial por parte del gobierno. Por ello, los especialistas claman que la creación de una autoridad reguladora tendrá éxito sobre un mecanismo que en realidad no funciona para proteger a la competencia.

A pesar de sus efectos positivos, también se menciona el riesgo de una nueva autoridad regulatoria. Este recae en el hecho de que el gobierno tendría control sobre la industria y eso podría llegar a mermar la innovación tecnológica; a partir de lo mencionado, aparece un dilema en el que la regulación puede disminuir la innovación, pero si no hay regulación se pone en peligro a la competencia. En palabras de expertos: la regulación tiene sentido sí está enfocada, no dirigiendo la industria.

Únicamente se tiene registro de una demanda por antimonopolio a una gran compañía tecnológica en Estados Unidos: el caso de Microsoft en la década de los 90. En un proceso que terminó en 2002, Microsoft fue acusada por violar repetidamente las leyes antimonopolio y, como resultado, el crecimiento que Microsoft pudo tener fue sofocado dando a Google la oportunidad de convertirse en la gigante que es actualmente.