En septiembre de 2020 se publicó un artículo científico en el que se especulaba haber encontrado cierta evidencia de la presencia de fosfano en las nubes de Venus. Este gas que podría ser indicativo de la presencia de vida en aquel planeta, ya que en la Tierra este es producido por microorganismos. Sin embargo, en los meses subsecuentes otros grupos de científicos han puesto en duda esta afirmación y se han concentrado en verificar los datos, así como la metodología utilizada en el estudio anterior.

Los científicos argumentan que se debe ser bastante riguroso al hacer afirmaciones del tipo: "vida en otros planetas". En ese sentido, las principales críticas se cuestionan si el primer estudio realizó la recopilación de datos de manera correcta y si dichos datos fueron procesados de manera adecuada. Los datos del estudio de septiembre de 2020 y de las investigaciones posteriores se han obtenido de telescopios ubicados en distintas partes del mundo, como en el desierto de Atacama en Chile, el observatorio de París o en Hawái. Para validar los resultados del primer estudio, se esperaba que todos los telescopios pudieran detectar la misma longitud de onda que hace visible el gas fosfano; sin embargo, los estudios posteriores no han sido consistentes con los primeros hallazgos.

Las afirmaciones sobre la existencia de vida en otros planetas no deberían tomarse a la ligera. Los científicos mencionan que las investigaciones para poder admitir o negar la presencia de fosfano en Venus pueden continuar por años e incluso por décadas.

Al respecto ya existen planes tanto de la agencia espacial de India, la NASA y una empresa espacial privada llamada Rocket Lab que pretenden enviar misiones a Venus durante los próximos 5 años para recopilar datos con los cuales realizar estudios más precisos.