Who owns the web's data? The fightback against Big Tech's feudal lords has begun

Cita: 

The Economist [2020], "Who owns the web's data? The fightback against Big Tech's feudal lords has begun", The Economist, London, 22 de octubre, https://www.economist.com/briefing/2020/10/22/how-satya-nadella-turned-m...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Octubre 22, 2020
Tema: 
La propiedad y uso de los datos como un elemento central para la privacidad y la competencia en la sociedad contemporánea.
Idea principal: 

Cuando Tim Berners-Lee inventó la World Wide Web en 1989, pensó que esa red serviría para que las personas pudieran conectarse libremente. Tres décadas después, Berners-Lee considera que la internet se está convirtiendo en una distopía donde imperan los prejuicios, el odio y la desinformación. Algunas personas cercanas a Berners-Lee incluso hablan sobre la existencia de un “feudalismo digital” para poner de relieve el control que las grandes empresas tecnológicas ejercen sobre los datos.

El uso de los datos es uno de los mayores negocios en el mundo en la actualidad. Por esa razón, las empresas tecnológicas buscan extraer más y más datos de las interacciones y prácticas de los usuarios.

El apetito insaciable de las empresas por los datos genera preocupaciones para los reguladores. La primera preocupación es política. El modelo de negocios de las plataformas depende de que los usuarios estén “enganchados” a ellas y en ofrecerles publicidad; el resultado de esto es una “cultura de la viralidad” que genera polarización y tensiones en el discurso público. La segunda preocupación es económica. La concentración de los datos en las mayores empresas es un elemento que obstaculiza la competencia e inhibe la innovación. De hecho, según Viktor Mayer-Schönberger de la Universidad de Oxford, en la actualidad la principal dificultad para las startups no es el acceso a capital, sino el acceso a datos.

Ante estas preocupaciones, las entidades antimonopolio estadounidenses y europeas han comenzado a tomar medidas para regular las prácticas de las grandes empresas tecnológicas. Recientemente, algunos reguladores y académicos han propuesto que la solución consistiría en fraccionar a las mayores empresas tecnológicas en firmas de menor tamaño, como sucedió con las empresas petroleras en las primeras décadas del siglo XX. No obstante, el semanario británico apunta que cualquier solución duradera frente a las prácticas poco competitivas de los gigantes tecnológicos debe hacer que los datos sean más accesibles para los rivales potenciales.

Esto podría hacerse de múltiples maneras. The Economist señala tres: el empoderamiento de los individuos sobre sus datos; la acción colectiva; y la acción gubernamental.

El control individual sobre los datos es difícil de implementar frente a las grandes empresas tecnológicas como Google o Facebook debido a que la capacidad de negociación de los individuos aislados es muy reducida. No obstante, recientemente han surgido algunos esfuerzos para devolver a los individuos el control sobre sus datos. Algunos de ellos siguen un modelo similar al de Netflix o Spotify, basadas en un modelo de suscripción: las empresas no usan los datos de los usuarios para bombardearlos con publicidad pues éstos pagan una suscripción para acceder a sus servicios. Otra alternativa reciente son los servicios -como Inrupt- que agregan todo tipo de datos de los usuarios para que posteriormente ellos decidan con qué aplicaciones compartir sus datos y les den su consentimiento.

Otra opción para que los usuarios tengan mayor control sobre sus datos es la acción colectiva. Algunos economistas, como Glen Weyl de Microsoft, han propuesto la creación de “sindicatos” [unions] que negocien con las empresas en relación al uso de datos de ciertos grupos de personas y reciban como ingreso una parte de las ganancias que las empresas obtienen a partir del uso de dichos datos. Otros, como Andrew Yang, han propuesto que los individuos reciban un “dividendo digital” por el uso de sus datos mediante la negociación colectiva.

Aunque las iniciativas mencionadas son importantes, The Economist apunta que la acción de los gobiernos mediante la creación de regulaciones es crucial. El semanario pone como ejemplos a la Regulación general de protección de datos de Unión Europea y la Ley de privacidad del consumidor en California. El objetivo principal de esas dos regulaciones es la protección de la privacidad; no obstante, también han aumentado los derechos de los individuos sobre sus datos. Se espera que en 2021 la Comisión europea dé un paso más y proponga una “Ley sobre los datos” [Data Act].

Por último, el semanario británico señala que recientemente algunas empresas de Silicon Valley han comenzado a modificar algunas prácticas en relación a los datos de los usuarios. Por ejemplo, Facebook está pagando a las personas por grabaciones de su voz para mejorar su servicio de reconocimiento del habla y algunas empresas han flexibilizado las condiciones para que los usuarios cambien sus archivos hacia otras plataformas. No obstante, The Economist considera que mediante esas acciones las empresas sólo buscan evitar que los gobiernos les impongan regulaciones más firmes, pues ello pondría en riesgo su modelo de negocios basado en la venta de publicidad y en la “cultura viral”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los datos digitales se han convertido en uno de los elementos más importantes para la competencia intercapitalista en la actualidad. La propiedad sobre los datos es un tema que adquiere centralidad en los debates sobre política pública, pues en su forma actual (en la cual las grandes corporaciones tecnológicas son quienes ejercen la propiedad y el control) conduce a una acelerada concentración de poder, conocimiento y riqueza en unas pocas corporaciones. Aún está por verse si el gobierno de Estados Unidos tendrá la voluntad política para impulsar regulaciones que den mayor control a los usuarios sobre sus datos, pues este tipo de medidas podrían debilitar la posición de las corporaciones estadounidenses en el contexto de la disputa hegemónica con China.