Transnational Capital and the Trend of Global Interactions

Cita: 

Wei, Xiaoping [2020], "Transnational Capital and the Trend of Global Interactions", International Critical Thought, 10(2): 251-262, https://doi.org/10.1080/21598282.2020.1783694

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Martes, Junio 30, 2020
Tema: 
La globalización económica y la agudización de la polarización de la riqueza
Idea principal: 

Xiaoping Wei es profesora del Instituto de Filosofía de la Academia China de Ciencias Sociales (CASS, por sus siglas en inglés); también, es vicedirectora de la China Society of Hitory of Marxist Philosophhy, directora de la Society of Western Marxist Philosophy y vicedirectora de la Society of Economic Philosophy. Su trabajo se enfoca en filosofía política marxista.


Los procesos de globalización económica y de integración del mercado mundial fueron acelerados por eventos de finales del siglo XX como el colapso de la Unión Soviética y la reforma de apertura de China al mundo. A razón de lo previo, el capital de países occidentales comenzó a entrar en el mercado de economías emergentes a través de la inversión por medio de empresas transnacionales y proyectos conjuntos, lo que provocó el desarrollo de las áreas de interés y la emergencia de una clase capitalista transnacional (TCC, por sus siglas en inglés). No obstante, el proceso también expandió y agudizó, alrededor del mundo, las contradicciones del capital.

1. La formación del capital transnacional y la expansión de la división de clases

De acuerdo con la lógica del capital, el sistema busca constantemente una expansión y un desarrollo amplio; esto, es determinado por la contradicción entre la acumulación de capital y el consumo, hecho que ha contribuido a la aparición de empresas transnacionales. Las empresas transnacionales tuvieron su origen en el siglo XVII con la British East India Company y han tenido un desarrollo histórico que les ha permitido no solo ser comunes en todo el mundo, sino que se han convertido en un elemento fundamental de la globalización económica.

Las empresas transnacionales contribuyen a la transformación de las relaciones entre clases sociales. Lo previo se explica ya que la emergencia de corporaciones transnacionales y de movimientos de capital transfronterizos utilizan el desarrollo y la aplicación de la tecnología en la producción; esto provoca que la producción, I+D (investigación y desarrollo) y las ventas, adquieran un carácter global. A partir de ello, actualmente, las compañías transnacionales buscan transferir el capital productivo al extranjero mediante la creación de filiales o empresas conjuntas; una actividad que ha posibilitado la producción de bienes utilizando mano de obra local barata, para después exportar esos productos y comercializarlos en sus propios países.

Lo anterior, se trata de un proceso que le permite a las empresas disfrutar de ganancias mucho más altas, debido a que los países a donde se mueve la producción tienen un mayor atraso económico, lo que genera que los salarios sean menores. Esto, refiere a una búsqueda de ganancia basada en la mano de obra barata, lo que tiene consecuencias en los países exportadores de capital y en los países importadores de capital.

Cuando las empresas transnacionales comienzan a transferir el capital productivo a otros países, en sus naciones de origen se reducen las oportunidades de empleo, lo que incrementa la competencia por trabajos, aumenta la tasa de desempleo y provoca un decline en los ingresos. Por su parte, en los países importadores de capital se da un aumento en la productividad laboral gracias a la introducción de ciencia y tecnologías más avanzadas, lo que aumenta el desarrollo económico; asimismo, los trabajadores de las transnacionales tienden a tener salarios más altos que los de industrias locales, por lo que se da un aumento en los ingresos laborales. A pesar de lo anterior, los trabajadores de los países importadores de capital siguen teniendo salarios menores a los de los trabajadores de los países exportadores de capital, por lo que simultáneamente se lleva a cabo un crecimiento y una polarización social; mismo fenómeno que ocurre en los países exportadores debido a la crisis de empleo generada por la salida del capital, ocasionando que en ambos países se amplifique la brecha entre ricos y pobres.

Existen diversas perspectivas de la polarización de la riqueza como consecuencia del proceso de transferencia de capital productivo. Desde la visión del desarrollo económico global, el movimiento de capital transfronterizo permite que los países menos desarrollados se vean beneficiados por la ciencia y la tecnología de las naciones dueñas del capital, lo que promueve el desarrollo económico y conforma una lógica en donde la búsqueda de ganancias extiende el desarrollo de manera uniforme. A pesar de lo anterior, la realidad radica en que lo único que se extiende es el agravamiento de las contradicciones del capital en diferentes regiones del mundo.

Desde la perspectiva de los países desarrollados, este proceso lleva a la reducción de la remuneración económica a los trabajadores con el objetivo de que las empresas puedan implementar precios más competitivos a sus productos. La existencia de salarios más bajos contribuye a la ampliación de la brecha salarial entre los países exportadores y los países importadores, lo que no solo ocasiona más desigualdad, sino que provee a las empresas con más ganancias gracias a la mano de obra barata. Asimismo, este fenómeno tiene efectos positivos entre los que se incluyen, una reducción de las diferencias en niveles de desarrollo en diferentes regiones y mejoras al equilibrio de los precios en el mercado laboral.

Por último, desde la lógica del capital, el flujo de capital transfronterizo ha propiciado que un grupo pequeño de personas controlen la mayor parte de riqueza en el mundo a través de la promoción de intercambios económicos; al mismo tiempo, los salarios han comenzado a presentar más competencia dentro del mercado laboral. Lo previo, ha intensificado las contradicciones políticas y económicas del capital, ya que el surgimiento de una TCC ha provocado presiones en el capital nacional y transnacional que han agravado la polarización de la riqueza.

La migración del capital de un país a otro y con ello la expansión de las contradicciones del capital, es un fenómeno que ha incrementado gracias a la globalización. De acuerdo con William Robinson y Jerry Harris, existen tres visiones de la globalización: la perspectiva tradicional del libre mercado, la teoría del constructivismo social y una teoría de regulación desde el estado liberal; todas ellas, enfocadas en la construcción de un capitalismo global mediante la formación de una TCC. En el caso de la visión tradicional del libre mercado, esta utiliza métodos neo-Keynesianos para intentar establecer control sobre el neoliberalismo, lo que provocaría un estancamiento de la economía global. Por su parte, la segunda perspectiva implica un autoritarismo construido por el nacionalismo, que llevaría a un militarismo mundial y a una centralización del capital. Por último, una regulación desde el estado liberal favorece el desarrollo de ciencia y tecnología, lo que ha llevado a la construcción de modelos como el capitalismo verde.

2. El capital trasnacional y la tendencia de la antiglobalización

En cierta medida, la TCC tiene intereses que no concuerdan con los de los países a los que pertenecen, por lo que constituye un grupo con intereses económicos independientes que tiene su origen cuando el capital nacional se ve estimulado para salir de sus fronteras. Asimismo, la TCC es una clase que tiene una ideología y orientación política; así, a pesar de que tenga objetivos divergentes a los de su país, es una herramienta para que los estados aseguren hegemonía política.

En el momento en que el capital nacional comienza a moverse a otros países, la situación del trabajo asalariado recrudece. Esto a pesar de la existencia de sindicatos que protegen a los trabajadores, estas asociaciones no son efectivas cuando las empresas buscan poder político. En el caso de los países que importan el capital, los sindicatos son más débiles que en los países desarrollados, por lo que su capacidad de proteger a los trabajadores frente a las empresas transnacionales es limitada y, ocasiona que se dé más acumulación para los dueños del capital.

El objetivo principal de los flujos de capital transnacional es asegurar máximas ganancias, por lo que las empresas movilizan el capital a regiones con menor desarrollo económico y una vez que un país alcanzó cierto crecimiento, éstas se mueven a otros países aún menos desarrollados en búsqueda de mano de obra barata, dejando detrás desempleo. Este flujo de capital entre regiones ha provocado diferentes niveles de desarrollo económico y la intensificación de la competencia en el mercado laboral, como consecuencia ha exacerbado la devaluación de la fuerza de trabajo, ha alentado la migración en busca de trabajo y, entre los trabajadores, ha generado antagonismo a la globalización.

Dentro de los países la movilización de capital transnacional ha propiciado la emergencia de una estratificación que es caracterizada por la polarización de la riqueza. Esta estratificación, es combatida en los países desarrollados mediante la instauración de programas de redistribución social que buscan controlar y aliviar los efectos de las contradicciones del capital. No obstante, no todas las naciones tienen la capacidad de implementar estos proyectos; por ende, las contradicciones del capital se han acumulado de manera incesante.

La globalización económica es un fenómeno que ha llevado a una asociación de la economía internacional en donde los estados se encuentran entrelazados. Este entrelazamiento, ha ocasionado que las contradicciones del capital a nivel global y que la polarización dentro de cada país, se unan en una tendencia que no ha podido ser controlada o regulada por ninguna organización política internacional. La falta de regulación de los efectos negativos del capital ha devenido en una sobreacumulación de capital, aumento de la pobreza, estancamiento de la clase media y en una crisis medioambiental, en donde el grupo más vulnerable es la clase trabajadora.

Asimismo, el desarrollo de la globalización económica ha generado un desbalance político y económico entre el capital transnacional y el trabajo asalariado, en donde las TCC siguen exportando su capital a costa del desarrollo de sus naciones de origen. Lo previo, ha tenido como consecuencia la interconexión de los intereses económicos de varios países, así como de las clases sociales; ya que en un sistema en constante competencia, muchos estados se han visto obligados a reducir impuestos y a establecer tarifas restrictivas a ciertos productos gracias a la disminución de presupuesto orientado a bienestar social.

El sistema capitalista ha ocasionado crisis financieras que han resultado en la implementación de medidas antiglobalización, como lo fue la crisis de 2008. La antiglobalización, se ha manifestado como guerras comerciales que promueven la repatriación del capital, a través de la creación de obstáculos para que el mercado no busque producir en naciones con mano de obra barata. Esto, es causante del agravamiento de conflictos económicos interestatales, los cuales han provocado una reacción en cadena que ha exacerbado los efectos del capital alrededor del mundo.

Finalmente, es necesario señalar que la globalización económica y la antiglobalización son dos procesos conectados por la lógica del capital, ya que al buscar incesantemente ganancias, el capital es responsable del surgimiento de la TCC mediante la movilización del capital transfronterizo; mismo proceso ha provocado el surgimiento de la antiglobalización como un movimiento que busca velar por los intereses nacionales y que, debido a la falta de una organización política intencional, no puede ser impedido o regulado.

3. ¿Qué generará el capital transnacional: un gobierno o un sistema mundial?

Existen organizaciones como el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y diversas organizaciones regionales, que tienen como objetivo formular y aplicar normas a las operaciones económicas transfronterizas y entre regiones. A pesar de ello, estas organizaciones no son políticas, por lo que no tienen la capacidad de asegurar justicia a nivel internacional o regular políticas nacionales; como consecuencia de esto, no existe ninguna organización política en el mundo que se encargue de tener un control eficaz sobre las controversias que ha surgido a nivel internacional a causa del capital transnacional.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce las contradicciones del capital; sin embargo, las medidas implementadas por esta institución para hacer frente a las crisis económicas solo han exacerbado el problema. Como resultado, la falta de una organización con poder político transfronterizo que pueda afrontar los efectos del capitalismo ha devenido en una hegemonía política que es dominante en la economía, la tecnología y el sector militar.

Lo último, corresponde a una realidad que tiene dos perspectivas. En primer lugar, se encuentra la visión del liberalismo, en donde se considera el desarrollo capitalista en los ámbitos económico y político; es decir, esta perspectiva considera que desde las políticas nacionales se debe permitir que el capital se mueva en diferentes áreas y en diferentes países para elevar la obtención de ganancias. Cuando el liberalismo se enfrenta a las contradicciones y conflictos generados por el capital, esta teoría tiene dificultades para presentar contramedidas. Asimismo, el liberalismo tiene visiones de izquierda que se dividen en dos escuelas, de las cuales solo una busca alternativas al sistema capitalista.

Por su parte, la segunda perspectiva corresponde al ascenso del llamado ”fascist equivalent”, el cual es resultado de estructuras de poder en donde oligarcas ostentan la hegemonía política, social y cultural, lo que ha tenido un gran impacto en las democracias, la diversidad social y la tolerancia ideológica. De esa forma, el capital transnacional y la falta de mecanismos para controlarlo, han derivado en un reto para los estados que buscan restringir y regular los efectos del sistema sobre la economía, la política y la sociedad.

4. ¿Puede existir una globalización alternativa sin el dominio del capital?

El proceso de globalización, a través de la diversidad de interacciones que ha generado, ha contribuido a la reaparición y agravamiento de las contradicciones del capitalismo en cada nación. Lo anterior, es un problema que se ha exacerbado a partir de la emergencia de la pandemia de COVID-19 en 2020, la cual no solo ha tenido efectos negativos, sino que ha servido para exponer problemas del sistema y por ende, ha brindado lecciones al respecto.

En primer lugar, la pandemia ha mostrado la necesidad de construir un gobierno o sistema mundial que facilite la acción conjunta para la implementación de medidas efectivas que puedan minar amenazas para la humanidad. Esto, fue demostrado a partir de la diferencia en las normas y resultados que se dieron entre China y las potencias occidentales para lidiar con la COVID-19; en donde, Occidente optó por una estrategia de inmunidad colectiva o de rebaño que derivó en la expansión de la enfermedad y causó estragos, logrando que se implementara de manera tardía un régimen de distanciamiento social.

Lo previo, no solo es prueba de la necesidad de acciones basadas en la cooperación; sino que demuestra el hecho de que, en un mundo capitalista, los intereses económicos son más importantes para las elites que el bienestar social lo que no solo implica problemas para personas individuales, sino que agrava las condiciones de las minorías, quienes conforman los grupos más afectados por el capital.

Asimismo, la COVID-19 demostró el profundo nivel de interacción existente entre las económicas nacionales, lo que ha llevado a una crisis económica que ha aumentado las contradicciones del capital alrededor del mundo; contradicciones que han llevado a una de las lecciones más importantes de la pandemia: la necesidad de discusión y construcción de alternativas al capitalismo.

El último punto, ha provocado el aumento de análisis críticos respecto al capital transnacional, la globalización y los problemas que ocasionan. De acuerdo con estos análisis, se ha llegado a la conclusión de que la globalización promueve intercambios culturales, políticos y económicos que han sido positivos en el progreso de las sociedades; aunado a ello, este fenómeno ha contribuido a la expansión y aplicación de la ciencia y la tecnología. Por su parte, los flujos de capital han promovido el intercambio y la complementariedad entre países y regiones. De esa forma, los análisis han concordado en el hecho de que la globalización económica obtiene sus impactos negativos de la lógica del capital. Por lo anterior, se propone que una alternativa al capitalismo debe basarse en una ideología deslindada de la lógica del capital para generar cambios en el sistema, lo que contribuiría a crear un modelo caracterizado por el mutuo beneficio y un desarrollo uniforme que eventualmente nos llevara al socialismo.

Nexo con el tema que estudiamos: 

A pesar de que el discurso del capitalismo clama un desarrollo para todos los que se encuentran subsumidos en el sistema, la lógica del capital ha llevado a una competencia mundial que (en su búsqueda de acumulación y ganancias) ha exacerbado los efectos negativos del sistema sobre los estados y principalmente, sobre las sociedades. Lo anterior, a través del establecimiento de relaciones de poder entre empresas transnacionales, estados y sociedades, en donde las grandes beneficiarias son las compañías.

Asimismo, es necesario denotar que el capitalismo se ha adaptado a los cambios históricos, lo que ha permitido la emergencia de actores que no solo son parte de una competencia basada en la explotación de recursos naturales y de seres humanos; sino, se han convertido en figuras de una disputa hegemónica en la que son al mismo tiempo herramientas y amenazas para el poder estatal, en un mundo que ha comenzado a tener dificultades para controlar el capital.