A World Besieged. The Climate Threat to American National Security

Cita: 

Klare, Michael [2019], “A World Besieged. The Climate Threat to American National Security”, All Hell Breaking Loose. The Pentagon Perspective on Climate Change, New York, Metropolitan Books, 293 pp.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2019
Tema: 
Estados Unidos experimenta una amenaza a su seguridad nacional, los efectos del calentamiento global
Idea principal: 

Michael T. Klare es un escritor estadounidense experto en relaciones internacionales y analista en temas relacionados con la seguridad y la geopolítica de los recursos naturales. Igualmente, dirige un proyecto titulado Five College Program in Peace and World Security Studies en Hampshire College en Amherst, Massachussets.


Capítulo I

Michael T. Klare hace un análisis eco-político sobre las estrategias que han tomado algunos altos funcionarios estadounidenses en conjunto con la fuerza militar del país norteamericano, con el fin de enfrentar un problema que afecta no solo a dicho país, sino a todo el mundo: el calentamiento global. Con base en esto se hace referencia a una audiencia que se llevó a cabo el martes 9 de abril de 2013, donde se requirió de la asistencia de los miembros del Comité de Servicios Armados del Senado de Estados Unidos con el objetivo de examinar la estrategia que planteaba el "Comando del Pacífico de Estados Unidos" (PACOM, por sus siglas en inglés) en ese momento. Cabe destacar que la responsabilidad de dicho comando se extiende a China, Corea del Norte e India.

En esta audiencia, entre varios demócratas y republicanos del senado, el ex almirante Samuel Jones Locklear, que sirvió a las Fuerzas Navales de Estados Unidos del 2012-2017, también tuvo un papel importante en el encuentro de 2013, pues ilustró a los senadores en temas de seguridad. Él comenzó con una descripción general acerca de este asunto, así como las amenazas y tendencias políticas sobre las cuales debían operar las fuerzas estadounidenses. Aumentando a la lista de retos, Locklear añadió “las capacidades militares de China modernizadas y la búsqueda de armas nucleares de Corea del Norte”, seguidas de enfrentamientos territoriales entre China y sus vecinos en los mares de China Oriental y Meridional, por mencionar los principales. Aunado a esto, se puntualizaron las amenazas que no tenían que ver con conflictos militares, tales como el crecimiento de la población y el cambio climático, indicando que los “patrones meteorológicos” dañan propiedades y vidas, e incluso países completos.

Posteriormente a esta apertura, Locklear pasó a la “sesión de preguntas y respuestas” donde la mayoría de los miembros del Comité de Servicios Armados tenían cuestionamientos acerca de las amenazas que planteó el almirante. Así pues, el senador demócrata Carl Levin de Michigan, como presidente del comité, comenzó preguntando sobre la preparación de Estados Unidos y Corea del Sur ante un posible enfrentamiento con Corea del Norte. En este punto, el almirante explicó cómo sus compañeros y él se enfocaron en diversos factores para combatir las provocaciones del país norcoreano, mencionando que tanto las fuerzas de Estados Unidos como las de Corea del Sur serían capaces de enfrentar a Corea del Norte. Luego, el senador republicano de Arizona, John McCain, continuó el altercado de China, preguntando si PACOM podía evaluar el desarrollo militar en el país asiático. Cuestión que Locklear afirmó añadiendo que el equipo estaba capacitado para hacerlo.

No obstante, la discusión cambió de tono cuando el senador republicano, ex funcionario estatal con vínculos en la industria de petróleo y gas de Oklahoma, James Inhofe retó a Locklear a una explicación sobre la relación del calentamiento global con la seguridad de Asia. El senador orientó su pregunta basándose en la declaración que hizo Locklear en una entrevista en Boston Globe, donde puntualizó que “la amenaza a la seguridad del Pacífico era el cambio climático”. Con respecto a esto, Inhofe expresó no saber si los reporteros habían reproducido las palabras exactas de Locklear en el informe del diario o si los reporteros “extremistas ambientalistas” las habían tergiversado. En ese sentido, Locklear aclaró que no hubo ninguna confusión por parte de los periodistas, pues durante la entrevista, como suele hacerlo, mencionó el tema de las amenazas de China y Corea del Norte desde el inicio.

Tras haber aclarado esta cuestión, Locklear continúo hablando acerca del calentamiento global haciendo énfasis en su influencia, que aumenta cada vez más y que afecta a la seguridad de la región de Asia-Pacífico. Conviene subrayar que un gran porcentaje de la población que habita allí se encuentra a menos de 200 millas de la costa. Esta situación crece, como resultado del desplazamiento de la población hacia los centros económicos que están cerca de puertos e instalaciones que ayudan al desarrollo de la globalización, (Dato crucial 1). Asimismo, dichas zonas costeras se vuelven cada vez más vulnerables a las consecuencias del cambio climático. Por consiguiente, debido a los efectos de este fenómeno como el aumento del nivel del mar y tormentas extremas, el porcentaje de damnificados afectados incrementa, (Dato crucial 2).

Es por eso que, aunque no todos los problemas de la región estén vinculados con alteraciones climáticas, es necesario que los países que se encuentran en esta zona asiática construyan un plan a largo plazo donde se construyan las capacidades infraestructurales para afrontar desastres medio ambientales. En ese punto, Inhofe le preguntó al almirante en la audiencia de 2013, si era verdad que muchos científicos desaprobaban el “cambio climático”. Locklear lo negó, pero el senador republicano, tras un intento fallido por obtener el apoyo del almirante para la explotación de suministros de energía nacionales, cerró la discusión del cambio climático preguntándole a Locklear acerca de la intervención de China en África.

“Este intercambio entre el senador Inhofe y el almirante Locklear se puede interpretar de varias formas”, dice Klare. Por una parte, muestra un choque cultural entre la élite política, cuyo principal objetivo es ganar las elecciones, y el liderazgo militar que respeta la “cadena de mando”. Por otra parte, se destaca cómo el tema del calentamiento global se ha vuelto un divisorio político en Estados Unidos. Con base en esto, se mostró la diferencia de perspectivas relacionadas con la realidad, ya que para el senador Inhofe, el cambio climático se trata de un tema “discutible” y “dudoso”, mientras que para Locklear y sus oficiales superiores supone un asunto que provoca resultados “significativos” y “preocupantes” para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Cabe resaltar que los oficiales militares superiores no suelen tener confrontaciones con los miembros de alta categoría en el Congreso acerca del cambio climático, ya que consideran pertinente intervenir únicamente en temas que se encuentren dentro de sus áreas de especialización, tales como estrategia, armamento, capacidades de los adversarios, entre otras. Motivo por el cual, para Locklear la participación en la audiencia de 2013 resultaba significativa, puesto que el cambio climático se había vuelto un tema importante para su “responsabilidad profesional”. “Puede que el calentamiento global no haya sido la amenaza más urgente que las fuerzas hayan enfrentado, pero ya estaba alternando la seguridad del entorno de su AOR”, y la situación parece que empeorará.

La evaluación militar evolutiva del cambio climático

Partiendo del hecho de que el cambio climático ya se había convertido en una amenaza para la seguridad nacional estadounidense de manera paulatina, su estudio implicaba muchos años de investigación y un profundo análisis por parte de los miembros del establecimiento militar y sus contrapartes en la comunidad de inteligencia. Esto para mantenerse informados constantemente sobre el cambio climático y sus repercusiones.

Tomando esto como referencia, el punto de vista de los militares tiene su origen en la publicación de un think thank del Pentágono llamado CNA Corporation. La publicación se titula National Security and the Threat of Climate Change de 2007. Ésta fue el primer estudio relevante que explica por qué el calentamiento global es un problema de seguridad. El informe indica que los efectos del cambio climático que afectan a la seguridad incluyen “fenómenos meteorológicos extremos”, tales como: “sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar, glaciares en retroceso, cambios de hábitat y una mayor propagación de enfermedades potencialmente mortales". Dichas cuestiones causan la interrupción del camino de la vida e impulsan a una transformación en las formas de protección existentes. Aunado a esto, la publicación tuvo gran impacto en la comunidad militar, por su rigor análitico y por los autores que participaron en ella.

En la preparación del estudio, la abogada general de CNA Corporation, Sherri Goodman, creó un grupo de asesoría militar compuesto por oficiales retirados de alto rango. Éstos fueron el exjefe del Estado Mayor del Ejército, Gordon R. Sullivan y el general de Infantería de la Marina, Anthony C. Zini. Y aunque estos oficiales no contaban con el conocimiento suficiente sobre la "ciencia del calentamiento global", antes de contribuir al proyecto fueron auxiliados por algunos expertos en el área. Gracias a esto, notaron el peligro real y creciente que implicaba el cambio climático, haciendo una comparación con los peligros que Estados Unidos había tenido previamente, tales como la contención y la disuasión de la amenaza nuclear soviética, el terrorismo y el extremismo.

En ese sentido, el estudio de CNA indicó que el calentamiento global era un problema para la seguridad de Estados Unidos, pero que era probable que su incremento estimulara no solo disturbios internos, sino también “un colapso estatal en estados vulnerables en el extranjero, poniendo en peligro a los aliados estadounidenses y generando nuevas y peligrosas tareas para el ejército estadounidense”. A partir de esto, los autores del informe introdujeron el término “multiplicador de amenazas”.

Éste fue agregado al argumento de que los gobiernos de Asia, África y Medio Oriente se encuentran al borde de no ser capaces de satisfacer las necesidades básicas de su población, según el estudio, en este punto, el cambio climático hará que estos problemas crezcan junto con la gobernanza ineficaz con la que cuentan. De esta forma, puede verse al cambio climático como un “multiplicador de amenazas” para regiones como éstas consideradas "inestables".

Aunque, la publiación de CNA se enfocó en los riesgos de inestabilidad de colapso estatal en los países en vías de desarrollo, puede considerarse que, el calentamiento global igualmente tendrá efectos negativos en los países más "desarrollados", como Estados Unidos. Se estima que este fenómeno aumente las tensiones hasta en los países más estables, con mayores amenazas derivadas de pandemias y migraciones relacionadas con el cambio climático. Con respecto a esto, Estados Unidos y Europa, por ejemplo, tendrán la presión de alojar a un gran número de inmigrantes y refugiados en sus territorios, debido al aumento de sequías y a la disminución en la producción de alimentos en África y América Latina. “Además, el estudio anticipó que los eventos climáticos extremos y los desastres naturales pueden conducir al aumento de misiones para varias agencias de Estados Unidos, incluida la militar”.

En cuanto a la comprensión de los militares estadounidenses con respecto al “cambio climático como una amenaza para la seguridad nacional”, sus conocimientos se ampliaron con otro documento elaborado por el "Consejo Nacional de Inteligencia" (NIC, por sus siglas en inglés) relacionado con el tema en cuestión. El reporte fue titulado National Security Implications of Global Climate Change to 2030. Éste resaltó la inestabilidad de los aliados clave para Estados Unidos a causa del cambio climático, especialmente aquellos que ya afrontaban escasez y fricción interna. Asimismo, indicó que el cambio climático podría contribuir a la disputa entre Estados por el control del acceso a ciertos recursos, sobre todo los hídricos.

Como resultado de ambos estudios, “el cambio climático como amenaza a la seguridad nacional estadounidense” era cada vez más extendido entre profesionales militares y en 2010 obtuvo su primer reconocimiento oficial en la "Revisión Cuadrienal de Defensa del Pentágono" (QDR, por sus siglas en inglés). Dicho informe se refiere a “una síntesis periódica del pensamiento del Pentágono sobre el entorno estratégico y las respuestas preferidas de los militares”. La publicación de la revisión en 2006 únicamente se enfocó en la lucha por el terrorismo. Empero, la del año 2010 agregó varios puntos analizados en el estudio de CNA de 2007 y el informe de NIC de 2008.

El documento QDR afirmó que "las evaluaciones de la comunidad de inteligencia indican que el cambio climático podría tener impactos geopolíticos significativos en todo el mundo, contribuyendo a la pobreza, la degradación ambiental y el mayor debilitamiento de los gobiernos frágiles”. Igualmente, el cambio climático causará la escasez de alimento y agua, y acrecentará la propagación de enfermedades, así como la migración masiva.

Sobre esta línea, el calentamiento global visto como un riesgo para la seguridad nacional, se había transformado en un tema importante para la "doctrina militar oficial" estadounidense. Tan es así que, en los años posteriores a los informes mencionados previamente, el enfoque extendido de “seguridad nacional” tuvo cada vez más presencia en discursos y declaraciones de altos oficiales militares. Ejemplo de esto fue el testimonio del Secretario de Defensa de Estados Unidos (de 2013-2015), Chuck Hagel en el cual se vio al calentamiento global como un problema de seguridad. Igualmente, este concepto se registró en directivas y documentos militares formales, tales como la "Hoja de Ruta del Departamento de Defensa estadounidense de 2014" y "el Informe de Estrategia de Seguridad Nacional de 2015".

Es conveniente decir que, identificar algo como “amenaza a la seguridad nacional” conlleva a algunas implicaciones para las fuerzas armadas, pues quiere decir que los servicios deben monitorear el peligro y “estar preparados para tomar cualquier acción que pueda ser necesaria para superarlo”, señala Klare. Es decir, deben tener la capacidad y los recursos para contribuir en ciertas misiones militares que incluyan emergencias simultáneas en varias partes del mundo. Además, como las fuerzas armadas se encontrarían en peligro, debido al cambio climático, “la situación requiere adaptar tropas bases y equipo militar a un planeta más cálido con condiciones climáticas más extremas”.

Amenazas en diversas regiones

Como los analistas del Departamento de Defensa estimaron los impactos de temperaturas mundiales en la seguridad, los centros de comando militar extranjeros igualmente se percataron de éstos en sus áreas de operación. Así pues, el almirante Locklear, no ha sido el único oficial en percibir las amenazas. Así pues, otros oficiales de jerarquía alta han notado que el cambio climático altera el campo de operación de las fuerzas militares y las de sus aliados. Razón por la cual, éstos están obligados a luchar. Y aunque no deben dejar de lado a las amenazas más familiares como los grupos terroristas, los almirantes y generales estadounidenses consideran que el calentamiento global obstaculiza su capacidad para ejecutar ciertas operaciones.

A este respecto, el Departamento de Defensa ha divivido al globo en seis regiones masivas y ha establecido un “comando de combate geográfico” para cada una. Éstas incluyen el Pacific Command (Comando el Pacífico), Central Command (Comando Central), Africa Command (Comando de África), European Command (Comando Europeo), Northcom (Comando de Norte) y Southcom (Comando del Sur). De modo que, con base en la ley estadounidense, “todas las fuerzas militares estadounidenses desplegadas dentro de cualquiera de esos territorios, ya sea el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea o la Marina, deben estar bajo la autoridad del comandante combatiente geográfico superior”. Dicho oficial tiene la consigna de monitorear la zona de seguridad que corresponda a su AOR y adoptar medidas para sopesar las vulnerabilidades que se reconozcan. Éstas pueden darse a causa de amenazas convencionales militares o por riesgos no convencionales como: “turbulencias económicas”, “sequías severas” y “cambios de población”.

Como consecuencia, los comandantes regionales del Pentágono han externado sus inquietudes relacionadas con el calentamiento global en las audiencias anuales convocadas por la Cámara de Comités de Servicios Armados del Senado. Incluso, en las transcripciones de éstas pueden encontrarse referencias de los efectos del calentamiento global en el plan de combate de Estados Unidos y sus aliados en la región en cuestión. Un ejemplo de esto puede verse con la participación del general John F. Kelly que trabajaba como jefe del Comando del Sur y más tarde fue jefe de gabinete en la administración Trump. El funcionario estadounidense toma por caso a las tormentas extremas en el Caribe y el peligro de las migraciones masivas que éstas ocasionan. Igualmente, el General Thomas D. Waldhauser, responsable del Comando de África ha hablado acerca de los resultados nocivos del cambio climático en la fórmula de seguridad en la región de Sahel al norte de África.

Con base en esto, Waldhauser le indicó a los Servicios Armados del Comité del Senado en febrero de 2019, que los cambios en el clima, así como el aumento en las temperaturas y alteraciones en las precipitaciones favorecen las sequías, el hambre, la migración y la disputa por ciertos recursos. En esta última parte del argumento, el comandante puntualiza que, debido a que cada grupo busca recursos en beneficio propio, los conflictos violentos son posibles.

Pero, para tener una mejor comprensión de estas amenazas, el Congreso le dio al Departamento de Defensa la tarea de compilar evaluaciones en una encuesta global sobre las repercusiones del cambio climático. En este punto, puede destacarse la indagación de National Security Implications of Climate-Related Risks and a Changing Climate publicada en 2015. A partir de los reportes mostrados por funcionarios de los seis comandos de combate geográfico, la publicación “proporciona una descripción general de los impactos observados y anticipados del calentamiento global dentro de cada área de responsabilidad del mando”. Al mismo tiempo, amenazas similares a tormentas extremas fueron encontradas por el Comando del Sur, que incluye las islas del Caribe, América Central y América del Sur. Así, el Caribe corre peligro de inundaciones costeras. Según Comando del Sur, es probable que la situación empeore mientras los océanos subieran y las tormentas se intensificaran.

Asimismo, otros combates destacaron la existencia de peligros como éstos. El Comando Central que se extiende en gran parte de Medio Oriente, señaló una sequía prolongada y escasez de agua. En ese sentido, agregó que el cambio climático incrementa la disputa por el agua a nivel nacional o subnacional especialmente en regiones áridas como ésta. “Como las temperaturas regionales aumentan, esta competencia “podría ser más peligrosa a medida que los actores busquen proteger recursos limitados".

El Comando de África, por su parte, tomó como punto principal el problema de “desintegración social” por sequías extremas y pandemias mortales. Como un efecto dominó, explicó que, con el progreso del calentamiento global, el cambio climático incrementará las debilidades económicas, sociales y medio ambientales, lo que provocará colapsos sistemáticos en los estados. En este punto, las problemáticas más planteadas en varios informes de los comandos geográficos (incluidos los de
Africom, Centcom y Southcom) fueron: migraciones masivas como resultado de sequías, inundaciones costeras, escasez de alimentos y colapso estatal.

Sin embargo, el tema del calentamiento del Ártico también fue relevante para los comandos. Los encargados de inspeccionar la AOR de esta zona son el Comando del Norte (responsable de América del Norte) y el Comando Europeo. La cuestión en esta región ártica es que a medida que el hielo polar va desapareciendo, la extracción de petróleo y gas natural aumenta con respecto a la actividad comercial naviera y esto causa la participación de potencias vecinas como Rusia. De hecho, el cambio climático ha impulsado la creación de un “nuevo océano” que debe de protegerse de derrames petroleros, del comercio ilegal y de limitación geopolítica. Por consiguiente, el Pentágono indicó que las amenazas como el aumento de operaciones navieras y militares y la exploración de recursos en el Ártico por el derretimiento de la capa de hielo, les causaba preocupación a los comandos Northcom y Eurocom.

Posteriormente, en un reporte del Departamento de Defensa publicado en 2015 se señaló otra área que podría experimentar consecuencias negativas derivadas del cambio climático: Estados Unidos. Al igual que las regiones del Indo-Pacífico y el Caribe que se encuentran vulnerables ante tormentas e inundaciones severas, el país también corre peligro, pues mientras hay un incremento de la población en “áreas bajas” en sus zonas costeras, la exposición a megadesastres aumenta. Es por eso que las fuerzas armadas estadounidenses serán cada vez más requeridas para ayudar y asistir las emergencias tanto a nivel internacional como a nivel nacional.

Tras haber llegado a estas conclusiones sobre el cambio climático, el Departamento de Defensa aseguró que este fenómeno era "real", "observable" y que estaba perjudicando de una manera significativa a la seguridad nacional de Estados Unidos. Éste añadió que ya se habían visualizado los efectos del cambio climático en momentos de crisis y "factores estresantes para las naciones y comunidades vulnerables, incluso en Estados Unidos, en el Ártico, Medio Oriente, África, Asia y el sur de América", (Klare, 2019). Probablemente, al inicio los países en vías de desarrollo tendrán que afrontar el mayor daño de los efectos del clima externo, no obstante, esto se extenderá al mundo entero eventualmente.

Sobre esta misma línea, en una encuesta publicada por el Departamento de Defensa en enero de 2019, se expuso que los comandantes regionales siguen con el monitoreo de los efectos del cambio climático en sus respectivas zonas de responsabilidad. Centrcom, por ejemplo, mencionó que en los theater campaign plans de los comandos son incluidas las condiciones actuales e históricas de las regiones. Y el Comando de África de forma similar, afirmó que dentro de los impactos climáticos, los causantes de inestabilidad y los conflictos se toman en cuenta en este tipo de planes.

En ese sentido, la mayoría de los oficiales estadounidenses superiores por medio de su trabajo en algunos de los comandos de combate geográficos han mirado de cerca a los efectos del cambio climático. “Muchos de ellos han visto cómo el aumento de temperatura mundial está socavando la estabilidad de naciones más vulnerables, cuyo apoyo depende de una implementación exitosa de estrategias globales por parte de Estados Unidos”, menciona Klare. Así pues, a manera de proyección a futuro, consideran que el incremento de la temperatura mundial hará crecer las presiones sobre los Estados más débiles. Éstas irán en aumento con el tiempo y crearán retos para unión social y la supervivencia estatal.

La nueva escalera de escalada

Ahora bien, Michel Klare continúa con el tema del calentamiento global introduciendo la expresión militar de “escalera de escalada”, usada durante la Guerra Fría. Ésta se refiere al aumento en intensividad y destructividad de las etapas de combate entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Dicha secuencia hipotética comenzaría con los duelos a pequeña escala donde se usaban armas convencionales, posteriormente seguiría con armas masivas de tanques, luego se usarían armas nucleares tácticas y finalmente, se concluiría con los enfrentamientos con bombardeos nucleares estratégicos y aniquilación mutua. Así, esta analogía se trasladó a la interpretación del cambio climático.

Haciendo hincapié en este concepto, en el extremo inferior se encontrarían las operaciones de socorro en casos de desastre donde las fuerzas armadas darían servicios de emergencia. En el tercer nivel de la escalera, estarían los despliegues militares que comprenden varios países afectados por el calentamiento global que ocasiona un colapso en los sistemas enérgicos y en las cadenas de suministro mundiales. En un segundo nivel, se encontraría la participación estadounidense en conflicto con las otras potencias mundiales que podrían entrar en disputa por recursos de primera necesidad como el agua. En el primer nivel, estarían las emergencias climáticas dentro del territorio estadounidense que necesitarían un gran compromiso por parte de las fuerzas armadas.

Dicha serie de escenarios que serán cada vez más peligrosos, es similar al incremento en las repercusiones climáticas cada vez más severas que pueden esperarse del calentamiento global. De acuerdo con el "Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 2018" (IPCC, por sus siglas en inglés), para el año 2040 se estima que la temperatura mundial incremente, (Dato crucial 3). Es por eso que, si no se crea un plan inmediato para detener las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases del efecto invernadero, la temperatura podría aumentar todavía más, (Dato crucial 4).

No obstante, la “escalera del Pentágono de la escalada climática” no concuerda con dicha estimación científica sobre los efectos del cambio climático. Esto porque la participación militar estadounidense en disputas o desastres en el extranjero depende de la capacidad de supervivencia de los estados dañados y de la intensidad de efectos provocados por el clima. En este punto, las sociedades que ya son débiles ante la escasez y luchas internas son las primeras que llegarán al punto del colapso, a diferencia de los países más desarrollados. Empero, de acuerdo con algunos oficiales militares y de inteligencia, es probable que un gran número de estados llegue a este borde con la progresión del calentamiento global, entonces las fuerzas armadas estadounidenses serán requeridas con más frecuencia para operaciones de socorro y estabilidad.

Así pues, respondiendo a la pregunta acerca de los escenarios relacionados con el clima que plantea Michael Klare en el texto, de acuerdo con informes y declaraciones del Pentágono es posible concebir “una nueva escalera de de escalada”. Ésta iniciaría con operaciones de ayuda en casos de desastre relativamente simples y terminaría con conflictos de grandes potencias en el extranjero y grandes calamidades locales”.

Ayuda humanitaria en casos de desastre

Siguiendo la línea de la analogía de escalera hipotética, en nivel más bajo se encuentra la “asistencia humanitaria” y las ”operaciones de ayuda en caso de desastre” (HA/DR, por sus siglas en inglés). Éstas comprenden actividades como: entrega de alimentos, agua y suministros a los países damnificados. Generalmente, dichas operaciones involucran el “despliegue de fuerzas estadounidenses” (que se mencionó anteriormente) en el lugar del desastre para dar atención médica y otros servicios de emergencia mientras las autoridades locales intervienen.

Cabe destacar que las fuerzas armadas estadounidenses ya han hecho este tipo de operaciones previamente, con el objetivo de manifestar compasión por las víctimas de los desastres, pero también para demostrar su destreza militar ante este tipo de situaciones. Sin embargo, los oficiales temen que tales misiones se vuelvan cada vez más requeridas con el tiempo, puesto que los “fenómenos meteorológicos extremos” cada vez son más recurrentes y el incremento del nivel del mar en zonas costeras muy pobladas hace que el peligro crezca. Igualmente, los funcionarios estadounidenses también tienen la preocupación de que operaciones como éstas sean cada vez más complejas y peligrosas. Es decir, que los desastres se vuelvan más graves y frecuentes en las “zonas densamente pobladas y étnicamente desgarradas”. “Cualquier retraso o sesgo percibido que involucre la entrega de ayuda, podría desencadenar disturbios y saqueos, poniendo en riesgo a las vidas del personal militar estadounidense”.

Apoyo a gobiernos extranjeros

A continuación, en el siguiente nivel de la escalera de escalada se encuentran las operaciones militares establecidas, destinadas a brindar asistencia a algún gobierno extranjero aliado que esté pasando por un conflicto climático interno como sequías o escasez de cosechas. Conviene subrayar que, a partir de la consideración de los oficiales estadounidenses del impacto climático en la seguridad nacional, se ha entendido que las misiones relacionadas con el clima serán cada vez más comunes. De acuerdo con el almirante retirado del grupo de investigación de la Armada estadounidense David Titley, el calentamiento global tiene la capacidad de empeorar situaciones que ya están inestables. En ese sentido, los seres humanos sufren, pero las fuerzas militares guiadas a áreas específicas de desastre también se arriesgan constantemente.

De este modo, el reto para las fuerzas militares estadounidenses no consiste únicamente en hacer prevalecer la seguridad nacional, sino también en defender la seguridad de sus aliados del Sur global: estos países alojan bases militares del país norteamericano, tienen una gran cantidad de reservas de petróleo u otros recursos esenciales y son importantes para la seguridad estadounidense. Estos aliados son vistos como vulnerables ante las consecuencias más graves del cambio climático por su condición de “vecinos pobres y menos privilegiados” de Estados Unidos. Sin embargo, la intervención militar estadounidense a países como éstos involucraría un compromiso por parte de las fuerzas militares y capacidades específicas, así como el despliegue de unidades de combate terrestres para cualquier ayuda en el ámbito naval o aéreo.

Interrupciones en las cadenas de suministro globales

Poniendo como punto más alto de la escalera de escalada a la figura de los shocks climáticos, éstos provocan una serie de estados fallidos y migraciones. En ese nivel, se espera que la inestabilidad sociopolítica suceda con mayor frecuencia, a medida que el calentamiento global aumente. No obstante, sucesos inesperados como el freno repentino de cadenas alimenticias o sistemas de energía, que provoquen inestabilidad, traerán como consecuencia efectos negativos para las sociedades y sistemas políticos en todo el globo. Incluso, los gobiernos más debilitados serían incapaces de resolver estos desafíos provocados por el calentamiento global.

Para el ejército estadounidense, por su parte, este tipo de problemas meteorológicos causarían varios retos importantes. “Es probable que una sucesión de Estados fallidos desencadene oleadas masivas de migración humana y ayude a propagar enfermedades infecciosas, produciendo desorden en todo el planeta”. Aunado a esto, países de relevancia estratégica podrían sufrir un colapso al mismo tiempo, lo cual supondría una necesidad de compromiso a gran escala por parte de Estados Unidos. Con esto puede decirse que, estas situaciones tanto solas como en combinación crearían una enorme presión sobre las fuerzas militares estadounidenses.

Discordia de gran poder

En cuanto a los efectos del cambio climático en la estabilidad internacional y en las relaciones entre actores hegemónicos, a pesar de que se estima que los primeros afectados por el calentamiento global sean los “países más pobres”, cada nación, por más fuerte o rica que sea, será víctima de dicho fenómeno. Siguiendo esta lógica, al inicio los Estados más “desarrollados” percibirán las repercusiones de forma indirecta, puesto que estarán acorralados de "refugiados climáticos" que buscan escapar de sus países inhabitables. No obstante, los impactos directos del cambio climático tarde o temprano llegarán a estos países "habitables" en forma de tormentas, olas de calor, inundaciones severas o escasez de agua.

Las principales potencias sufrirán un incremento de vulnerabilidad frente al calentamiento global y esto traerá diversas consecuencias. En primer lugar, se pondrá en riesgo la estabilidad del orden político internacional y las redes comerciales mundiales de las cuales Estados Unidos obtiene prosperidad. En segundo lugar, las alianzas militares que aumentan el poder y la influencia en el mundo estarán en peligro. En tercer lugar, la situación detonará un conflicto aún más extenso entre las grandes potencias.

En ese sentido, a pesar de que pocos piensan que el calentamiento global desencadenará un conflicto entre las potencias a corto plazo, algunos analistas consideran que dicho fenómeno acrecentará enemistades ya existentes a un punto en que se dé una competencia por recursos como agua y petróleo.

“Si bien ahora parece poco probable, tales escenarios podrían volverse más plausibles si los sistemas comerciales globales colapsan y el calentamiento disminuye la disponibilidad de recursos naturales críticos”, Apunta Klare. Un posible lugar de conflicto a este respecto, según algunos especialistas, sería el Ártico, ya que el deshielo que ha ocasionado el calentamiento global permite que haya una mayor explotación de recursos en la región y que los intereses de las potencias se contrapongan.

Desastres domésticos

Con base en estas proyecciones de desastres medioambientales a nivel internacional, se cree que Estados Unidos igualmente será una víctima de los efectos del aumento del nivel del mar, las tormentas frecuentes, sequías e incendios forestales. Es por eso que el Departamento de Defensa tendrá que intervenir con la implementación de servicios de salud de emergencia. En el pasado, este tipo de situaciones no han ocurrido con mucha frecuencia. Sin embargo, esto ha cambiado, debido al aumento de fenómenos climatológicos agresivos que incrementan la necesidad de requerir ayuda de la asistencia militar. “Esto se hizo evidente a finales del verano de 2017, cuando los huracanes Harvey, Irma y María azotaron Texas, Florida y Puerto Rico, lo que provocó una respuesta militar estadounidense sin precedentes”.

Con la progresión del calentamiento global, es posible que el país sea dañado por efectos climáticos cada vez más graves, los cuales podrían desatar desastres más frecuentes y complejos. De acuerdo con los científicos especialistas en el tema, con el paso del tiempo, tanto la parte del Océano Atlántico en la que se encuentra Estados Unidos, como el Golfo de México corren el riesgo de hundirse por el aumento del nivel del mar, obstaculizando la futura habitabilidad de las zonas urbanas y suburbanas.

Asimismo, los expertos en seguridad temen por la debilidad de la infraestructura de “carreteras, líneas de ferrocarril, aeropuertos, refinerías, energía, estaciones y líneas de transmisión eléctrica en las zonas costeras de bajas áreas”, ya que éstas se encuentran vulnerables ante el incremento del nivel del mar, inundaciones o tormentas. Dado que este tipo de riesgos se vuelven cada vez más evidentes, el Pentágono le mencionó al Congreso en el 2015 que sería conveniente que planeara la participación sustancial de unidades de del Departamento de Defensa (personal y activos en casos de desastre y operaciones de socorro en los hogares) en casos de emergencia como éstos.

Todo el infierno rompiendo suelo

En ese sentido, el autor plantea el peor escenario, que sería que ocurrieran varios desastres al mismo tiempo en una sucesión cercana en diversos países. Estos choques climáticos provocarían una “inestabilidad generalizada”. Al mismo tiempo, ese colapso en los servicios gubernamentales causaría el estallido de cuestiones como pandemias y desorden mundial. Si bien, las potencias que antes se consideraban inmunes a los resultados del cambio climático, en este escenario, tendrían que afrontar los peligros del calentamiento global, al que igual que competir entre sí por el acceso a recursos.

Esta situación de desastre exigiría ciertas capacidades militares de Estados Unido. Razón por la cual, a pesar de que algunos de los altos funcionarios del país no estaban abiertos a discutir temas relacionados con el calentamiento global en el pasado, con estos efectos negativos sí han prestado atención a la necesidad de su control. Sobre esta línea, en 2003 se publicó un estudio por parte del jefe de la Oficina de Evaluación de Redes del Departamento de Defensa, en el cual Andrew Marshall mostró el potencial del calentamiento global de provocar catástrofes en todo el mundo. Dicha investigación describe un escenario a futuro en el cual el cambio climático llega a su nivel máximo de “inflexión catastrófica” y desencadena que generaría “estragos en los patrones climáticos globales, conduciendo a guerras por recursos vitales y la posible desintegración de importantes poderes”, menciona Klare.

Algunos años más tarde, en 2013 se lanzó otro documento, ahora del "Consejo Nacional de Investigaciones" (NCR, por sus siglas en inglés), en el cual igualmente se remarcaron los alcances del cambio climático que aumentan cada vez más y que algunas veces se sobreponen entre sí. Tomando en cuenta dicha investigación, el NCR consideró que sería sensato que, con base en un modelo científico, los analistas de seguridad estén consientes de que en la próxima década tales desastres podrían agravarse y ser más frecuentes a un ritmo acelerado.

Dichos aspectos se vuelven más complicados con las predicciones que indican la aparición de un “peligro climático sustancial” para las bases militares estadounidenses. Esta amenaza al Pentágono del país norteamericano combinada con el problema climático en el extranjero, vislumbra un futuro en el que las fuerzas armadas se requieren para afrontar las “múltiples emergencias mundiales”. No obstante, esto hará que muchas bases se encuentren fuera de comisión y la mayor parte de tropas lleven a cabo operaciones internas de auxilio, dejando a las fuerzas militares estadounidenses “mal equipadas” ante algún otro peligro relevante.

Cabe mencionar que, la “obligación profesional primaria” de los oficiales militares del país norteamericano es proteger a Estados Unidos en contra de sus enemigos, en particular: Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Por lo que un escenario en el que las capacidades militares para cumplir con sus funciones se vean obstaculizados por contingencias climáticas no resulta fácil. “Luchar en contra del calentamiento global para muchos de ellos en lugar de ser un tema de preferencia ideológica o compromiso político”, más bien es cuestión de salvaguardar la seguridad de las fuerzas armadas ante este tipo de adversidades, con el fin de enfocarse en sus adversarios en el centro de su misión.

Este punto de vista describe la estrategia de los militares estadounidenses para enfrentar el calentamiento global. Y ésta no tiene como fin frenar el progreso del cambio climático, sino retrasarlo y prevenir su escala a escenarios climáticos más graves. Para ello se requiere una acción concentrada en dos frentes. Por un lado, “disminuir las contribuciones al calentamiento global de sus propios servicios por medio de la reducción en sus emisiones de gases del efecto invernadero”. Por otro lado, “ayudar a los ejércitos de países extranjeros a mejorar su capacidad para enfrentar desastres externos y si es necesario proporcionar asistencia de emergencia”, según sea el caso. Dicho plan se publicó por primera vez en la edición de 2010 de Quadrennial Denfense Review, siendo esta estrategia su actual política.

Como conclusión, los comandantes militares están conscientes de que la “política climática” debe ser establecida por líderes civiles y que los militares no pueden hacerse cargo solos de todo el trabajo que conlleva frenar los efectos del calentamiento global. Empero, los altos funcionarios consideran que los militares deben contribuir en la mitigación de las repercusiones de este fenómeno mundial para proteger la seguridad nacional. Según el ex secretario de Defensa Chuck Hagel, “las fuerzas armadas “deben prepararse para un futuro con un amplio espectro de posibles amenazas, sopesando los riesgos y probabilidades para asegurar que se sigue manteniendo a Estados Unidos seguro”. Incluso, en este marco, se basó tanto el almirante Locklear, para enfrentarse al senador Inhofe en la audiencia de abril de 2013, como otros oficiales que han intentado abordar los retos reales del cambio climático.

Datos cruciales: 

1. En la región de Asia-Pacífico según el almirante Locklear, 80% de los habitantes de la región viven a menos de 200 millas de distancia de la costa.

2. De acuerdo con, The U.S. Agency for International Development, el almirante Locklear le dijo al senador Inhofe que se estima que 280 000 personas en el "Área de Responsabilidad" (AOR, por sus siglas en inglés) de PACOM, murieron a causa de desastres naturales entre 2008 y 2012, y otros 800 000 individuos fueron desplazados.

3. Según las proyecciones del "Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático" (IPCC, por sus siglas en inglés) de 2018, para 2040 se prevé que la temperatura media mundial aumente a 1.5 grados Celsius (2.7 grados Fahrenheit) sobre los niveles preindustriales.

4. Incluso, con solo un aumento de 1.5 grados Celsius, indicó el IPCC, el planeta experimentará una amplia gama de duras consecuencias, que incluyen olas de calor, sequías más frecuentes y prolongadas, tormentas cada vez más feroces, disminución en los rendimientos de cultivo y aumento del nivel del mar. Si las temperaturas suben más allá de esa cifra, los efectos seguramente serán intensificados y aumentados por otros eventos catastróficos.

Trabajo de Fuentes: 

Intergovernamental Panel on Climate Change (2014), Climate Change 2014: Impacts, Adaptation and Vulnerability, Part A p. 372.

Vidal John; Carrington Damian,Is Climate Change to Blame for Typhoon Haiyan?, Guardian, Noviembre 13, 2013, https://www.theguardian.com/world/2013/nov/12/typhoon-haiyan-climate-cha....

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo de Michael T. Klare muestra un escenario de combate y destrucción del medio ambiente en el que algunas corporaciones estatales realizan estrategias y acciones, omitiendo la responsabilidad ambiental corporativa, pero otros la consideran relevante debido a los efectos de las condiciones meteorológicas que amenazan al mundo. Esto realza la competencia mundial de las hegemonías por mercados, recursos y tecnologías. Cuestión que pone en evidencia la crisis civilizatoria y económica que describe al capitalismo contemporáneo, incluyendo el quiebre ambiental, energético, la crisis política y social, las crisis sanitarias, migratorias y el resurgimiento de guerras, siendo ésta una crisis multimodal. Como parte de ésta, la destrucción del ambiente juega un papel importante en los efectos del calentamiento global, pues involucra procesos metabólicos como el clima y sus elementos relevantes como el agua y el uso de los territorios.

La expansión transnacional de las empresas, por su parte, que genera prácticas, alianzas y visiones acerca de cómo conducir las relaciones globales se redirecciona, pues actualmente la gobernanza no se limita a asuntos públicos sino privados, tales como los proyectos sociales que impulsan a las grandes corporaciones en sus intentos por adaptar las relaciones sociales a sus necesidades. Esto causa un cambio en los campos de valorización del capital, que son definidos por la búsqueda y los avances científicos, tecnológicos y sociales. Dentro de estas fronteras de capital actuales, se añaden la codificación de vida, las ciencias cognitivas, la remediación ambiental y la manipulación del clima.

Con base en esto, puede notarse un vínculo entre la guerra contra las repercusiones del calentamiento global y la economía. En ese sentido, el estado juega un papel importante en la competencia intercapitalista, ya que las relaciones entre la sociedad y las empresas cambian resaltando tanto prácticas cooperativas como situaciones conflictivas. Así pues, en este ambiente de guerra, los sujetos que participan en ella van cambiando, los actores militares convencionales no son los únicos que intervienen, sino también los grupos mercenarios o paramilitares que deben unirse a las operaciones de auxilio requeridas en los desastres ambientales que se presenten. Aunado a esto, las tecnologías militares convencionales también se modifican e incrementa el uso de las tecnologías civiles para propósitos militares.