Great-Power Clashes. The Melting Arctic and Other Conflict Zones

Cita: 

Klare, Michael [2019], “Great-Power Clashes. The Melting Arctic and Other Conflict Zones”, All Hell Breaking Loose. The Pentagon Perspective on Climate Change, New York, Metropolitan Books, 293 pp.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2019
Tema: 
El calentamiento global como posible catalizador de conflictos armados
Idea principal: 

Michael T. Klare es experto en relaciones internacionales y es analista en temas seguridad y geopolítica relacionados con los recursos naturales. Se desempeña como profesor de estudios de paz y seguridad mundial en el Hampshire College en Massachussets. Asimismo, es autor de diversos textos entre los que se encuentran Resource Wars: the new landscape of global conflicto y Rising powers, shrinking planet: the new geopolitics of energy.


En marzo de 2016 se llevó a cabo una de las maniobras militares multinacionales más grande del extremo norte europeo, desde el fin de la Guerra Fría, el Exercise Cold Response; en el que, 3 000 activos estadounidenses y 12 000 soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), auspiciados por la milicia noruega, realizaron maniobras de combate en el Ártico noruego.

El Exercise Cold Response es una práctica que responde a un escenario de invasión a Europa, en el cuál un agresor sin identificar busca incidir en el continente desde el Círculo Ártico para subsecuentemente dirigirse hacia zonas pobladas del sur. A pesar de que en los reportes del ejercicio no se proporcionó un nombre para el enemigo, es implícito que la fuerza agresora se refiere a Rusia.

Existen diversos ejercicios militares entre Estados Unidos y la OTAN; no obstante, el Exercise Cold Response 2016 fue relevante por tres razones: 1) el hecho de que esta simulación se haya llevado a cabo en el Ártico, significó que Estados Unidos y sus aliados comenzaron a prepararse para combates en terrenos nevados y con temperaturas bajo cero; 2) el ejercicio evidenció que el Departamento de Defensa de Estados Unidos (DoD, por sus siglas en inglés) almacena grandes cantidades de material militar en cuevas en las montañas noruegas; y, 3) Exercise Cold Response 2016 fue utilizado por Estados Unidos para declarar a la comunidad internacional que el Ártico se ha convertido en un espacio de disputa geopolítica.

Las instrucciones y operaciones estadounidenses durante el Exercise Cold Response 2016, demostraron que el DoD ha contemplado la probabilidad de que se desate una contienda entre grandes potencias en el Ártico. Esto no se debe únicamente al aumento de las tensiones en Europa; sino que, el deshielo del Ártico como consecuencia del cambio climático y por ende, la posibilidad de extraer recursos fósiles y minerales, han provocado que las naciones árticas comiencen a mostrar interés por la zona, principalmente Rusia.

En este sentido, Rusia se ha convertido en la principal amenaza para Estados Unidos y la OTAN en el Ártico. Lo anterior, debido a que la Flota del Norte tiene su base principal en el puerto de Murmansk dentro de la Península de Kola, lo que significa que Rusia tiene posicionados submarinos de misiles balísticos y otras armas a una distancia de 120 kilómetros de Noruega. Aunado a lo mencionado, se encuentran las declaraciones del gobierno ruso en las que se nombra al Ártico como una zona de vital importancia para la economía rusa, por lo que la administración de Vladimir Putin ordenó, desde 2014, la construcción de bases militares en la Península de Kola.

Los estrategas estadounidenses consideran que una confrontación en el Ártico es poco probable en el corto plazo; no obstante, de continuar el deshielo en la zona, la posibilidad de que estalle una contienda por el acceso a las reservas de hidrocarburos y a las rutas marítimas es cada vez más factible. El DoD ha resaltado que una contienda por el Ártico se convertiría en la primera guerra entre grandes potencias en tener al cambio climático como un detonador del conflicto, en donde se prevé que Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Islandia, Noruega y China, sean los principales actores.

Es importante mencionar que, pese a que el Ártico podría convertirse en la primera región del mundo en donde se lleve a cabo un enfrentamiento relacionado con el cambio climático, es poco probable que sea la última zona en donde se manifieste este fenómeno. Por ello, de acuerdo con la milicia estadounidense, cualquier guerra que sea consecuencia de los impactos del calentamiento global tendrá como factores decisivos a las formas tradicionales de la guerra y el cambio climático; además, se debe tomar en cuenta que los principales estados previstos en las disputas internacionales -Rusia, Estados Unidos, China, India, Pakistán- tienen en su arsenal armas nucleares, lo que asegura impredecibilidad, muerte y destrucción.

Un nuevo océano

Uno de los impactos más visibles y significativos del calentamiento global es el deshielo del Ártico. Esto se debe al rápido aumento de las temperaturas y por ende, al encogimiento de la capa de hielo; fenómenos que han propiciado el incremento de las operaciones para la extracción de gas y petróleo en la zona, así como un mayor tránsito comercial. Lo mencionado, es consecuencia del deshielo que ha provocado la aparición de una noción que considera al Ártico como “un nuevo océano” o ”a whole new ocean”.

El Ártico como ”a whole new ocean” es una idea desarrollada por la milicia estadounidense, en donde Estados Unidos ha considerado los impactos del cambio climático sobre el Ártico como un asunto de seguridad nacional. Bajo esta lógica, en aras de proteger los intereses estadounidenses en la zona, desde 2009 se estableció en la Armada de Estados Unidos un grupo encargado de analizar el cambio climático cuya principal tarea ha sido crear una serie de ”road maps” o mapas viales, que tienen como objetivo informar a la milicia sobre los cambios del Ártico para que ésta pueda adaptarse a ellos.

El primer US Navy Arctic Roadmap fue publicado en 2009, y desde entonces, es un documento que no solo acentúa los impactos del cambio climático sobre la importancia geopolítica del Ártico; sino que, reconoce las limitaciones de la armada estadounidense para enfrentarse a contingencias climáticas por lo que exhorta al gobierno a tomar medidas para futuras operaciones en el Ártico, entre las que se encuentran: la realización de ejercicios de entrenamiento, la instalación de vigilancia avanzada y la instalación de equipos de comunicaciones en la zona. A razón de lo previo, en noviembre de 2013 bajo la dirección del Secretario de Defensa Chuck Hagel, el DoD desarrolló la política Ártica mejor conocida como Arctic Strategy.

La Arctic Strategy es una política que tiene como base al US Navy Arctic Roadmanp y en ella se definen las responsabilidades que el ejército de Estados Unidos tiene en el Ártico, entre las que se encuentran: su respuesta ante desastres ambientales, garantizar el paso seguro de buques y aeronaves, así como la protección contra ataques. En 2016, el DoD presentó la más reciente versión de la política Ártica, conocida como Report to Congress on Strategy to Protect United States National Security Interests in the Arctic Region, en donde se enfatiza que el Ártico es una zona de gran importancia geopolítica en la que cada vez se necesita una mayor presencia militar estadounidense.

Es a partir de este reporte que el Pentágono estableció las prioridades de Estados Unidos sobre la región: 1) la modernización de los sistemas de detección y el mejoramiento de la capacidad de combate del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD, por sus siglas en inglés), con el objetivo de incrementar la defensa de las fronteras estadounidenses de ataques provenientes del Ártico; y, 2) forjar lazos más fuertes con los aliados de Estados Unidos para conseguir una mayor defensa de la región.

La percepción del Ártico como una zona de disputa geopolítica incrementó con la administración de Donald Trump, en donde no solo se posicionó a Rusia como el principal contendiente de Estados Unidos debido a su militarización del Ártico y a la obstaculización del comercio internacional a lo largo de la Ruta del Mar del Norte; sino que, China también fue nombrada como un combatiente por los recursos de la región, gracias al anuncio del proyecto de la Ruta Polar de la Seda. Acciones que, de acuerdo con el ex Secretario de Estado, Mike Pompeo, significan una amenaza para los intereses de Estados Unidos en una zona, la cual se ha convertido en un nuevo escenario para la lucha por el poder y competencia internacional.

Guerras por los recursos y otras contingencias árticas

En general, la literatura acerca de la geopolítica del Ártico enfatiza el hecho de que las principales potencias de la región podrían resolver sus tensiones de manera pacífica; sin embargo, la realidad vaticina lo contrario, ya que de acuerdo con la Armada de Estados Unidos a medida que la capa de hielo ártico se derrite, las relaciones entre las potencias árticas se deterioran y se exacerban las tensiones, lo que aumenta el riesgo de que estalle un conflicto armado.

Fuentes oficiales del gobierno estadounidense prevén que en caso de que se produzca un enfrentamiento en el Ártico, este sea resultado de disputas por la posesión de zonas ricas en recursos naturales y por el tráfico marítimo que entra y sale del Océano Ártico. En el primer caso, la riqueza de recursos en juego comprende: grandes depósitos de hidrocarburos, los cuales se cree se encuentran entre los más grandes del mundo; depósitos de minerales entre los que se incluyen cobre, hierro, uranio y tierras raras; y, muchas especias de peces que residen o migran en la región. Asimismo, en el caso del tráfico marítimo, se cree que la disputa se lleve a cabo por el control de lo que es un atajo rentable para el comercio entre los océanos Atlántico y Pacífico. Ambos catalizadores, como parte de una competencia que incluirá a países árticos así como a naciones que no tienen fronteras con la región.

Para Rusia, la causa más probable para una disputa en el Ártico es la búsqueda de recursos. Este pensamiento se encuentra plasmado en las declaraciones de Vladimir Putin en 2017, en donde expresó que Rusia necesitaba del Ártico para garantizar el uso de sus rutas, desarrollar su economía y asegurar su soberanía en la zona.

A medida que el deshielo del ártico ha provocado que la zona sea más accesible, los reclamos de soberanía sobre el territorio han aumentado. De acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por sus siglas en inglés), Rusia tiene una zona económica exclusiva (EEZ, por sus siglas en inglés) de 200 millas náuticas desde su costa ártica, una zona en donde tiene derecho de explotar los recursos marinos y minerales. Sin embargo, para Rusia y para otros países árticos entre los que se encuentran Canadá, Dinamarca y Noruega, esos límites no son suficientes ya que han tratado de extender su EEZ a 350 millas náuticas; acción que ha probado ser contenciosa entre los países involucrados. Un ejemplo de esta contienda es el caso de la dorsal de Lomonosov, una cordillera submarina que se extiende desde las islas de Nueva Siberia hasta la Isla de Ellesmere en el archipiélago ártico canadiense, lugar que Canadá, Rusia y Dinamarca han clamado como parte de su plataforma continental.

En línea con lo mencionado, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega han aumentado su protección sobre los recursos del Ártico, por lo que se considera que en caso de que estalle una contienda, esta no sea en las aguas del Océano Ártico sino en sus principales puntos de entrada y salida: el Estrecho de Bering, que sirve como conexión al Pacifico; y, el Mar de Barents, que es una conexión al Atlántico Norte.

De acuerdo con los estrategas estadounidenses, el Estrecho de Bering podría convertirse en uno de los principales puntos de la contienda por el Ártico debido a la cercanía entre Siberia y Alaska. Esto responde al hecho de que con el deshielo, esta zona demostrará ser fundamental para el transito marítimo, lo que incrementara su importancia estratégica; misma que ya ha sido reconocida si tomamos en cuenta que Estados Unidos y Rusia han incrementado su capacidad militar en la zona a través de ejercicios de entrenamiento y otras demostraciones militares, como fue el ejercicio Vostok 2018 realizado por Rusia.

Por su parte, el Mar de Barents es un lugar que tiene potencial de ser escenario del conflicto ya que conecta al Atlántico Norte con el Mar de Kara, una zona esencial para Rusia en donde se ha detectado un incremento de actividad por parte de los submarinos rusos. Como respuesta a lo previo, Estados Unidos ha incrementado sus operaciones en la zona a través de una extensión en la que sus fuerzas armadas se han posicionado en la entrada del enclave naval ruso en el Mar de Barents. Independientemente del escenario de la contienda, Estrecho de Bering o Mar de Barents, los especialistas solo tienen una cuestión clara: el hecho de una batalla de gran intensidad puede escalar a una guerra nuclear.

Por el momento, se considera que la probabilidad de que estalle un conflicto por los recursos del Ártico es baja; sin embargo, no es imposible. Lo anterior, se debe a que el aumento de temperaturas en Medio Oriente y África han ocasionado que las actividades al aire libre sean muy difíciles de realizar, entre ellas la extracción de petróleo y gas, por lo que se prevé que diversas potencias industriales abandonen las zonas y busquen extracción y recursos alternativos en otras, entre las que se encuentra el Ártico. Asimismo, bajo la percepción de que el Ártico se ha convertido en una arena para la competencia mundial, en 2019 la Armada estadounidense anunció que conduciría operaciones de libertad de navegación en el Océano Ártico, una acción que los líderes rusos han visto como una amenaza directa a su soberanía.

La cuenca del Himalaya y más allá

Los analistas militares estadounidenses consideran que el Ártico es la región más propensa a ser el centro de una guerra catalizada por el cambio climático; no obstante, es importante mencionar que a medida que la temperatura del planeta aumenta, es probable que el cambio climático sea un factor que aumente las hostilidades y el riesgo de guerra en otras geografías, lugares que han sido escenario de rivalidades históricas entre otras grandes potencias.

En el Ártico, se prevé que un factor decisivo de conflicto sea la escasez de energía y de recursos minerales; en otras zonas, se proyecta que la escasez de agua y de tierras arables sean causa de las contiendas. Lo anterior, es parte de un fenómeno en donde las disputas serán, y son, impulsadas por la búsqueda de recursos básicos, mismos que comenzarán a escasear como consecuencia de la destrucción medioambiental; por ello, este tipo de conflictos son denominados ”wars of survival”.

De acuerdo con la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, un factor que podría desencadenar las ”wars of survival” es el problema de los sistemas fluviales compartidos. Esto se debe a que el suministro de agua de naciones altamente armadas son dependientes de estos sistemas, mismos que deben compartir con una nación o más. En la mayoría de los casos, el problema de los sistemas fluviales compartidos ha podido ser resuelto de manera pacífica gracias a la cooperación entre los países inmiscuidos; sin embargo, el calentamiento global ha comenzado a provocar que los flujos de agua disminuyan en estos sistemas, por lo que con el aumento de la población y por ende, el aumento de la demanda de agua, se espera que el suministro de agua reduzca, lo que incrementará tensiones y desatara combates por el recurso. Bajo este escenario, el Pentágono ha detectado dos conflictos por sistemas fluviales que podría escalar, en el corto plazo, a una contienda entre grande potencias, se trata de los casos del río Brahmaputra y el río Indo.

El río Brahmaputra es uno de los ríos más largos y caudalosos de Asia, con su nacimiento en el Himalaya y paso por China e India hasta desembocar en el Golfo de Bengala; el Brahmaputra es un río de gran importancia para China e India, hecho que los ha convertido en los principales actores de la disputa por su control. Para China, el Brahmaputra es un importante motor de energía hidroeléctrica, lo que ha ocasionado la instalación y construcción de presas en él; por su parte, para India, el río es una valiosa fuente de agua para el riego, especialmente en regiones del noroeste que son dependientes de la agricultura. En este sentido, los líderes de ambos países son conscientes de los intereses y preocupaciones de sus homólogos sobre el río; sin embargo, no han realizado esfuerzos para llegar a un entendimiento mutuo, lo que ha provocado un aumento de tensiones entre los gigantes asiáticos.

El Brahmaputra ha sido razón de conflicto entre China e India por un largo tiempo. Por ello, analistas estadounidenses han considerado dos principales causas que podrían iniciar una guerra por el Brahmaputra. El primer factor, reside en el hecho de que el río atraviesa por el estado de Arunachal Pradesh, una zona al noreste de la India que colinda con el Tíbet controlado por China y que ha sido reclamada por ambos países; a razón de lo anterior, en 1962 se llevó a cabo una guerra por el control de Arunachal Pradesh, conflicto que no ha podido ser resuelto y por el que, tanto India como China, mantienen fuerzas armadas en la región.

El segundo factor que podría causar una guerra por el Brahmaputra, es el hecho de que China planea desviar agua de la parte superior del río a los canales del noroeste chino, acción que ha sido resultado de la escasez del líquido para el riego. En este sentido, el proyecto chino ha generado ansiedad y enojo en los funcionarios indios, ya que expertos temen que la disminución de agua resultante de las acciones chinas amenacen la productividad agrícola india.

Según expertos, una guerra Sino-India por el Brahmaputra es muy probable, ya que ambos países son dependientes de su flujo; flujo que, como consecuencia del deshielo de los glaciares del Himalaya, disminuirá drásticamente en algunos años, ocasionando crisis en la región ya que existirá escasez de agua para irrigación y para consumo humano, lo que al mismo tiempo llevaría a una crisis económica para ambos países, crisis que serán exacerbadas por olas de calor y sequías. Esto, como parte de un escenario en el que se proyecta que, aunque el conflicto por el Brahmaputra sea una disputa regional, sus consecuencias podrían ser internacionales debido a que China e India son potencias nucleares, por lo que no se podría descartar una potencial guerra nuclear desatada por la escasez de agua.

Por su parte, el río Indo, también nacido en los glaciares del Himalaya, podría ser razón de una guerra entre India y Pakistán; lo anterior, debido a que esta fuente de agua es esencial para los dos países. El potencial catalizador de un conflicto Indo-Pakistaní es el territorio de Kashmir, una zona reclamada por ambos países en donde existe una lucha por la independencia, lucha en la que India acusa a Pakistán de armas a militantes de Kashmir en contra del gobierno indio, por lo que han amenazado a Pakistán con cortar el flujo de agua del río Indo, lo que ocasionaría escasez para la irrigación y para el consumo pakistaní. En este caso, se debe tomar en cuenta que Pakistán también cuenta con armas nucleares, por lo que una guerra Indo-Pakistaní así como una guerra Sino-India podrían provocar consecuencias a nivel mundial ya que tienen el potencial de convertirse en conflictos nucleares.

Los casos del Ártico y el Himalaya, son ejemplos de la forma en que el calentamiento global podría afectar las relaciones entre grandes potencias de tal manera que se podrían llevar a conflictos armados. Cada país experimenta y experimentará los impactos del calentamiento global de manera distinta; sin embargo, a pesar de que sus efectos tendrán diversas consecuencias, es claro que constituirán una amenaza para la supervivencia de la vida humana independientemente de la geografía. En esta línea, es importante resaltar que el cambio climático podría o no ser la principal causa de guerras; no obstante, mientras la temperatura del planeta aumente, la hostilidad entre naciones también lo hará y con ello, el potencial del desarrollo de nuevos conflictos armados por los recursos.

Datos cruciales: 

1. La cantidad de material militar estadounidense en las cuevas noruegas es equivalente a las armas necesarias para 15 000 soldados durante un combate de 30 días.

2. En 2017, la extensión del hielo marino del Océano ártico se redujo 43%, comparado con el huelo invernal en 1979. Se trata de una reducción que aumenta en verano.

3. De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), en la zona norte del Circulo Ártico se encuentra aproximadamente 13% de las reservas de petróleo no descubierto; asimismo, la zona cuenta con 30% de las reservas de gas natural a nivel mundial.

4. El Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSS, por sus siglas en inglés), incrementó 30% el número de efectivos en sus bases en el Ártico.

5. Cerca del Estrecho de Bering: Rusia ha reforzado sus bases en cabo Schmidt e islas Wrangel; ambas en Chukotka al oriente de Siberia; por su parte, Estados Unidos ha reforzado sus bases aéreas Eielson y Elmendorf, las cuales se encuentran cerca de Fairbanks y Anchorage.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto de Michael Klare, presenta un panorama de la forma en que la destrucción del medio ambiente se ha convertido en elemento fundamental de una crisis civilizatoria que nos podría llevar a múltiples conflictos armados; combates que serán consecuencia del incremento de las hostilidades entre estados en el ámbito económico, político y social, y de la forma en que estas podrían dificultar la gobernanza y la cooperación internacionales para superar las tensiones y así evitar los conflictos.

En este sentido, la aparición de guerras por la búsqueda de recursos es ejemplo de una transformación de los conflictos armados, debido a que el principal foco de estos combates será el control de territorios y sus riquezas mediante el uso de nuevas herramientas para alcanzar una nueva clase de supremacía basada en el acceso a recursos. En línea con lo previo, se debe agregar que las nuevas guerras emplearan tecnologías que han evolucionado y por ende, han elevado su potencial destructivo como es el caso de las armas nucleares, una clase de armamento que se ha vuelto primordial para alcanzar la superioridad en la actual disputa hegemónica. Finalmente, es importante mencionar que las futuras ”wars for survival” serán contiendas que dejarán de lado a la sociedad, ignorando sus efectos sobre esta, la cual es y será el actor más afectado por estos conflictos y por los efectos del cambio climático.