Steven Lee Myers es jefe de la oficina en Beijing para The New York Times y ha sido corresponsal del periódico en Moscú, Bagdad y Washington.

El martes 9 de marzo de 2021, China y Rusia anunciaron que construirán de manera conjunta una estación de investigación en o alrededor de la luna, acción que ha sentado las bases para una nueva carrera espacial.

Históricamente Estados Unidos y Rusia, con su predecesora la Unión Soviética, han dominado la exploración espacial. A pesar de ello, el anuncio de la cooperación sino-rusa tiene el potencial de generar cambios en la geopolítica de la exploración espacial, debido a que Rusia se ha convertido en un jugador de “apoyo” tras ser desplazado por China como el principal contendiente de Estados Unidos, en lo que se prevé será una competencia basada en programas de investigación científica, exploración y la potencial explotación, con fines comerciales, de la luna.

En años recientes, China ha logrado superar a Rusia en la exploración espacial; esto se debe a que los avances del gigante euroasiático se han estancado en comparación con los avances chinos, que incluyen poner a sus astronautas en órbita y el envío de sondas a la luna y a Marte. Un ejemplo de lo anterior fue la misión Chang’e-5, la cual en diciembre de 2020 recolectó muestras de la superficie de la luna y las llevó a Beijing, en un ejercicio que solo había sido realizado por Estados Unidos y por la Unión Soviética.

China y Rusia no han revelado detalles de sus proyectos conjuntos; sin embargo, de acuerdo con la Administración Espacial Nacional China, los gigantes acordaron utilizar su experiencia acumulada en investigación espacial para desarrollar y utilizar equipo y tecnología espacial con el objetivo de formular, de manera conjunta, el mapa para la construcción de una estación internacional de investigación científica en la luna. En este sentido, Zhang Kejian y Dmitri Rogozin, jefes de los programas espaciales chino y ruso, firmaron un memorando para colaborar en la misión Chang’e-7, la cual está destinada a lanzar una sonda china al polo sur de la luna en 2024.

Para Rusia, el acuerdo con China significa un cambio de roles en la carrera espacial. Esto se entiende ya que desde mediados del siglo XX, antes del colapso de la Unión Soviética, Rusia ha sido un actor fundamental en la exploración espacial debido a su papel en el desarrollo de la Estación Espacial Internacional y, a sus cohetes Soyuz los cuales desde 2011 se convirtieron en el principal método de transporte para llegar a dicha estación. En este sentido, la importancia rusa ha disminuido gracias a la aparición de SpaceX y a los adelantos chinos.

El nuevo papel de China como el gran adversario de Estados Unidos en parte se explica por el hecho de que las leyes estadounidenses prohibieron a la NASA la cooperación con Beijing, acción que hizo que China desarrollara su propia tecnología para establecer y perseguir sus propios objetivos en el espacio. Gracias a lo anterior, China ha sido capaz de poner 11 astronautas en órbita desde 2003; así como de construir dos pequeñas estaciones espaciales, Tiangong-1 y 2, a las que en 2021 se sumará una tercera.

China declaró que su proyecto conjunto con Rusia está abierto a todos los países que tengan interés en explorar el espacio; no obstante, se considera que dicho anuncio excluye a Estados Unidos y a sus principales aliados, en lo que es un intento de atraer a países de Asia, África y América Latina, a un programa de desarrollo lunar que ofrece una avanzada capacidad espacial para cualquiera que busque unirse a un mecanismo alternativo de exploración y explotación de materias primas de la luna.