La problemática del agua en México

Cita: 

Hiriart, Marisa, et al. [2019], "La problemática del agua en México", Crisis ambiental en México. Ruta para el cambio, Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Sociales, pp. 27-52.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2019
Tema: 
Seguridad hídrica en México
Idea principal: 

Marisa Mazari Hiriart, es una bióloga mexicana especialista en el monitoreo de sistemas socioambientales, en el uso y conservación de ecosistemas acuáticos. Adalberto Noyola Robles es Ingeniero ambiental por la UAM Azcaptozalco; su línea de investigación trata sobre el tratamiento de aguas residuales y lodos por vía biológica y, en particular, sobre los procesos anaerobios.


1. Introducción

México, como mucho otros países del mundo, se enfrenta a una crisis por el agua, resultado de la alta tasa de explotación a la que es sometida. El agua es considerada un bien común y es necesaria para distintas funciones que van desde la reproducción de la vida en su conjunto, hasta producción mercantil. En ese sentido es fundamental que el Estado mexicano garantice el derecho humano al agua.

Este artículo presenta un balance de la problemática general del agua en México, argumentando la necesidad de incorporar el concepto de seguridad hídrica (entendido como “la capacidad instalada en territorios específicos para asegurar el abasto de agua en cantidad y calidad para satisfacer las necesidades domésticas y productivas”) en las agendas políticas, económicas, académicas y sociales.

La condición de seguridad hídrica no es tan sencilla de obtener pues esta depende de diversos factores y circunstancias que varían de lugar a lugar. Depende de condiciones ambientales como el índice de precipitación o sequía, de la calidad de suelos y la cantidad de vegetación, pero también inciden factores sociales como la demanda de la población, así como de las actividades productivas. Asimismo, es importante la organización social, o la gobernanza del agua, que es la forma en la que se decide la normatividad y regulación del acceso al recurso. Así, la participación de actores civiles, sociales y económicos es fundamental para lograr dicha seguridad hídrica.

La noción de seguridad hídrica parte de la premisa de que el agua es un bien escaso; por tanto, de acuerdo con los autores, este enfoque, con el apoyo financiero, administrativo y tecnológico adecuado y con la aceptación social, ofrece una manera de garantizar niveles satisfactorios de abasto de agua en zonas de escasez.

En México, la fuente más importante de abastecimiento de agua para satisfacer las necesidades urbanas, rurales, industriales y agrícolas son los acuíferos subterráneos. Por lo tanto, al ser esta la fuente principal, es necesario que se implementen programas y políticas que permitan entender, monitorear, explotar, proteger y remediar los acuíferos de una manera sostenible.

De acuerdo con lo autores, debido a que existen diversos actores con necesidades distintas de suministro, el mejor esquema para la gobernanza de las aguas subterráneas es una gobernanza basada en un plan hídrico a nivel de cuenca hidrográfica. Para mantener la calidad del agua requerida para los diversos usos y su asignación adecuada conforme a los diferentes requerimientos de los actores ubicados en la cuenca principal, es necesaria la participación de la sociedad organizada dentro de la figura del consejo de cuenca.

Desde 1990 el marco de gobernanza del agua en México está en sintonía con la liberalización del mercado. Este marco ha buscado convertir las obligaciones del Estado en oportunidades para la inversión y ha pretendido lograr el cuidado del recurso a través de mecanismos mercantiles. Esto ha traído como consecuencia una distribución del agua profundamente desigual; además, los actores ligados a las actividades industriales ejercen una fuerte presión sobre los recursos hídricos de distintas cuencas, en muchas ocasiones a expensas de las necesidades de la población. Dichos proyectos operan por encima y fuera del Estado de derecho, generando dinámicas de acaparamiento, despojo, y marginación hídrica.

En ese contexto es que diversos sectores de la sociedad civil en México promueven un nuevo marco legal e institucional centrado en los derechos humanos y de los pueblos.

2. Las condiciones del agua en México

Es necesario hacer ajustes importantes al diseño institucional de la administración gubernamental del sector hídrico. Dentro de tales ajustes debe considerarse la apertura y la incorporación de los diversos actores involucrados en aspectos de planeación, toma de decisiones y acompañamiento en la operación, que fortalezcan la institucionalidad de la gestión del agua.

Los autores integran un diagnóstico desde una perspectiva académica, con la intención de contribuir a construir propuestas más completas e incluyentes.

2.1 Gestión del agua y seguridad hídrica

La seguridad hídrica debe ser de carácter estratégico para cualquier pueblo, país o ciudad, ya que de ella dependen todas las necesidades de las actividades de producción. Además, son cada vez más que evidentes las dificultades para contar con agua en la cantidad suficiente y la calidad necesaria para el conjunto de la población y las actividades que se llevan a cabo. Asimismo, la dimensión del riesgo y los cambios globales han incrementado la incertidumbre ante la ocurrencia de eventos hidrometeorológicos extremos que provocan sequías y grandes excedentes de agua.

Por tanto, dada la complejidad y el carácter estratégico del manejo del agua, la forma idónea para construir la seguridad hídrica en cada comunidad, ciudad o región de México es la gestión integral del agua por cuencas hidrográficas. Aunado a esto, la gestión participativa de cuencas permite mejorar la preservación, administración y toma de decisiones sobre los recursos hídricos de una cuenca, a la vez que facilita acuerdos y criterios de justicia para quienes conviven en ella, incluyendo los ecosistemas y la vida silvestre.

A pesar de que el país enfrenta graves problemas por la administración del agua, ni la gestión de cuencas, ni el logro de la seguridad hídrica han recibido el estatus de tema estratégico en la política pública federal, estatal o municipal. Además, la estructura normativa e institucional de la gestión del agua no ha permitido responder a los retos, ya que no existen dentro de ella espacios donde participen de manera informada los distintos actores involucrados en la gestión del agua y las cuencas.

Estas fallas estructurales pueden observarse en la precaria atención en los servicios de agua potable y saneamiento. Así, la falta de seguridad hídrica es un obstáculo de gran magnitud para impulsar procesos de desarrollo local, sobre todo en espacios rurales donde la inversión en infraestructura hídrica no parece ser una prioridad.

Por otro lado, se ha avanzado en la conformación de una sociedad civil más consciente del valor ecológico, social y económico del agua. La sociedad civil es propensa a la acción colectiva para la preservación de los recursos hídricos. Sin embargo, aún falta una mayor apertura de los sectores político, científico, social y empresarial, a la par de una descentralización de capacidades y recursos, lo cual tendría el fin de reconocer el logro de la seguridad hídrica como un asunto colectivo y democrático, de negociación y búsqueda del bien común.

Para lograr la seguridad hídrica para la población mexicana es necesario reconocer la creciente demanda para diversos usos, la incertidumbre en la variación espacio-temporal, así como los procesos relacionados con fuentes contaminantes que alteran los ecosistemas, afectando tanto la cantidad como la calidad del recurso.

La información sobre la calidad y otros indicadores del agua debiera ser del conocimiento público, pero es poco accesible y limitada. Dada la relevancia del agua como elemento integrador en cualquier ecosistema —natural, rural, urbano– su alteración por contaminación, explotación intensiva, modificación de los sistemas tanto de agua superficial como subterránea resultará en impactos negativos en el bienestar y salud de la población, en las actividades productivas y en la convivencia de los grupos involucrados.

Otro tema relacionado con la infraestructura hídrica y la salud es la inversión en plantas de potabilización y saneamiento de aguas residuales. En un contexto de escasez hídrica, el correcto tratamiento de este tipo de aguas puede representar una oportunidad para que las industrias no utilicen agua que puede ser útil para consumo humano; además, es fundamental para evitar afecciones a la salud de la población.

2.2. Agua subterránea

Los acuíferos son formaciones geológicas donde se almacena agua. Estos son la principal fuente de abastecimiento de agua potable en México (ver sección de datos cruciales). La extracción intensiva del agua subterránea ha provocado una pérdida del volumen de agua global almacenado en los acuíferos.

No obstante, a pesar de lo que comúnmente se piensa, el uso intensivo del agua subterránea no se debe directamente al incremento poblacional o al aumento de las actividades agrícolas, sino a los planes deficientes de gestión y manejo hidrológico.

El monitoreo de las aguas subterráneas, así como su interacción con las actividades humanas son vitales para la generación de mejores estrategias de gestión del agua subterránea, en función de esta información deben tomarse decisiones fundamentales como el otorgamiento de concesiones o el establecimiento de medidas de protección.

A pesar de los avances, aún es grande el desconocimiento de aspectos centrales de las aguas subterráneas. Por ejemplo, se desconoce cuánta agua se encuentra almacenada en los acuíferos del país y cuáles han sido sus tendencias de los pasados años. Tampoco se conoce la variación espacial de las propiedades básicas de muchos acuíferos. Por ello, es necesario que en el corto plazo se utilicen fuentes de información como la percepción remota, a fin de desarrollar nuevas y mejores estrategias de gestión del agua en función de la disponibilidad real de los recursos hídricos.

2.3. Tratamiento de aguas residuales y reuso

En el país, el tratamiento de aguas residuales, municipales e industriales está muy rezagado. Sin embargo, ante la inminente escasez de agua en todo el país existe la necesidad de recuperar el agua residual para utilizarla en usos no potables, además de que el correcto manejo de este tipo de agua puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Se espera que el tratamiento de las aguas residuales avance como respuesta ante la necesidad creciente de disponer de volúmenes de agua que de otra forma no podrán ser suministrados. Para este cambio se requerirá de nueva infraestructura para el manejo y tratamiento de aguas residuales y de adecuaciones a la existente. En ese sentido, son necesarias grandes inversiones en diferentes obras de infraestructura, como los servicios de captación, potabilización, abastecimiento, drenaje, tratamiento, reuso y evacuación final del agua, que deberán contemplar la aplicación de tecnologías innovadoras y adaptadas a las condiciones locales.

2.4 Gobernanza y marco legal

Es necesario crear un nuevo marco legal y de gobernanza centrado en los derechos, la coadyuvancia entre ciudadanía y gobierno, el respeto por la autodeterminación de los pueblos, la equidad, la sustentabilidad, la salud y la soberanía alimentaria, el acceso a la información, la exigibilidad de los derechos, el apoyo para defensores y políticas fiscales y presupuestales que garanticen fondos públicos para cumplir con el derecho humano al agua. Esta legislación debe de ser compatible con las exigencias del derecho humano al agua.

Datos cruciales: 

En México los acuíferos abastecen dos terceras partes del consumo humano del agua y la mitad de lo requerido para actividades industriales; la producción agrícola se basa en una tercera parte en fuentes subterráneas.

En México, se estima que el 62% del consumo humano, 52% del abasto para las actividades industriales y 34% del agua que se usa con fines agrícolas dependen de los sistemas de agua subterránea (Conagua, 2016).

México es el sexto lugar mundial con mayor extracción de acuíferos, por debajo de países como India, China y Estados Unidos.

En la última década, el volumen de agua subterránea extraído en todo México se estima entre 8 y 14 km3/año.

Conagua (2016) reporta 653 unidades de manejo del agua subterránea que sostienen 40% del volumen que se dedica a usos consuntivos, ubicadas en 37 regiones hidrológicas, que a su vez se agrupan en 13 regiones hidrológico-administrativas. De estos acuíferos, 105 están en condiciones francas de sobreexplotación, 32 presentan suelos salinos y agua salobre y 18 exhiben intrusión marina en entornos costeros.

En el país solamente se reportan como tratadas 129 m3/s (57%) de los 212 m3/s de aguas residuales municipales colectadas, ya sea en redes de drenaje o en fosas sépticas.

Más de 50% por ciento de las plantas de tratamiento municipales en México presentan una calificación global de pésimo a mal funcionamiento.

La Conagua realizó inspecciones de volúmenes extraídos en solo 1.7% de las 275 mil concesiones de aguas subterráneas; en 551 acuíferos (84%) no se realizó ninguna inspección de extracción (en 2014 solo realizó 24 visitas de inspección en el Valle de México).

En 2015 la Conagua otorgó 1 124 concesiones en 306 cuerpos de agua con déficit. De 104 acuíferos con déficit de agua, solo 42 cuentan con decreto de veda.

40% de las cuencas evaluadas estaban contaminadas con sustancias diversas incluyendo metales tóxicos y sustancias radiactivas.

En los 191 cuerpos superficiales de agua considerados en serio proceso de deterioro, Conagua sólo realizó 28 estudios de calidad.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo presenta un panorama general de la problemática del agua en México; los autores abordan desde los temas ambientales como los acuíferos y las condiciones de precipitación que son relevantes para la obtención de agua, así como el marco jurídico establecido en el que se ha determinado de uno u otro modo el nivel de explotación del recurso en el país.

Todo esto es analizado desde el concepto de la seguridad hídrica, el cual presupone que de antemano ya existe un cierto riesgo en cuanto al acceso al agua, o que de facto el agua es ya un recurso escaso. Asimismo, la noción de gobernanza intenta reunir a la mayor cantidad de actores sociales para que participen en las decisiones sobre como se utiliza el agua.

Definitivamente es necesario crear un nuevo marco jurídico e institucional orientado a garantizar el derecho humano al agua; también es necesaria la implementación de tecnologías para tener un mayor conocimiento respecto a las fuentes de agua en el país. Sin embargo, también es prudente ser mas críticos y considerar cuáles son los motivos que han llevado al país a un grave estrés hídrico. En ese sentido, ni la seguridad hídrica, ni la llamada gobernanza del agua deben ser utilizadas como herramienta para que solo algunos sectores industriales y empresariales se sigan beneficiando de la explotación del agua en México.