Presentación: la oligopolización de la economía

Cita: 

Moreno, José y Juan Gimeno [2020], "Presentación: la oligopolización de la economía", Economistas sin fronteras, La oligopolización de la economía, Dossieres EsF n. 39, otoño, pp. 4-8, https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-olig...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Jueves, Octubre 1, 2020
Tema: 
Los oligopolios y su influencia
Idea principal: 

José Ángel Moreno Izquierdo forma parte de la organización Economistas sin Fronteras y de la Plataforma por la Democracia Económica. Juan A. Gimeno es profesor en UNED y forma parte de Economistas sin Fronteras.

La economía actual está indudablemente oligopolizada. Este fenómeno se ha acelerado desde la década de 1970, gracias a las políticas neoliberales. Es difícil encontrar un sector económico que no tenga un elevado grado de concentración. Los márgenes de utilidad, un indicador consistente del poder de mercado, han venido en aumento para las grandes empresas.

En el sector tecnológico la concentración es mucho más notoria. La inteligencia artificial, la gestión masiva de datos y las situaciones de "monopolio natural" (derivadas de la existencia de costes marginales casi nulos, que hacen posibles rendimientos permanentemente crecientes, lo que facilita a las empresas precursoras una conquista casi absoluta de su mercado respectivo), permiten un grado de dominio del mercado superior al que existe en las industrias tradicionales. Además de la existencia de las viejas barreras a la entrada –las economías de escala, la diferenciación de marcas, las fuertes inversiones en publicidad y la posibilidad de expulsar a competidores a través de la fijación temporal de precios artificialmente bajos–, las grandes empresas ahora están demostrando una notable capacidad para crear nuevas formas de barreras.

El fenómeno de los oligopolios se retroalimenta. Mayor capacidad de inversión, mejor aprovechamiento de las innovaciones, mayor beneficio de los costos decrecientes, mejor escala productiva, mayor capacidad negociadora y mayor influencia son algunas de las ventajas de las que gozan las grandes empresas y son la base de la tendencia de crecimiento de la concentración empresarial.

Los oligopolios, con su control de mercado, no sólo afectan a los consumidores vía mayores precios, sino que, gracias a los mayores beneficios conseguidos se ha desincentivado la inversión y la innovación, debilitando así a la eficiencia, la productividad y el potencial de crecimiento económico, a la vez que presionan los salarios a la baja, lo que contribuye a una menor participación de los salarios en el ingreso nacional, y, por lo tanto, agrava las desigualdades económicas y sociales que experimentan la mayoría de los países.

Los oligopolios, cada vez más extendidos e intensos, con una regulación cada vez más relajada, se han consolidado gracias a la globalización, que los ha ayudado a encontrar su espacio operativo óptimo. Muchas de las empresas que operan a nivel global cuentan con volúmenes de venta más grandes que el PIB de muchas economías nacionales, economías que también están condicionadas al poder de decisión y de mercado de una élite cada vez más reducida. Un estudio de 2011 sostiene que 147 corporaciones controlan el 40% del capital accionario total de las 43 060 empresas transnacionales analizadas. Estas grandes corporaciones controlan los principales sectores económicos, en la producción, la distribución y en los servicios, además de que han conformado un nuevo modelo de organización económica que alcanza todos los rincones del sistema económico.

Estas grandes corporaciones compiten entre sí, pero también establecen alianzas. Sus alianzas no son sólo comerciales; también buscan salvaguardar de sus intereses corporativos a escala internacional mediante la defensa de posiciones empresariales comunes en convenios económicos bilaterales y multilaterales entre países y plataformas, acuerdos y alianzas público-privadas creadas para lograr objetivos globales en diferentes ámbitos como el comercio, la inversión, las finanzas, la alimentación, el desarrollo, la salud, el cambio climático, etc. Los gigantes corporativos actúan de manera conjunta en estas instancias para la orientación de sus agendas hacia estrategias que vayan conforme a sus intereses.

En la esfera política, la influencia corporativa también es cada vez más clara. En los tres poderes del Estado, en partidos políticos, en las administraciones públicas, etc., la influencia corporativa en algunos casos es tan intensa que empieza a parecer como si el poder político dependiera del poder corporativo. Stiglitz argumenta para el caso de Estados Unidos: “no se puede tener una auténtica democracia con la enorme concentración de poder de mercado y riqueza que caracterizan hoy a Estados Unidos”.

La influencia de las grandes corporaciones también va más allá de lo político o lo económico. Las corporaciones empiezan a tener trato preferencial en cuanto a la aplicación de la ley en el plano judicial, mientras que en el plano cultural su poder ha empezado a moldear los estilos de vida de la sociedad, lo que termina por contribuir a una creciente hegemonía que –por medio del control sobre los medios de comunicación, de la industria del ocio y de la cultura y de su creciente penetración en los ámbitos de la educación, la investigación, el espectáculo y la cultura– puede llegar a apuntar no sólo a conocer el comportamiento de cada individuo de la sociedad, sino a la creación de sus deseos, anhelos y objetivos. Con su creciente poder e influencia, las corporaciones buscan ya no sólo controlar a la población, sino moldearnos de acuerdo a sus intereses, eliminando así todo rastro de libertad.

Datos cruciales: 

1. Un estudio de 2011 sostiene que 147 corporaciones controlan el 40% del capital accionario total de las 43,060 empresas transnacionales analizadas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La creciente concentración de poder de mercado en pocas empresas en los diferentes sectores de la economía ha desembocado en un poder político que busca perpetuar estos oligopolios, al actuar bajo y para los intereses de estas grandes empresas transnacionales. Sin embargo, el poder de los oligopolios puede llegar más allá que en lo económico o político. Su creciente influencia en los diversos medios de comunicación puede llevarnos a una situación distópica donde las grandes corporaciones no sólo dominan el mercado, sino que también controlan y moldean a los individuos con el objetivo de mantener este poder.