Valor en movimiento

Cita: 

Harvey, David [2021], "Valor en movimiento", New Left Review, Segunda época (126): 105-125, Madrid, Traficantes de Sueños, https://newleftreview.es/issues/126/articles/value-in-motion-translation...

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2021
Tema: 
La teoría de valor para comprender la crisis capitalista
Idea principal: 

David Harvey es un geógrafo y teórico marxista. Desde 2001, es catedrático de Antropología y Geografía en la City University en Nueva York y Miliband Fellow de la London School of Economics.


Harvey inicia su texto haciendo referencia a los estragos que la pandemia de Covid-19 deja detrás de sí. Eso significa que el mundo se encuentra en "la peor crisis económica en la historia del capital": 40 millones de personas perdieron su empleo en Estados Unidos; en el segundo trimestre de 2020, el PIB de ese país se redujo 32% en comparación con el de 2019.

Sectores enteros de la economía mundial, desde aeropuertos, aerolíneas y entretenimiento, fueron severamente afectados. Estados Unidos contrajo enormes deudas, así como el resto de los países del mundo. La demanda se desplomó ya que los ingresos decrecieron debido al cierre de empresas. Las cadenas globales de suministros se interrumpieron.

Algunos de los efectos positivos de la crisis económica es que se registró una disminución de algunos de los procesos extractivistas, la calidad del aire mejoró y las formas más destructivas del turismo desaparecieron. No obstante, estas mejoras duraron muy poco tiempo. Además, las grandes corporaciones se enriquecieron debido a la inyección gigantesca de dinero público a sus arcas, para mantener el bien de la economía.

En ese contexto, Harvey se pregunta si existen perspectivas críticas que promuevan una alternativa al capitalismo; y retomando las revueltas sociales del 2020, él plantea que las frustraciones masivas ofrecen pistas para mejorar el enfoque crítico.

Leyes de movimiento

Para Harvey, el descontento surge porque los regímenes neoliberales favorecen al 0.1% de la población. Los fracasos del neoliberalismo se observan después de la implementación de políticas de austeridad, las privatizaciones y la precarización de los salarios. Así, se observa un gran descontento frente a un modelo económico que promete satisfacción mediante un consumo sin límites, pero no lo cumple.

En el texto se propone repasar cómo funciona la capital para abordar los sucesos de los últimos dos años. Harvey comienza por definir al capital como valor en movimiento (ver Figura 1). Los "dones gratuitos de la naturaleza" y la fuerza de trabajo son necesarios para la producción de mercancías, cuyo valor se realiza en forma de dinero gracias a la demanda del consumidor, que a su vez, está impulsada por las empresas y el Estado.

De esta manera el capital aparece en primera instancia como dinero; el capitalista lo gasta para comprar nuevas mercancías como la fuerza de trabajo, maquinaria y energía. En segunda instancia, el valor se encuentra en las mercancías (la fuerza de trabajo, energía, maquinaría, etc.), que deben ser incorporadas a la producción. En la producción se generan nuevas mercancías, en las cuales se incorporan los valores preexistentes y el plusvalor.

Por tanto, el valor está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de las nuevas mercancías. El plusvalor surge debido a que la fuerza de trabajo produce más valor que el que recibe bajo la forma de salario.

Así, la nueva mercancía se vende (M-D) y el valor se vuelve a convertir en dinero, pero la cantidad de dinero es superior a la inicial. A eso se le llama ganancia y es la representación material del plusvalor. Entonces, la clase capitalista se pone como objetivo último maximizar esa ganancia.

El valor realizado en la forma de dinero se distribuye entre distintos agentes: el trabajador recibe un salario; los productores, una ganancia; los comerciantes, ganancia comercial; los banqueros, intereses; los propietarios inmobiliarios reciben una renta; y el Estado, impuestos. Después, la clase capitalista invierte su ganancia para comenzar el proceso de nuevo.

La repetición de la producción crea una acumulación neta de valores en forma de crecimiento compuesto. De esa manera la reproducción del capital se vuelve una espiral infinita de acumulación en el espacio y tiempo. Así se observa lo que Harvey llama la forma espiral de crecimiento compuesto infinito.

Retomando a Marx, se observa que la sed de plusvalor del capitalista pretende superar cada límite que aparezca como barrera a la acumulación. Eso se observa con mayor claridad desde que se abandonó el patrón oro en 1971 y se produjo la expansión exponencial del dinero mundial y del endeudamiento global.

Esta espiral de crecimiento infinito se apodera de la tierra, el agua, la atmósfera, ya que implica un mayor uso de la naturaleza; pero también se apodera de la producción, el consumo, la distribución, la reinversión, los activos, y las finanzas mundiales (ver Dato crucial 1).

La lógica anteriormente descrita tiene graves consecuencias para el medio ambiente: aumentan el consumo de plástico, la basura, la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, etc. Eso se debe a que la expansión exponencial del capital reconfigura la calidad de vida de forma que la inversión fluye hacia canales que acaban en formas de consumo instantáneo (como Netflix o el turismo internacional). No obstante, la pandemia interrumpió el sector turístico y de entretenimiento, lo cual agrava la crisis actual de acumulación global de capital.

Pensamiento sistémico

En esta sección, Harvey cuestiona cómo sería posible conceptualizar las relaciones implicadas en la expansión exponencial del capital. Para comprenderlo mejor, es necesario tener una visión sistémica, procesual y relacional de cómo funciona la economía.

A diferencia de las ideas modernas occidentales de pensar a las entidades independientes que se cruzan con otras para dar paso a procesos químicos y físicos, Harvey propone que nos entendamos a nosotros mismos dentro de los procesos e interrelaciones en que vivimos.

Para Marx, la humanidad comienza con el colectivo. La posibilidad del individualismo burgués dependía de las prácticas en expansión del intercambio mercantil, la monetización y los derechos de propiedad surgidos en Europa. Marx lanzó una crítica a los teóricos liberales que defendían la libertad individual y los derechos de propiedad al cuestionar: si todos tienen derecho de propiedad sobre lo que crean gracias a su trabajo, ¿por qué los trabajadores están empobrecidos y privados de la propiedad? Para alcanzar la libertad individual, Marx argumentaba que era necesario un esfuerzo colectivo masivo para crear un mundo donde las personas tuvieran tiempo libre disponible. Esta meta es materialmente alcanzable.

Por otro lado, Harvey explica que para Marx, la misma cosa puede cumplir funciones sociales distintas dependiendo de los procesos en los cuales se inscribe: una misma casa forma parte del fondo de consumo cuando se usa como vivienda, pero forma parte del capital cuando se convierte en un taller donde se explota a la fuerza de trabajo.

Por tanto, Harvey llega a la siguiente conclusión: “si el desarrollo económico depende de la creación masiva de infraestructuras de capital, una forma de hacerlo es transferir los usos de cosas existentes del consumo a la producción en lugar de restringir el consumo actual y desviar las capacidades productivas para construir nuevas infraestructuras”. En ese entendido, el autor plantea que la tarea de las microfinanzas en la actualidad es convertir cada casa campesina en capital fijo, mientras el capital fijo de las fábricas del Norte global se devalúa.

En la teoría marxista, el capital es entendido como un proceso y una relación social, no como una cosa. En cambio, los economistas burgueses entienden el capital como una cosa -un "factor de producción"- medible. Junto con otros factores clave, como la tierra y el trabajo, el capital se inserta en la actividad productiva para crear un objeto útil, cuyo valor es establecido en el mercado gracias a la oferta y la demanda. Así, el precio de oferta de las mercancías es establecido a partir de las utilidades marginales, mientras que el precio de la demanda depende de la utilidad de los consumidores.

Los economistas burgueses plantean que la ley de la actividad de la oferta y demanda está vigente en el mercado y es necesaria para llegar a un precio de equilibrio, el cual da la medida del valor.

Valor y precio

Como ya se apuntó, el planteamiento teórico marxista difiere del burgués, debido a que con Marx se adquiere una comprensión histórica. Harvey observa que ambos enfoques tienen sus ventajas y desventajas.

Para empezar, el problema del marxismo radica en la dificultad de utilizar la teoría del valor para desentrañar las leyes del movimiento del capital. Si se considera que “el valor es una relación social inmaterial, pero objetiva que surge de la monetización de los actos de intercambio”, debe de plantearse la problemática respecto a la inmaterialidad del valor. Es decir, los conceptos inmateriales, aunque objetivos, no desarrollan indicadores materiales medibles idénticos a los los que se tratan de representar.

Harvey argumenta que la teoría del valor ha sido mal entendida ya que varios pensadores marxistas consideraron que la teoría del valor fue un intento de fundamentar una teoría de los precios relativos de las mercancías. Harvey comenta que en ocasiones el propio Marx recurrió al valor como "numerario universal ficticio" por conveniencia. Algunos marxistas también han seguido esos pasos. No obstante, Marx rechazó también que el valor sirviera para explicar los precios relativos.

En última instancia, "la teoría del valor de Marx no es una teoría del valor-trabajo, sino […] una teoría de los procesos mediante los cuales el capital gobierna las condiciones de vida y trabajo de las clases trabajadoras" (p. 115).

Según Marx, ser parte de la fuerza de trabajo bajo el capitalismo, es una desgracia: la clase trabajadora estaba destinada a producir plusvalor para los capitalistas y no para ella misma. Por tanto, abolir el capital implica la abolición del valor implícito en su circulación. La producción de valor y plusvalor fue considerada por Marx como la fuente de todo lo malo en el capitalismo británico del siglo XIX y que hoy se observa también en las fábricas de China y Bangladesh.

Harvey continúa explicando que el concepto de valor de Marx es una reconstrucción conceptual por la vía del pensamiento de cómo el capital asigna valores a procesos que están en movimiento. Este concepto demuestra así la alienación de todo lo que puede ser positivo en el trabajo humano. Marx y Engels consideraron que el trabajo humano tiene un papel fundamental en la historia humana, pero bajo el capital éste se degrada y aliena.

Por ello, el socialismo apunta a negar el valor tal como existe bajo el capital y a liberar las potencialidades del trabajo. Es decir, la experiencia de alienación de la fuerza de trabajo debe de ser trascendida y esa transición al socialismo tiene que construirse conscientemente.

Harvey propone imaginar "un proceso de circulación alternativo regulado por una ley de valor diferente"(p. 116). En esa forma alternativa de organizar la reproducción social, se asignarían labores a las personas en “función de un criterio igualitario con sus capacidades y dotes, distribuyendo los valores de uno producidos de acuerdo con determinada medida de las necesidades de cada uno” (pp. 116-117).

Harvey afirma que elaborar una ley alternativa del valor que regule la vidasocial de otra manera requiere del estudio de relaciones metabólicas alternativas y no alienadas con la naturaleza; así como de procesos no alienados de reproducción social como el que buscan algunos feminismos.

Equilibrio y crisis

A continuación, Harvey explica algunos de los problemas de la teoría económica convencional respecto a cómo se valora el capital como un factor de producción antes de su inserción a los procesos productivos de mercado. Cuando el capital se halla en forma de maquinaria, edificios, etc., no hay modo de establecer el valor de ese capital con independencia del mercado de mercancías que ayuda a producir. Esto lleva a la teoría económica convencional a una tautología. La teoría según la cual el precio de mercado es “el producto de la unión de los tres factores básicos de la producción -tierra, trabajo y capital- se derrumba” (p. 117). [1] Harvey señala que en los Grundrisse Marx negó que la teoría del valor fuese una teoría para explicar los precios relativos y que al autor alemán no le hubiera sorprendido el fundamento tautológico del razonamiento económico burgués [2].

La macroeconomía burguesa se basa en el equilibrio. Esta idea puede funcionar si el sistema económico parece operar en una situación cercana al crecimiento equilibrado. No obstante, cuando el desequilibrio pasa de oscilaciones menores a crisis masivas (como la crisis financiera de 2008), los conceptos burgueses resultan inútiles. La explicación de Keynes apuntaba a la psicología de las expectativas en tiempos de incertidumbre: “la inversión se demora, la producción se frena, los salarios y el empleo se estancan, la demanda efectiva desciende y los beneficios caen, lo que genera nuevos desmoronamientos de las expectativas” (p. 119).

El resultado es una espiral descendente de la actividad económica, que sólo pueden corregir la intervención estatal y la financiación del déficit. Harvey critica que Keynes y Ricardo se basan en mecanismos extraeconómicos para explicar las crisis y recesiones que exceden el ciclo económico "normal".

Harvey explica que en el momento de tratar al sistema económico como una totalidad autónoma, en el centro de ésta se encuentra un conjunto de relaciones tautológico: se produce para consumir, se consume para producir, ambos procesos se intervienen entre sí y también se crean recíprocamente. Y Marx no eludió el problema respecto a la forma tautológica de entender el proceso entre la producción y la distribución.

Marx asumió ese problema y pretendió encontrar el entendimiento de esas relaciones como diferentes momentos específicos de un proceso unitario, “lo cual permite explorar las unidades contradictorias existentes entre los diferentes momentos presentes en el seno de la economía considerada en su conjunto”.

Por otra parte, Marx afirmaba que la inestabilidad económica y las crisis son producto de las contradicciones presentes entre los diferentes momentos del sistema económico. Son los bloqueos internos verificados en cualquier punto del circuito de circulación los que propician grandes devaluaciones de capital como en 1930, en 2008 y en 2020.

Harvey señala que existen muchas barreras internas para la acumulación continua: por ejemplo, se podría dar una situación donde los capitalistas provistos de capital-dinero no pueden encontrar suficientes mercancías para organizar la producción (fuerza de trabajo, materias primas caras, etc.).

Lo anterior generaría interrupciones en el punto de producción: una huelga de trabajadores o cortes de energía. Las condiciones del mercado pueden inhibir la realización del valor ante la ausencia de demanda monetaria efectiva. Y si el valor no puede monetizarse mediante el mercado, éste deja de ser valor.

También pueden surgir problemas en el campo de la distribución: los bancos tienen la opción de financiar a propietarios inmobiliarios y especuladores, o bien prestar al Estado para financiar guerras, ignorando las necesidades del capital industrial. Además, la dinámica de los cambios tecnológicos produce grandes perturbaciones en la acumulación de capital, o bien, graves disrupciones en la circulación.

La analogía del ciclo hídrico

La representación científica del ciclo hídrico puede servir como una buena analogía de las formulaciones dialécticas de Marx sobre la circulación del capital como un proceso continuo.

Harvey explica que la circulación del agua sigue múltiples sendas, que presentan diferentes tiempos de rotación, lo cual también pasa con la circulación del capital. No obstante, Harvey advierte que es necesario tomar en cuenta a las desviaciones, las interrupciones,y las contracorrientes que surgen cuando se expande el capital: “del mismo modo que la evapotranspiración cortocircuita el flujo de agua para devolverla a la atmósfera sin pasar por los océanos, los financieros pueden cortocircuitar la estructura D – M – D + Δd del intercambio de mercancías optando por una estructura D – D + Δd de flujos financieros puros" (p. 123).

Tanto en el estudio de la acumulación del capital como en el del ciclo hídrico, es necesario dotar de toda la riqueza empírica posible al desarrollo real de estas relaciones -históricas y geográficas-. Es necesario estudiar las intersecciones verificables entre la circulación y la acumulación de capital, aunado a los restantes procesos relevantes de circulación. Por ejemplo, no se puede pensar en la dificultad del adecuado suministro global de agua sin cruzarlo con los problemas planteados por los impactos derivados de la acumulación infinita. El capital se configura como una totalidad sistémica, tanto en la teoría como en la realidad.

Finalmente, Harvey plantea que es relevante preguntarse por las alternativas viables. Para este autor, pensar alternativas requiere la formulación de nuevos conceptos. La urgencia de las alternativas se visibiliza con las protestas mundiales contra el modelo económico dominante, mismo que está destruyendo el planeta.

Por un lado, la esperanza en el paradigma económico burgués se está desvaneciendo. Por el otro, “la teoría del valor del capital debe ser reemplazada por una estructura teórica que se concentra en configuraciones factibles del valor de uso capaz de sostener una vida humana adecuada en todas las partes” (p. 124).

La lógica de la valorización del capital, que está en la raíz del crecimiento exponencial, debe ser rechazada. El capital, que durante los dos últimos siglos ha servido como el medio principal para satisfacer los deseos y necesidades de las clases capitalistas, sufre una inversión dialéctica. La acumulación de capital -interminable y exponencial- “constituye en el momento presente el peligro preeminente para la continuación de todas las formas de vida humana”. Lo anterior ha sido claramente evidenciado por la pandemia, pero es necesario reafirmar que es un proceso de larga duración y que lo tenemos que enfrentar con la mentalidad del “cortoplacismo” de la élite política.


[1] Harvey cita el libro de Piero Sraffa llamado La producción de mercancías por medio de mercancías, que demostró que “el valor de lo producido rememora simplemente el valor de los factores empleados según lo determinado por el valor del producto final”. Y Harvey llega a la conclusión de que la teoría macroeconómica neoclásica se basa en una tautología. Además, en los círculos de economistas neoclásicos hay un silencio total en cuanto a la importancia de la «controversia sobre el capital» que siguió a la publicación del libro de Sraffa en 1960.

[2] Harvey retoma el trabajo Ian Steedman Marx After Sraffa, que mostró que la “versión entonces dominante de la teoría del valor de Marx, que la entendía como fundamento de una teoría de los precios relacionados, no podía sostenerse frente a la crítica meticulosa y la demostración matemática formal de Sraffa.” Según lo anterior, “toda la historia de la economía marxista, desde Bortkiewicz a finales del siglo XIX hasta Paul Sweezy a mediados del XX, se basaba en un error”.

Datos cruciales: 

1. En 1950 el PIB anual global total era de 4 billones de dólares. En 2000 era de 40 billones de dólares y en 2020 se sitúa cerca de 80 billones de dólares (en dólares de 1990), replicándose cada veinticinco años. Durante los siguientes 25 años, el sistema capitalista tendrá que encontrar formas rentables de producir y reproducir bienes y servicios por un valor monetario de 160 billones de dólares. En 2100 deberá absorber 640 billones de dólares.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto de Harvey es sumamente interesante. Pone de relieve las fallas teóricas de la corriente liberal-burguesa, pero también de la teoría del valor de Marx. Eso nos invita a reflexionar sobre la necesidad de teorizar nuevas formas de pensar el valor y cómo sería producido en una sociedad alterna al capitalismo.

No obstante, la teoría del valor de Marx sigue teniendo una tremenda relevancia para entender las contradicciones profundas del capitalismo, y por tanto, de sus crisis económicas (por ejemplo, las de los años 1929, 1973, 1997, 2008, 2020). El texto de Harvey nos ayuda a repasar que el valor se encuentra en movimiento y dependiendo del momento del proceso en el que se encuentre, se representa por diferentes formas.

Así, comprendemos la manera cíclica de la reproducción y de la acumulación del capital. Harvey también nos da herramientas para comprender que ese proceso no es liso, sino que tiene una serie de trabas que el capital debe superar para continuar con la lógica exponencial de acumulación.

Pero en última instancia, si el capital pone en riesgo a la vida (mediante la explotación de los recursos, destrucción del ambiente, crisis climática), se pone en riesgo a sí mismo y genera una serie de catástrofes que ya se están observando en la actualidad. Por eso, es de suma relevancia pensar en alternativas radicales al actual sistema.