Los fundamentos del comercio multilateral a nivel global se encuentran en amenaza, en la época post COVID-19. La nueva política del orden mundial basada en intimidación, discriminación y mayor aislamiento.

Se debe en gran parte al panorama de la crisis del cambio climático y la protección a los derechos universales.

Existen tres preguntas fundamentales que los líderes globales deberán responder para probar el equívoco pesimista del intercambio comercial:

1. ¿Dónde se encuentran los límites que pueden alcanzar las herramientas del intercambio económico? El comisionado de comercio en la Unión Europea, Mr Dombrovskis, alerta sobre la necesidad de balancear las ideas para establecer nuevos acuerdos comerciales y la factibilidad para aprobarlos.

2. ¿Qué sucede cuándo existe una gran cantidad de objetivos no comerciales contradictorios? Es decir, que los objetivos de ciertas naciones se contrapongan con los derechos de otros países.

3. ¿Cómo deberían ser gestionadas y contenidas las consecuencias de las barreras del comercio internacional? La Organización Mundial del Comercio realizó en años anteriores un estudio de caso, en el cual permitieron represalias si los gobiernos incumplían con sus obligaciones. Y en su ausencia, los gobiernos deben saber que la protección al comercio tiene consecuencias. Desde el año 2016 existe evidencia del incremento en la participación del comercio mundial que está sujeto a restricciones comerciales, inclusive excluyendo aquellas relacionadas con la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

Deben incluirse reglas mutuamente reconocidas y vigiladas por árbitros independientes para asegurar legitimidad y estabilidad. Fijar excepciones claras para prevenir los abusos y permitir adaptaciones. A su vez permitir el uso de herramientas que ayuden a la entrega de objetivos en materia de geopolítica, seguridad medioambiental y en derechos humanos. Todo ello, para revitalizar a la Organización Mundial del Comercio y no para desmantelarla.