Más allá del desarrollo: detener las máquinas de la destrucción socioecológica y construir mundos alternativos

Cita: 

Grupo de trabajo global Más allá del desarrollo [2021], "Más allá del desarrollo: detener las máquinas de la destrucción socioecológica y construir mundos alternativos", Miriam Lang, Claus-Dieter König y Ada-Charlotte Regelmann (editores), Alternativas en un mundo en crisis, Quito, Universidad Andina Simón Bolívar y Fundación Rosa Luxemburg, pp. 398-465, https://rosalux.org.ec/pdfs/ALTERNATIVAS-EN-UN-MUNDO-DE-CRISIS.pdf

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2021
Tema: 
Reivención de la izquierda en un contexto de crisis global
Idea principal: 

Claus-Dieter König es un politólogo y político alemán. Durante un corto tiempo fue miembro del comité ejecutivo del estado de transición del nuevo partido Die Linke.

Miriam Lang es doctora en Sociología y maestra en Estudios Latinoamericanos. Lang ha trabajado como docente en el Área de Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Andina Simón Bolívar, en la Universidad Libre de Berlín.


Reflexiones colectivas

El presente texto es el resultado de un proceso colectivo de análisis, diálogo y edición basado en la segunda reunión del Grupo de Trabajo Global Más Allá del Desarrollo (Global Working Group Beyond Development) en Quito, y en el cantón Nabón en mayo de 2017.

Este texto representa un esfuerzo por comprender el momento histórico que vive el mundo, sus patrones de dominación y las tendencias, perspectivas y desafíos de una transformación multidimensional. La perspectiva del Grupo de Trabajo Global Más Allá del Desarrollo ha sido la idea de la transformación social multidimensional.

Los siguientes cinco procesos clave de cambio social se requieren como mínimo para fortalecer la justicia, la dignidad, la democracia y la sostenibilidad de la vida:

1) Descolonización
2) Anticapitalismo
3) Antiracismo/anticastas
4) El desmantelamiento del patriarcado
5) La transformación de las relaciones depredadoras con la Naturaleza

El grupo comparte la convicción de que el cambio radical es imperativo, si se quiere poner fin a la actual destrucción socioecológica causada por la civilización en crisis. Varios miembros del grupo piensan que la espiritualidad y la cosmovisión son otras dimensiones cruciales de esta transformación. Las discusiones recogían información de cinco estudios de caso sobre la construcción de alternativas multidimensionales en diferentes regiones del mundo.

Estas son: 1) la autodeterminación de la población local del pueblo de Mendha-Lekha en Maharashtra, India; 2) la resistencia de la comunidad contra el extractivismo petrolero y el Estado poscolonial estrechamente asociados en el Delta del Níger en Nigeria; 3) la actual construcción de un municipalismo alternativo en Barcelona, Cataluña, España; 4) la construcción de alternativas radicales de solidaridad en medio de la crisis económica en Grecia; y 5) el proceso de la revolución bolivariana en Venezuela.

Un elemento crucial que facilitó y enriqueció el diálogo fue la visita del Grupo Global al municipio de Nabón, el objetivo era aprender de la experiencia de la construcción del Sumak Kawsay o Buen Vivir.

Los diálogos estuvieron inspirados en múltiples debates globales y perspectivas emancipatorias como los relacionados con el ecofeminismo, la transformación socioecológica, el post-extractivismo, los Derechos de la Naturaleza, el decrecimiento y otros. Estos debates han sido más efectivos para mostrar las direcciones hacia las que el cambio social debe avanzar, así como las estrategias prácticas de transformación.

El grupo integra investigadores, educadores populares y activistas que están comprometidos con procesos relacionados con los movimientos sociales o las políticas de transformación y que se enfrentan a los desafíos concretos y prácticos del cambio social.

El principal objetivo para la reunión en Ecuador era el análisis de prácticas de transformación social multidimensional. El grupo plantea preguntas que tienen en cuenta la complejidad de las sociedades contemporáneas y el carácter particular del grupo que está formado por personas de realidades diferentes con sus propias particularidades.

Las cuatro preguntas centrales que constituirán las líneas principales de este trabajo son:

1) ¿Cómo democratizar la democracia o profundizar la democracia en el contexto de la creciente desviación de las herramientas democráticas en beneficio de las élites políticas y económicas, teniendo en cuenta las prácticas autoritarias de proyectos emancipatorios anteriores?

2) ¿Cómo se relaciona la transformación multidimensional con el Estado? ¿O cuál es el papel del Estado en tal transformación?

3) ¿Cómo hacer uso del legado de la izquierda o manejarlo? ¿Qué necesita repensar o transformar la izquierda para profundizar su potencial emancipador?

4) ¿Qué tipo de relaciones y solidaridades internacionalistas son necesarias para la transformación multidimensional?

Estas preguntas se relacionan con un momento histórico particular de cambios profundos y nuevos desafíos. La paradoja de este momento histórico podría ser que la transformación radical es imperativa y urgente, pero también más lejana que en las últimas décadas. Esto significa que se deben tomar en cuenta dos temporalidades diferentes: acciones y campañas a corto plazo que puedan poner fin a la destrucción socioecológica ahora, y estrategias a largo plazo para construir alternativas profundas que aseguren nuestro futuro colectivo.

Esto también podría afirmarse en términos de las luchas defensivas que protegen los derechos, instituciones, organismos y territorios del capitalismo depredador, y las luchas ofensivas que crean otros mundos a través de nuevas subjetividades, relaciones sociales, modos de producción e instituciones.

Una lección del ciclo histórico pasado podría ser que la política tal como se conoce, no es suficiente para el tipo de transformación que necesita el mundo. La mayoría de los legados e instrumentos políticos y horizontes analíticos de la izquierda global parecen ser insuficientes para enfrentar los desafíos contemporáneos porque se desarrollaron para superar una forma diferente de capitalismo en los siglos XIX y XX.

Las estructuras y prácticas organizativas desarrolladas en movimientos sociales del siglo XX alcanzaron sus límites en las últimas dos décadas. Los inventos de nuevas formas de hacer política en procesos de movilización carecen de un horizonte político compartido y de instrumentos para una articulación estructural.

Los autores han dedicado una sección a las particularidades e integraciones de sus diálogos, y las formas en que todo se relaciona con los legados y presentes coloniales, así como con el patriarcado y el género. Los autores decidieron crear un texto colectivo que refleje su conversación y por ello no han incluido referencias o citas que hagan referencia al equipo.

Ellos creen que el diálogo surgido entre sus diferentes puntos de vista y formas de pensamiento enriqueció a todos y todas. Este documento es un tapiz en el cual se han entretejido las palabras y sentimientos de todos y todas.

Notas preliminares sobre diálogo, historia y diferencia colonial

“Lo global” y “lo local” no son esferas separadas, sino dimensiones co-constitutivas de las realidades de todo el mundo. El mundo está formado por actores y acciones situados en lugares de manera compleja, interdependiente y continua. Ejemplo de esto es la forma en cómo la resistencia de las comunidades de agricultores a las megaoperaciones mineras puede afectar los mercados bursátiles mundiales y las negociaciones gubernamentales bilaterales.

Lo global está presente en lo local y viceversa. En el libro se intentan comprender procesos globales en curso porque se constituyen en lugares concretos de todo el mundo. Los fenómenos políticos similares también se intentarán comprender para saber por qué están ocurriendo en sociedades muy diferentes al mismo tiempo. Los desafíos han sido simultáneamente metodológicos, políticos y teóricos. Los objetivos del intercambio de experiencias y el reconocimiento de diferencias son:

a) Profundizar y aclarar los debates y el análisis de conceptos, criterios y contextos políticos en relación con alternativas más allá del imperativo del desarrollo.

b) Contribuir al fortalecimiento de las estrategias de resistencia emancipadora y la construcción de alternativas.

c) Fortalecer conexiones, tejer alianzas y construir redes de apoyo para acciones futuras.

d) Crear formas de comunicar nuestras ideas y debates dentro y fuera de la academia.

Los análisis se basan en historias personales de los autores, ubicaciones, trayectorias de lucha y transformación, experiencias de dolor y alegría, victorias e injusticias. Nadie es igual en términos de antecedentes socioculturales, educativos, identidades políticas, creencias espirituales y pertenencias geográficas.

En los diálogos a menudo se incluye información sobre pertenencias de clase, territoriales y políticas para contextualizar los conocimientos. Palabras como crisis, identidad, Estado e izquierda significaban cosas muy diferentes en contextos diferentes. Los autores no tenían la intención de encontrar significados universales o unívocos, sino conexiones y equivalencias.

El debate requirió que se encontraran traducciones entre idiomas y que se reconocieran las diferencias que existen entre los autores. Varias de éstas se analizarán más a fondo en el texto. Tres de ellas son muy importantes y deberían hacerse explícitas desde el principio.

La primera es que el grupo no podría denominarse como homogéneo en términos ideológicos o políticos. No todos vienen de la izquierda ni ven a la izquierda como su principal identidad política, aunque estas están presenten en muchos de ellos. Algunos se identifican con el pensamiento de Gandhi y otros se verían a sí mismos como parte de luchas indígenas, feministas o ambientalistas. Esto permitió comprender que la identidad del grupo va más allá de la izquierda y se relacionan con un horizonte más amplio de tradiciones emancipatorias.

En segundo lugar, debido a que todos los integrantes del grupo vienen de distintas partes del mundo es necesario tener en cuenta la historia de una manera compleja y diferenciada. Los debates y conocimientos se ven influenciados por la diferencia colonial. La diferencia colonial ha dado forma a las estructuras de poder dentro de las sociedades y entre ellas, así como a las redes y procesos económicos. África fue distribuida a las potencias coloniales de manera que garantizaba su acceso a lagos y ríos. Las sociedades europeas integraron a los pueblos colonizados dentro de sus sociedades como ciudadanos de segunda clase para su propio beneficio económico, naturalizando las prácticas racistas.

La colonialidad del conocimiento privilegió el conocimiento occidental, moderno y académico por encima de otras formas de conocimiento cuyas raíces provienen de experiencias indígenas, afrodescendientes, campesinas, femeninas y populares. El grupo de trabajo intentó generar una conexión con experiencias y movimientos. Esto permitió ver palabras relevantes, por ejemplo, la palabra crisis tiene un significado conceptual muy diferente en distintas culturas.

No obstante, el lenguaje de las alternativas, entendido como instituciones y prácticas postcapitalistas podría hacer invisible otras prácticas que siempre han existido y que siguen sustentando la vida de millones de personas en todo el mundo: "muchas prácticas alternativas contemporáneas relacionadas con el bien común reflejan, reconstruyen o restauran los modos de vida que existían antes de las formas contemporáneas de dominación".

Existen también alternativas en prácticas contemporáneas de los pueblos en el Sur Global muy arraigadas a su historia ancestral y sus medios de subsistencia actuales, pero denigrados como primitivos o atrasados. El conocimiento y el diálogo también tienen que ver con el género y el cuerpo. Todas las personas han participado de manera diferenciada en la producción de conocimiento. El conocimiento siempre tiene que ver con el cuerpo, las personas conocen a través de sus cuerpos y sus formas de ser parte de la sociedad.

El grupo identificó un silencio que debe abordarse en el futuro, se trata de las perspectivas de las personas LGTBQ. Esto quiere decir que los diálogos no tuvieron lugar en un espacio y una comunidad homogéneos. La elección de palabras o elaboración de listas y categorías siempre refleja una geopolítica del conocimiento. El lenguaje, la terminología y la teoría occidentales son aún hegemónicos en muchos análisis de los procesos globales.

El grupo propone llegar y abrir el debate a otras geografías de emancipación en África, Norteamérica y Asia. También hablan de una conciencia crítica sobre las implicaciones de la elección de sus palabras. Las gramáticas modernas, liberales y occidentales de la democracia y derechos humanos pueden verse como gramáticas insuficientes para la autodeterminación y dignidad.

El grupo menciona la importancia de cruzar las fronteras culturales y subvertir o transformar las diferencias coloniales. Ellos también mencionan la necesidad que existe de ver las palabras a través de su integración histórica, reconstruyendo las conversaciones a largo plazo de las que forman parte.

Muchos de los temas que son importantes en la actualidad fueron discutidos hace un siglo por DuBois en la conferencia sobre el panafricanismo o en debates históricos de izquierda. Algunos miembros del grupo creen que los diálogos con otros lenguajes, a través de sus cuerpos, emociones, expresiones artísticas y espiritualidad, son cruciales para su comprensión mutua. Esto con el fin de ir más allá de los límites de su análisis racional y el fortalecimiento de sus relaciones.

Democratizando la democracia

La democracia fue el primer tema central de la discusión colectiva. Las democracias liberales contemporáneas se han distorsionado y debilitado debido a la extrema concentración de riqueza y poder mediático y político en las élites nacionales y mundiales, el surgimiento del populismo de derecha, la captura corporativa del Estado y la intensificación de la criminalización de la disidencia dirigida por el Estado. Las experiencias de cambio social en su mayoría también han generado regímenes autoritarios y por ello el tema de la democracia se vuelve fundamental.

Lecciones de democracia y democratización

Los autores entienden la democracia en su sentido original de autogobierno, de personas que deciden su futuro individual y colectivo. La democracia no es un estado de gobierno, sino un proceso continuo y multidimensional que busca democratizar las relaciones de poder desiguales a través de la acción política, la mejora de las libertades, la justicia y la capacidad de autodeterminación individual y colectiva.

La construcción de una sociedad justa y democrática depende de la transformación de todos los sistemas de dominación mutuamente integrados. Los estudios de caso mostraron las diversas y complejas caras de estas democratizaciones.

Una primera lógica de la democratización es la transformación de las instituciones existentes y sus poderosas tendencias hacia la burocratización y su reproducción de las desigualdades presentes en la sociedad. Un ejemplo de Nabón en Ecuador y otro de Barcelona, muestran que las políticas municipales locales están reivindicando el poder en relación con el Estado central a través de la intensificación de la participación popular, la organización y la movilización. Esto ha generado tensiones.

Otros estudios de caso muestran que la democratización puede darse más allá del ámbito exclusivo del Estado, a través de la construcción de otros procedimientos colectivos o instituciones.

En Grecia, las prácticas de control colectivo sobre la reproducción de la vida surgieron donde el gobierno democrático no cumplía sus promesas. Esto provocó una organización social. En Mendha-Lekha, India se implementaron procesos de toma de decisiones locales para recuperar el poder de manos del Estado. El pueblo adaptó las temporalidades del cambio a necesidades del proceso.

En tercer lugar, la democratización también requiere cambios profundos en las culturas políticas establecidas en todo el mundo. Estos cambios abordan sesgos patriarcales, coloniales, clientelistas y verticalistas. Esto está grabado en instituciones y en formas en que muchas personas entienden e imaginan la política. Un ejemplo de esto es la noción de feminización de la política en Barcelona.

La democratización también se refiere a la redistribución del control sobre los medios de reproducción, por ejemplo, la redistribución del acceso a la tierra y las semillas con el fin de hacer posible la soberanía alimentaria en diferentes escalas. Los estudios de caso muestran que hay formas diferentes de redistribuir que tienen consecuencias significativas para los efectos de democratización o emancipación que producen.

Así, Nabón o Mendha-Lekha muestran que si se opera desde abajo, la redistribución puede ocurrir de manera que difunda el poder y contribuya a la emancipación individual y colectiva. Por tanto, el aspecto de la escala es crucial y debe ser abordad por las luchas.

Condiciones para la democracia y la democratización

Todos los caminos de democratización dependen de las relaciones dinámicas entre las instituciones políticas y la sociedad organizada. La democracia es siempre un resultado neto de que las personas tomen decisiones desde abajo en el contexto de las luchas sociales. Esto hace que surjan nuevas instituciones, pero pronto se infectan de luchas de poder e intereses establecidos. La democracia requiere un proceso constante y consciente de apropiación desde abajo para seguir siendo dinámico y profundo. Los bosquejos de instituciones sólo serán democráticos si se reinventan constantemente.

La última ola de democratización del Estado español comenzó con la ocupación de las plazas (movimiento 15M) que cuestionó el “antiguo régimen” y las prácticas de democracia representativa. Barcelona en Comú es un movimiento que intenta llevar la democracia de base a los espacios de la política institucional “tomándose las instituciones”. El movimiento municipalista ahora que está en el poder, busca implementar estrategias para promover un nuevo ecosistema de movimientos y experimentos institucionales.

En Mendha-Lekha la democratización comenzó a partir de la comprensión de la población de que su debilidad dentro del Estado indio era la consecuencia de la delegación de su toma de decisiones y su poder a niveles superiores y al Estado más distante a través de sus representantes. Su primera lucha fue reapropiarse de la toma de decisiones y establecer sistemas para la generación de conocimiento.

La democracia no es principalmente una cuestión de instituciones, formalidades y elecciones, sino un proceso histórico autodeterminado de construcción y renovación de mejores condiciones para que las personas decidan sobre su propio futuro basadas en relaciones dinámicas entre la sociedad y las instituciones formales.

Algunas precondiciones para la democracia real:

a) La democracia debe entenderse como un proceso continuo de democratización dentro de las comunidades, movimientos, sociedades y Estados, en lugar de una serie de instrumentos técnicos o mecanismos que pueden implementarse.

b) La democracia como autogobierno tiene que abarcar todos los aspectos de la vida, incluidos los temas de género, tareas domésticas, producción, consumo, distribución, reproducción y organización económica.

c) La democracia comienza con el reconocimiento del derecho fundamental a participar en la toma de decisiones sobre los temas que afectan y preocupan a las personas, lo que implica el derecho a participar activamente en espacios informales o formales, institucionales o legales.

d) La democracia requiere el reconocimiento e inclusión de diferentes tipos de conocimiento más allá del canon occidental/científico, así como el acceso a conocimiento, habilidades e información suficientes para la toma de decisiones complejas e informadas.

e) La democracia necesita la creación de foros, mecanismos y procesos significativos para la deliberación y la toma de decisiones, y también formas más creativas. Las formas y prácticas precisas de la democracia se integrarán en las historias, culturas y prácticas locales, y por lo tanto serán profundamente plurales y en muchas sociedades plurinacionales.

f) El reconocimiento de los derechos políticos, el acceso a la información y las capacidades, y el funcionamiento real de foros y procesos democráticos significativos dependen de la conciencia política individual y colectiva de las personas para estas condiciones realizadas activamente por sus sujetos.

g) Es imperativo que el Estado no tenga el poder de institucionalizar ciertas formas de participación “permisible” y de deslegitimar otras, sino que el ámbito de la deliberación sea un espacio animado que esté constantemente en movimiento y determinado por las personas y sus organizaciones.

h) Otra condición importante es la madurez y la sabiduría de los procesos democráticos.

i) El grupo habla de la necesidad de democracia que abarque todas las formas de vida, incluidos los diferentes seres y formas de existencia comúnmente denominadas Naturaleza debido a la crisis ecológica. Algunos usan el término democracia de la tierra para describir la democracia que buscan, en la que se deben considerar todos los derechos, voces y roles de todos los seres en las decisiones sobre el futuro colectivo.

Algunos miembros piensan que la democracia desde abajo y la construcción de alianzas confederacionalistas entre los espacios de autogobierno pueden tener el mayor potencial democrático, construyendo nuevos espacios de toma de decisiones que no estén centrados en la estructura del Estado-nación. Muchos creen que la lucha por la democracia debe librarse dentro de las estructuras nacionales y mundiales existentes. La diversidad de comunidades políticas es crucial para imaginar democracias alternativas.

El grupo es consciente de que las comunidades no deben ser idealizadas y en sí mismas son espacios para la construcción política de justicia, dignidad y democracia. La superación de las prácticas y discursos opresivos implica la construcción de una cultura democrática dentro de esas comunidades, el empoderamiento; así como la organización de sujetos minoritarios y el diálogo entre diferentes comunidades políticas sobre procesos políticos más amplios. La perspectiva sobre la democracia puede ir más allá de las nociones liberales de democracia que han sido hegemónicas desde la Segunda Guerra Mundial.

En el corto plazo podría ser necesario usar y defender las gramáticas e instituciones de la democracia y los derechos humanos en términos liberales, aunque a largo plazo deberán ampliarse o radicalizarse con otras perspectivas sobre autodeterminación y dignidad. Uno de los desafíos cruciales que quedan por delante tiene que ver con las formas institucionales de las democracias radicales y las preguntas formuladas a partir de eso llevarán a reflexionar sobre el papel del Estado.

Refundando y superando el Estado

El Estado ha sido siempre el objeto principal de la teoría política, donde se le ha analizado como un problema y como una solución. La “conquista” del Estado ha sido y sigue siendo para muchos la consigna recurrente de los movimientos de izquierda.

En tiempos revolucionarios, en lugar de ser abolido, el Estado ha sido renovado, rediseñado y reorientado con resultados bastante contradictorios. El Estado fue uno de los temas más controvertidos de la discusión grupal con posiciones que van desde el antiestatismo hasta los argumentos a favor de la reconstrucción de un Estado de Bienestar.

Los movimientos sociales emancipatorios a menudo han encontrado aliados en organismos estatales e individuos que son parte del Estado.

Evaluación del potencial emancipatorio del Estado: algunos ejemplos

Una evaluación seria del potencial emancipador del Estado debe comenzar reconociendo que el Estado constituye un panorama complejo de instituciones interrelacionadas (locales, provinciales o departamentales y nacionales, ejecutivas, legislativas y judiciales, autoridades, sistemas de salud pública y educación, empresas estatales y otros organismos estatales).

El Estado debe entenderse como una articulación de diferentes organismos, métodos, discursos, roles y personas, en diferentes escalas geográficas. Uno de los principales objetivos y funciones del Estado es garantizar condiciones estables para la acumulación de capital, construir nuevos equilibrios antes nuevas situaciones y nuevos desafíos para el poder e intereses corporativos.

Ciertas constelaciones históricas muestras el potencial del Estado para contribuir al cambio positivo. Por ejemplo, en Perú, Colombia y Argentina, los gobiernos locales participaron en la organización de referendos sobre minería que hicieron evidente el rechazo popular de los proyectos mineros en sus territorios y fortalecieron las luchas de base.

Los movimientos feministas y LGTBQ han promovido el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos a nivel nacional. Las políticas de acción afirmativa han abierto la educación y los servicios gubernamentales a los de otra manera excluidos en función de clase, raza/etnia o género.

En Alemania un fuerte movimiento contra la energía nuclear impulsó la creación del Partido Verde, que pasó a participar en los gobiernos de coalición. Las nuevas alianzas entre los parlamentarios, el movimiento de protesta social en marcha y las nuevas empresas de energía alternativa, que combinaron la resistencia, la legislación sobre energías renovables y la experimentación a nivel práctico, tecnológico y local, convergieron en una conciencia cultural mayoritaria sobre la necesidad de un paradigma energético diferente.

Los procesos constitucionales también han permitido la incorporación de nuevos derechos, como derechos de la Naturaleza, en las esferas jurídicas y políticas nacionales. El reciente reconocimiento de los derechos de los ríos en India, Nueva Zelanda y Colombia parece abrir nuevas posibilidades para su protección.

En el plano internacional, el Convenio 1698 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Indígenas proporcionaron a los pueblos indígenas nuevos argumentos para la defensa de sus territorios y culturas. Las nuevas figuras jurídicas pueden ofrecer oportunidades interesantes para políticas emancipadoras.

Estos ejemplos muestran que los Estados y gobiernos locales sí pueden apoyar la innovación de las bases y esfuerzos significativos dirigidos a la sostenibilidad, profundización de la democracia y cumplimiento de los derechos humanos.

Estos ejemplos tienden a reflejar avances aislados en términos de derechos específicos o políticas para determinados grupos, y no procesos integrales de transformación social de toda la sociedad. La evaluación del ciclo de gobiernos progresistas en América Latina permite una comprensión más profunda de los potenciales y limitaciones del Estado como agente de cambio social.

Las fuerzas políticas de izquierda accedieron al gobierno a principios del siglo XXI después de aproximadamente dos décadas de movilizaciones de movimientos sociales en varios países latinoamericanos. La región sufrió una oportunidad única en la que podía elegir un camino alternativo para la integración regional y una separación relativa de la globalización neoliberal, liderada por gobiernos progresistas y respaldada por movimientos sociales fuertes.

Estos gobiernos han sido efectivos para marcar su distancia de la macroeconomía neoliberal, restablecer el poder regulador del Estado y construir un nuevo discurso regional centrado en la soberanía contra la influencia de Estados Unidos mientras profundizan las relaciones y dependencias económicas con China.
Ellos han implementado una redistribución de la renta extractivista mediante una serie de programas sociales que han reducido significativamente la pobreza estadística. No obstante, las estructuras económicas, productivas y de riqueza han permanecido intactas y los ricos se hacen más ricos, mientras los pobres se vuelven un poco menos pobres.

La cultura de consumo y la modernización se han expandido y han dejado huellas en las subjetividades que no habían sido completamente moldeadas por imaginarios capitalistas. Las estructuras lógicas del Estado-nación han demostrado ser muy resistentes a la transformación. La mayoría de los países experimentaron una concentración de poder en el ejecutivo y una reacción negativa respecto de la organización social autónoma.

El ‘Buen vivir’ ha sido rediseñado por las instituciones estatales, transformando sus planes de desarrollo e indicadores en un término sinónimo de “desarrollo”. Los nuevos gobiernos entendieron que el Estado tiene un papel central en los procesos de transformación.

Los gobiernos cayeron en el autoritarismo y la criminalización, mientras veían una amenaza en los movimientos sociales, las ONG y la sociedad organizada como fuerzas autónomas, y creando sus propias organizaciones leales paralelas con el fin de socavar su representatividad.

Implicaciones para la política estatal en el corto plazo

Los ejemplos discutidos sugieren que el Estado puede desempeñar un papel importante en la acción política afirmativa y en la limitación de la destrucción socio-ecológica a acorto plazo. Esto sólo puede suceder si actores de base activos y fuertes empujan a las agencias estatales o incluso a los representantes individuales a asumir su responsabilidad de hacer cumplir los derechos humanos en la práctica.

El nivel local refleja que existen márgenes más amplios para políticas emancipatorias debido a las relaciones directas de las organizaciones de base con los gobiernos locales, y las posibilidades para que éstas ejerzan presión y participen en la política local. Los límites de la transformación a nivel local están configurados por dinámicas nacionales y transnacionales.

La transformación alcanzada por los progresismos dirigidos por el Estado en América Latina se mantuvo muy por debajo de las expectativas de los protagonistas del previo ciclo de luchas sociales. Muchos creen que esto refleja los límites y problemas estructurales de la izquierda neokeynesiana y de la derecha populista.

El Estado moderno ha sido el principal agente de “desarrollo”, creando megaproyectos de infraestructura, industria y extracción de recursos. La intensificación del control del extractivismo en muchos países, especialmente en el Sur Global, pero en los últimos tiempos también en las semiperiferias del Norte Global, conduce a un tipo particular de democracia de baja intensidad.

El control y la distribución de parte de los ingresos que los gobiernos pueden retener conducen a configuraciones estatales fuertemente centralizadas y propensas a la corrupción. El extractivismo promueve el consumo masivo como compensación por otros tipos de necesidades. Los gobiernos nacionales de todo el mundo están bajo el control de la élite.

En la economía global contemporánea, los estados compiten por sitios de inversión en las cadenas de valor económicas globales, y cada vez más las decisiones relacionadas con las sociedades son tomadas por actores extraterritoriales. Los Estados postcoloniales en el Sur Global y algunos en el Norte siguen mostrándose fuertes en términos de apoyar la represión y respaldar los intereses económicos de las élites nacionales, pero débiles en términos de canalizar los intereses, exigencias y agendas de la gente, o de abrir espacios para la autodeterminación.

El Estado-nación liberal moderno podría verse como una construcción histórica particular, configurada por el capitalismo, el colonialismo y las luchas sociales. Muchas de sus fallas son consecuencia del hecho de que el Estado se construyó sobre el sistema capitalista y se basa en este modo de producción. Los derechos sociales contemporáneos se institucionalizaron sobre la base de las conquistas sociales, y las políticas participativas y afirmativas fueron el resultado de luchas sociales. El Estado ha pasado por un proceso de transformación como resultado de una reestructuración neoliberal en las últimas décadas.

Uno de los objetivos del grupo a corto plazo al tratar con el Estado es desprivatizar el poder y desmercantilizar el Estado, promover la transparencia, combatir la corrupción y fortalecer la vigilancia ciudadana del Estado y las acciones corporativas.

Otro problema central con el Estado es su uso de la fuerza y la violencia. Los actores estatales y paraestatales están cada vez más involucrados en la imposición de proyectos extractivos en territorios indígenas y campesinos. En todo el mundo, la policía refuerza las prácticas existentes de discriminación y exclusión. Otra cuestión crucial a corto plazo tiene que ver con la desmilitarización de los Estados y con la desprivatización de su aparato de seguridad.

El grupo detectó una necesidad urgente de reflexionar sobre lo que se entiende por “inclusión social” porque la mayoría de los programas sociales de asistencia monetaria dirigidos por el Estado crean dependencia y paternalismo, y alientan la participación en los mercados y el consumo capitalista en lugar de fortalecer la autonomía y los modos de vida alternativos.

Debido a su abandono y discriminación por parte del Estado, en el pasado muchos pueblos indígenas, comunidades tribales y personas de origen africano u otros grupos marginados han mantenido su solidaridad y capacidad autónoma para organizar la vida cotidiana frente a muchas amenazas.

El Estado de Bienestar

Uno de los debates más intensos de la reunión de los autores se refirió a la relevancia del Estado de Bienestar como un horizonte de transformación y las posibilidades de políticas radicalmente democráticas en el contexto de la crisis del Estado de Bienestar. La experiencia griega muestra un dilema importante porque muchos de los promotores de espacios autónomos en Grecia insisten en que no buscan reemplazar el Estado. Estos esfuerzos exigen que el Estado griego asuma sus responsabilidades para garantizar la inclusión social y que sea un garantizador de derechos.

A partir de aquí se hicieron preguntas como: "¿hasta qué punto pueden nuestros movimientos y luchas resolver los problemas cotidianos concretos de la gente que no puedan hacerlo por sí mismos de manera sostenible? ¿Es realista pensar en una política de cuidados prefigurativa y comunitaria que sustentaría a la sociedad en su conjunto?"

La mayoría de las personas de países del Norte expresaron sus dudas sobre si la estrategia podría involucrar sectores populares, o si terminaría como iniciativas que benefician a la clase media. Mientras, los países del Sur, que nunca han tenido la experiencia de vivir en un Estado de Bienestar integral, impulsan la apuesta al Estado de bienestar gracias a movimientos populares.

En la mayor parte del continente europeo los Estados de Bienestar no fueron iniciados por el Estado, se construyeron desde abajo a través de iniciativas de asistencia social, lucha social y negociaciones colectivas de sindicatos y la sociedad civil. Estas políticas prefigurativas fueron institucionalizadas por el Estado más tarde.

Algunos miembros del grupo argumentan que dado que el Estado de Bienestar es el resultado de la conquista de sus derechos por parte de un pueblo, debe ser defendido. La perspectiva opuesta presente en la reunión fue una crítica del Estado de Bienestar como un proyecto político relevante por varias razones.

El imaginario de Estado de Bienestar ubica la responsabilidad de resolver los problemas de los ciudadanos dentro del Estado. Los programas de bienestar social organizados por el Estado generalmente implementan estándares nacionales modernos que homogeneizan las diferencias culturales y definen las necesidades desde arriba, priorizando el acceso al dinero, los bienes y servicios. Esto convierte la asistencia social del Estado en una forma de despojar a las personas de sus capacidades, habilidades, conocimientos y prácticas de autodeterminación diversas y contextualizadas. La asistencia social del Estado a menudo debilita las resistencias y movimientos locales, ya que crea dependencias y profundiza el clientelismo.

El Estado de Bienestar puede verse más como un instrumento para la salvación del capitalismo en crisis que como un horizonte de transformación. Un análisis histórico muestra que el Estado de Bienestar ha sido una excepción histórica en términos geográficos y cronológicos. Su posibilidad dependía de la división internacional histórica del trabajo y la Naturaleza, a través de la cual los recursos necesarios se transferían al Norte. La viabilidad del Estado de Bienestar fue cuestionada en los debates del grupo. Las condiciones geopolíticas que permitieron su creación han cambiado en las últimas décadas.

El Estado de Bienestar fue posible gracias a:

a) la transferencia masiva de riqueza del Sur a las poblaciones del Norte;

b) la abundancia de energía muy barata;

c) una relación depredadora con la Naturaleza centrada en el crecimiento continuo, en una era en la que no parecía haber límites para su explotación;

d) el hecho de que, mientras los “otros” estuvieran en otra parte (es decir, que los colonizados permanecieran en sus propios países), la reivindicación de los derechos universalizados era posible, ya que se refería solo a unas pocas personas privilegiadas. Tanto la globalización como la migración masiva han cambiado esta situación, ya que muchos “otros” ahora también exigen ser incluidos; y,

e) el desafío del socialismo del bloque soviético y la experiencia de la guerra hicieron necesaria la reforma social en los países capitalistas, a fin de socavar las feroces luchas sociales por un cambio radical en sus propios países.

El Estado de Bienestar ya no es posible en Europa, por lo que se deberían buscar otros caminos para garantizar los derechos sociales en el Sur y en el Norte para que los lleve a una comunión. El diálogo entre estas dos posiciones sobre el Estado de Bienestar permitió el surgimiento de otras perspectivas.

En el corto plazo el Estado será el principal mecanismo de institucionalización, pero a largo plazo se necesitan otras formas que garanticen los elementos de bienestar como una alternativa al Estado centralizador, rígido, burocrático, homogeneizador y paternalista. En el contexto de la financiarización y la automatización, surgen nuevos debates más allá del Estado de Bienestar.

Se plantean nuevas preguntas y se considera necesario ir más allá de la relación histórica entre salarios, derechos y participación. Algunos miembros del grupo consideran la idea de un ingreso básico como una alternativa que vale la pena discutir porque reconoce a los sujetos productivos y solidarios autónomos que no están vinculados a salarios.

Imaginar otras instituciones, articulaciones y autoridades: Política prefigurativa, policentricidad y plurinacionalidad

Los sujetos del cambio social experimentan el poder del Estado como expropiador, represivo, promotor de nuevos límites y procesos de privatización, pero al mismo tiempo son menos vulnerables al poder corporativo, si el Estado regula e interviene a su favor. El Estado puede ser útil para defender los derechos y limitar la destrucción socio-ecológica a corto plazo, sin embargo, el grupo considera que a largo plazo será necesaria una profunda transformación de las instituciones estatales para abordar los desafíos que enfrenta el mundo. El grupo debate sobre cómo la acción política contra la destrucción socio-ecológica a corto plazo puede combinarse con estrategias dirigidas a transformar las instituciones estatales en el proceso.

El grupo propone desmitificar la centralidad del Estado para la transformación multidimensional, una actitud básica que algunos llaman antiestatismo. Ellos rechazan la idea de que el Estado sería el actor más importante del cambio, las tendencias centralizadoras, homogeneizadoras y burocratizantes presentes en las políticas centradas en el Estado y la concentración del poder en todas sus formas.

Una actitud crítica hacia la mistificación del Estado también rechaza la ‘securitización’, la militarización y la criminalización de la disidencia. Ir más allá de la política centrada en el Estado crea visibilidad y apoyo para miles de alternativas en todo el mundo relacionadas con temas como salud, educación, producción y consumo de alimentos.

El término “institución”, por lo tanto, no debe entenderse solo en términos de política estatal. La gente también ha creado instituciones desde abajo para resolver problemas y desafíos a su existencia. La discusión también considera las reglas y procedimientos que las personas y los movimientos sociales crean por sí mismos.

Es necesario ver que las instituciones estatales en sí mismas no están establecidas ni son permanentes, sino que están en un proceso constante de reajuste que refleja las luchas sociales y la influencia de las instituciones autónomas desde abajo. Estas prácticas prefigurativas abren una puerta hacia una sociedad que no depende del Estado-nación moderno para resolver sus problemas y asuntos, y permite imaginar una estrategia desde abajo para el cambio social.

Una perspectiva importante para la transformación del Estado-nación sigue siendo la plurinacionalidad. El grupo observó que la plurinacionalidad evoca una perspectiva de cambio que es relevante para todo el mundo poscolonial. A pesar de la pluriculturalidad de la mayoría de las sociedades, en la mayoría de los casos el Estado está organizado como un Estado-nación monocultural basado en las instituciones y prácticas políticas de una cultura dominante, creando sujetos coloniales y destruyendo prácticas culturales autónomas. La plurinacionalidad es una idea que permite desafiar y subvertir la matriz colonial del poder.

Bolivia y Ecuador tuvieron una imposición de Estados monoculturales, los cuales se impusieron a sociedades pluriculturales a través de un sistema político particular que colonizaba la sociedad. Las reglas, mecanismos y sujetos de participación fueron definidos en términos coloniales.

Los procesos constitucionales en Bolivia y Ecuador decretaron subversión de Estado monocultural colonial a través de acciones destinadas a la construcción de un Estado plurinacional donde la democracia comunitaria y participativa preexistente, pero también la justicia plural, educación, y sistemas de salud, serían reconocidos y convivirían con la democracia representativa y sus instituciones.

Los esfuerzos prácticos de transformación no han tenido éxito. El reconocimiento de la plurinacionalidad abrió espacios locales para la política de maneras distintas. Estos procesos consisten en una experimentación y creatividad continuas, y enfrentan tensiones fundamentales con la economía y el gobierno nacionales, pero mantienen una aspiración hacia la realización de la plurinacionalidad.

Otra pregunta crucial tiene que ver con las escalas y la articulación de alternativas locales. En la India se usa la frase “ampliación de escala” (scaling out) como alternativa al “escalamiento hacia arriba” occidental y corporativo.

Esto implica que los procesos similares y simultáneos buscan extenderse horizontalmente y crear enlaces, lo que a su vez crea mejores oportunidades para efectuar cambios en niveles más altos y más estructurales. La misma idea resuena en el confederacionalismo democrático kurdo y en las perspectivas políticas de los zapatistas.

Tal perspectiva podría redibujar la organización estatal a largo plazo, oponiéndose a las nociones de policentrismo tanto en los Estados-nación centralizados como en las tendencias más (post)modernas hacia la descentralización del Estado. El Estado descentralizado es piramidal y tiene una cima que coordina y concentra el poder, y las instancias regionales y locales que responden al gobierno nacional.

El policentrismo funciona desde un nivel local, agrupando diferentes experiencias locales de alternativas, que incluyen la difusión horizontal y el entretejido. En las sociedades contemporáneas urbanizadas, tecnificadas y globalizadas, las alternativas locales requieren capital para fortalecer sus economías e inclusión; información y tecnología para la sostenibilidad y la comunicación; intercambio y mercados alternativos para sus productos y para responder a sus necesidades.

A través del policentrismo esto se puede hacer de una manera más horizontal y comunitaria, fortaleciendo la resiliencia y la autosuficiencia relativa, y creando relaciones de solidaridad, intercambio mutuo y mercados de una manera más justa y localizada.

Los procesos ascendentes de reestructuración de la sociedad y de tejido de nuevas relaciones cuestionan de forma inevitable los límites impuestos por el proceso de construcción del Estado. Algunos ejemplos llevaron al grupo a mirar más de cerca los sistemas y prácticas de gobernanza biocultural, se trata de darle menos importancia al Estado-nación en los procesos.

El primer paso sería ampliar los espacios de autonomía y determinación y como segundo transformarlo de facto desde abajo cuando el equilibrio de poder haya cambiado en el terreno. En el grupo coexistieron diversas posiciones sobre cómo combinar estrategias de corto y largo plazo orientadas al Estado.

Reinventando a la izquierda

Todas las discusiones anteriores presentan preguntas sobre temas y actores políticos. Históricamente la organización política de izquierda jugó un papel central en la conexión de las luchas y en proporcionarles horizontes utópicos compartidos. Su papel en la política emancipadora se ha vuelto cada vez más ambivalente, debido a sus dificultades para superar la política productivista, “economicista”, centrada en el Estado y en la clase y las prácticas vanguardistas. La izquierda global sigue siendo el principal punto d referencia para la organización y la acción contra el capitalismo en el mundo por lo que su refundación sobre nuevos terrenos parece necesaria para una transformación multidimensional.

¿Qué queda?

El grupo comenzó la reunión reconociendo que cualquier discusión sobre políticas emancipatorias debería ir más allá de la izquierda. Las discusiones revelaron que en los procesos sociales en los que han participado ha habido algún tipo de presencia de organización y discurso de izquierda, y todos han mantenido relaciones con la política de izquierda en sus vidas.

El grupo también observó que hay contextos diferentes en los que surgió la izquierda en muchas partes del mundo. En Grecia todo el espectro de las políticas emancipatorias está relacionado de una manera u otra con las organizaciones políticas de izquierda. En India existe una profunda división entre los movimientos sociales que tienen orientaciones gandhianas y los maoístas de la lucha armada.

El análisis de múltiples procesos locales permite comprender cómo se está reinventando la izquierda en lugares e historias concretas en todo el mundo. La división entre izquierda tradicional y una nueva izquierda ha sido analizada extensamente en el mundo académico y no debe considerarse absoluta.

Las nuevas formaciones de izquierda tienden a tomar en cuenta el análisis de clase y el imperialismo. La izquierda tradicional se ha visto influenciada por el feminismo y luchas indígenas. El debate sobre Venezuela en 2017 muestra cuán real y polarizada está la línea divisoria. Es necesaria una comprensión plural de “la izquierda” para superar el reduccionismo histórico.

Las izquierdas leninistas y maoístas son dominantes particularmente en América Latina, Europa y Asia. La historia política y la teoría de izquierda son mucho más heterogéneas que estas corrientes. La izquierda de todo el mundo se inspiró en las perspectivas de Antonio Gramsci y Rosa Luxemburg, muchas partes de la izquierda no occidental se inspiraron en las interpretaciones del pensamiento marxistas según las realidades locales.

Estas tradiciones subalternizadas han sido mucho más conscientes de los desafíos que plantean los movimientos sociales contemporáneos a la izquierda institucionalizada en torno a género, cultura y etnicidad, poder y desarrollo. Éstas eran más próximas a las perspectivas políticas de autonomía, autodeterminación y comunes que han ganado terreno en la política emancipatoria en las últimas décadas.

La cultura de izquierda que se pretende recuperar puede ser mucho más atractiva que la política basada en identidades, partidos políticos y organizaciones de izquierda rígidos y obtusos. La primera pregunta crucial después de esto sería si la división izquierda/derecha sigue siendo relevante en el mundo contemporáneo. Esta división sigue siendo útil en diferentes contextos y temas, pero en otras cuestiones esta división no es la categoría fundamental de división, e incluso puede crear dificultades para luchas concretas.

Una evaluación de la izquierda

La izquierda ha creado diferentes formas de hacer política con resultados positivos y negativos. Los ejemplos de contribuciones de izquierda a la emancipación muestran que sin discursos y organizaciones de izquierda el mundo estaría peor.

El cooperativismo, el presupuesto participativo y la implicación de los trabajadores se crearon desde abajo como modos alternativos de producción o toma de decisiones. La educación y la comunicación populares proporcionaron a los pueblos de todo el mundo instrumentos e información que les permitieron configurar su futuro o influir en él. La izquierda ha atravesado múltiples crisis hasta ahora. Los partidos de izquierda han moderado significativamente sus discursos y programas, mientras que su militancia e incluso el apoyo electoral han disminuido en las últimas décadas.

Los diferentes elementos de la izquierda organizada han tenido dificultades para conectarse con las culturas políticas emergentes y los procesos relacionados con la autonomía, el horizontalismo y la autoorganización. La crisis histórica de las izquierdas es resultado de diversos factores externos, sin embargo también es resultado de sus propias limitaciones y contradicciones históricas y contemporáneas.

Elementos de la crisis de la izquierda

Teoría política y perspectiva utópica

La izquierda a menudo no ha logrado incorporar todas las dimensiones de dominación en su crítica a la sociedad y las estrategias políticas, manteniendo su agenda original basada en la lucha de clases y antiimperialista.

Ésta no ha desafiado los patrones más profundos de la civilización capitalista. Un horizonte utópico centrado en el Estado y el desarrollo ha mantenido la hegemonía en gran parte del discurso izquierdista. El fracaso en desafiar el marco epistemológico establecido por la modernidad capitalista ha limitado el alcance de la utopía de la izquierda.

Otras dimensiones de la política

La izquierda ha tenido dificultades para comprender e incorporar otras dimensiones del conocimiento. Elementos como la política, la religión, la cultura y la identidad, han sido cruciales para muchos jóvenes, indígenas, mujeres, LGBTIQ y otras luchas.

Alianzas y movimientos sociales

La izquierda ha mantenido a menudo relaciones instrumentales con los movimientos sociales. La izquierda ha tratado de orientar luchas de base hacia la agenda política “real” para el cambio. Algunos temas siguen siendo secundarios a los problemas de la justicia económica.

Cultura política

Dentro de la izquierda, la ideología y la “política de identidad ideológica” centradas en tener la “conciencia política correcta” siguen siendo una realidad abrumadora y divisoria que a menudo absorbe las energías sociales existentes para la transformación efectiva de la realidad sociocultural. Existe una tradición en la izquierda en la que las diferencias se inflan en el interior, mientras que desde el exterior las izquierdas se ven como un bloque homogéneo, pero conflictivo.

Aprendizaje

La izquierda ha tenido grandes dificultades para aprender de sus propias prácticas y de otras luchas durante las últimas décadas. Su enfoque en la captura del Estado ha inspirado una cultura política vanguardista y vertical que tiende a dar respuestas prefabricadas en lugar de plantear nuevas preguntas. Esto ha causado muchos problemas.

Gobernar por una reforma radical

La izquierda a menudo ha tenido éxito en lograr una transformación social y una reforma radical de manera más eficaz cuando se ha encontrado en la oposición y no en el gobierno. Experiencias históricas han demostrado que cuando la izquierda accedió al gobierno el deseo de ser aceptada políticamente como una opción seria condujo al aplazamiento de un cambio más radical. En otros casos la izquierda estaba preparada para ganar las elecciones, pero no para gobernar. Las experiencias más exitosas fueron a nivel local.

Nuevos cimientos en la práctica

La crisis de las izquierdas ha conducido a diferentes procesos relacionados con la reinvención de la política emancipatoria, dentro y más allá de la izquierda. El caso español brinda un interesante ejemplo de esto. Las movilizaciones del 15M no solo rechazaron al gobierno y sus políticas neoliberales, sino que también cuestionaron la izquierda tradicional y su colaboración con la reforma neoliberal. Muchas personas veían a la cultura de izquierda como alienante y los nuevos movimientos eran vistos como más atractivos debido a su horizontalismo, sus prácticas de democracia directa y su dinamismo.

El municipalismo de Barcelona en Comú y otros proyectos surgieron como un intento de llevar esta energía al ámbito de la política institucionalizada y electoral. A nivel nacional, el partido Podemos buscó hablar con la gente más allá de los lenguajes y espacios de la izquierda con un vocabulario diferente, siguiente el ejemplo de movimientos populistas latinoamericanos.

El grupo discute las ventajas y amenazas del “marco postideología” como base para la refundación de la política emancipadora. Los movimientos de base y las nuevas políticas institucionales fueron capaces de crear nuevos lenguajes, identidades y movimientos políticos que atrajeron a mayores proporciones de la población que la base histórica de la izquierda.

Los populismos “izquierdistas” o progresistas (como el partido Podemos en España, el Kirchnerismo en Argentina o la “revolución ciudadana” liderada por Correa en Ecuador), resuenan con los populismos de derecha (como el de Trump en los Estados Unidos, Duterte en Filipinas, Modi en India o Wilders en los Países Bajos).

Ambos tipos de populismos logran movilizar a las multitudes, pero esto no es suficiente para efectuar los cambios que el mundo necesita. Una transformación multidimensional significativa requiere la construcción de una contrapotencia capaz de implementar el cambio.

En muchas partes del mundo, la izquierda sigue siendo la única fuerza que realmente busca confrontar al capitalismo y sus efectos desastrosos de una manera continua y estratégica.

¿Hay una izquierda a futuro?

La discusión sobre la izquierda es parte del debate más amplio sobre qué temas políticos corresponden a las teorías de cambio que el grupo ha presentado. La discusión no lleva al grupo a un nuevo sujeto político privilegiado, homogéneo y único como su representación o vanguardia, en la forma en que el varón de la clase trabajadora lo era para la izquierda.

El grupo vio sujetos políticos múltiples y heterogéneos capaces de conectar diferentes luchas entre sí y actuar en diferentes escenarios al mismo tiempo.

Ellos también vieron que la izquierda se está reinventando en muchos lugares simultáneamente, con base en las historias locales y las condiciones situadas. Estas refundaciones requieren la recuperación de las propias historias plurales de la izquierda y también su participación en el diálogo crítico, los procesos de aprendizaje y las alianzas constructivas con los movimientos emancipadores indígenas, feministas, gandhianos y otros que a menudo han mantenido diferencias con la izquierda.

Algunos elementos para la reivindicación de las izquierdas incluyen:

Cultura política: una ruptura dentro de la izquierda es necesaria en términos de cultura política, ya que los movimientos emergentes se fusionan con otras prácticas políticas. El autoritarismo, las prácticas políticas verticales y la cultura política masculinista deben transformarse y superarse.

Alianzas y movimientos sociales: los principios de izquierda y las ideas centrales del cambio social profundo, la solidaridad, la igualdad y otros, siguen siendo cruciales en el contexto actual y son una base adecuada para participar y relacionarse con luchas y movimientos emancipatorios emergentes.

El apoyo a luchas locales o temáticas concretas puede permitir una reconexión con nuevos movimientos y agendas. La participación en estos movimientos no debe estar motivada por la convicción de que ya se conocen todas las respuestas basadas en un determinado conjunto de herramientas limitadas ideológicamente.

Teoría política y utopismo: las teorías de Marx son aún relevantes como herramienta para el análisis de algunas dimensiones del capitalismo contemporáneo. Han sido, y siguen siendo, actualizadas y complementadas con otros tipos de análisis cultural, ecología política, teoría crítica feminista, antirracismo y descolonialidad.

Se necesita superar el pensamiento eurocéntrico y las teorías y prácticas polarizadoras que refuerzan una visión cartesiana y binaria del mundo. El cambio cultural, la construcción de la autodeterminación y el conocimiento sobre los procesos para extender los comunes deben ser elementos cruciales de una teoría política de izquierda refundada.

Aprendizaje: la izquierda necesita volver a involucrarse con sus propias historias para aprender de ellas y recuperar las diversas izquierdas existentes entre diferentes culturas a través de la construcción de balances históricos con diferentes países o regiones. Los cambios que se buscan son complejos y requieren tiempo y paciencia.

Estos procesos que forman parte de la refundación de la izquierda también presentan dilemas. Existe la necesidad de un diálogo intercultural con respecto a las gramáticas de la transformación social y se discute en qué medida los conceptos y discursos externos a un cierto espacio cultural pueden ser útiles para la política emancipadora dentro de este espacio.

En un sentido general, se podría decir que la recuperación de las historias plurales y locales de la izquierda y el reconocimiento de las luchas sociales más allá de ella son elementos cruciales para el fortalecimiento de una política emancipadora plural.

En segundo lugar, se dice que el diálogo intercultural puede enriquecer las gramáticas y estrategias políticas. El grupo considera que es necesario aprender de los avances de otras culturas y movimientos, a través de la apropiación creativa y la traducción de conceptos externos a los contextos propios.

Es imperativo descolonizar el debate global sobre la emancipación y la transformación social. El grupo cree que vale la pena analizar el mundo y desarrollar agendas y perspectivas utópicas a través de los lentes y las gramáticas que ofrecen las luchas no occidentales.

Solidaridad y reciprocidad global

Los debates abordaron la necesidad de repensar los conceptos y tradiciones de solidaridad e internacionalismo. La solidaridad y las relaciones internacionalistas han sido fundamentales para el pensamiento y la acción izquierdistas a lo largo de la historia. La solidaridad entre los trabajadores y los movimientos de independencia ha sido fundamental para las políticas de emancipación.

La historiografía de la solidaridad es muy eurocéntrica como la historia dominante de la izquierda. En la era de la globalización, los procesos políticos y económicos son cada vez más interdependientes y globales, y la crisis ecológica implica una amenaza global a la humanidad en su conjunto. La transformación multidimensional y las estrategias para el cambio social también deben ser más globales que nunca.

Los términos Norte Global y Sur Global son obviamente una simplificación. El modo de vida imperial ya se ha extendido desde los centros capitalistas clásicos hasta las élites y las clases medias de las llamadas economías emergentes y también muchos de los llamados países en desarrollo. La exclusión social, la pobreza e incluso los efectos del extractivismo también están presentes en los países del Norte Global.

A inicios de los años 2000, el Foro Social Mundial (FSM) y su eslogan “otro mundo es posible” surgieron como un espacio único para la solidaridad y la creación de redes entre diferentes luchas y geografías. El FSM cuestionó las prácticas internacionalistas tradicionales, que a menudo estaban conformadas por organizaciones jerárquicas y políticas centradas en la clase.

Últimamente el FSM ha perdido su dinamismo y centralidad en los movimientos sociales internacionales. Las razones incluyen el problema de que no produjo acciones o acuerdos suficientes, que no logró mantenerse independiente de su funcionalización por parte de los gobiernos de izquierda en América Latina, y que se convirtió en un espacio más para una élite activista transnacional con poca participación de base.

Ayuda y cooperación

La reorganización de las relaciones internacionales a lo largo de la línea divisoria entre desarrollo y subdesarrollo que reemplazó a la antigua cosmovisión colonial de mundos civilizados y no civilizados ha dado forma a un sentido hegemónico de solidaridad en torno a la ayuda y la cooperación desde la Segunda Guerra Mundial.

Otros proyectos también fueron dirigidos a la ayuda humanitaria en contextos de hambre o desastres naturales. Existe una amplia gama de prácticas y perspectivas políticas dentro del sector de la cooperación para el desarrollo, se incluye la cooperación tecnocrática a través de agencias estatales e instituciones internacionales, una cierta cooperación técnica de la sociedad civil que se ha concentrado en la modernización de la agricultura y la introducción de modos de producción capitalistas en el mundo postcolonial.

Otros aspectos del sector han ido mucho más lejos en la construcción de una verdadera solidaridad política con procesos revolucionarios en el Sur Global. Estos procesos fueron apoyados a través del financiamiento estatal, así como por donaciones directas de sus grupos sociales en el Norte Global, estas organizaciones buscaron ampliar los límites de lo que la “cooperación para el desarrollo” les permitía hacer.

En el contexto de la financiarización económica y de la crisis de la deuda externa de muchos países del sur en la década de 1980, se produjo un cambio estructural. Muchos procesos, incluso los relacionados con los movimientos sociales y la resistencia, comenzaron a girar en torno al dinero de los donantes. Esto llevó a la transformación de muchos movimientos sociales en grupos de ONG temáticas, que luego compitieron entre sí por fondos.

Esas ONG proporcionaron empleo formal a los activistas, pero también se hicieron cada vez más dependientes de los donantes, más estructuradas verticalmente y más burocratizadas por “lógicas de proyectos”. En las últimas décadas se han visto nuevas tendencias hacia la homogeneización del diverso mundo de las ONG internacionales y los esquemas de cooperación para el desarrollo dentro de un marco neoliberal y tecnocrático.

La visión de “desarrollo” se reforzó como la perspectiva política dominante para las sociedades del Sur Global al aplicar recetas y estrategias predeterminadas, a menudo impulsadas por tendencias internacionales en lugar de las agendas y perspectivas contextualizadas de los movimientos de base.

Las agencias donantes con sus propias agendas reproducían las relaciones asimétricas entre las sociedades civiles del Norte Global y del Sur Global, siguiendo los patrones de la geopolítica colonial. Estos patrones también se pueden encontrar dentro del Sur Global. En el sector de la asistencia, esto fue aún más problemático a medida que enormes flujos de efectivo se movían a través de las agendas e instituciones del Norte Global.

El grupo propone un ángulo enfáticamente crítico que cuestiona la cooperación internacional desde una perspectiva de solidaridad emancipadora o incluso de reciprocidad, y distingue entre cooperación para el desarrollo y solidaridad política.

Las relaciones enmarcadas a través de la cooperación para el desarrollo deben transformarse, superando las relaciones paternalistas y las perspectivas que insisten en la necesidad de que el Norte Global “ayude” al Sur Global. Se deben construir alianzas horizontales y recíprocas entre los actores y las agendas para un cambio social en el Norte y el Sur, y de esta manera promover la transformación estructural en todo el mundo.

Las comunidades y organizaciones de base deben ser los actores centrales en la definición de la estrategia, incorporando, cuando sea posible, gobiernos locales y universidades, en lugar de instituciones internacionales que imponen métodos tecnocráticos.

Campañas y redes

Las numerosas campañas y redes internacionales relacionadas con casos o asuntos concretos constituyen un segundo grupo de actores solidarios e internacionalistas. Los activistas nigerianos necesitaban contrapartes holandesas e inglesas para implementar estrategias legales contra las compañías que afectaban sus medios de subsistencia en su país de origen.

Las luchas contra el apartheid permitieron la construcción de colaboraciones duraderas, mientras que se construyeron alianzas alrededor de las cadenas de valor de producción global. Aquí, se han construido solidaridades entre personas y organizaciones muy diferentes en torno a objetivos compartidos.

Los lenguajes y las perspectivas estratégicas que emanan del Norte Global a menudo siguen siendo dominantes. Campañas globales más grandes y más visibles cuyos intereses pueden entrar en conflicto con las necesidades de los procesos de base pueden apropiarse de las luchas. Dentro de las redes ambientalistas se han dado luchas para incluir los lenguajes y perspectivas del Sur Global.

Con ello surgieron otras redes basadas en la cooperación Sur-Sur para superar las limitaciones del liderazgo del Norte Global. La capacidad de producir conocimiento de manera autónoma e independiente como base para la acción política, y para entablar un diálogo real entre diferentes tipos de conocimiento, es crucial para la solidaridad real y el internacionalismo.

Conectando nuestras prácticas y luchas

La solidaridad como parte de la política emancipadora requiere la revisión de prácticas cotidianas en los lugares donde viven las personas. Una reducción en el consumo, en la materia que se transporta a través del planeta y en la energía que requieren las personas, es obligatoria. Los costos sociales y ecológicos que están inscritos en un determinado producto que ha pasado por una cadena de producción global son invisibles para el consumidor. Los hábitos cotidianos, rutinas y decisiones en gran medida tienen efectos en cualquier otra parte del mundo. La ética del cambio social que obliga a reflexionar sobre las prácticas y a encontrar formas individuales y colectivas para cambiar nuestra reproducción de patrones de dominación es una dimensión crucial del internacionalismo actual.

En el contexto de una economía globalizada las luchas son más interdependientes que nunca. La transformación en el Sur global a menudo depende de una transformación social efectiva en el Norte, y viceversa. En el Norte Global, a menudo ha sido más fácil o más satisfactorio apoyar las luchas de otros en lugares lejanos en el Sur Global que comprometerse o promover luchas emancipatorias en casa.

Esta idealización de las luchas en el Sur pudo haber permitido solidaridades no críticas. Los principales problemas y desafíos para la sociedad humana contemporánea pueden estar integrados en las diferencias geopolíticas y coloniales, pero también están muy enraizados en la interdependencia global.

La extrema concentración de poder y riqueza en el mundo, o las consecuencias de la destrucción ecológica y el cambio climático, son fenómenos globales enraizados en los procesos globales. Marcos conceptuales como el ‘modo de vida imperialista’, el pensamiento de transición y el movimiento de Decrecimiento podrían permitir hacer una revisión de los roles propios, lugar y responsabilidades en los procesos globales.

La solidaridad real requiere un compromiso con la transformación social en las sociedades, no solo para actuar sobre la estructura del sistema mundial actual, sino también como una base para fortalecer las alianzas y la solidaridad de manera horizontal entre las luchas en todo el mundo.

Solidaridades sorprendentes: sur-sur, sur-norte, translocal y traducción

Muchas otras formas de manera invisible e incluso inesperada se están presentando. La aparición simultánea de fenómenos políticos, idiomas y culturas debe explicarse a través del viaje de ideas y estrategias por medio del mundo digital, de encuentros personales, viajes y lectura.

En los últimos años, los discursos y las prácticas del horizontalismo, el cuestionamiento de la democracia representativa tradicional, así como la organización de la izquierda, surgieron de Senegal a Estados Unidos y de Perú a Filipinas. Hoy en día, se están llevando a cabo solidaridades entre procesos locales, sin la interferencia de movimientos nacionales, ONG o instituciones internacionales.

Los internacionalismos sur-sur siguen siendo difíciles de sostener e incluso se complican logísticamente por la escasez de rutas aéreas que conecten las partes distantes del sur. También se ha dado solidaridad sur-norte, como cuando las organizaciones indígenas latinoamericanas expresaron su solidaridad con la lucha de Standing Rock en Estados Unidos, o con el apoyo de los gobiernos de Venezuela, Brasil y China para el movimiento afroamericano. Venezuela incluso abrió una misión diplomática en Nueva Orleans para estar en contacto directo con los movimientos sociales afroamericanos. Esta diversificación de solidaridades lleva a cuestiones de traducción y aprendizaje.

La tensión entre la idea no occidental de la Naturaleza dotada de representación y su consagración dentro del discurso occidental de los derechos sigue existiendo. Esto significa que nunca se pierde nada en la traducción porque no hay nada que perder, no hay significados fijos en sociedades separadas que esperan perderse cuando se transportan a través de las fronteras. Los significados se crean en la traducción misma.

La pregunta es en qué consiste la política de ese proceso de traducción. La “comprensión completa” de los demás no es un objetivo inteligible del diálogo. Los entendimientos se crean continuamente en encuentros, no se transmiten desde “culturas” o “identidades” fijas. Esto subraya la importancia emancipadora de prestar más atención de la que los movimientos sociales prestan al lento proceso mediante el cual las luchas concretas aprenden sobre otros y sobre sí mismos a través de encuentros mutuos y la traducción mutua.

Reinventando los internacionalismos

El internacionalismo emancipador nos exige superar la lógica de ayuda y cooperación centrada en el dinero, impulsada por donantes, tecnocracia, burocracia y paternalismo. También exige superar las tendencias y fórmulas que adoptan las instituciones internacionales. Las muy relevantes perspectivas políticas como Buen Vivir o Estado Plurinacional no son bien conocidas en África o Asia, y los latinoamericanos saben poco sobre las luchas en esos continentes. La desigualdad también existe dentro de los procesos de intercambio y solidaridad.

Ha surgido una especie de élite transnacional que asiste a las conferencias y monopoliza el diálogo y la representación internacionales.

Esta política de representación refleja diferencias de clase o estatus dentro de las luchas que no se discuten abiertamente. La solidaridad no crítica o incondicional es más dañina que útil, ya que refuerza las evoluciones negativas dentro de los procesos. Un enfoque binario crea obstáculos para los procesos de transformación en otros lugares.

Esto confirma la imagen de la izquierda como hipócrita y autoritaria, lo que lleva a un tipo de inmunidad contra el socialismo y cualquier otro tipo de política progresista en gran parte de la población. La reinvención del internacionalismo y la solidaridad se lleva a cabo en la práctica, por ejemplo, a través de solidaridades translocales entre luchas basadas en el territorio.

Esta reinvención debe entenderse a través de nociones de internacionalismo que van más allá de entendimientos binarios simplistas del Sur Global y el Norte Global como entidades homogéneas y separadas. El lenguaje de las solidaridades interculturales o entre movimientos parece sugerir que estas son interacciones entre dos bloques o entidades relativamente fijas, mientras que hablar sobre lo local y lo global sugiere la idea de escalas separadas.

El mundo real es mucho más complejo e interdependiente. Muchos fenómenos son locales y globales al mismo tiempo. Solidaridad significa construir luchas propias juntas, en reciprocidad, como parte de una lucha común.

Solidaridad es vista en términos de compartir, cuidar y aprender entre las luchas, en lugar de dar y recibir. Todas las luchas necesitan apoyo donde sea que tengan lugar. Esto también implica que la colaboración y la cooperación deben construirse desde abajo a través de compromisos a largo plazo.

Finalmente se ven los grandes desafíos para el internacionalismo y la solidaridad como consecuencias de los procesos expansivos de vigilancia, ‘securitización’ y criminalización que amenazan a los activistas en sus propios contextos y buscan deslegitimar y atacar la solidaridad en sí misma.

Ideas finales sobre estrategia

El texto termina con una reflexión final sobre las estrategias. El grupo expuso cómo la transformación multidimensional radical es imprescindible para asegurar un futuro justo y democrático para la humanidad. Las condiciones previas para tal cambio son muy difíciles.

El poder y los recursos se concentran más que nunca en las élites y los grupos económicos globales, y los imaginarios colectivos de desarrollo, consumismo e individualismo están profundamente arraigados en las subjetividades de la mayoría de la población mundial.

El militarismo, la difusión de la tecnología corporativa y los medios de comunicación son factores facilitadores de estas condicionalidades negativas. Diferentes lógicas de lucha y políticas emancipatorias están ocurriendo en todo el mundo.

Al menos, seis diferentes lógicas de lucha están presentes

a) políticas prefigurativas a nivel local, en las que las poblaciones construyen o defienden la autodeterminación de manera autónoma;

b) múltiples movimientos sociales que buscan cambios culturales y políticos a través de diferentes estrategias, incluida la movilización, como es el caso de los movimientos feministas, LGBTIQ, ambientalistas, antirracistas e indígenas;

c) la apropiación y transformación de algunas partes del Estado a través de procesos de mayor actividad comunitaria desde abajo;

d) partidos políticos, movimientos e instrumentos que buscan cambiar la sociedad a través de la captura del Estado o la participación en el proceso político institucional. Estos procesos tienden a enfocarse en el nivel nacional y no necesariamente cuestionan la realidad del Estado. Sin embargo, pueden ayudar a promover procesos de constitucionalismo transformador cuando las relaciones de poder social existentes lo permitan;

e) redes, campañas y movimientos de alterglobalización que buscan influir y transformar las políticas de la globalización;

f) se debe recordar que lo privado también es político, y que las propias prácticas personales de consumo, de construir relaciones y criar hijos, de relacionarnos unos con otros y con la Naturaleza, tiene mucha importancia. La transformación debe apuntar a la dimensión cultural de las subjetividades moldeadas por la civilización capitalista moderna, incluidos los deseos, los hábitos y las rutinas.

La discusión mostró que a pesar de las diferencias en las posturas del grupo hacia estas diferentes estrategias, todos están de acuerdo en que el momento histórico actual supone diferentes temporalidades de transformación que se cubren mejor con estrategias políticas diferentes y, a fin de cuentas complementarias.

En el corto plazo, existe la necesidad de detener los procesos ecológicos, políticos y sociales acelerados de destrucción y despojo, a través de luchas defensivas que también protejan las conquistas de los movimientos sociales de ciclos anteriores de lucha. Los espacios de autonomía, autoorganización y la extensión de los comunes deben defenderse activamente, ya que son las bases para un cambio más profundo.

Se requieren fuertes movimientos sociales de resistencia en todos los niveles, local, regional, nacional, continental y global, y tales luchas requerirán una multitud de estrategias, incluida la política de los movimientos políticos de izquierda o los partidos que disputan las condiciones legales e institucionales para la transformación en el marco del Estado.

En el contexto del populismo de derecha y una ofensiva conservadora se tienen que defender los lenguajes e instituciones liberales de democracia representativa, ambientalismo y derechos humanos, así como el derecho a la disidencia en sí mismo. La solidaridad es crucial para la protección de los defensores de los territorios, el medio ambiente y los derechos humanos ante la vigilancia extendida.

Esta transformación multidimensional a largo plazo requerirá otras luchas políticas ofensivas capaces de crear nuevas formas de ser y de conciencia, nuevas instituciones, nuevos modos de producción, prácticas de distribución y hábitos de consumo.

El imaginario político requerido debe ir mucho más allá de las realidades del Estado-nación, el lenguaje de los derechos humanos y los procesos y prácticas actuales de producción, consumo y distribución para poder responder plenamente a la crisis civilizatoria y ecológica a la que nos enfrentamos. Una sociedad tan radicalmente diferente ya está naciendo e incluso practicándose históricamente en numerosos procesos locales de política prefigurativa. Una tarea importante es reconocer estos procesos como valiosos, hacerlos visibles entre sí y conectarlos.

La construcción del poder popular a través de la preservación de los comunes existentes o mediante la creación de nuevos, emerge como un camino hacia la profundización de la democracia y la autodeterminación, así como la transformación de las relaciones con la Naturaleza, y al desmantelamiento del patriarcado y la descolonización.

Las perspectivas políticas de la plurinacionalidad, el policentrismo, el Buen Vivir o la biodemocracia y sus prácticas concretas permiten la posibilidad de superar las limitaciones del pensamiento político liberal moderno y marxista eurocéntrico. El último ciclo de luchas muestra que mantener diferentes lógicas, escalas y culturas de lucha simultáneamente es muy difícil y necesario para un cambio social radical.

Los movimientos de protesta radical que carecen de procesos para construir alternativas en términos de (re)producción, (re)distribución y consumo se volverán reaccionarios o dogmáticos. El autogobierno rural local y la producción alternativa no podrán detener la destrucción ecológica sin una transformación hacia la sostenibilidad en contextos urbanos y sin marcos habilitadores que deban crearse a otras escalas. Las iniciativas de transición y las alternativas locales que carecen de articulación y horizontes políticos más amplios fácilmente se vuelven egocéntricas, aisladas y marginales.

El grupo vio la importancia del control social y de la propiedad de la tecnología. La combinación de la urgencia de la resistencia radical con el lento ritmo de la transformación cultural profunda, sigue siendo un gran desafío. La transformación de los métodos y de las redes de producción, distribución e intercambio es aún un tema central.

Varios elementos de la transformación económica son claros; incluyen el fortalecimiento de las redes locales de producción y consumo, la promoción de economías circulares, la promoción de productos sostenibles y la desfinanciarización de las economías.

Los tipos de alianzas que se necesitan son aquellas que conectan las resistencias y la construcción de alternativas, sobre la base de principios compartidos que inspiran prácticas localizadas. Se necesitan alineamientos horizontales entre las alternativas locales y alineamientos verticales con el nivel nacional e internacional que puedan ayudar a que estas luchas sean exitosas o sostenibles. Todo esto requiere la capacidad de reinventar la política como se conoce, y de encontrar nuevas formas de trabajar juntos: entre pueblos, movimientos, luchas y formas de hacer política.

Datos cruciales: 

1) En Nabón la visión indígena del Buen Vivir se ha introducido en un modo de gobierno local practicado por comunidades y asociaciones con el apoyo del gobierno local liderado durante cuatro períodos sucesivos de gobierno por dos alcaldesas del movimiento indígena e intercultural Pachakutik, como se describe en el capítulo sobre Nabón.

2) Más de 200 ciudades de todo el mundo han recuperado el control municipal sobre los servicios públicos, como resultado de luchas concretas y campañas contra la privatización de los movimientos sociales.

3) El cambio cultural ocurrido en Alemania generó nuevos efectos en las políticas públicas y en el modelo económico, lo que llevó a que 30% de la energía producida en el país hoy sea renovable.

4) En Colombia, la Corte Constitucional ha sido muy importante en la defensa de los derechos humanos y la democracia. Entre sus decisiones importantes se encuentran la anulación de las llamadas Áreas Estratégicas de Minería en 20 departamentos del país y el reconocimiento del derecho de los gobiernos locales a rechazar proyectos mineros a través de referendos, incluso si estos son apoyados por el gobierno nacional.

5) Dos países han enfrentado el tema del Estado-nación en América Latina (Bolivia y Ecuador).

Nexo con el tema que estudiamos: 

Ante la destrucción del ambiente, las personas deben pensar en maneras de combatir los cambios climáticos para además adaptarse a ellos. Es necesario comprender que la crisis civilizatoria y la económica están relacionadas a temas sociales, políticos, económicos, y por supuesto ambientales; es por ello que el grupo realizó análisis muy especiales de estudios de caso para poder demostrar que la destrucción del ambiente tiene distintas causas y por ende sus soluciones deben ser diversas. El trabajo también demostró que las empresas transnacionales juegan un papel muy importante en estos procesos por las acciones muchas veces antiéticas y poco responsables que llevan a cabo en distintos territorios del mundo.